La
insoportable pesadez del Estado,
por
Fernando Villegas.
A
propósito del
paro del Registro Civil, evento de 39 días de duración que dejó
una estela de miles de ciudadanos enfurecidos y al Fisco con los
pantalones en los tobillos aunque blandiendo sumarios de opereta, los
cuales, sin duda, dormirán por los siglos de los siglos en cajones
Ministeriales sin producir ningún efecto Jurídico o administrativo,
inevitable es recordar a Thomas Hobbes, quien bautizó al Estado con
la atemorizadora expresión “Leviatán”. Examinándolo en
su naturaleza determinó ser éste el modo como la raza humana evita
la guerra de todos contra todos, pero tal vez Hobbes, quien escribió
ese libro 364 años antes del paro, no consideró cómo, en sustituto
de dicha guerra universal, el Estado así parido suele iniciar -y
jamás terminar- una “civis belli” de su propia autoría contra
la billetera y la paciencia de sus supuestos beneficiados.
Es
una guerra solapada dirigida contra adversarios inermes, los
mismísimos signatarios del “contrato social”. Y es muy antigua.
Apenas recibió su partida de nacimiento con ese metafórico
contrato, de inmediato el Estado, todavía en su infancia en la forma
de jefaturas tribales, ya comenzó a imponer un precio de cuantía a
menudo superior a una guerra y además, a diferencia de éstas, sin
fecha de vencimiento. Dicho afán ha continuado en formas más y
más sofisticadas como las ciudades-Estado, monarquías, imperios y
repúblicas, pero nunca ha dejado de volcar sobre los hombros del
ciudadano o súbdito la carga constituida por un frondoso y siempre
creciente aparato de leyes y normas, exigencias tributarias que nunca
aflojan y a veces también una masa asfixiante de consignas morales,
ideológicas y culturales de la más excelsa mediocridad. En breve,
el Estado hace y siempre ha hecho gala de una incansable vocación
por regir toda laya de comportamientos según lo estime el capricho
de los burócratas y políticos de turno y su peculiar idea del “bien
común”.
Para
cumplir con esa misión el Estado hace uso de una burocracia. Esta es
un cuerpo omnímodo, omnívoro, dotado de sorprendentes capacidades
de autogeneración con características de cáncer pero que, a
diferencia del mal, no muere con el paciente sino vive de su
paciencia. Presentándose
ante el pasmado y agobiado ciudadano con una majestuosa fachada de
grandes edificios, innumerables oficinistas, hordas de delegados,
regimientos de asesores, Ministros y ascensoristas, esta inmensa
máquina presuntamente no tiene otro propósito que darle un
“servicio” a la comunidad, pero en la práctica encierra a sus
víctimas en un laberinto de trámites a los cuales sólo puede
aligerar la negligencia estilística que caracteriza sus operaciones
y/o, en subsidio, la probabilidad de aceitar a tiempo suficientes
manos. En resumen el Estado mucho más abruma que facilita, mucho más
obstaculiza que promueve y bastante más jode que apoya. Todo eso,
además, imponiendo una insoportable carga financiera.
Esto
último, en ocasiones, llega a tal extremo que los “beneficiarios”
terminan llevando a cabo -o pretendiendo hacerlo- una secesión
ciudadana. Hoy mismo, en los Estados Unidos, hay grupos de ciudadanos
-que la sin igual pedantería de intelectuales y comunicadores de
Nueva York y Washington tildan de “fascistas” o “red neck”-
deseosos de dejar de pagar sus “taxes” y evitar como la peste la
intromisión de funcionarios públicos en sus asuntos locales. En la
antigüedad clásica innumerables propietarios rurales se refugiaron
con los bárbaros o se convirtieron en monjes para huir de los
insaciables funcionarios de impuestos del Estado Romano tardío. En
las feroces revueltas campesinas de la Francia medieval lo primero
que hacían los amotinados era quemar los registros donde se
señalaban los servicios y gabelas que debían al “seigneur”. Los
abusos e incompetencia de la nomenclatura y burocracia soviética,
cuya pésima gestión hizo caer en pedazos a la URSS, eran motivo de
magníficos chistes de humor negro. La lista no tiene fin.
En
Chile…
Aunque
Chile no es ni de cerca el país con el mayor peso funcionario
Estatal de Sudamérica -Argentina y Brasil tienen el récord-, no
por eso deja de ser entidad excesiva y hasta fastidiosamente presente
y no pocas veces obstaculizadora del progreso. Quizás
no tenga el más alto número de funcionarios, pero sí de funciones.
Dudoso haya en toda la galaxia un Estado con mayor cantidad de
instancias administrativas para hacerse cargo de tareas que a menudo
son tan sólo denominaciones de fantasía. El sólo número de
“institutos” -de los jóvenes, de los niños, los adultos, los
ancianos, los alienígenas, etc.- que se afana en propósitos que
lindan con la metafísica o más bien la pura semántica resulta
sorprendente. En Chile hay códigos para casi cada situación,
problema o ansiedad nacional y casi ninguna deja de tener su debido
correlato burocrático, hoy normalmente a cargo de damas. A
la señora Bachelet parece gustarle Presidir una suerte de
matriarcado Estatal revolucionario.
Esta
multiplicidad de funciones no equivale a una multiplicación de la
eficacia. La aparición de un nuevo problema no siempre se encara
mejor con un nuevo organismo. Las empresas privadas también caen en
ese pecado, pero siendo medidas por el libro de contabilidad,
periódica o al menos intermitentemente se operan de los excesos. No
ocurre con el Estado. Cada sucesivo Gobierno mantiene casi todo el
aparato y agrega nuevas capas de reparticiones y funcionarios. En
buena medida en Chile funciona como agencia de empleo para militantes
y dirigentes desde primera a cuarta línea, en caja registradora de
votos, en promesa o esperanza de preservarse en el poder.
“Bien
común”.
En
cuanto al “bien común”, de cuya gestión el Estado se hace cargo
y lo legitimaría, se trata de un concepto de discutible predicado.
Hay un mínimo común denominador de conveniencia universal, pero a
veces tan mínimo y casi siempre tan variable en su definición que
con dificultades tiene derecho a una sólida existencia. Su ámbito
se amplía o encoge a gusto del consumidor. Para las izquierdas
coincide con la totalidad de la vida social y eso amerita más Estado
para garantizarlo; para las derechas es enojoso obstáculo para
sus emprendimientos y quisieran reducirlo a la sola función de
dirigir el tránsito. Asimismo
para las huestes de izquierda el Estado es un modo de vida, muy
probablemente donde inician sus vidas laborales, el territorio de sus
fantasías transformadoras, el instrumento del progreso de la
humanidad y de sus carreras;
para las gentes de derecha, cuyas vidas se confunden casi enteramente
con lo privado, el Estado es ajeno y enemigo, succionador voraz de
sus recursos, policía atisbándolos por encima del hombro y panal de
burócratas de mediano calibre.
Aurea
mediocritas.
¿Cuál
es la versión correcta? Ninguna. Los tiempos y los intereses
deciden. Quizás el nostálgico anhelo del poeta romano Horacio
de alcanzar la “dorada medianía” -entendiendo medianía no como
vulgaridad mental, sino como el sabio camino que elude los excesos-
sea un imposible. Supone demasiada racionalidad, demasiado sentido
común, demasiado desapego y muy poca narrativa épica del gusto de
grandes y chicos. Así es como pasamos, entonces, de un extremo a
otro. Durante
la era pinochetista cientos de empleados públicos fueron convertidos
en taxistas; durante la nueva república y en especial ahora, con el
camerino Bachelet, infinidad de taxistas se han convertido en
”servidores públicos”.
“Más Estado” en educación, salud, previsión, deporte, cultura,
aguas, vientos, mareas y medioambiente es la consigna. Eso
equivale a más empleados públicos bajo la batuta del incombustible
señor De la Puente, más decretos para regular la calidad del
aire y la aspiración de marihuana y paros aún más traumáticos
debido a “sueldos de hambre” que son de entre los mejores de
Chile. Equivale,
en suma, a preservar a miles de oficinistas intercambiando papeles de
un escritorio a otro en escenografía antediluviana propia de los
monarcas cretinos del siglo XVIII español.
¿En
qué quedaron la Internet y el Chile Digital?
Neblina
Diplomática,
por
Hernán Felipe Errázuriz.
Las
relaciones con los vecinos son patéticas y, a futuro, prometedoras,
con los cambios Presidenciales que se avecinan en Argentina y en
Perú.
Con Perú llegamos al congelamiento, probablemente, hasta el año próximo, cuando el Presidente Humala deje su cargo. Humala recurrió al nacionalismo "patriótico". Decepcionado por el fallo de La Haya, que mantuvo el paralelo que atraviesa el Hito Nº 1 para la delimitación marítima: desaprovechó esa sentencia para iniciar una nueva etapa en las relaciones con Chile. Desde entonces ha tolerado o potenciado desencuentros: los Embajadores han regresado a su países, sine die, para no exponerse a ser declarados non gratos. Humala inició la escalada pretextando un espionaje. Luego deshonró el compromiso de ajustar su Legislación al fallo de la Corte; toleró la imprudencia de su Embajador, que abusó, en La Moneda, de una invitación de la Presidente Bachelet. Más adelante consintió que soldados bajo su comando, desafiantes, se hicieran presentes en el Hito de marras. Poco antes exacerbó la disputa por un arenal de no más de tres hectáreas, accesible solo por el mar chileno, aprobando una Ley que pretende incorporarlo a un nuevo Distrito de Tacna. No le interesan a Humala las relaciones bilaterales para el bienestar de ambos pueblos, con un comercio e inversiones conjuntas duplicadas y sin precedentes y con inéditas posibilidades de integración provenientes de las coincidencias en el libre comercio, en la Alianza del Pacífico, el TPP y en las migraciones.
Con la Presidente Fernández de Kirchner no nos ha ido mejor. Consecuente de otro nacionalismo, de corte populista-proteccionista, hemos sido arrastrados por su soberbia, Estatismo y por el desajuste económico que golpea a su pueblo: durante su mandato se han congelado las inversiones chilenas en Argentina y el intercambio comercial se ha reducido en un tercio.
No todo el deterioro Diplomático es culpa de Humala y de la Señora K. Hemos contribuido con la candidez y la confianza excesiva, sabiendo que ninguno de los dos Presidentes valora la Diplomacia. Nunca aprovechamos del abultado superávit comercial que favorece a Argentina para negociar las barreras cambiarias y arancelarias que perjudican a nuestros exportadores e inversionistas. Por reclamos peruanos retiramos los infantes de marina y abandonamos la estación satelital y la caseta de vigilancia en las inmediaciones del Hito Nº 1. Luego omitimos la mención de ese punto en la Ley Región de Arica y Parinacota. Desde entonces, prescindiendo de las Fuerzas Armadas, subsiste un débil control en la frontera norte, solo a cargo de Carabineros: dos de ellos han sido asesinados en manos de delincuentes, en esa zona, este año. Mientras tanto, florecen el narcotráfico, el contrabando y el ingreso ilegal fronterizo.
Nuevos vientos amistosos podrían venir con nuevos Mandatarios en el vecindario. Quien sea elegido será mejor que los actuales.
¿Crucero,
estanflación o despegue?,
por
Gonzalo Sanhueza.
DURANTE esta
época del año, ya todos empiezan a pensar en el año siguiente.
Así, durante mis presentaciones, se vuelven cada vez más frecuentes
preguntas respecto de cuáles son los escenarios económicos que
estamos viendo para 2016, especialmente en el caso de los directorios
en que me toca participar. Sin embargo, este año el interés parece
haberse acrecentando, y lamentablemente el pesimismo parece
haberse instalado. Y es que nuestros empresarios sienten que siguen
habiendo demasiados temas sin zanjar, lo que dificulta su
empoderamiento y la toma de decisiones.
En
el plano interno, les preocupan la reforma laboral, las
modificaciones a la reforma tributaria, y diversas Legislaciones
sectoriales que sólo aumentan los niveles de incertidumbre. En el
escenario externo, en tanto, les sigue preocupando el empobrecimiento
del país respecto de sus expectativas, con un precio
del cobre por debajo de los costos de producción,
y un crecimiento proyectado para el mediano plazo significativamente
más bajo que antes. Lo que más pareciera alarmarles, no obstante,
es el diagnóstico de una parte de nuestra clase política, que no
estaría visualizando este cambio de escenario, y todavía creería
posible seguir avanzando en el cumplimiento de objetivos que hoy día
resultan inalcanzables.
En este contexto,
les explico que visualizo tres escenarios posibles para 2016. Los
denomino “Crucero”, “Estanflación” y “Despegue”. En el
escenario “Crucero” seguimos creciendo al ritmo actual, digamos
en torno al 2% anual; en el escenario “Estanflación” no
crecemos, y en el escenario “Despegue” alcanzamos los niveles de
crecimiento proyectados por el Banco Central, cercanos al 3% anual.
Entre los principales factores externos que definirán en cuál
escenario nos movemos se encuentran el nivel de crecimiento de la
economía mundial, el precio del cobre y el riesgo de la economía
brasileña; mientras que en el frente interno, los principales
factores son la confianza empresarial, el impulso Fiscal y la
evolución de las exportaciones no mineras.
En mi opinión,
lo más probable es que sigamos creciendo a una velocidad “Crucero”,
en que el menor impulso Fiscal y la disminución de la inversión
minera serán compensados por una mayor inversión privada y por la
recuperación de las exportaciones no cobre. Sin embargo, en el
último mes ha aumentado la probabilidad del escenario de
estanflación, con las expectativas de crecimiento del mundo
ajustadas a la baja tanto por el Fondo Monetario Internacional, como
por la Ocde y los analistas privados, el precio del cobre bajando,
llegando cerca de los dos dólares la libra, bajo el costo de
producción de muchas de las mineras en Chile, y los riesgos de que
Brasil pierda su grado de inversión aumentando. Por el lado de los
factores internos, en tanto, las noticias no son mejores. La
confianza empresarial volvió a bajar en octubre, las exportaciones
no cobre siguieron mostrando caídas, y el impulso Fiscal será
menor que el de este año para comenzar a cuadrar las cuentas
Fiscales.
Así
las cosas, los empresarios concluyen que hay que seguir esperando
antes de embarcarse en nuevas inversiones. Desafortunadamente,
mientras ellos hacen eso, sigue aumentando la probabilidad del
escenario más negativo, y la economía empieza a entrar en un
peligroso círculo vicioso que pareciera llevarnos en una sola
dirección: la Estanflación…
Arde
París,
por
Joaquín García Huidobro.
Al
oír la noticia de los terribles atentados en París, es posible que
George W. Bush haya recordado los días en que Juan Pablo II le
imploraba que no invadiera Irak. No le hizo caso, derrocó a Hussein
y, al hacerlo, destapó una olla de la que salió toda suerte de
demonios, primero en Irak y luego en todo el norte de África.
Porque, como enseñaban los medievales, no es cuestión de llegar y
derrocar a un tirano: para que esa rebelión sea justa es necesario
tener la seguridad de que no llegará algo peor.
También Angela Merkel y François Hollande habrán pensado si fue una decisión inteligente marchar personalmente en las calles, junto a millones de ciudadanos en los diversos países de Europa, para defender el "derecho" del semanario satírico Charlie Hebdo a burlarse de Mahoma y los musulmanes, y rechazar, con razón, el asesinato de sus dibujantes. En efecto, el éxito en el combate contra el extremismo islámico supone contar con la buena voluntad y la decidida cooperación de los musulmanes moderados. Aunque ellos son la mayoría, actualmente no tienen especiales motivos para apoyar la acción antiterrorista de unos Estados que denigran sus convicciones más íntimas y donde no se sienten integrados.
Las relaciones con el mundo musulmán son, en sí mismas, muy difíciles y están lastradas por siglos de guerras y desconfianzas. Por tanto, no es el momento apto para que nuestros liberales se den un gustito y hagan ejercicios de una supuesta libertad de expresión que incrementan el número de los que piensan que los autores de atentados suicidas están prestando un servicio a Alá.
Por el contrario, esta es la hora de realizar gestos positivos, destinados a mostrar buena voluntad respecto de los musulmanes moderados. Y esos gestos no deben ser los que a nosotros se nos ocurran, sino aquellos que sean más relevantes para esas personas atendida su mentalidad. Se ha perdido mucho tiempo con tonterías como el prohibir a las niñas musulmanas el uso de un sencillo velo en las escuelas, y es necesario hacer todo lo posible para recuperarlo. No hay que olvidar que el Estado Islámico ha matado a muchos cristianos, pero también a innumerables musulmanes que no han estado dispuestos a sumarse a su locura, de modo que la tarea de contar con la activa colaboración de los musulmanes que viven en Europa es difícil, pero no imposible.
No solo Bush, Merkel y Hollande habrán hecho recuerdos y sacado conclusiones mientras veían las imágenes de esa noche de horror. Otros habremos pensado, agradecidos, en la sabiduría del Presidente Lagos, que resistió las presiones norteamericanas y se negó a involucrar a Chile en el conflicto de Irak y traer a nuestra tierra los problemas del Medio Oriente.
La pronta reacción del Gobierno francés muestra, también, cómo se combate el terrorismo. Dudo que alguno de los policías y militares que participaron en los actos antiterroristas que se realizaron en la capital francesa pueda albergar el más mínimo temor a enfrentar un sumario disciplinario y, mucho menos, que tenga la preocupación de ser procesado por haber disparado precipitadamente. Los franceses saben bien que hay un tiempo de guerra y un tiempo para la paz, y que cada uno de ellos se rige por reglas distintas (aunque eso no significa que en el primero quepa hacer cualquier cosa). Alemania, por su parte, puso de inmediato a disposición de sus vecinos sus mejores unidades antiterroristas, porque esas naciones entienden que hay peligros que es necesario enfrentar en conjunto.
Hay, por último, otra consideración importante que se puede hacer en este momento de dolor. La paz es un bien muy frágil. Esta generación de europeos está acostumbrada a gozar de ella, pero durante siglos cada ciudadano alemán o francés había vivido al menos una o dos guerras a lo largo de su existencia. Estos atentados traen malos recuerdos a los ciudadanos en esos países y les hacen pensar en la fragilidad de la existencia. Uno de los muchos problemas que representa el Estado Islámico es que no cabe hacer política con él, puesto que solo entiende el lenguaje de las armas. Por eso, cuando hoy muchos desprecian la política, no hay que olvidar que ella en cualquier momento puede ser reemplazada por la guerra. Y cuando eso sucede, nada añoran más los hombres que los tiempos en que reinaba la política que antes denigraban.
Siglo 21 = Ciencia y tecnología,
por Sergio Melnick.
ESTAMOS EN la
edad del conocimiento transformado en tecnología. Si queremos ser
un país desarrollado alguna vez ese es el camino, al menos en estos
tiempos. Hay que invertir en el desarrollo propio de las ideas,
sobre la base de las cuales se construye la verdadera cultura (que
no es lo mismo que la erudición o el arte), en la que se ancla el
lenguaje (que no es lo mismo que el idioma), nuestro mapa de la
realidad. Un país no puede ir más lejos o más alto que lo que
sus personas sean capaces de pensar, idear, y construir. Somos
un país que invierte muy poco en las ideas, y por eso seguimos
discutiendo temas añejos del siglo pasado. Miramos al futuro por
el retrovisor. Por eso estamos como estamos. Llama la
atención, por ejemplo, la nueva “bancada estudiantil” en el
Congreso, de la que al menos yo esperaba nuevas ideas, pero que no
ha aportado ni una sola idea novedosa, propia del siglo 21. Al
contrario, parecen perseguir consignas abandonadas de los años 60’s
del siglo pasado. Jóvenes de cuerpo, viejos en ideología.
De la misma
manera llama
la atención la falla sucesiva de nuestros Gobiernos para enfrentar
con decisión y visión el tema de la ciencia hoy equivalente a la
palabra futuro. Muchos
eslogans y discursos, poca acción, menos financiamiento.
La solución siempre es más burocracia como hacer otro Ministerio,
que, a la usanza de nuestro país, probablemente consumiría
en si mismo una buena parte de los recursos y todo seguirá igual.
En paralelo, el
Estado dilapida recursos de manera simplemente increíble, al mismo
tiempo que se los niega al desarrollo de las ideas, que es el único
camino real al progreso. Por cierto, es en este tema que
precisamente descansa toda posibilidad de mejorar la educación, que
no parece ser la prioridad al menos de este Gobierno que lleva dos
años discutiendo temas contables y no de calidad.
El bono marzo
(gasto político absurdo) es mucho más de lo que recibe la ciencia
en nuestro país (inversión). Para que hablamos del estropicio del
Transantiago, de los recursos evaporados en EFE, o del bono del
BancoEstado a funcionarios públicos. Las absurdas pérdidas de Enap
del 2008 hubieran financiado años de desarrollo científico. Las
decenas de miles de funcionarios públicos innecesarios, los fondos
reservados mal utilizados, el aumento de Parlamentarios, en fin son
muchos los ejemplos del derroche, a la par de las carencias de un
tema central en este siglo como es la ciencia y la tecnología.
La última política relevante en el tema creo que se la debemos a
Alejandro Foxley que impulsó las becas masivas a estudios en el
extranjero. Por cierto hay severos problemas de gestión y becas mal
asignadas (por ejemplo a maestrías de baja monta), pero igual se
han formado cientos de doctores aunque no se les han proporcionado
las posibilidades de hacer su investigación en el país. Más
aun ahora se está atacando a las universidades privadas que captan
altos puntajes, precisamente porque les interesa la investigación.
La empresa privada en nuestro país tampoco invierte adecuadamente
en desarrollo de ciencia y tecnología, como ocurre en otros
países.
Los
temas reales del siglo 21 son por ejemplo la nano y biotecnología,
la web 3.0, la Internet de las cosas (IoT), la mente tecnológica
colectiva, los metaversos, las teorías de cuerdas y posibles
universos paralelos, las nuevas teorías del tiempo, la realidad
aumentada, los Bots, la impresión 4D, la nueva singularidad, la
biología sintética, los nuevos paradigmas de la célula, la
epigenética, la neurociencia, o la ingeniería reversa del cerebro.
En otro plano,
los increíbles volúmenes de datos abren el nuevo paradigma de las
e-sciences que son hoy una clave en el desarrollo de la ciencia.
También se abren nuevos paradigmas en la neuro informática,
mecatrónica, imágenes moleculares, neurogenómica, microfotónica,
biomimética. También es fundamental tener nuevas ideas en ciencias
de la complejidad y teorías de caos. A este tipo de áreas se suman
nuevos materiales increíbles que superan la imaginación.
En fin, estos
son sólo algunos de los temas que abren la revolución del siglo
21. Un tema inexistente para las ideas políticas añejas que
seguimos discutiendo incansablemente en nuestro país. Se planteó
una reforma tributaria para apoyar la educación, dentro de lo cual
está el tema de la ciencia y la tecnología, y hemos sido
defraudados una vez más. La pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Será
que en realidad no nos interesa el desarrollo? El tema de la
ciencia y tecnología es sólo otra gran falla transversal de
nuestra clase política. Estamos perdiendo el tren de la historia, a
pesar de haber llegado a tiempo a la estación.
Argentina
se chileniza mientras Chile se argentiniza,
por
Francisco José Covarrubias.
Se
han abierto las esperanzas en Argentina. Todo
parece indicar que Macri se trasladará a la Casa Rosada. Atrás
quedarán décadas de malos Gobiernos, promesas incumplidas y
utopías fracasadas.
Sin embargo, nada asegura un futuro mejor. La maquinaria peronista encabezada por el sindicalismo y su "brazo armado" -los piqueteros- se encargarán de no dejarlo Gobernar tranquilo.
El país que hace un siglo tenía un PIB per cápita similar al de Estados Unidos, el país lleno de recursos naturales, el país con un gran capital humano, ha estado condenado a las desacertadas políticas públicas por largas décadas. La mezcla de populismo, Estatismo y corrupción han hecho que Argentina no solo no sea Estados Unidos, sino que lo ha transformado en un país sin credibilidad internacional y donde un tercio de sus habitantes vive bajo la línea de la pobreza.
El legado del peronismo ha sido malo. Y su combinación con el kirchnerismo ha sido peor. Aunque la verdad oficial sea otra y se intente convencer a los argentinos del "triunfo del pueblo", como lo hace Cristina en sus habituales cadenas nacionales.
Argentina, en todos esto años no ha dejado de sorprendernos. Para intentar controlar los precios, se instauraron prácticas mafiosas de amenazas a las empresas. Para controlar el tipo de cambio se establecieron políticas absurdas, como la obligación de exportar el equivalente de lo que se quiera importar. La "ex Presidente K" del Banco Central declaró que no era evidente que aumentar la emisión de billetes generaba inflación, algo que hace 500 años ya está resuelto en la Economía.
Los fondos de las AFP fueron expropiados, en medio de la resignación de un país acostumbrado a que le metan la mano en sus ahorros. Lograron eliminar el lucro de Aerolíneas Argentinas y la condenaron a grandes pérdidas, y "recuperaron" YPF apenas apareció el yacimiento petrolífero de "Vaca Muerta". Décadas de señales equivocadas y, como es obvio, décadas de malos resultados.
La contraparte de Argentina era Chile. Un país más pobre en todo sentido, aburrido y gris. Pero donde los acuerdos mínimos, el fomento de la iniciativa privada, la disciplina Fiscal y la focalización del gasto permitieron cambiarle la cara al país, una vez recuperada la democracia. Todos los índices sociales subieron fuertemente y -lo más importante- la pobreza, se redujo a un quinto. La intelectualidad argentina nos ponía de ejemplo. Sus académicos de paradigma.
Pero atrás quedó el "milagro chileno". El jaguar fue acribillado. Cuando nos dimos cuenta de que la cosa no era tan prístina como parecía, que la supuesta superioridad moral era una ilusión; cuando nos dimos cuenta de que el abuso, la trampa y la corrupción existían, la Concertación decidió suicidarse y reencarnarse en la Nueva Mayoría. Y sin darse cuenta, sus políticas públicas en poco tiempo empezaron a tener acento argentino.
Que el Estado intervenga fuertemente en la economía, que se fortalezcan fuertemente los sindicatos. El modelo universitario, el modelo laboral, el modelo cultural. Todo el programa de Gobierno actual pudo haber sido escrito en Buenos Aires.
Obviamente las cosas no se producen por generación espontánea. Atentó contra el modelo chileno el exceso de dogmatismo de la derecha, la promiscuidad entre la política y el empresariado, la sensación de trampa del modelo político y el sinceramiento de los comportamientos del sector privado.
Obviamente no toda la Nueva Mayoría está contaminada de esa argentinización. Pero son cada vez más. La Democracia Cristiana, cada vez más desdibujada, parece resignada. Y la centroizquierda liberal ha desaparecido.
El futuro no es esplendor. La utopía constructivista ha vuelto a aparecer. La confianza de que el Estado lo puede resolver todo, que los recursos no son escasos y que lo privado debe ser mirado con desconfianza se está imponiendo en nuestro país. Cuando se abra la discusión Constitucional, es muy probable que todo ello se exacerbe, y que la correcta tesis de Correa Sutil -de que la nueva Constitución debe tener solo mínimos- sea denostada por conservadora.
Si Cristina hubiera podido reelegirse, habríamos alcanzado a ver la venezolanismo de Argentina. Afortunadamente, parece un hecho que los argentinos alcanzarán a cambiar el rumbo justo a tiempo. Y que de la mano de Macri se terminen chilenizando.
La paradoja es que es probable que en poco tiempo más nos terminaremos cruzando en algún punto de la cordillera. Y tal vez ni nos daremos cuenta...
Atentados
terroristas en Francia.
CERCA
DE de 130 personas fallecidas y más de 350 heridos han dejado los
ataques terroristas que remecieron la noche francesa del pasado
viernes. Se trata de uno de los atentados más cruentos en la
historia gala y ha generado un comprensible estado de alarma en toda
Europa.
Aunque la investigación de los hechos se encuentra en una etapa preliminar y los esfuerzos de las autoridades se concentran en identificar a todos sus autores materiales e intelectuales, además de prevenir nuevos atentados, ya es posible prever algunas consecuencias relevantes para la política internacional.
En primer lugar, resulta evidente que Europa se encuentra en estado de alerta y que las autoridades de los países que conforman el bloque priorizarán la seguridad interna por sobre otras preocupaciones e intereses, al menos en el corto plazo. Esta reacción cobra especial significancia en un continente que aún enfrenta la ola masiva de migrantes y refugiados desde África y Medio Oriente, en particular porque algunos mandatarios ya han advertido sobre el cierre de sus fronteras para nuevos inmigrantes tras los sucesos acontecidos en París.
Se suma a lo anterior una esperable revisión de la estrategia de Occidente frente a la situación de Siria. Las desafortunadas declaraciones del Presidente sirio, Bachar al Asad, de poco han contribuido a la delicada coyuntura que enfrenta Europa. A su juicio, "la política equivocada de los Estados occidentales, particularmente Francia" hacia los acontecimientos en Medio Oriente, constituye una de las "razones que están detrás de la expansión del terrorismo". Evidentemente, no es en los países democráticos y con políticas estables donde se ampara y nutre a los movimientos terroristas, sino que muchas veces encuentran refugio, precisamente, en los esfuerzos de Gobiernos autoritarios y desprestigiados que se sostienen en base a la fuerza y el atropello de los derechos de sus ciudadanos.
También las autoridades rusas, a raíz de los atentados en París, debieran replantear su estrategia frente a la crisis de refugiados y la inestabilidad en Medio Oriente. Después de todo, estos hechos vuelven a dejar de manifiesto que el terrorismo constituye un grave problema que traspasa las fronteras de los países y que requiere un esfuerzo mancomunado para enfrentarlo.
Se trata, de hecho, de una realidad a la que tampoco escapa nuestro país y sería importante que, recogiendo la lección francesa, las autoridades locales otorguen efectiva prioridad a las problemáticas asociadas a delincuencia, hechos de violencia y narcotráfico. No es aceptable, como ocurrió hace algunos días, que se detenga a un individuo portando armas de alto calibre, granadas incluidas. No es posible que grupos violentistas continúen perpetrando actos de evidente carácter terrorista en la Araucanía. La ciudadanía no puede ni debe convivir con bandas armadas que actúan con verdadero descaro ante la inoperancia del sistema Judicial.
La violencia merece el mayor de los rechazos. En este sentido, las inmediatas reacciones de las autoridades chilenas frente a los atentados en París son valorables. Pero carecerán de impacto si no vienen acompañadas de una efectiva priorización interna de esta lucha en contra de quienes recurren a las armas como vía para imponer sus intereses. El sur de nuestro país convive con hechos de esta naturaleza desde hace ya demasiados años. Es tiempo de enfrentarlos.
Objeción
a concesiones en hospitales.
La Ley de Concesiones,
instaurada durante el primer Gobierno de la Concertación, expandió
y aceleró la construcción de infraestructura en carreteras
interurbanas y autopistas urbanas, cambiando radicalmente el
aspecto del país, e impulsando, directa e indirectamente, su
desarrollo económico. Dichos contratos contemplan no solo la
construcción de la infraestructura, sino también su posterior
mantención. El éxito de ese proceso llevó a extenderlo luego
a aeropuertos, centros de Justicia, hospitales y cárceles, entre
otros. La capacidad del sector privado para levantar fondos para
construir obras de infraestructura, esperando recuperar esa
inversión por medio de pagos hechos por los usuarios, en el caso
de autopistas, carreteras o aeropuertos, o por el Estado, en el
caso de hospitales o cárceles, permitió un salto sin
precedentes en la infraestructura del país, al levantar las
restricciones presupuestarias y de capacidad de ejecución del
aparato Estatal.
Los problemas detectados -renegociación de contratos, ajuste de tarifas, entre otros- son temas que no afectan la filosofía general del sistema, y los amplios beneficios que se logran ameritan buscar soluciones graduales para todos ellos. Sin embargo, el Gobierno ha decidido eliminarlo como opción para la construcción de hospitales. Ha fundado esa decisión en errados cálculos que indicarían que al Estado le resulta más barato hacerlo directamente. Esas cifras no solo han sido desmentidas en los hechos, sino que además no consideran el que las concesiones incluyen la mantención de dichos recintos, algo que el Estado no contempla en su presupuesto de construcción, y a lo que luego destina pocos recursos, impactando posteriormente de manera negativa en los servicios que esos hospitales ofrecen.
La ex Ministro de Salud Helia Molina, exponente de la ideología anticoncesiones en hospitales, afirmó cándidamente que "Chile ha mejorado con la infraestructura vial concesionada, pero el hospital es otra cosa", como si la construcción y la posterior mantención de una obra implicase diferencias de naturaleza cuando se trata de una carretera en vez de un hospital. La objeción parece estar asociada al hecho de que las ganancias, a las que el sector privado aspira, serían anatema para el Gobierno en el sector salud. ¿Y las que generan la provisión de electricidad, el agua, los fármacos o la alimentación en hospitales no lo son? El Ministro vocero ratificó la exclusión del sector privado, al afirmar que las concesiones no están consideradas para resolver la crisis en la construcción de hospitales, a pesar de que el Ministro Burgos dijo que no se podían objetar a priori. El sesgo ideológico sigue siendo un enorme lastre que el Gobierno arrastra y que conspira en contra de una mejoría en su gestión.
Despenalización
de la marihuana.
El previsible efecto sobre la
sociedad y los cuantiosos estudios que entregan evidencia del
deterioro de las facultades cognitivas -que
en Chile, por lo demás, han hecho coincidir a la gran mayoría de
sus investigadores científicos- no parecen sopesarse al avanzar
en la despenalización de la marihuana.
Esta semana, el Ejecutivo envió sus indicaciones al proyecto de Ley sobre despenalización de la marihuana que se discute en la Cámara de Diputados. En ellas manifiesta una posición favorable, aunque restrictiva, respecto de la licitud de esta droga, proponiendo que el porte máximo pase de 10 gramos, tal como se definía hasta ahora en el proyecto, a 2 gramos, mientras que el autocultivo permitido descienda de seis plantas a solo una.
Estas dos indicaciones, de un total de 20, buscan establecer una distinción más ajustada entre lo que cabe considerar tráfico ilícito y consumo personal. Sin embargo, al permitir finalmente el consumo, se toma una decisión con alcances sociales mucho más vastos que aquellos en los que se centra la discusión sobre la cantidad de gramos o plantas permitida en aras de distinguir al mero consumidor del traficante.
En el país, según el último estudio de Senda, el 11,3% de la población consume marihuana, habiendo a la fecha 241 mil consumidores problemáticos. La pregunta más decisiva es si con la despenalización del consumo cabe esperar que esta cifra disminuya o aumente. Tal como se ha demostrado allí donde se ha despenalizado el consumo recreacional, las tasas han aumentado. Pero el efecto más nocivo, y totalmente presumible, es la disminución de la edad en que los jóvenes comienzan a tener contacto con esta sustancia permitida. Porque con la permisividad se produce una validación social que hace de esta sustancia algo legítimo y, por lo tanto, normal. Así, al igual como ocurre con el alcohol y el cigarrillo, su consumo queda incorporado a las pautas de conducta de miles de ciudadanos, a pesar de que el propio Estado, por otro lado -y esta es la paradoja-, se esmera permanentemente por disminuir ese consumo.
Desde el punto de vista familiar, además, no se debe olvidar la incómoda y ardua posición en la que quedarán muchos padres frente a sus hijos, entregados a un solitario y hasta penoso esfuerzo por formarlos mediante la transmisión de valores y experiencias que la sociedad, por otro lado, podría volver inválidos al aprobar y así favorecer este tipo de consumos.
Esa dimensión social tampoco parece debidamente considerada en circunstancias que se impulsa abrir las puertas a un experimento sobre el cual no aparecen claros los beneficios que pueden reportarle a la sociedad.
La encrucijada de la Democracia Cristiana.
Bajo
el amplio objetivo de "debate político", la directiva de
la Democracia Cristiana convocó un Consejo Nacional Ampliado, que
contó con la participación de sus máximos representantes a nivel
nacional y regional, además de Parlamentarios e integrantes del
Gabinete Presidencial que militan en este partido.
Aunque el encuentro buscó abordar los desafíos de la actividad política en el actual marco de desconfianza ciudadana, en la práctica se perfiló como una instancia de análisis del rol del partido al interior del oficialismo y un llamado de atención para aquellos sectores de la Nueva Mayoría reacios a incorporar los planteamientos de la falange en el programa de reformas que lleva a cabo la actual administración.
De hecho, el voto político aprobado al término de este consejo dio cuenta de esta situación, solicitando a la propia Presidente de la República su involucramiento en el resguardo de los equilibrios al interior del bloque de Gobierno. En la práctica, la DC no sólo estaría percibiendo una baja disposición a incluir su visión en las reformas, sino también una escasa presencia de sus simpatizantes y adherentes en áreas claves de la gestión pública, como en los casos de Salud y Educación, además del evidente riesgo de verse excluida del pacto más relevante de partidos al momento de enfrentar las próximas elecciones Municipales.
Por eso han reclamado una representación "justa y equilibrada", en línea también con los reiterados llamados de sus representantes a morigerar contenidos de las reformas, como ha ocurrido con la tributaria y la educacional. De hecho, Parlamentarios de la Democracia Cristiana han hecho públicas sus objeciones ante variadas propuestas del Ejecutivo, las mismas que han terminado respaldando luego de cambios menores o imperceptibles.
Incluso un ex Presidente del partido ha puesto en duda la permanencia del conglomerado en la Nueva Mayoría si el bloque suma a sus filas al PRO del ex candidato Presidencial Marco Enríquez Ominami. Sin embargo, también en el pasado representantes de la falange plantearon amenazas similares si el Partido Comunista pasaba a formar parte de la Concertación.
Todo lo anterior ilustra el verdadero dilema en el cual se encuentra la Democracia Cristiana. Aunque este ex Presidente advierte que buscan hacer frente a un “intento de hegemonía de la izquierda” al interior de la Nueva Mayoría, lo cierto es que sus militantes han debido asumir que, en la práctica, forman parte de un conglomerado de izquierda y que accedieron al poder de la mano de un programa de Gobierno errado en su diagnóstico y cargado de reformas de evidente contenido ideológico.
Por eso que, más que reuniones y llamados de atención a sus pares del bloque, lo que se espera de los representantes de la falange es una actitud decidida en favor de sus ideas en torno a la libertad individual, el respeto por la vida, el rol privado en la economía y la libertad educacional, entre otras tantas temáticas que han definido al partido en sus casi 60 años de historia.
De no mediar decisiones definitivas del conglomerado frente al impacto que las reformas del Gobierno generan sobre estos valores, el partido y sus representantes deberán reconocer que, antes que agentes de la moderación dentro del Gobierno, fueron el voto clave que permitió sacar adelante esta agenda.
El
reclamo de los científicos.
LA
MANIFESTACIÓN de cerca de 2.500 científicos frente a La Moneda
el jueves pasado y la publicación de un inserto firmado por un
amplio grupo de académicos, investigadores y premios nacionales de
Ciencias, protestando por lo que consideran un desinterés de las
autoridades políticas por apoyar el desarrollo de esas
disciplinadas, da cuenta del ambiente de crispación que existe en
la comunidad científica nacional. La renuncia, hace algunas
semanas, del Presidente del Consejo de Conycit Francisco Brieva
profundizó ese clima de tensión.
El reclamo de la comunidad científica no es nuevo y apunta no sólo a elevar los recursos destinados a investigación y desarrollo -que se mantienen en torno a 0,4% del PIB desde hace más de una década- sino también a mejorar la institucionalidad científica del país. En este punto, el reclamo que se repite es la creación de un Ministerio de Ciencias, Tecnología y Desarrollo. Muchos ven en esa alternativa la solución a la actual crisis. Pero más allá de la carga simbólica que ello pueda tener nada garantiza que esa sea la solución.
Detrás de los reclamos contra el actual funcionamiento de Conycit están precisamente la burocracia, la lentitud en la asignación de recursos y el hecho de que no existe una evaluación objetiva de los proyectos si no que priman, muchas veces, factores personales. Si bien hay coincidencia en que es necesario mejorar la institucionalidad del sector, la solución no pasa por un nuevo Ministerio, si no por ordenar la dispersión que existe en el actual sistema, mejorar la eficiencia y favorecer la relación entre el mundo público y el privado.
La Iniciativa Científica Milenio, que nació al alero del Ministerio de Economía y no del Mineduc es un claro ejemplo del éxito que se obtiene cuando hay un proceso claro y objetivo de evaluación, que no está controlado por quienes son finalmente sus beneficiarios. Incluso la decisión de traspasarlo a Conycit fue criticada por algunos científicos por temor a que se entrampe. Una señal de que la solución pasa por avanzar hacia una institucionalidad más eficiente y coordinada y no por un Ministerio que terminará aumentando los gastos y la burocracia Estatal.
La
economía en campaña argentina.
No
debe sorprender en exceso la aparente falta de definiciones
económicas del candidato Presidencial argentino Mauricio Macri, ya
que las circunstancias bajo las cuales desarrolla su campaña
difícilmente las permiten.
La campaña que enfrenta Macri es una señal elocuente de las posibilidades de un triunfo electoral de ese candidato opositor el próximo 22 de este mes -que hasta hace tan poco no estaba en los esquemas comunes-, aunque no cabe menospreciar el poder electoral del peronista Daniel Scioli. Desde el Ejecutivo se anuncian, entre otros, la reducción de los subsidios, el alza del dólar, una "megadevaluación" y la pérdida de los "avances" como la nacionalización de YPF para ahuyentar votos al candidato opositor.
Macri ha sido cauteloso para evitar confrontaciones, pero ha aclarado algunos emplazamientos sobre su política económica. Y si no lo hace él mismo, para evitar comprometerse con políticas que después no pueda cumplir, lo hacen sus asesores. Temas como la privatización de YPF o la quita de subsidios sociales las ha desmentido directamente, pero no se ha casado con otras políticas de más envergadura.
Sobre la supuesta "megadevaluación", Macri ha sido algo ambiguo, pero no así su principal asesor, Alfonso Prat Gay. Este experto, que muchos apuestan será el próximo Ministro de Economía, asegura que habrá un solo tipo de cambio, un dólar único frente a los siete tipos que existen hoy. Y anticipa que subirá el tipo de cambio oficial, que hoy afecta a pocos, y bajarán todos los otros, que afectan a la gran mayoría de la población. También ha subrayado la importancia de que la economía argentina crezca, porque "no quedan reservas y el cepo cambiario no tiene sentido, destruyó las economías regionales, las exportaciones y buena parte de la industria".
Otra definición importante que ha quedado a cargo de Prat Gay es la de la renegociación de la deuda con los "fondos buitres". El personero ha dicho que hay que encarar el juicio radicado en Nueva York, pero lo harán "después de poner en marcha la rueda de producción, volver a fomentar y ayudar a los sectores que generan divisas". Macri en la campaña ha dicho que eliminará las "retenciones" a las exportaciones que gravan a los exportadores agropecuarios. En todo caso, dio una señal de cierto proteccionismo a la industria, cuando señaló que "no vamos a abrir las importaciones con los chinos que no nos quieren comprar nada con valor agregado. No voy a quedar en manos de chinos y rusos. Hay que reafirmar las alianzas con Brasil, después con Europa y Estados Unidos". Pero también ha dicho que fortalecerá el Mercosur, para después ir a una convergencia con la Alianza del Pacífico.
En muchas ocasiones, las definiciones precisas en áreas sensibles, como lo son la economía, la salud y la infraestructura en el caso del país vecino, no son bienvenidas en época de campañas políticas, especialmente en una competencia reñida y con incertidumbre sobre la verdadera situación de las cuentas Fiscales. Para esos efectos, habrá que esperar el resultado electoral, los discursos posteriores y el esclarecimiento de los datos oficiales de la economía de Argentina.
Bachelet
se apresuró a dar condolencias a los franceses,
pero
calla con las muertes en La Araucanía y de Carabineros.