Las Damas de Blanco,
la prensa y los opositores han sido el
objetivo de la
nueva ola de represión desatada por la tiranía
inmediatamente de
anunciado el acuerdo con Estados Unidos sobre relaciones
Diplomáticas.
Atrasado fin del siglo XX,
por Karin Ebensperger.
Aunque nada concreto ha variado aún, todo
cambió. Hay otro clima, otro tono. La restauración de relaciones entre
Washington y La Habana demuestra que la libertad personal es el concepto
filosófico clave de la sociedad occidental, un valor intransable que derriba
muros e ideologías.
Estamos observando -entre EE.UU. y Cuba- esa definición que dice que la política es "el arte de lo posible". Porque nadie en La Habana ha dicho que el régimen pondrá término al monopolio del PC. Tampoco Washington ha ofrecido por el momento el fin del embargo económico, que depende del Congreso. No, esto es Realpolitik pura y dura. El arte consiste en reconocer el nuevo escenario, sin exigencias. El Presidente Obama actúa con la esperanza de que reanudando relaciones políticas y económicas se fortalecerá la sociedad civil en Cuba, que exigirá más libertad. Y los Castro aceptan transparentar lo que ya todos sabemos: que Cuba depende de los dólares norteamericanos, y esas remesas ahora serán mucho mayores.
Entendiéndose con Washington, el régimen castrista calcula que podría salvar algo de su utopía, pues, como dijo Raúl Castro, "queremos actualizar el modelo económico para construir un socialismo próspero y sostenible" (en otras palabras, eso que no existe hoy en Cuba). Es una forma de ceder sin perder la cara ni la retórica, algo sustancial para los Castro. Y, astutamente, Barack Obama no insiste por ahora en democracia y derechos civiles. Espera dividendos políticos al dar curso a ganancias concretas: hay planes de financiar emprendimientos privados en la isla, exportar equipos informáticos, liberalizar viajes y, sobre todo, abrir mecanismos financieros, cuentas bancarias en Cuba. Increíble. Empresarios cubanos de Miami ya se preparan para invertir fuerte en infraestructura, tan atrasada en la isla. Washington espera así ayudar a una transición mesurada, antes de que ocurra un descontrol a 140 km de su costa.
Pero aunque todo sea pragmatismo y nadie hable de amor a la humanidad o hermandad de los pueblos, lo que está ocurriendo es esperanzador. Sucede a 25 años del fin del Muro de Berlín, que no "cayó", sino que cedió ante el clamor popular por libertad. En forma sutil, pero igualmente significativa, la isla que desde enero de 1959 es dirigida por el mismo PC y la misma privilegiada familia, hoy abre sus costas porque la libertad se estaba colando entre las rocas y el malecón. La revolución que casi colapsó con el derrumbe de la ex URSS (después de exigir tanta sangre de cubanos peleando para Moscú guerras ajenas en África) hoy acepta algo que muchos como Yoani Sánchez venían sosteniendo hace años: la ideología no alimenta a nadie y ha impedido que los cubanos desplieguen su creatividad en libertad.
Retroceso en la libertad,
por Enrique Munita.
La aprobación del proyecto de reforma laboral
implicaría un enorme retroceso en el ámbito de las libertades personales.
Específicamente en lo referido a la libertad de asociación, que tanto nuestra
Constitución Política, como tratados internacionales de Derechos Humanos y
convenios de la OIT, garantizan. Sería lamentable que en esta etapa de nuestra
evolución democrática se pudiera aprobar una Ley que redujese la libertad para
afiliarse o no a un sindicato. Dicha limitación podría producirse tanto por la
vía legal -afiliación sindical automática-, como por una vía un tanto más
indirecta, pero igualmente inconstitucional, como lo es el establecer que, de
hecho, sólo podrán adquirir ciertos beneficios quienes se afilien a un
sindicato o a quienes éstos decidan hacer extensivos los beneficios
(titularidad sindical).
El proyecto Gubernamental requiere siempre el
consentimiento del sindicato para que la empresa extienda beneficios a los
trabajadores no afiliados. En la práctica, cualquier trabajador que pretenda
acceder a beneficios obtenidos en una negociación colectiva deberá afiliarse al
sindicato.
Este sería un mecanismo criollo para obviar una
libertad que las democracias más exitosas en el ámbito económico reconocen a
sus ciudadanos. La tasa de sindicalización promedio de la Ocde se ha reducido
de un 20,8% en 1999 a un 16,9% en 2013, y continúa a la baja. Francia, en 2013,
presentaba un 7,7% de afiliación sindical, Suiza un 16,2%, Estados Unidos un
10,8%, España un 15,9%, etc. Esos países no limitan los beneficios obtenidos en
la negociación colectiva a quienes los sindicatos estén de acuerdo para
extendérselos. No ocurre así, y no se haría, porque esos países respetan la
libertad de asociación y los tratados internacionales que la garantizan. Chile
presenta una afiliación sindical en línea con el promedio de la Ocde. Bajo
pretexto de una supuesta baja afiliación sindical, lo cual no es efectivo,
según los datos expuestos (que no consideran la afiliación de los funcionarios
públicos a sus organizaciones sindicales, como sí ocurre en otros países de la
Ocde), se pretende forzar -de hecho- a la afiliación sindical.
Los chilenos valoramos nuestra libertad
personal. En el ámbito laboral quedó en evidencia cuando en la Encuesta CEP de
julio de 2014 se consultó a las personas respecto a la obligatoriedad de la
afiliación sindical. La respuesta fue contundente: un 61% dijo que el
trabajador debe ser libre para afiliarse o no a un sindicato, y sólo un 32%
pensaba que debía afiliarse obligatoriamente. De aprobarse la reforma laboral,
esta libertad se vería conculcada por la vía económica, esto es, de beneficios
o prestaciones a las que sólo se puede acceder por quien esté sindicalizado. Es
contrario a la libertad sindical que para acceder a dichos beneficios, un
trabajador se vea obligado a sindicalizarse. Esto debería corregirse en el
proceso legislativo, ya que de lo contrario nos restaremos de aquellos países
en que sí se respetan las libertades personales.
Buenas intenciones, malas políticas,
por Sergio Urzua.
El 2014 fue un año enredado. Las condiciones
estaban dadas, las intenciones eran buenas, pero las resultantes políticas
públicas no han estado a la altura de las circunstancias. Perdimos la
oportunidad de mover de forma prudente y ordenada los cercos que limitan
nuestro desarrollo.
Con un escaso debate técnico, criticada
transversalmente y con un resultado final que se pondrá a prueba en los
próximos meses, la reforma tributaria se transformó en el símbolo de la nueva
forma de hacer política pública. Y el desliz nos salió caro. A pesar de las
defensas iniciales, quedó claro que la experiencia impactó nuestra economía: el
desplome de la inversión (sobre 6%) y el bajo crecimiento (1,7%) del 2014 no
pueden ser explicados solo por factores externos.
Pero el 2015 ha comenzado con un potente
candidato que amenaza desplazar al símbolo del año anterior. En educación, si
bien los músicos son distintos, estos han demostrado una gran habilidad para
componer la misma melodía. Buenas intenciones no están produciendo buenas
propuestas. Existen dudas fundadas de que el fin del lucro, copago y selección
mejorará la calidad del sistema. Es tan evidente el punto que incluso la
Presidente reconoció que el popurrí no había sido "su primer sentido".
A la transantiaguina percepción, hay que
agregar los problemas de diseño. La muerte lenta de los liceos emblemáticos
acordada esta semana por los Senadores de la Nueva Mayoría es un buen ejemplo.
El fin de la selección por mérito académico es equivalente a hacer un
tratamiento de conducto, pero en la muela equivocada. La población ha
respondido al innecesario dolor con un alto rechazo.
Pero hay más. El desencanto ante las propuestas
también se explica por el equivocado diagnóstico original. Ilustro el punto con
tres cifras. En el 2013, en las 22 Comunas en donde la candidata Michelle
Bachelet obtuvo sobre el 75% de los votos un 91% de las familias con niños en
edad escolar (cuarto básico) consideró que su colegio era un buen lugar para
aprender, 89% declaró que volvería a matricular a su hijo allí y 87% incluso lo
recomendaría a familiares. Los altos porcentajes no solo explican la irritación
de las familias ante cambios contraculturales -la experiencia de veinticinco
años de progreso en democracia pesa-, sino que también informan de los
potenciales costos políticos de la reforma.
Termino con una mención especial a un nuevo
candidato. A pocos días de haber sido presentada, la reforma laboral ya genera
dudas transversales. Fortalecer la negociación colectiva es una buena
intención, pero encarecer el empleo es una mala política pública. ¿Quizás se
mejore su diseño en el Congreso? Frío, frío. Eso sería tan probable como creer
que el Viejito Pascuero nos traería la Casen durante el 2014.
¿Robo de madera?
por Axel Buchheister.
El año comenzó con atentados en La Araucanía,
que afectaron incluso a una empresaria de extracción de áridos que se quejó de
ser víctima a pesar de ser mapuche. No obstante, los ataques graves venían
desde el fin de semana pasado, cuando en Tirúa dispararon desde tierra a un
helicóptero de Carabineros que patrullaba la zona, causando un herido grave en
su interior. No es primera vez, pero en esta oportunidad el ataque fue más
certero porque se empleó un fusil, que quizás era de caza y fue robado a un
agricultor en un atentado anterior.
No obstante, el Subsecretario del Interior
desvinculó totalmente el ataque a la aeronave de la violencia de La Araucanía:
“hemos establecido con nitidez que los hechos (...) no tienen ninguna relación
con las reivindicaciones étnicas habituales del movimiento mapuche, sino que
tienen que ver con los hechos delictuales de robo de madera”. Sería un simple
aprovechamiento de ellas.
Una aseveración sorprendente, porque no ofreció
detalles y sería raro que recién sucedido los tuviera; de ser así, sería
exigible que ya hubiere responsables identificados y estuvieren próximos a su
detención. Lo mismo se dijo hace dos meses a raíz una emboscada en la cual
resultaron Carabineros heridos.
Sería lamentable que se esté tratando de
bajarle el perfil al conflicto mapuche sólo por razones políticas, porque la
relación existe: es precisamente el ambiente de impunidad y ausencia de
seguridad en la zona lo que impulsa a la comisión de otros delitos; a río revuelto,
ganancia de pescadores. Por ello, la eternización del conflicto étnico,
justificarlo y no resolverlo, tiene un efecto de “mancha de aceite” que se
extiende a otros ámbitos. No en vano zonas que se consideraban tranquilas han
dejado de serlo, con tomas, atentados o cobros de peajes para transitar.
Pero además, no se puede descartar que sea una
relación explícita y que haya un potenciamiento entre los violentistas y la
delincuencia común, para mutuo provecho. Sucede en otras partes del mundo, como
entre las Farc y el narcotráfico. Quienes piensan que decir eso es ofender al
pueblo mapuche y que en Chile eso no pasaría, no analizan bien el asunto: si
una causa justifica quemar y matar (ya ha sucedido), dar el paso que sigue no
es difícil, particularmente, cuando la mantención de cualquier iniciativa mayor
requiere de recursos económicos. Entonces, hay incentivo para llegar a
“acuerdos estratégicos” con mafias que roban madera. De hecho, jamás se ha oído
hablar de confrontaciones entre comuneros mapuches y ladrones de madera, cuando
ésta proviene de tierras que están dentro del área de reivindicaciones
indígenas. Descartar sin más la hipótesis que hay vínculos, no es muy
razonable.
Quizás el Subsecretario tiene datos que guarda
en reserva y nos sorprenderá en unas semanas con resultados que demuestren que
tenía toda la razón al ser tan tajante. De lo contario, es que está
pretendiendo que todo es normal y negándose a reconocer los indicios que la
situación en La Araucanía está escalando en complejidad y sobrepasando por
completo a la autoridad.
Mitos sobre la renuncia de Molina,
por Eugenio Guzmán.
Resulta por lo menos ingenuo pensar que a la
entonces ministra de Salud se le haya pedido la renuncia sólo por sus dichos en
la entrevista con La Segunda. Más bien parece un buen pretexto.
La polémica parece un tanto artificial. Es
querer darle un vértice moral a un problema de índole político y estratégico.
Claro está que, dentro de la cultura de izquierda, un argumento recurrente son
las supuestas conspiraciones de parte del mundo del frente, sean estos
conservadores, liberales, capitalistas, la élite, burgueses, cuicos, momios o
lo que sean. De allí que, para muchos, su salida la entroniza como la de una
heroína de la contienda política.
Los dichos de la Ministro no constituyen
argumentos per se, excepto para quienes el doble estándar, denunciado por ella
misma, sí lo serían. En estricto rigor, se trata de ataques ad hominem,
recursos retóricos, donde lo que se busca es desacreditar a quien sostiene una
tesis y no a la tesis misma. Es decir, el que supuestamente los “cuicos”
tuvieran una conducta, no dice nada en relación con la verdad o falsedad de la
posición de ellos ni la de la Ministro.
Quienes sostuvieron que decía una verdad, flaco
favor le hacían al Gobierno. ¿La razón? Muy simple. En momentos en que entraba
al Congreso la reforma laboral, aparecía Molina desordenándola y acaparando
cámaras, generando realineamientos y opacando la firma del proyecto de Ley de
reforma laboral el mismo día en que veía la luz.
La entrevista había sido realizada con
antelación. Por qué tanto revuelo. Una posibilidad es que Molina no hubiera
informado a La Moneda, y en el contexto de la mecánica del Gabinete de
Bachelet, mucha autonomía no es muy buen vista. Además, si el tema está
radicado en otra cartera, no tenía mucho sentido que se pronunciara por el
tema.
En junio había sido la propia Molina quien
había afirmado que el proyecto sería enviado por el Sernam en el segundo
semestre de 2014. Por eso, más allá de la autonomía para referirse al tema, lo
que parece más plausible es el que su trayectoria en el Gabinete había estado
sujeta a profundas críticas. En efecto, su gestión en Salud se había traducido
entre otros aspecto en que la deuda hospitalaria se había duplicado en estos 9
meses (US$ 120 millones adicionales). A esto se agregan sus conflictos con la directora
del Fonasa, el paro de funcionarios del sector y ciertamente roces con la
dirigencia política. El broche de oro es que la desaprobación en Salud había
crecido de 43% a 66% en el período.
En este contexto, y esperando un nuevo año más
complejo en el sector, resulta claro que la necesidad de hacer un cambio en la
cartera parecía lógico y qué mejor que esta coyuntura para hacerlo.
Adicionalmente, qué mejor forma de hacer un cambio sin que el Ejecutivo
apareciera cediendo a las presiones, sino que, por el contrario, como un acto
de disciplina para el gabinete.
"No me arrepiento",
por Joaquín García Huidobro.
Más allá de la opinión favorable o contraria al
aborto que uno mantenga, los dichos de la ex Ministro Molina no constituyen
precisamente un ejemplo de ponderación: "muchas" de las familias
"más conservadoras" del país "han hecho" abortar a sus
hijas en "todas" las clínicas "cuicas". Hablar así, sin
ningún matiz, al bulto, sin dar mayores pistas, resulta inaceptable para
alguien que detenta una alta jerarquía. Además, si ella posee datos que
comprueban sus aseveraciones, ¿por qué no denuncia? ¿O tiene motivos especiales
para encubrir a cuicos y conservadores? Y si no los tiene, ¿no es eso lo que
llamamos calumnia?
En todo caso, lo que llama la atención en Helia
Molina no es que cometa errores. Tampoco que hable más de la cuenta o que diga
cosas injustas o disparatadas: ¿quién está libre de esos desatinos? Lo que
sorprende es la complacencia y seguridad con que sostiene que no se arrepiente.
La falta de arrepentimiento es un motivo
constante en campos como la música. Resulta difícil olvidar la fuerza con que
Rebeca Godoy, esa combativa folclorista, terminaba una hermosa canción,
contenida en el disco que grabó antes de morir: "...Y que no me arrepiento".
Todo su cuerpo se conmovía y los ojos se le llenaban de lágrimas cuando cantaba
estas palabras en público.
El "no me arrepiento" está muy bien
en la música, pero en la política y en la vida las cosas son distintas.
No sabemos qué pasó por la mente de la ex
Ministro cuando dijo esas cosas, pero sí podemos decir que la lógica del
"no me arrepiento" es, precisamente, la lógica del fanático. ¿Cómo
puede uno pensar que unas afirmaciones tan gruesas, precipitadas y carentes de
pruebas no requerirían, al menos, algunos matices?
Tampoco fueron ejemplares las declaraciones de
sus correligionarios, que la transformaron en una mártir de la honestidad, por
decir lo que piensa. Eso, para algunos Parlamentarios, es un gran valor
político (espero que no se enojen cuando, con toda sinceridad, el Diputado
Urrutia pida un minuto de silencio por el General Pinochet).
En todo caso, la incapacidad para rectificar no
es patrimonio de la izquierda. En todo el espectro político se observa una
enorme dificultad a la hora de admitir los propios errores.
¿Por qué resulta tan difícil reconocerlos?
Quizá por la misma razón que en la vida diaria. Se piensa que esos
reconocimientos afectan la credibilidad, cuando en realidad sucede exactamente
al revés. En tiempos en que la política no está precisamente prestigiada, el
reconocimiento de los errores es un medio para despertar confianza en el
público. Así lo entendió la Presidente Bachelet en su mensaje de Año Nuevo.
Buen comienzo.
Hay, sin embargo, otra razón más profunda que
explica la dificultad para admitir errores: la identificación entre el error y
la maldad moral. En nuestro país, es frecuente atribuir la conducta política
del adversario a su mala voluntad. Si los socialistas promueven una reforma
laboral, dicen unos, es porque odian a los empresarios. Si los empresarios se
oponen a esa reforma laboral, señalan otros, es porque les interesa explotar a
los trabajadores. Ambas clases de explicaciones son muy deficientes, y revelan
estrechez mental en quien recurre a ellas. No pretendo negar que haya casos de
franca mala voluntad, pero lo normal es, simplemente, que uno y otro estén
enfocándose en un aspecto del problema. Si la variable fundamental es el
empleo, los empresarios tienen razón; si el centro de la cuestión está en las
remuneraciones de los que actualmente están trabajando, entonces la razón la
tiene la CUT. Este no es un problema de buenos y malos, sino de quién entiende
mejor los diversos aspectos del problema.
Ahora bien, si, como suele suceder, el error se
asimila a la maldad, entonces es muy difícil que la gente tenga la hidalguía de
reconocer los propios errores. La consecuencia de esta incapacidad es que
tenemos una política de mala calidad, llena de conflictos que podrían evitarse
si se ejercitara un poco más la capacidad de rectificar. Porque, parafraseando
al Quijote, podríamos decir que un buen arrepentimiento es la mejor medicina
para la política.
Inquietud ciudadana y definiciones Presidenciales.
Si hay una palabra que puede resumir el estado
de ánimo de la ciudadanía en el inicio de 2015 es inquietud, derivada de la
percepción de deterioro en áreas relevantes de la actividad nacional, como la
situación económica y la delincuencia, y de la falta de acuerdo respecto a
definiciones sobre temas fundamentales para el futuro del país, donde el Gobierno
ha planteado cambios radicales, como la reforma educacional o la reforma
laboral, que no concitan el consenso de la ciudadanía.
El amplio apoyo que la Presidente Michelle
Bachelet obtuvo en las urnas para llevar adelante un segundo Gobierno, parece
haber sido mal comprendido por su administración y los partidos que la apoyan,
generando en este breve período una caída considerable del sustento popular y
una visión negativa de la forma como se está llevando adelante su gestión. Las
causas que pueden explicar esta caída es posible encontrarlas en un cierto
“mareo ideológico”, que llevó a interpretar ese voto de confianza como un
mandato para llevar adelante las reformas que identifican a los sectores más
extremos de la Nueva Mayoría, pero que han despertado el rechazo de sectores
amplios de la sociedad.
Un ejemplo claro de esto son las limitaciones
en materia de libertad de enseñanza y del derecho de los padres a escoger el
colegio de sus hijos -que forman parte del actual texto de la reforma
educacional-, las que han motivado protestas de los apoderados y sostenedores
de colegios y generado división incluso al interior de las bancadas
oficialistas. Esto se ha visto agravado
por la falta de disposición al diálogo y a la búsqueda de consensos,
paradigmáticamente resumida en el concepto de la retroexcavadora como criterio
planteado para llevar adelante los cambios.
Hasta ahora el Gobierno ha atribuido sus problemas
a deficiencias en la comunicación de sus políticas y a los efectos de un
deterioro económico que aún atribuye al Gobierno anterior, a pesar de que los
analistas independientes identifican a la reforma tributaria y a otros cambios
que se plantean en áreas relevantes de la economía como factores claves en las
expectativas a la baja. En todo caso, el efecto acotado de la desaceleración en
las cifras de desempleo ha sido un factor positivo e inesperado que ha
morigerado las críticas hacia las autoridades económicas. Lamentablemente los
pronósticos oficiales de la llegada de la recuperación se han visto desmentidos
por malas cifras en meses recientes, sin que sea posible todavía determinar
cuándo se producirá el tan ansiado “punto de inflexión” en las principales
variables.
A este panorama se ha sumado en las últimas
semanas la inminencia de un cambio de Gabinete -inevitable luego de la renuncia
de la Ministro de Salud, ante la evidencia de la necesidad de ajustes en un
equipo que no ha respondido a las expectativas en materia de gestión e impulso
de las directivas Presidenciales.
Por eso en los próximos días la Presidente
enfrentará definiciones claves que marcarán el segundo año de su mandato último
sin elecciones y de la agenda de reformas que ha planteado al país. La primera
de esas definiciones será la extensión del cambio de Gabinete y si éste
incluirá a algunas de las carteras más importantes de la conducción política y
económica del Gobierno, lo que dará una señal clara de si se pretende ajustar
la orientación más general del Gobierno o sólo reemplazar a los Ministros cuya
gestión se aprecia más débil. La segunda definición es hasta dónde se
manifestará la voluntad de diálogo y búsqueda de acuerdos en proyectos
emblemáticos como la reforma educacional y la reforma laboral, que hasta ahora
sólo cuentan con el apoyo de las bancadas oficialistas y que, siendo
formalmente suficiente para su aprobación, resta sustento a cambios relevantes
en materias sensibles para el país.
En el caso de la oposición, aparece debilitada
y sin peso suficiente para ser contraparte del Gobierno de la Nueva Mayoría,
revelando la profundidad de la derrota electoral y política sufrida en las
últimas elecciones. Su posición se ha visto fortalecida más por los errores y
deficiencias del Gobierno que por el resultado de su propia acción. Por su
parte, los logros que se aprecian en la actuación conjunta de RN y la UDI
resultan aún incipientes y a la espera de la consolidación de liderazgos que
posicionen a su sector ante la opinión pública, con un perfil claro y
consistente frente a las reformas que se están discutiendo. Esos liderazgos,
además, parecen estar más vinculados a las aspiraciones de candidaturas Presidenciales
que a la conducción que requieren sus partidos, reiterando una vez más los
personalismos que recurrentemente debilitan a ese sector.
El país se encuentra así en una suerte de
paréntesis, a la espera de las definiciones planteadas y del posicionamiento
que irán tomando los distintos sectores políticos a partir de ellas, donde un
factor que estará presente en forma creciente son las alianzas que se
constituirán de acuerdo a las nuevas reglas que regirán los futuros procesos
eleccionarios.
El grueso de la ciudadanía espera que el país
pueda abordar reformas consensuadas en ámbitos como la educación, la salud o
las condiciones laborales, sin perder lo que el país ha avanzado en términos de
libertades y espacios de decisión, y sin comprometer la estabilidad económica y
política que ha permitido avanzar en estos temas en las tres últimas
décadas. Gobierno y oposición deberían
cumplir responsablemente su rol para
llevar adelante este proceso y despejar la inquietud que hoy prevalece en el
país.
¿Recuperación argentina en 2015?
Argentina ha vivido diez años de fuertes
confrontaciones políticas, en parte debido al permanente empeño de la Presidente
Cristina Fernández en imponer sus criterios a toda costa. Si es verdad lo que
dicen los comentaristas, la ciudadanía está cansada y espera que el sucesor de
la Presidente sea moderado y dé garantías de que se enmendará el rumbo de la
economía.
El 66 por ciento de los entrevistados en una
reciente encuesta no quiere que gane el kirchnerismo en las Presidenciales. Si
esa cifra se mantiene así, Cristina Fernández tendrá que retirarse a sus
cuarteles de invierno, perdiendo la influencia y el poder que ha ejercido sin
contrapeso en el Frente para la Victoria, el sector del peronismo que ella
lidera. Quizás, como se especula, se presente como candidata a un escaño en el
Parlamento del Mercosur, que se elegirá en simultáneo. Difícil es que su hijo
Máximo asuma algún papel destacado en el proceso electoral, pero no se puede
descartar que su movimiento, La Cámpora, intente retener los espacios de poder
ganados en los últimos años. Por ahora, Daniel Scioli se ve como la figura de
la continuidad, pero la Presidente no lo ha ungido su delfín por cierta actitud
díscola del Gobernador de Buenos Aires, que no le rinde total pleitesía.
En la oposición, el panorama debe despejarse lo
antes posible. Mauricio Macri mantiene el liderazgo del sector de
centroderecha, pero la falta de bases en el interior lo obliga a aliarse con
partidos o movimientos que tengan fuerza en las Provincias. Al parecer, con la
izquierdista Elisa Carrió hay conversaciones y avances, lo mismo con los
radicales; no así con el disidente del peronismo Sergio Massa ni con los
socialistas de Hermes Binner. Macri está seguro de que peleará la segunda
vuelta con Massa, el ex Jefe de Gabinete de Cristina que agarró vuelo propio.
Lo importante a estas alturas es concretar una
alternativa para evitar que se prolongue la incertidumbre sobre el futuro. Si
hay claridad sobre las opciones, quizás podría recobrarse anticipadamente la
confianza de consumidores e inversionistas que apuesten por la recuperación y
el despegue de la economía.
Bolivarianos afectados por bajo precio del
petróleo.
El desplome de los precios del petróleo golpea
fuerte a Venezuela y Ecuador, dos países "bolivarianos" que han hecho
de los petrodólares la fuente de su prestigio en la región. Hoy enfrentan la
disyuntiva de reenfocar sus prioridades. Mientras Caracas reduce sus
"regalos" a los socios, y reconoce un crecimiento negativo de 3 por
ciento en 2014 y una inflación del 63 por ciento anual, Quito busca aprobar en
el Parlamento medidas tributarias paliativas, y que incentiven la inversión
extranjera para "cumplir con las metas Fiscales" del 2015.
A diferencia de sus socios del ALBA, Bolivia no
recibirá el impacto del precio del crudo inmediatamente, sino dentro de unos
meses. Según el Gobierno, no hay que "asustarse", sino solo
"preocuparse" por la situación futura, pues las ventas de gas, que
representan el 51 por ciento del total de exportaciones, a Brasil y Argentina
tienen un precio que se reajusta semestralmente, en el caso del primero, y
trimestralmente, en el del segundo, de manera que se mantendrá el promedio del
precio de los últimos meses de 2014, al menos hasta mediados de año. Carlos
Villegas, Presidente de YPFB, la Estatal boliviana que maneja los
hidrocarburos, aseguró que si bien Bolivia vería disminuidos sus ingresos, lo
compensará en parte con la caída del precio de las bencinas y diésel importado,
que vende subsidiado en el país.
A pesar de la retórica populista y antiempresarial
de Evo Morales, el Gobierno ha manejado con bastante responsabilidad las
finanzas públicas, y aprovechado el período de crecimiento de los últimos años
haciendo fuertes inversiones sociales, pero también manteniendo reservas que
hoy se estiman en 14.500 millones de dólares. A esto se suman unos 1.400
millones de dólares asignados a proyectos que no han sido ejecutados, y que en
período de vacas flacas podrían gastarse en asuntos más urgentes.
Pero Evo no puede estar tranquilo, pues, como
dijo el mismo Villegas, la caída del precio del crudo no es "coyuntural,
sino estructural", porque "refleja un cambio cualitativo en el perfil
energético mundial". Con Europa y Asia creciendo menos, Arabia Saudita y
otros países de la OPEP afirmando el pulso para mantener bajo el precio del
barril y dejar fuera de la competencia al gas de esquisto -producido
principalmente en EE.UU.-, y con Rusia e Irán aislados por sanciones, el
escenario no permite avizorar un pronto repunte en el precio, para satisfacción
de países como Chile, que deben importar todo su petróleo y gas.
Pero el Gobierno boliviano, que depende de la
renta petrolera (que llegó a los 5.500 millones de dólares este año), tendrá
que repensar su estrategia y buscar la forma de diversificar sus ingresos si
pretende seguir con su programa de generosos subsidios a las personas y
permanente aumento de sueldos y asignación de bonos a funcionarios públicos y
privados.
Detenciones arbitrarias en Cuba.
A poco más de dos semanas del anuncio de una
nueva etapa en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y el
restablecimiento de las relaciones entre ambos países, la persecución a los
disidentes en la isla volvió a generar inquietud sobre la verdadera disposición
del régimen a avanzar efectivamente hacia una mayor apertura.
La semana pasada al menos 30 personas
-incluyendo la artista Tania Bruguera- fueron detenidas e impedidas de realizar
un acto en la Plaza de la Revolución. Algunas fueron liberadas horas después.
Sin embargo, el 1 de enero, mientras otro grupo pedía la libertad de los que
seguían detenidos, otras 18 personas fueron arrestadas. Entre ellas estaría
nuevamente Bruguera, quien habría sido detenida por tercera vez en el lapso de
tres días.
Los hechos son una evidente señal de alerta
sobre el rumbo que seguirá el régimen tras el anunciado acuerdo con Washington
para reestablecer las relaciones Diplomáticas. Cuando se dieron a conocer los
detalles del pacto, algunos analistas plantearon que éste podía ser el primer
paso hacia un proceso de democratización en la isla. Sin embargo, las recientes
detenciones, sumadas al hecho de que aún se desconoce el alcance de la
anunciada liberación de 53 disidentes, cuestionan la verdadera voluntad del
régimen para avanzar en ese sentido.
Tras conocerse las últimas detenciones, Estados
Unidos expresó su “profunda preocupación” por lo sucedido y condenó “las
detenciones arbitrarias” del Gobierno para “silenciar a los críticos”. Sin
embargo, el giro anunciado por ese país hacia la isla debe ir acompañado de una
posición más resuelta para impedir que esos hechos se sigan repitiendo. De no
hacerlo, el único beneficiado del acuerdo será efectivamente el régimen cubano.
Es un deber de los
ciudadanos libertarios oponerse a la oprobiosa Ley
de Medios que se
tramita sigilosamente en el Parlamento y que afecta
gravemente la
libertad de información.