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martes, 28 de abril de 2015

Temas "calientes de la contingencia nacional e internacional"...

Con orgullo de chilenos saludamos a Carabineros de Chile que ayer cumplió 88 años al servicio de la Patria y al cuidado de la ciudadanía. En las tribunas del festejo estaban muchos de los que han cercenado la facultades de la institución.
Felicitamos a Cobresal por la obtención del campeonato nacional de fútbol, por primera vez en la historia del club, a pesar de las dificultades que ha debido soportar en las últimas fecha por los aluviones que complicaron sus entrenamientos. 
 
Bachelet promulgó ayer la Ley que pone fin al sistema binominal, ocasión en la que aseguró que "estamos devolviendo el poder a los ciudadanos”. Creemos que la Presidente engaña a los chilenos con un traje a la medida para “apernar” a su coalición en el poder.


Ocho años de Transantiago,
por Eugenio Guzmán.




La política, como la religión, cuando deja de sincronizar con el ritmo cotidiano, pierde adhesión. Un ejemplo de esto es el Transantiago.




Se prometía mayor acceso de los más pobres, menor congestión, menor contaminación, menos buses, mayor equidad, tiempos más reducidos de viaje, mayor seguridad, etc. En buenas cuentas, todos más felices.



Si bien algunas de esas promesas se cumplieron, las personas no están mas felices. Entre 2007 y 2015, el promedio de desaprobación de la gestión de las autoridades sobre el tema es de 65% y la aprobación no supera el 25%. A 8 años de su puesta en marcha, los usuarios aún esperan una respuesta.




A diferencia de las vilipendiadas micros amarillas, los viajes y tiempos de espera han aumentado, hay más viajes en auto, la evasión supera el 24%, se necesitan fiscalizadores (antes innecesarios) y la autoridad pareciera tener un animadversión contra la idea de construir más redes de metro.




Todos los chilenos subsidian el 60% del transporte del 40% de la población. Para compensar el reclamo de los no beneficiados, se crea un fondo espejo para el resto de las regiones. No obstante, la distribución “equitativa” por habitante no necesariamente resuelve el problema, porque el sistema es más caro que antes. Además, los recursos asignados pueden no ser óptimos para compensar a Regiones, pues las ciudades son unidades complejas territorialmente, con costos distintos.




Para coronar, se propone un subsidio adicional de US$ 2.500 millones, pues, de otro modo, algunas empresas quebrarían y se afectaría a los mas pobres. Antes había cientos de empresas compitiendo y la quiebra de unas no afectaba el sistema. Hoy son sólo 6, lo que hace el riesgo de quiebra devastador. Curiosamente, se buscaba esto: concentrar la industria para mejorar los males de las micros amarillas.




Si el tema son los mas pobres, hay fórmulas mas baratas. Pero Santiago concentra la mayor población de votantes, el poder mediático y las finanzas. El riesgo político es muy alto. Observar cómo votan nuestros parlamentarios el proyecto de subsidio es clave. Es de suponer que las órdenes de partido no se impongan y nuevamente se desprestigien.




El rol simbólico del mea culpa,

por Luis Cordero Vega.




Al recibir el informe de la Comisión Anticorrupción, la Presidente de la República expresó ante todos un mea culpa por no haber condenado oportunamente los actos reñidos contra la probidad, así como las relaciones impropias entre negocios y política. Sus expresiones apuntaban a un reconocimiento colectivo, pero también a uno personal. Como suele suceder en este tipo de asuntos, algunos han considerado adecuados sus dichos y otros señalan que son insuficientes, porque colectivizan culpas personales; pero pocos se han detenido en el rol simbólico que juegan sus palabras para el sistema político.




Como señala Foucault, el Gobierno exige no sólo actos de obediencia, sino que también actos de verdad de quienes dirigen nuestros destinos colectivos. Esto no sólo se refiere a que el sujeto diga la verdad, sino que la diga de sí mismo, de sus faltas, de sus deseos. No se puede dirigir a las personas sin llevar a cabo operaciones en el orden de lo verdadero, operaciones siempre excedentarias en relación a lo que es útil o necesario, pero indispensables para Gobernar de manera eficaz. No es posible sostener un Gobierno legítimo sin enfrentar las verdades, sin reconocer los errores y sin enmendar rumbo tras las penitencias debidas.




Por tal motivo, el modo en que se implementen las recomendaciones de la Comisión Engel será importante. Sin embargo, ninguna de sus iniciativas podrá tener éxito si quienes participan del debate público no realizan actos de verdad. Eso no sólo es exigible para los que participan en política —a quienes aún falta un pronunciamiento explícito por haber tolerado prácticas indebidas—, sino que también es necesario que lo realice el sector privado, que sobre la base de aportes y relaciones impropias, terminó por comprometer no sólo la vida pública, sino que también potenció sus conflictos de intereses y afectó la ética de sus negocios. Durante largo tiempo, algunos creyeron que preocuparse del cumplimiento de ciertas reglas éticas superiores a las exigencias Legales era un obstáculo para el pragmatismo que exige la política o la eficacia de la economía.




Como afirmó Lipovetsky, “el siglo XXI será ético o no será”. Por eso los tiempos que vienen no serán pacíficos, entre una demanda por moralizar conductas públicas y privadas, así como otras necesarias para la eficacia del Gobierno, resulta indispensable no olvidar que los actos de verdad son un medio necesario para la construcción de una sociedad mejor, y no una manera para imponer ordalías por parte de promotores de la fe de la desconfianza, en donde la ética pública comience a ser un asunto permanentemente plebiscitado, promovido por los profetas de turno.




Peor que las faltas, ¡son las mentiras,

por Sergio Melnick.





La situación política e institucional de nuestro país está delicada; es cosa de leer los diarios y escuchar las noticias. Hay empresarios presos, políticos y funcionarios públicos cuestionados, y muchas instituciones que no funcionan adecuadamente. Efectivamente parece que hay muchas faltas e irregularidades por doquier. Sin embargo, lo peor de todo este asunto parecen ser las mentiras, que además son burdas y ofenden a la población.




En las encuestas, un 70% de la población no le ha creído a la Presidente que se enteró por la prensa de los escándalos de Caval y su hijo. El reventón que produjo la revista Qué Pasa lo sabía la familia con un par de semanas de anticipación, y veraneaban con ella cuando ocurrió. No es creíble, y menos para un Jefe de Estado. Resulta majadero escuchar a Elizalde diariamente hablar del “liderazgo de la Presidente Bachelet”, algo que contrasta con la evidencia. Peor aún cuando dice que “la mayoría de los chilenos” quieren las reformas y las encuestas dicen exactamente lo contrario. El delantal blanco para recibir simpatía es también aberrante, como lo fue el hospital de Curepto.



La Presidente también dice no conocer bien a Martelli, ni saber qué rol exacto tenía este en la campaña, pero era nada menos que su administrador general desde el 2005, y ella personalmente firmó un documento así designándolo y que ha circulado profusamente en las redes sociales. También dijo que no tenía ni idea si la empresa hizo o no aportes a su campaña, lo que por los montos es difícil de creer y porque se les fue a pedir a éstas y eso obedece a un diseño. La última de la serie es que también se enteró por la prensa de las boletas de Peñailillo.



Su hijo dice que no sabía de los negocios de su señora, “ni de los montos con los que trabajaba Caval, y los que involucraba en el negocio”, pero trabajó en esa empresa como gerente de proyectos, y participó personalmente en la reunión del afamado crédito. A pesar de ello dice que no ha participado en ese negocio y ni tiene el más mínimo interés.



El Presidente de una empresa regulada solicita recursos para la campaña de Bachelet, que será luego Jefe de Gobierno de quien lo regulará. Inaceptable.



Peñailillo dice que hizo sesudos estudios para Martelli (que se autodefine como recaudador político), una empresa que mueve demasiados millones y que al parecer no tiene ni oficinas. También lo hizo Jorratt y Estela Ortiz. Todos estos estudios son de muy diversas materias, lo que es muy curioso.
Más curioso aún es que todos quienes hacen estos estudios tan especiales son del comando o asociados a la campaña de Bachelet. El asesor de MEO hace frondosas facturas y tiene como domicilio la sede del PRO. Por el lado de SQM es evidente que no necesita dichas asesorías, menos de personas tan politizadas. Para qué hablamos del tema Pizarro, que nadie le ha creído nada en relación a los estudios de los hijos a SQM. Curiosamente los muchachos no hablan ni muestran los estudios, y lo hace el padre. ¿Por qué? A pesar de todo ello asumirá la Presidencia del principal partido de la coalición de Gobierno pero fuertemente cuestionado. Chahin ha mostrado dignidad.



En las políticas públicas nos dijeron que había un programa de Gobierno, y en realidad sólo había un listado de slogans y buenas intenciones. Eso quedó en evidencia cuando se debieron implementar los proyectos. La confusión y diferencias dentro de la Nueva Mayoría fueron elocuentes. Se nos dijo que la reforma tributaria no afectaba ni al crecimiento ni a las clases medias o más pobres. El resultado fue al revés, la inversión se desplomó, incluso generó inflación, afectando así directamente a los más desposeídos.
Se nos dijo que la calidad de la educación era el objetivo, y nunca se habló del tema. Se nos dijo que habría un sistema proporcional, pero en realidad es un binominal enchulado, y diseñado a la medida. Se prometió una reforma laboral, pero en realidad se está haciendo una reforma sindical, absolutamente ideologizada y mirando por el retrovisor, que generará desempleo.



Se hizo una reforma tributaria para financiar la educación y el déficit Fiscal, y resulta que los recursos no alcanzan para lo prometido en educación, y el déficit Fiscal será enorme. La reforma educacional es otro Transantiago: no alcanza el objetivo y es un tonel sin fondo. Vallejo prometió que jamás apoyaría a Bachelet y lo hizo. Bachelet prometió que nadie se repetía el plato y no era así. En fin.



Para agravar el cuadro,
Peñailillo habla de conspiraciones en su contra, y Andrade le responde señalando que son estupideces. La Ministro Rincón dice que se va de la política, y Bachelet que nunca más postulará a nada. Para qué recordar el accidente laboral de Navarro en la moto de nieve. Para qué hablamos del manejo de la Casen, o la encuesta de delincuencia para mentir estadísticamente.



En fin, la mentira burda es lo que realmente hace insostenible la situación política actual, ya que es una falta de respeto a la población y a la inteligencia. Es lo que terminó con Nixon.




Del círculo virtuoso del progreso al círculo vicioso de la decencia, por Hernán Büchi.



La autoridad se complace en decir que la economía chilena no está tan mal, comparada con Latinoamérica. Elige una mala vara para medirnos. Hace décadas que el continente no logra salir de su círculo vicioso político-económico que lo empobrece cada año. Es el continente de la esperanza frustrada. Asia, que se sumía en la miseria, lo ha dejado atrás; basta para ello ver lo que han logrado Corea del Sur, Taiwán, Singapur, China, e incluso India.


No sólo se queda atrás respecto a países pobres que crecen velozmente. En 1980, a poder de paridad de compra EE.UU. tenía un per cápita 2,7 veces mayor que el continente y en 2014 alcanzaba a 3,5 veces. Chile es una excepción, ya que gracias a un círculo virtuoso de crecimiento es uno de los pocos que acortan la brecha del 27% del PIB per cápita estadounidense al 42% en igual período.


Pero los sectores ideologizados que hoy guían el destino del país postulan que ese avance carece de importancia. Ello es falso, pero al repetirlo con insistencia y violencia están logrando que el país entre al círculo vicioso de nuestro continente. No importa que la evidencia diga lo contrario a lo que aseveran. Fuerzan el camino de la decadencia y están creando hitos sin retorno.


Como ejemplo de que las cifras económicas no son sólo números, sino que se reflejan en más y mejores vidas, es interesante la evolución del indicador de los años de vida potencialmente perdidos, AVPP, que representa los años de vida perdidos por las personas que fallecieron antes de alcanzar una edad meta. Los registros nacionales muestran que entre 1997 y 2012 nuestro país registró una caída considerable (89,5 a 71,6 AVPP por cada mil habitantes), lo que equivale a un 1,5% menos cada año. No se trata de números o bienes de consumo que algunos creen prescindibles, sino que de vidas humanas. Más aún, esta mejoría no ocurrió entre los más pudientes. Un estudio de Libertad y Desarrollo muestra que el indicador AVPP cada 1.000 habitantes mejora mucho más velozmente en las Comunas de menos recursos que en las más pudientes, e incluso estas últimas se estancan en el tiempo. Los años perdidos se hacen cada vez más parecidos entre áreas ricas y pobres. De un valor de 1,51 veces en 2003 se llega a 1,22 veces el 2012. Si el país se hubiera mantenido en el círculo virtuoso, rápidamente se podría haber llegado a igualar este indicador entre ellas. El progreso no es sólo números, pues se trata de vidas humanas, y beneficia especialmente a los más desfavorecidos.


Pero la realidad no importa ante la obstinación ideológica y el país se aleja inexorablemente del círculo virtuoso. Nos enorgullecemos de tasas de crecimiento proyectadas para el 2015 que bordean el 3%. De allí al estancamiento crónico hay un solo paso.


Esta tendencia económica tiene su correlato en la evolución de las políticas públicas y transformación de las instituciones que Chile hoy también copia al continente: la concentración de la toma de decisión en los Gobernantes y no en los ciudadanos, y la creación de un círculo de hierro que les permite a los líderes de turno monopolizar el poder.


Luego de despojar a las familias de una libertad tan primordial como la de elegir dónde educar a sus hijos, hoy se avanza a la entrega de los derechos de los trabajadores a las cúpulas sindicales. Las inspiraciones van desde la fascista carta del Lavoro de 1927 a la noción marxista de "las relaciones contractuales entre el capital y el trabajo". Todos los argumentos son falaces, y no hay un solo ejemplo exitoso en la historia. Se postula que es la acción sindical la que consigue mejoras a los trabajadores cuando ello sólo se logra con productividad, y con ese argumento se les da a los sindicatos un poder monopólico para decidir a quién otorgan los supuestos beneficios. La realidad es inversa. Dados los privilegios sindicales, los empleadores se abstienen muchas veces de avanzar en mejoras laborales a la espera de las negociaciones formales por razones tácticas y prácticas.


La lista de proyectos por la que perdemos libertades es larga. En estos días en particular hemos visto avances en el ámbito de cambios institucionales para monopolizar el poder político. El sistema electoral diseñado a conveniencia de los políticos de hoy está a pasos de promulgarse. Fundamentalmente impide el control ciudadano, ya que con el sistema de listas de varios candidatos se elige a quien no se conoce. El poder de los votantes pasa así a los líderes políticos que arman las listas o que las encabezan, cuando el mejor control es que los votantes tengan claro a quién elegirán y seguirlo una vez en el cargo.


El financiamiento público a la política es el otro elemento que permite la captura del poder por parte de los líderes de turno. Es en gran medida inmoral, ya que usa recursos obtenidos por la fuerza para financiar a candidatos que no queremos apoyar. Los que nos deben convencer para representarnos nos quitan recursos para hacer su propia propaganda. Los argumentos contra el financiamiento privado son equivocados. Argumentan que el dinero tiene una injerencia inadecuada y genera corrupción, cuando los estudios muestran que los votos de los Legisladores dependen de sus propias creencias y de las preferencias de los votantes y partidos, y no de los aportes. Es lógico, pues son los votos y no los pesos los que se colocan en las urnas, y no tiene sentido contrariar a los votantes por una contribución que sólo puede ser usada para conquistarlos de nuevo. Para lo que sirve el financiamiento privado es para colocar en la agenda pública temas que son de interés de los ciudadanos, pero que no conviene a los políticos.


Respecto del argumento de corrupción, no olvidemos que la esencia del Gobierno representativo es que los funcionarios elegidos se encarguen de interceder por las preocupaciones y visiones de quienes representan y los apoyan, sea en la calle, en la prensa o con dinero. En las sociedades modernas el dinero -y el tiempo- y la salud, la educación y la libertad de expresión son inseparables. Este tipo de comportamiento no es para nada cuestionable.


Pero el crecimiento inorgánico de los Gobiernos lleva a situaciones, como parece ser el caso de Petrobras, donde se usa plata pública que debió tener empleo comercial para beneficio privado o partidista. Eso sí es condenable. La corrupción institucional de populismo y demagogia que puede generar el monopolio político y de expresión que facilita el financiamiento público es muy grave.


Más adelante se perfilan los cambios Constitucionales para limitar los derechos de protección a las minorías y los ataques a la libertad de prensa.


El populismo crónico es el resultado final de este camino, como lo muestra la historia de varios países vecinos. La evolución económica y los cambios políticos convergen para hacernos cada vez más similares a Latinoamérica. A la autoridad parece satisfacerle. Para los chilenos es mala noticia.


El paquete completo...,

por Fernando Villegas.




En 1967, en el diario Sunday Telegraph, el escritor británico Kingsley Amis, quien había sido militante comunista desde 1946 y era, en los años 60, el respetado y celebrado autor de una serie de novelas repletas de sátira y humor, entre ellas Jim el Afortunado, explicó en un artículo titulado “Por qué Jim el Afortunado se viró a la derecha” por qué él, Amis, se había virado hacia ese sector. Entre muchas otras cosas dijo con indisimulado desdén que estaba hastiado del izquierdismo en boga, el cual “se compra sin examen ninguno el aborto, la homosexualidad, el discurso acerca de las razas y la marihuana, todo en un solo paquete…”. Lo dijo cuando el paquete que mencionó, como recordarán los lectores más ancianos, imperaba hegemónico en Europa. Por eso lo aseveró en ese momento; es precisamente durante sus reinados sin contrapeso cuando dichos cargamentos ideológicos se hacen finalmente insoportables. De haber vivido ese mismo año en Latinoamérica, sin duda Amis hubiera quitado algunos, pero agregado muchos otros ítems a tan gravosa carga: la adoración a un indigenismo victimizado -sentimiento hoy de nuevo en boga-, el culto a Galiano y sus apocalípticas venas abiertas, la plaga de conjuntos neo-folclóricos mezclando el charango con el poncho, el reproche a los pequeño-burgueses y el izquierdismo filo-cubano, los Che de turno “haciendo la revolución” desde la selva más a mano, innumerables poetastros barba en ristre anunciando lo mismo, el ambiente espeso e histriónico de las declamatorias “peñas”, el antiimperialismo, el “yanqui go home”, el “marchemos por los compañeros de Vietnam” y mil artículos más de imposible detalle. Se trataba, en verdad, de un paquete coherente y considerable.



Como era de esperarse, Amis, luego de su apostasía, fue acribillado a descalificaciones, algunas no muy distintas a las que desde la izquierda chilena se perpetraron más o menos en ese mismo período contra Nicanor Parra por tomar tecito con la señora de Nixon. Dicho sea de paso, la izquierda nunca ha entendido a Parra: presumiendo que todo intelectual ha de ser rojo o siquiera rosado, no se dan cuenta que, como él mismo aclaró en un poema, “más bien tiendo al ultravioleta”.



Epocas
Hay épocas así de inasimilables y hostigosas. Reemplazan bruscamente los períodos tranquilos -rutinarios si se quiere- en los que un sistema de creencias, valores, axiomas e instituciones predomina sin discusión fuera de la celebrada en unos cuantos cenáculos de intelectuales y pequeños clubes de charlistas de bar al borde del alcoholismo y el histerismo, unos y otros agitándose con el frenesí de toda cosa de poca monta y cuyo único efecto es otorgar algún adorno lírico, romántico y bohemio al más bien opaco y aburrido tono del conjunto. Pero, por lo mismo, porque todo se presenta como cosa dada desde siempre, esas épocas, por planas y aburridas que sean, al menos ofrecen el gran beneficio de que predomina un acercamiento natural hacia todo lo que se hace y sin nadie pensárselo dos veces, sin melodramas, sin estridencias, sin discursos, sin posturas.



Los tiempos como los que cabrearon a Amis son aquellos cuando nuevas ideas o muy viejas pero recauchadas vienen a reemplazar a las antiguas y lo hacen en aplastante encomienda. Además se plantean como el “borrón y cuenta nueva” al que se encaminaba la entera historia humana hasta ese minuto, arrogancia y pretensión a la que se agrega la soberbia aportada por quienes se encaraman a ellas. Peor aun, siendo ideas nuevas o que lo parecen, su uso no es inmediatamente natural, sino al contrario, cobran en su performance excesiva intensidad, un aire afectado, de pose, de mala representación; como resultado de eso estas épocas “de transformaciones” apestan a melodrama, artificio e inautenticidad. Ya no basta con SER, sino además se anhela proyectar, PARECER. De ahí los uniformes revolucionarios que con el tiempo constituyen su símbolo: las flores y el pantalón pata de elefante para los que en los 60 se volcaron al hippismo, las parkas y los bototos combativos para los que en ese mismo lapso se las dieron de revolucionarios, el gorro frigio en la revolución francesa, el quepis de ferroviario en la bolchevique, el capuchón y el pantalón bolsudo a medio poto en la nuestra.



Nuestro paquete.
Por todo eso no sólo Amis, de vivir hoy y aquí, se hubiera fastidiado, sino casi quienquiera preservando todavía un gramo de sentido común se fastidia con el “paquete completo” reinando en Chile desde al menos el 2010 en adelante. El paquete, ya abierto, derramó su contenido en todo; inundó la cultura pop y la “docta”, la política, las universidades, los colegios, la calle, las costumbres del día a día, las “redes sociales”, el tono y semántica del periodista promedio, la televisión y la radio. Definirlo como el “discurso políticamente correcto” en vigencia se quedaría corto porque no es sólo cuestión de palabras sino de fuertes emociones, actitudes y reflejos condicionados. Por eso ningún tema perteneciente al paquete es o puede ser tocado sin que se produzca un sobresalto. Dicha tocación ha de ser “conforme a la Ley”. ¡Ay de quien ponga en duda, critique, reflexione! El tema del aborto es ya intocable, el de la homosexualidad y el matrimonio igualitario es intocable, el del satánico lucro es intocable, el de “lo bueno-que-es-en-el-fondo el “socialismo bolivariano” es intocable, el de la asamblea constituyente es intocable, etcétera. El paquete se aviva pero no se toca…



Ha de tenerse mucho tacto con dichos venerados artículos de fe so pena de recibirse feroz castigo en todo lugar donde se manifiesta la concurrencia virtual o material de las feligresías linchadoras, pero debe también andarse con pies de plomo frente a los voceros, bataclanas y solistas del paquete y su Himno al Progreso. Es un ejercicio que exige enorme paciencia porque la postura de quien vive consumiendo esa mercancía es agresiva y atropelladora. ¿Acaso no han descubierto cuál es la Verdad? ¿Quién es uno para ser un obstáculo al advenimiento del Mesías? Suelen además actuar en equipo, habiendo, como hay, una coordinación natural de sentimientos entre estas personas. Tal como las bandas de cristianos fanáticos azuzadas y organizadas por los monjes aplastaban a los paganos en la Alejandría del siglo IV d.C., así hoy el Twitter pone a las de hoy en el camino de la Salvación y la Vida Eterna. A medio andar y de pasada pueden darles camotera a los descreídos.



Verdad y creencia.
No se trata aquí de rechazar a priori y en bulto el contenido de estos paquetes que con periódica y cansada mano la Historia saca, cada una o dos generaciones, de la vitrina del Museo de Cera; dentro de ellos a veces conviven algunos artículos razonables con los delirantes y obsoletos. El problema es que dicha convivencia no es mecánica, sino orgánica; sus partes no se pueden separar y ser sometidas, una por una, al escrutinio de la lógica, la ciencia o el simple sentido común. El paquete sólo se puede consumir entero. Se acepta completo y se ES progresista o no se acepta así y se ES Facho. Lo contrario, pretender examinar el todo por sus partes componentes, a la Descartes, lo convierte a uno en la clase de sujeto al que en los 60 una canción progre, repleta de necedad, reprochaba con el estribillo “usté, no es na, ni chicha ni limoná…”.
Vivimos una época NO de verdades revelándose gracias a internet, la transparencia, el escrutinio público o Wikileaks, sino una nueva Era de la Fe, sólo que no en alguna divinidad y sus profetas, sino como reestreno bastardeado del sentimiento de progreso que imperó en el siglo XIX, el cual al menos se fundaba en algo indudable, los avances diarios de la ciencia y la tecnología;
hoy, en cambio, dicho sentimiento se apoya en una resucitación de axiomas salidos de panfletos disfrazados de ciencias sociales y de refritos ideológicos de a veces 150 años de antigüedad. ¿Hay siquiera una sombra de útiles verdades en algunos de ellos? Puede ser, pero los distorsiona la barra brava y los que rentan de ésta.




El rey que andaba desnudo,
por Jorge Edwards.




Decirle a Yoani Sánchez, la bloguera cubana, que el castrismo, a pesar de todo, ha sido inspirador, que los capitalismos de España y Francia han entrado en dificultades, es como hablar en el aire, en la pura abstracción. Porque la experiencia de la revolución cubana, para los que la han vivido desde adentro, ha sido dramática, terrible, de frustración permanente. Comparar los problemas de la isla con los de Francia y España, incluso con los de Chile, es una broma de mal gusto. La única alternativa válida para la izquierda local sería una revisión drástica, sin concesiones, sin blanduras ni eufemismos, del fenómeno revolucionario: una autocrítica de fondo, por tarde que sea. La dictadura cubana privó a la gente de sus libertades más esenciales y la empobreció en nombre de teorías que ya son anticuadas. Alcancé a conocer las colas interminables de los años setenta y me llegaron ecos de la represión en los más diversos terrenos: el político, el filosófico, el religioso. Mientras muchos aplaudían desde Madrid, Barcelona y París, o desde Buenos Aires, México y Santiago, con el pretexto de combatir el imperialismo, funcionaban en Cuba las siniestras UMAP, unidades militares de ayuda a la producción, donde la revolución encarcelaba y condenaba a trabajos forzados a las llamadas “lacras sociales”: homosexuales, poetas alcohólicos, santeros, marginales de toda clase. Hoy día la situación es menos extrema, pero la libertad de expresión todavía no se conoce, para no hablar de libertades políticas y de reunión, de elecciones libres y un largo etcétera. En una elección reciente hubo centenares de candidatos oficiales y dos disidentes. Nos cuentan que los disidentes perdieron, pero en buena Ley. Me gustaría conocer las condiciones reales de esa curiosa elección. Los candidatos oficiales, en las elecciones cubanas, solían ganar con 99 por ciento de los votos. Y la primera elección conocida tuvo lugar cinco años después del triunfo de los revolucionarios: cinco años de poder total, de cambio drástico, de fusilamientos después de juicios sumarios, sin sanción popular de ninguna especie. Son datos aplastantes, y si alguien hizo la apología del castrismo en su época, ahora no tiene más remedio que reconocer que se equivocó medio a medio. Todos tenemos derecho a equivocarnos, por lo demás. Pero no a mantenernos en el error a toda costa, con ceguera, con cabeza dura e insensible.




Yoani Sánchez nos habla en un tono realista, que parte de los detalles cotidianos, que toma en cuenta las aspiraciones legítimas de la gente de su tierra. Sus crónicas no están hechas de teorías ni de palabrería. Un cubano de hoy, nos explica, tiene derecho a comer, a alimentar a su familia, a conocer las noticias del resto del mundo. Fidel Castro, mesiánico, delirante, testarudo, se ha inspirado en especulaciones ideológicas y ha construido un paraíso social que está muy cerca de ser un infierno. Ella lo ha denunciado con valentía, constancia, talento. No sé si el lector se acuerda de la fábula clásica, contada, entre muchos otros, por don Juan Manuel, el Conde Lucanor. Según el relato de don Juan Manuel, llegaron a una ciudad unos estafadores que ofrecían en venta un paño. Estos estafadores, burladores medievales, explicaban que la gente mentirosa y malvada no veía el paño, que para verlo había que ser un hombre recto. Le vendieron el paño al rey, que no veía nada, desde luego, y el rey, vestido con esa tela, es decir, completamente desnudo, se paseó a caballo por la ciudad. Un niño, que no estaba pervertido por el sentido de las conveniencias, exclamó entonces, a gritos, que el rey andaba desnudo.




Lo que dice nuestra estupenda bloguera es que el rey, que puede llamarse Fidel Castro, Raúl, o lo que sea, anda desnudo, y que nosotros callamos. Dice las verdades que podría decir un niño, pero que los mayores, asustados, hipócritas, no se atreven a decir. Nosotros necesitamos que alguien transmita esa visión honesta, directa, desprejuiciada. Si hemos estado ciegos durante treinta, cincuenta o más años, llegó el momento de rectificar, de admitir la evidencia.




Cuando estuve como representante Diplomático de Chile en La Habana, hace ya un poco más de cuarenta años, algunos Embajadores de países del bloque comunista me señalaban los balcones del hotel como lugares que permitían conversar en forma segura. La sensación de la vigilancia, de la sospecha, de un mundo policial, kafkiano, presente en todas partes, era abrumadora, aplastante. Cuando escribí mi testimonio sobre el asunto, muchos dijeron que estaba paranoico, que tenía delirio de persecución. Guillermo Cabrera Infante, notable novelista cubano que ya había tenido que partir al exilio, me escribió una carta desde Londres. “No hay delirio de persecución”, me decía, “ahí donde la persecución es un delirio”. Lo notable es que vivimos en el interior de ese delirio, de ese sistema enfermizo, de esa utopía degradada, convertida en infierno, y los que nos hemos atrevido a denunciarlo somos muy pocos y hemos sido ferozmente censurados. Uno está obligado a no ser demasiado optimista sobre la naturaleza humana. Pero hay excepciones que nos salvan. Y la gente sencilla y sufrida, los ciudadanos de a pie, entienden el asunto mejor que los grandes capitostes, que pretenden representarlos y no los representan para nada.



Liderazgo, reformas y oportunidades.



El denominado Consejo asesor contra los conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción, ha entregado su informe con proposiciones de medidas en estas materias a la Presidente de la República. Ahora, según se ha informado, será la propia Mandatario la que determinará cuáles de estas propuestas serán recogidas en el conjunto de reformas Legales y administrativas que promoverá el Ejecutivo.




Durante su intervención el pasado viernes, la Presidente ha dejado en claro que pretende convertir esta nueva institucionalidad “más transparente, más ética y más legítima” en uno de los pilares de su administración y que, por lo mismo, será ella quien conducirá el proceso “personalmente”.




Frente al complejo momento por el que atraviesa la política chilena y sus instituciones, fuertemente castigadas en su imagen y respaldo ciudadano, las palabras de la Presidente vienen a reforzar una muy necesaria conducción política, precedidas además por un valorable reconocimiento de las propias responsabilidades: “No siempre supe condenar con fuerza y a tiempo los modos éticamente imprudentes de hacer negocios que hemos conocido”.




Sin embargo, tal como lo señaló en su intervención, los reconocimientos no son suficientes. De la misma forma en que las instituciones deben proseguir con sus funciones, tanto en el ámbito de la administración de Justicia penal como en los asuntos tributarios, es fundamental que las reformas que se propongan en materia de financiamiento de la política contribuyan, efectivamente, a ampliar la competencia en esta actividad.




Sólo el conocimiento íntegro de los planteamientos del consejo asesor, y su posterior debate, permitirán que se conforme una opinión informada sobre la pertinencia de sus propuestas. Porque, en lo inmediato, algunas de las proposiciones del propio Gobierno, como el anticipado rechazo al aporte de empresas al financiamiento Legal de campañas, avanzan en sentido contrario a las necesidades del país. Otorgar mayores posibilidades para los candidatos desafiantes, con ampliación de los plazos de campaña, resulta tan importante como impedir que el Estado tenga el monopolio del financiamiento.




Una renovada fortaleza en la conducción política permitirá al Gobierno abocarse a los desafíos más urgentes que enfrenta el país, comenzando por la necesidad de recuperar el alicaído crecimiento económico. En este sentido, resultan preocupantes las dispersas y, en algunos casos, poco relevantes prioridades Legislativas acordadas por el oficialismo el pasado fin de semana.




Para que esta nueva etapa inaugure, efectivamente, un ciclo virtuoso de entendimiento y crecimiento, menos confrontacional y con prioridades más ajustadas a los requerimientos de la población, es fundamental que las autoridades no confundan la necesidad de liderazgo con esa suerte de fanatismo programático que impregnó a buena parte del oficialismo en los primeros meses de administración. Después de todo, esos mismos sectores deben reconocer que la pérdida de respaldo al accionar del Gobierno comenzó antes de conocerse las denuncias de financiamiento irregular de campañas, lo que evidencia el progresivo proceso de distanciamiento entre los intereses ciudadanos y el plan de reformas de la Nueva Mayoría.




Inmuebles y conservación histórica.





La Municipoalidad de Santiago se encuentra tramitando la declaración de inmuebles de conservación histórica para diversas propiedades del casco antiguo de la Comuna, situación que preocupa a los vecinos afectados, según una nota publicada por este diario, por cuanto implicará cargas y restricciones, y ningún beneficio para ellos.




Dicha declaración, como las de zona típica o monumento nacional, constituyen un problema regulatorio de larga data y que levanta críticas generalizadas cada vez que las mismas tienen lugar, y que se mantiene sin solución a través del tiempo. El inconveniente no es el objetivo de preservar un patrimonio cultural o histórico, que sin duda es valorable, sino que se haga a exclusiva costa de los propietarios de los inmuebles, cuando existe un interés público envuelto y la beneficiada es la comunidad toda. En efecto, tales declaraciones no sólo imponen cargas y restricciones, sino que además impactan negativamente el valor de las propiedades, ya que disminuye la posibilidad de alterarla o demolerla, sin que el dueño perciba indemnización o compensación alguna, ni un aporte económico para cumplir las obligaciones que se le imponen.




Un régimen de conservación histórica o cultural en esas condiciones es de dudosa Constitucionalidad, ya que limita las facultades inherentes al dominio sin la consiguiente indemnización y falta a la igual distribución de las cargas públicas. Sobre este punto no existe mayor discusión entre los expertos Constitucionales. Por otra parte, otorgar compensación resulta de la más elemental justicia: si la comunidad quiere beneficiarse de la conservación de un patrimonio, debe contribuir a ello y no dejar caer el costo sobre el propietario, mediante decisiones que son altamente discrecionales. Pareciera que es hora que la Legislación se haga cargo de llenar un vacío regulatorio que es manifiesto.




Paseo por el Kremlin.



Con un discurso de no alineamiento y críticas a los "fondos buitres", a Estados Unidos y a la Unión Europea por las sanciones contra Rusia, la Presidente argentina habló de geopolítica y, en su estilo característico, explicó cómo Argentina "desafió las reglas" que imponen los grandes centros económicos y financieros. "Yo no acostumbro a dar lecciones, pero las teorías de ajuste son remedios del pasado que no pueden ser vistos como solución". Existe, dijo, "la necesidad de respetar a rajatabla la multilateralidad encarnada por las Naciones Unidas", y se manifestó en contra de la mentalidad "binaria amigo-enemigo, como en la Guerra Fría" para justificar su acercamiento a Rusia, cuyo Gobierno está sumamente afectado por su intervención en Ucrania, por su apoyo al programa nuclear iraní y por la dura represión que ejerce contra los opositores.


Para Cristina, el objetivo de desarrollar la industria energética es fundamental. Necesita recibir inversiones para explorar los yacimientos de gas de esquisto, en el sur, para los que son fundamentales los capitales extranjeros. Lo mismo en el tema nuclear. Ya tiene acuerdos previos con China para ambos asuntos, y la entrada de las empresas rusas se ve como una manera de acelerar el avance de esos proyectos.


El sueño de comenzar una sexta planta de energía nuclear Cristina lo quiere materializar mediante un convenio en el cual Rusia participaría en la construcción y en el suministro de combustible para los reactores y transferencia de tecnología en materia nuclear. No hay acuerdos definitivos al respecto ni cifras involucradas. Y probablemente será el próximo Gobierno argentino, el cual se elige en octubre, al que le corresponda concretar, si los considera beneficiosos, los convenios firmados (muchos de ellos son solo cartas de intención).



A pesar del bombo con que se llevaron a cabo las negociaciones, a Cristina (que llevó una comitiva de cien personas) no le resultó fácil "vender" las virtudes de invertir en su país. De hecho, el único acuerdo concreto es la construcción de una represa hidroeléctrica en Neuquén.

Reparos a las restricciones en Argentina.

Los empresarios rusos (la mayoría, el sector Estatal) fueron directos en plantear sus dudas a Cristina Fernández acerca de temas como la repatriación de utilidades por las restricciones que le impone el Gobierno a los productores. La inseguridad jurídica de las inversiones en Argentina es conocida. Cristina soslayó el asunto diciendo que eso se ve "caso a caso", y puso de ejemplo a Chevron y a YPF, que firmaron acuerdos de exploración en el yacimiento de Vaca Muerta.


Más aun, el propio Putin, al reunirse con Cristina, planteó ciertas reservas al asegurar que se han "dinamizado mucho los contactos políticos y comerciales, pero subsisten dificultades que hay que resolver", y mencionó que las importaciones de petróleo ruso disminuyeron y que, a pesar de las cifras argentinas en contrario, la balanza comercial tiene un déficit para Rusia, con lo que bajó algo las expectativas argentinas.


Como broche de oro, para conquistar a Putin, Cristina alabó una exposición sobre la derrota del nazismo, haciendo elogios al "aporte invalorable del Ejército Rojo soviético" al fin de la Segunda Guerra Mundial. Putin esbozó una sonrisa de satisfacción. Parecía que cualquier acuerdo podría sellarse después de eso.


Olas migratorias necesitan soluciones estratégicas.

A diario se conocen historias trágicas de inmigrantes que mueren en el intento de llegar a la Unión Europea cruzando el Mediterráneo en frágiles embarcaciones atestadas, o a países que les den refugio seguro. Muchos de ellos huyen del caos provocado por guerras civiles, o de la incertidumbre que viven en sus países de origen por inestabilidad política, Gobiernos corruptos o dictatoriales. Otros simplemente escapan de la pobreza en busca de un futuro mejor.


La mayoría de los actuales migrantes provienen del Medio Oriente, azotado por guerras civiles, y países pobres de África, pero también se da el fenómeno de las migraciones masivas en Asia, e incluso han ocurrido en América, desde Haití. Los casos emblemáticos de la segunda mitad del siglo XX fueron Vietnam, Laos y Camboya, después de la guerra indochina, desde donde huyeron cerca de tres millones de personas.


Tomada en contexto, la actual ola migratoria es un asunto de seguridad mundial que debe ser enfocado con visión estratégica. Si bien la UE está abocada a salvar náufragos, también debe buscar evitar que sus políticas de acogida sean un incentivo para nuevos refugiados. Y, más allá del remedio inmediato -salvataje y asilo-, la búsqueda de la esquiva estabilidad y prosperidad en los países de origen es una imperativa meta del siglo XXI para la comunidad internacional.


Un par de cartas para meditar:


Señor Director:


Yoani, ídola total.


Me declaro seguidor y admirador de la carismática bloguera cubana Yoani Sánchez. Esta valiente periodista ha sido hostigada, perseguida, arrestada y maltratada por la dictadura castrista; sin embargo, ella no se ha arredrado ni una pizca.


Su pluma, noble y aguda, es la mejor arma para combatir el deleznable bozal comunista. En estos tiempos en los que es tan difícil encontrar modelos para nuestros jóvenes, declaro, urbi et orbi , ¡Yoani, ídola total!

Gabriel Guiloff.


Señor Director:




Mea culpa.




El mea culpa de la Presidente Bachelet me llega como relatos que parecen ser prometedores y que acaban siendo repetitivos, interminables y aburridos. Cuentos en los que no se cuenta nada y que se agotan en sí mismos como recurso expresivo. Es la razón por la que se aprovecha de usar este modismo para aludir a un asunto cuya solución no parece tener fin, por una serie indefinida de demoras en cuanto a su conclusión definitiva. En pocas palabras, es “el cuento de la haba que nunca se acaba”.




René Haddad Cosio.


Señor Director:


Reconstrucción.




No sé si se acuerdan del incendio que arrasó con Valparaíso el 12 de abril del año pasado. Para los que no saben, más de 500 subsidios se entregaron para reconstruir miles de casas, y a más de un año del incidente, ¿saben cuántas viviendas se han reconstruido?: 16. Es una vergüenza. 156 años tomaría reconstruir Valparaíso si seguimos a este ritmo, 156 años calculados con los recursos que existían antes de las tragedias que afectaron al norte y al sur de nuestro país. ¿Cuantos años serán ahora?




Pablo Riveros Hachette, Alumno de tercero medio.




Palabras Presidenciales engañosas:


El fin del binominal no profundiza la democracia ni da más representación a los votantes, solo garantiza la eternización den el poder de la Nueva Pillería con un sistema que es un traje a la medida para el objetivo delatado.




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Letra Marcha: Soldados del 73

Letra Marcha Soldados del 73

Autor: Rosabella Liniers
Compositor Gianfranco



Son hermanos los Infantes,
todas las armas y soldados del ayer
Carabineros, Marinos y Aviadores
Combatientes del 73.

Un sólo cuerpo, un sólo corazón,
noble misión, proteger a la Nación,
la frente en alto saliendo del cuartel,
los soldados del 73.

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

En el recuento se hace el silencio,
por los heridos, los caídos que no están,
lo lamento mi Capitán,
mi Sargento no le puede contestar.

La Patria es libre, llegó la paz,
en el desierto, el cielo, azul el mar,
ya nuestros hombres cantan victoria
Combatientes del 73

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

Piñera anuncia propuesta de reformas educacional y tributaria, gentileza EMOL

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