Imprudencia Diplomática,
por Cristina Bitar.
La decisión de mantener en su puesto al Embajador
de Chile en Uruguay es un error, si se mira el interés nacional y el de nuestra
Cancillería. El representante de Chile cometió un error imperdonable al emitir
declaraciones, ante un medio de comunicación uruguayo, que no representan al
Estado y que atribuyen nada menos que conductas terroristas a personas que
serían parte de la oposición. Es obvio que no existe antecedente alguno que lo
respalde.
El Embajador queda debilitado, al punto que la
eficacia de su gestión está irremediablemente dañada. ¿Cómo podrá recibir a una
delegación de Parlamentarios integrada por Diputados o Senadores de derecha?
¿Cómo podrá apoyar cualquier esfuerzo de empresarios chilenos en Uruguay? ¿De
qué manera será percibido en adelante por el Gobierno uruguayo y los distintos
sectores de influencia en ese país? Evidentemente, como un Embajador poco
confiable, cuestionado por parte de la propia coalición de Gobierno chilena y
sin interlocución con el mundo empresarial de nuestro país.
Tanto o más grave es que la propia Cancillería
sale debilitada de este episodio, pues aparece subordinada a los equilibrios
políticos de la Nueva Mayoría, lo que merma la imagen nacional e internacional
de autoridad del Canciller y de la propia Presidente. Aunque el Ministro Muñoz
manifestó que la decisión de confirmar al Embajador Contreras no generaba
precedente, es inevitable que lo genere. Ese es un efecto de hecho que se
produce por sí mismo. No es anulable por la mera voluntad. Si se le hubiera
pedido la renuncia, se habría asentado un precedente; al no hacerlo, se produjo
el otro. Así de simple.
Este episodio vuelve a instalar el
cuestionamiento a la designación de Embajadores “políticos” en desmedro de la
carrera profesional. Es verdaderamente impensable que un Embajador formado en
nuestro servicio exterior con 30 años de experiencia pudiera cometer un
desaguisado de este tamaño. Ningún país prescinde de políticos experimentados
para Embajadas sensibles, pero una vez más queda demostrado que no se puede
incorporar a las Embajadas en el cuoteo político de la coalición Gobernante,
cualquiera ésta sea.
El abogado Eduardo Contreras tiene una
trayectoria profesional muy respetable, pero en un ámbito que nada tiene que
ver con la Diplomacia: su nombramiento tuvo que ver con equilibrios
partidistas. Su error será caro para el país, y mantenerlo en el cargo
incrementa el costo. Él mismo yerra al no renunciar por propia iniciativa,
puesto que cualquiera puede equivocarse, pero él debiera ser el primero en
pensar en el interés de su país. A fin de cuentas, en eso consiste ser un
verdadero Embajador.
Bienvenidos a la Nueva Mediocridad,
por Hernán Büchi.
En Londres y a propósito del Chile Day de esta
semana, el prestigioso diario Financial Times califica lo que los chilenos
percibimos, pero nos cuesta aceptar: que nuestras perspectivas futuras de
progreso son, a lo más, mediocres. Nos llamó "the new mediocre". El Ministro
Arenas responde que quienes emitieron esas opiniones desconocen la realidad.
Desgraciadamente parece ser él quien no está aquilatando los efectos de los
cambios en las políticas públicas que persigue la Nueva Mayoría.
Casi en simultáneo se sucedieron las reuniones
anuales del FMI y el Banco Mundial. En las conversaciones privadas sobre Chile
entre participantes del mercado financiero mundial existían tres tipos de
reacciones: quienes conocen bien Chile se mostraban incrédulos del tono y
contenido de las propuestas que se discuten en el país y veían con profunda
preocupación su impacto.
En el otro extremo estaban los que no tenían
conocimiento ni interés en Chile ni veían razón para cambiar de actitud. El
resto, que solo quería informarse del país, asentía cuando escuchaba los
pronósticos de crecimiento del 2% al 3%, entendiendo que ese es el camino
elegido por el montón, o sea, que pertenecemos a la mediocridad imperante.
Sería bueno apreciar la relevancia de haber
retrocedido a la categoría de países que no progresan. Lo que diferenció a
Chile en los últimos 30 años es que logró avanzar más rápido que el montón y
por ello pasó a ser el país de mayor ingreso per cápita de la región,
triplicando su ingreso real en ese período y, como consecuencia, generando una
enorme transformación social especialmente para los más pobres.
Un estudio del 2013 del Banco Mundial muestra
que entre 1992 y 2009 fuimos el país con mayor movilidad social del continente.
En educación -con tan mal pronóstico dado lo
que el Gobierno trata de imponer, ajeno a los intereses de padres y estudiantes-
se vivió una verdadera revolución. El 70% de quienes hoy son parte de la
educación superior tienen padres que apenas alcanzaron la educación media, y
muchos ni eso. Los jóvenes del 30% más pobre multiplicaron más de seis veces su
participación en ese nivel educativo, logrando una tasa superior a la que tenía
el segundo quintil más rico a comienzos de los 90.
Con las propuestas en que insiste la Nueva
Mayoría y que nos garantizan pasar a ser miembros de la Nueva Mediocridad,
ningún avance parecido se puede avizorar.
La promesa de aumento de presupuesto y aporte a
los colegios con la que se pretende compensar las reformas dogmáticas que nada
tienen que ver con más calidad, será solo eso, una promesa incumplible -sin
importar que se suban aún más los impuestos-, si no recuperamos un crecimiento
del 5% o mayor y sostenido.
Recordemos que el precio del cobre no nos puede
ayudar más de lo que lo hizo, provocando el espejismo de mejora de bienestar
del primer Gobierno de Bachelet. La productividad estancada como en su primer
período y sin el golpe de fortuna que tuvo antes, hace la tarea muy compleja.
El Gobierno parece no comprenderlo o
simplemente el exceso de ideologismo ofusca a los que hoy se imponen en el
conglomerado político y pretenden ir por todo, en aras de una utopía propia y
probadamente fracasada. Este tipo de actitudes parecían imposibles en Chile,
pero próximo a cumplirse los 25 años de la caída del Muro de Berlín, símbolo
del fracaso de esa intransigencia, unos pocos nos están forzando a volver a
saborearlo.
En medio de la incertidumbre de impuestos que
se duplican (17% a 35%), del uso creciente y arbitrario de las acusaciones
penales hoy encarnado en la mediática figura del SII, augurando la Estatización
de un sistema educativo con pérdida de libertad para padres y alumnos, con
cambios al sistema electoral que pronostican una democracia menos estable y con
la actitud totalitaria de que "la Constitución se reforma o se
reforma" -por mencionar solo algunos de los cambios que se han puesto en
juego en los últimos siete meses-, es sorprendente que pensemos estar entre los
mediocres y no ser parte de los enfermos terminales como Venezuela y Argentina.
Dados estos arrebatos reformistas, no habernos
desbarrancado ya solo lo explican la historia de esfuerzo y logros de los
últimos 30 años, la competitividad alcanzada por nuestras empresas en el
período, la solidez de nuestras finanzas públicas y el enorme avance en el
capital humano que ha experimentado el país, en gran medida por la misma educación
que pretenden demoler.
Las cifras económicas de hoy son elocuentes.
Difícilmente se alcanzará el 2% de crecimiento este año y hay que suponer
cambios positivos en el entorno del Gobierno para pensar en un 3% o más para el
2015. La velocidad actual de crecimiento es 0,8%.
Si bien la inversión parece estabilizada,
aunque en un nivel muy disminuido, el consumo, que tiene un impacto mucho
mayor, se desaceleró fuertemente. Ello, con una inflación en 12 meses apenas
por debajo del 5% y muy por encima de la meta propuesta.
Sin embargo, el verdadero problema está en las
perspectivas de mediano plazo. De una estimación de crecimiento cercano al 5%
hace poco, hoy hay que hacer malabarismo para mostrar 4% y lo más razonable es
que sin aumento en la productividad el 3% será una cifra optimista. Ello
significa que en 5 años el ingreso per cápita será casi 15% menor al que pudo
haber sido y que el Fisco recaudará US$ 8 mil millones menos en el mismo lapso.
Así nos encasillamos de lleno en lo que logran
los mediocres, siempre y cuando la dinámica política de este nuevo escenario no
nos haga caer aún más de categoría.
El antiembajador,
por Axel Buchheister.
Comprensiblemente las declaraciones del Embajador en Uruguay
causaron profunda molestia en el Canciller. Es que ellas serán en adelante un
referente en la Academia Diplomática para enseñar lo que precisamente no debe
hacer un Embajador.
El Diplomático -si cabe la denominación-
demostró no sólo que carece de tino, sino de la aptitud para cumplir el rol que
compete a un Embajador, que es representar al país en todo el arco de su
realidad y actividades. Las declaraciones en la entrevista que otorgó -que se
la pidieron por él ser el Embajador-, aparte de ridículas y sectarias, buscaban
descalificar en el país en que está acreditado a dos fuerzas políticas
significativas, la derecha y la DC, que sumadas representan electoralmente el
sentir de, al menos, la mitad de los chilenos. Llegó a imputar a la derecha
“fascistoide” y “empresarial” la autoría de atentados terroristas,
descalificando la línea investigativa que sigue el Ministerio Público en esos
delitos y las resoluciones adoptadas por el Tribunal competente. Con esos
planteamientos, ¿qué hará cuando un Senador de la UDI, RN o la DC vaya a
Uruguay en visita oficial? Los Embajadores suelen tener que colaborar en la
preparación de la agenda de los Parlamentarios que visitan el país donde
cumplen funciones y acompañarlos a ciertas reuniones, en su calidad de
autoridades relevantes de Chile. ¿Qué credibilidad tendrá cuando tenga que
tramitar una solicitud de extradición, la que necesariamente nacerá de una
imputación efectuada por el Ministerio Público y en virtud de una resolución Judicial?
¿Estarán dispuestos los empresarios nacionales a asistir allá a un evento de
promoción junto al Embajador?
Pidió disculpas, pero endosó la culpa al medio
de prensa del país anfitrión que lo entrevistó y dijo que pediría una
rectificación. Este retrucó airado que “no rectificamos, ratificamos” lo
publicado, ofreciendo acreditar todo con la respectiva grabación y testigos.
Parecía ser la gota que rebasó el vaso y si lo llamaron fue no para que
explique lo inexplicable, sino para tomar la única decisión que correspondía,
ya que se trata de un antiembajador.
La pregunta es cómo un personaje así fue
designado como Diplomático para representarnos. Porque todo el que haya tenido
alguna noticia de su personalidad y trayectoria no se ha sorprendido mucho de
lo que hizo. Más aún, no deja de ser complicado nombrar en esos cargos a
cualquier militante comunista: siempre se han caracterizado por ser combativos,
descalificar la democracia burguesa y atacar a la empresa privada. ¿Qué se
puede esperar de ellos como Diplomáticos?
La respuesta es que le asignaron el puesto en
la repartija de cargos; algo había que darle al PC en las Embajadas. Es la
razón para que se haya tomado la única decisión que no tiene presentación:
dejarlo en el puesto. El Gobierno ha pedido que las relaciones exteriores sean
tratadas como una política de Estado, sin banderías políticas. La oposición y
los chilenos quedamos notificados que eso es pura retórica: lo que
exclusivamente importa es el reparto de poder dentro de la Nueva Mayoría.
Arenas en su trampa,
por Andrés Benítez.
Para todos los que estábamos en el llamado
ChileDay en Londres fue una sorpresa que el Financial Times publicara una nota
donde calificaba a nuestro país como el mejor representante de la nueva
mediocridad económica. No porque muchos discreparan del diagnóstico, sino por
la crudeza del análisis, que no es común en este tipo de eventos más bien
formales y donde abundan los buenos deseos, los apretones de manos, las
alabanzas mutuas.
Esta vez no fue así. Los ingleses no estaban
para cuentos. No se compraron el discurso del Ministro Arenas en relación a la
importancia de las reformas estructurales que está impulsando el Gobierno. Por
el contrario, se fijaron más en los costos de todo aquello. “A siete meses del
comienzo del actual Gobierno, el crecimiento se ha estancado y la inflación
presiona al alza”. Y, lo que más los irritó, fue que el Ministro se mostrara
satisfecho con sus pronósticos de que la economía pasará de crecer de un 2% este
año a 3,6% el 2015. “Es un signo de cómo han cambiado los tiempos; un signo de
la nueva mediocridad”, sentencia el diario financiero, uno de los más
influyentes del mundo.
Acostumbrados a ser la niña bonita de los
países emergentes, la cosa fue más bien brutal. Pero, la verdad sea dicha, el Ministro
cayó en su propia trampa. Con algo de ingenuidad y despreocupación, presentó
cifras que muestran que Chile tendrá un crecimiento promedio de 3,7% durante
los cuatro años de Bachelet. Se trata del resultado más bajo de los últimos Gobiernos,
con la excepción del primer mandato de la Presidente Bachelet, donde la
economía creció sólo 3,3%. Pero si se compara con lo logrado por Aylwin (7,3%),
Frei (5,2%), Lagos (4,3%) y Piñera (5,3%), la proyección es muy mala. Así las
cosas, no es raro que Arenas reprobara su primer examen en el extranjero.
Más allá del Ministro, el que Chile sea
calificado como el mejor representante de la nueva mediocridad es grave. La
frase acuñada por la directora del FMI, Christine Lagarde, apunta al hecho de
que en muchos países ven el bajo crecimiento de sus economías como algo normal.
Una situación que no sólo puede tener altos costos internos -menos empleo, más
inflación, menos progreso-, sino que también amenaza la estabilidad económica
mundial.
Bueno, no sé si somos los más mediocres del
mundo, pero es claro que en Chile se ha instalado una suerte de
autocomplacencia y resignación al respecto. Aquí lo que importa son las
reformas, cuesten lo que cuesten. Y Arenas refleja aquello. Al mismo Financial
Times le confesó, por primera vez, que la reforma tributaria sí afectará la
inversión. Y que la economía se recuperará porque ésta no se aplicará en su
totalidad en este Gobierno. ¿Y después? Bueno, el diario inglés señala que una
desaceleración global es el peor escenario para las reformas de Bachelet.
Al comienzo de su discurso, el Ministro Arenas
dijo que esperaba que el próximo ChileDay vuelva a realizarse en Londres. Si es
así, esperemos que el 2015 llegue con mejores cifras. De lo contrario, ya sabe
cuáles serán los resultados.
Conspiraciones en democracia,
por Luis Cordero Vega.
Durante el último tiempo se ha transformado en
habitual sostener que determinados asuntos de nuestra vida pública han ocurrido
a consecuencia de oscuras maquinaciones, realizadas por algún funcionario o
grupo fáctico. Esto ha sido común en las opiniones sobre diversas actuaciones
en la investigación penal por delito tributario, en relación con el denominado
financiamiento irregular de la política, así como aquellas sostenidas por un Embajador
vinculadas al origen de las bombas que han explotado en el último tiempo en
nuestro país. Lamentablemente, este tipo de juicios se han hecho habituales en
la intervención de personajes públicos.
Técnicamente, los partidarios de esas
afirmaciones han recurrido a teorías conspirativas. Su idea central se traduce
en que algunos hechos, inexplicables para quienes los afirman, sólo pueden
serlo desde la perspectiva de asegurar que alguien con algún tipo de poderes es
capaz de incidir sobre determinados efectos. Una especie de mano invisible que
tiene la posibilidad de proveer males.
Popper afirmaba que quienes son partidarios de
teorías conspirativas habitualmente pasan por alto que, en sociedades
democráticas y con libertad de expresión, la mayoría de las circunstancias
atribuidas a conspiraciones son fruto de hechos o situaciones en las cuales
existen obligaciones inadvertidas, a consecuencia de acciones u omisiones de
alguien. Pero, ¿por qué es inconveniente recurrir en política a este tipo
teorías para justificar la posición propia? Por la sencilla razón de que
lesiona la calidad del sistema democrático, pues de algún modo transforma el
debate público en rumores y especulaciones, dañando severamente la confianza
pública.
En sociedades abiertas, con un funcionamiento
adecuado del mercado de las ideas, una manifiesta garantía de libertad de
expresión y acceso garantizado a la información pública, las teorías
conspirativas usualmente son injustificadas e irresponsables.
Las personas tienen el legítimo derecho de
construir sus ideas sobre la base de rumores y especulaciones. Pero quienes
participan del espacio público no, porque en tal caso sus actuaciones tienen
incidencia en nuestra vida colectiva. Estos deben tener relativamente claro que
proveer de teorías conspirativas es un buen modo de polarizar grupos y
justificar sus acciones. Por eso las conspiraciones son un medio utilizado por
las dictaduras para validar sus razones. En democracia, existen ciertas reglas
del juego básicas y una de ellas es ser leal con las condiciones de confianza
del debate público. Argumentar conspiración para reforzar la posición propia
es, como decía Lope de Vega, “creer en sospechas y negar verdades”. Y eso es
una forma algo medieval de ver las cosas.
¿Santa Lucía o Welén?
Ayer concluyó el proceso de consulta ciudadana
al que convocó la Municipalidad de Santiago, con el cual se busca dirimir seis
aspectos de interés Comunal, entre ellos, el horario de funcionamiento de
botillerías, el uso de bolsas plásticas y el cambio de nombre del cerro Santa
Lucía por el de “Welén”, para recuperar el nombre que originalmente le habrían
dado los pueblos indígenas. De todos los puntos en consulta, ciertamente es este
último el más debatible de todos, porque no se ve la utilidad de cambiar el
nombre a un hito que pertenece a la ciudad -no a una comuna en específico- y
que ha sido conocido así desde hace cinco siglos.
Las consultas ciudadanas son formas de
participación deseables, pero deben evitar ser utilizadas para finalidades que
respondan a intereses específicos de los Alcaldes o afanes populistas, antes
que al sentir de la propia ciudadanía. Si lo que se busca es reconocer el
mestizaje y rendir homenaje a los pueblos originarios -desde luego, ya es
discutible que se privilegie “Welén”, cuando no hay certeza histórica del
nombre original, además de la curiosidad de usar la “w”-, existen otras
alternativas para hacerlo; por lo demás, en la capital abundan calles y Comunas
con nombres de destacados caciques.
Un cambio de nombre a un hito geográfico
debería tener un nivel de análisis y consenso mucho mayor al que se ha visto en
esta consulta -la propuesta parece asimilarse al trámite propio del cambio de
nombre de una calle-, y tampoco podrían obviarse los cuestionamientos al
control para evitar la duplicación de votos. Si finalmente se acredita una
participación masiva, podría ser un valioso indicador de que hay creciente
interés de la ciudadanía por involucrarse en las decisiones que atañen a la Comuna,
pero para que estas consultas sean un instrumento útil y representativo, deben
centrarse en el ámbito que les corresponda y responder a un verdadero interés
público.
Resultados de la Consulta en Santiago.
Anoche se dieron los resultados de la consulta
ciudadana convocada por la Alcalde de Santiago, Carolina Toha, que en las
preguntas más conflictivas e ideologizadas terminó con una fuerte derrota para
la Edil.
La respuesta ciudadana, con una participación
de 50 mil personas, rechazó con un 54,23% la idea de cambiar de nombre al cerro
Santa Lucía y desechó con una mayoría de 55,26% la modificación del horario de las
botillerías.
Educación: Prioridades desalineadas.
Fueron los estudiantes los que en 2011
levantaron un movimiento social que puso en el centro del debate el
financiamiento y la calidad de la enseñanza. Resulta entonces altamente valioso
revisar si las reformas que esta semana entran en la recta final en la Cámara
de Diputados responden a las necesidades de los jóvenes que dieron la señal de
alarma. Una revisión de la encuesta MORI a alumnos de 3° y 4° medio de todo el
país revela que las primeras iniciativas en el Congreso no se alinean con las
prioridades de la generación que hoy egresa del colegio.
Según el “Barómetro de la Educación Superior
2014”, el 34% de los estudiantes encuestados cree que la calidad de la
enseñanza es el principal problema y el 18% considera que lo es la calidad de
los profesores. Para más de la mitad, el tema prioritario es la calidad; sin
embargo, los objetivos del cambio que se vota esta semana apuntan a terminar
con el lucro, el copago y la selección. Hay amplio consenso entre los expertos
acerca de que la calidad se juega en el aula y por la vía de mejores profesores
y directivos. Los alumnos están en la misma línea, pero el proyecto de carrera
docente que estaba en tramitación fue dejado de lado y no hay otro presentado.
Los cambios en la propiedad y el financiamiento, si bien han sido ligados por
el actual Gobierno a mejoras en la equidad, no garantizarían calidad y, peor
aún, podrían dañarla si se reduce la oferta académica y cierren colegios particulares
subvencionados de buen nivel. Este desalineamiento en los primeros proyectos
podría explicar que en torno al 60% de los alumnos encuestados no ve ningún
efecto en la reforma.
Un dato interesante de esta encuesta es que una
amplia mayoría de los estudiantes (más de 80%) considera que el Estado debe
involucrarse más que hoy en educación. Algunos podrían concluir que piden más
educación proveída por el Estado a través de la restricción de colegios
particulares y el aumento de universidades Estatales. Sin embargo, la fuerte
tendencia a elegir colegios particulares subvencionados por sobre los Municipales
en los últimos años y la fuerza de las universidades privadas en la matrícula
hacen pensar que lo que hay tras esta demanda es la necesidad de que el Estado
vele por la calidad, sea cual sea el proveedor. Las Superintendencias y
agencias de calidad podrían ser la clave para conciliar las necesidades de los
estudiantes, sin lesionar su capacidad de elección.
La Semana Política.
Elección de Intendentes y calidad del debate.
Signo de inquietante pobreza en nuestro debate
público, las primeras discusiones luego del anuncio Presidencial de una reforma
Constitucional para que los Intendentes sean elegidos por votación popular se
han centrado en la fecha de esos comicios y si ella sería conveniente para los
intereses del oficialismo. De los efectos del cambio en las estructuras del
Estado se ha hablado escasamente, y aun menos de otras materias contenidas en
el informe de la comisión cuyas propuestas recogió la Mandatario.
Aunque históricamente han jugado un papel
relevante en centros urbanos distintos de la capital, la estructura centralista
del Estado chileno se remonta a los orígenes del país y a las precarias
condiciones en que debió desarrollarse, con una economía marcada por la pobreza
y en que las Provincias carecían de recursos que les dieran sustentabilidad.
Tal esquema dio pie a frecuentes conflictos: a excepción de la guerra civil de
1891, todas las revoluciones del primer siglo de historia republicana
estuvieron signadas por el enfrentamiento entre Santiago y otros polos
recelosos de su poder.
Con todo, logró consolidarse un esquema
institucional que operó por décadas. En este, la figura del Intendente, como
representante y nexo del Gobierno central con las Regiones, ocupó un lugar
protagónico; no es casual que los políticos más importantes de aquella etapa
-desde Vicuña Mackenna a Domingo Santa María- hayan desempeñado el cargo en
algún momento. El desarrollo posterior, sin embargo, fue menguando ese poder,
en la medida en que, con el avance de las comunicaciones, el nexo entre las
autoridades de Santiago y las Provincias se hizo más directo. Esta dilución de
su rol es hoy particularmente evidente en la Región Metropolitana, en contraste
con el protagonismo y poder que acumulan los Alcaldes de las Comunas con
mayores recursos.
La evolución del proceso Regionalizador, por
otra parte, junto con reducir al extremo la figura del Gobernador Provincial,
ha derivado en nuevos focos de tensión, donde a la tradicional pugna con la
metrópolis se suman conflictos con las capitales Regionales, cuya situación es
resentida por otros núcleos locales. La respuesta -muy insatisfactoria- ha sido
la creación de nuevas Regiones.
Y en el poder central, pese a la existencia de
ciertos fondos reglamentados, el relacionamiento con los niveles locales y Regionales
carece de madurez institucional; basta comparar la solidez de una instancia
como la Dirección de Presupuesto con la situación de la Subsecretaría de
Desarrollo Regional, poderosa sin embargo en recursos y capacidad de
cooptación.
Cores, experiencia a evaluar.
Hay pues una acumulación de problemas que
estresan la estructura político-administrativa, y una demanda por mayor
descentralización, acorde con el grado de desarrollo del país. La constatación
de aquello no debiera llevar sin embargo a la adopción irreflexiva de medidas
apresuradas ni a pretender resolver todo a la vez, en una suerte de big bang
institucional.
La experiencia de los Consejeros Regionales
debiera tenerse en cuenta. Introducidos junto con la reforma Constitucional
sobre Municipios de principios de la década de 1990, se buscaba así establecer
un contrapeso respecto del Intendente; en los hechos, su figura resulta hasta
hoy desconocida por la ciudadanía. Ni siquiera la reforma que estableció su
elección directa ha alterado esa situación, y no han cesado sus reclamos por
sus escasas atribuciones.
Interrogantes que exigen respuesta.
La elección de Intendentes por votación popular
plantea cuestiones de difícil solución práctica. Desde luego, la relación entre
esas autoridades y un Gobierno central de signo político opuesto puede resultar
conflictiva, además de desequilibrada. Poco sentido tendría contar con Intendentes
electos cuyo poder real se limite al de plantear públicamente demandas que
excedan sus capacidades decisorias. El tema del control del orden público -cuya
responsabilidad la comisión propone mantener en el Gobierno central- supone
otro conjunto de interrogantes, así como la cohabitación entre Seremis
dependientes de los Ministerios de Santiago y direcciones Regionales nombradas
por el Intendente y que concentrarían funciones hoy a cargo de distintos
servicios.
La propuesta de la comisión sobre
descentralización incluye una diversidad de otros cambios -desde una Ley de
rentas Regionales hasta otra sobre traspaso de facultades- que buscan hacerse
cargo de estos problemas, pero aparte de lo discutibles que puedan resultar
algunos, es dudoso que en los breves plazos que se contempla (incluso si la
elección de Intendentes se hiciera en 2017, y no en 2016), todas esas
modificaciones puedan ser razonablemente procesadas por el Poder Legislativo.
Crucial resulta evitar los riesgos -de los que países vecinos son claro
ejemplo- de un esquema de descentralización fallido, pero también el peligro
de, dado el apuro, transformar esta en una discusión meramente electoral, que
impida avanzar de modo consensuado y que solo sirva para ubicar a los actuales Intendentes
como eventuales candidatos en hipotéticos comicios Regionales.
Venezuela en Consejo de Seguridad de la ONU.
Con la anuencia de 181 países de los 193 que
forman parte de las Naciones Unidas, Venezuela logró el jueves ingresar como
miembro no permanente del Consejo de Seguridad del organismo multilateral,
cargo que ejercerá por dos años.
Como era evidente, el Presidente Nicolás Maduro
ha buscado capitalizar su incorporación a esta instancia, en un intento por
legitimar al cuestionado régimen chavista, señalando que se trata de una
muestra de confianza de la comunidad internacional hacia su administración.
Pero más que un respaldo a Caracas, lo que queda en evidencia con esta votación
es la tremenda contradicción de los países que apoyaron el ingreso de Venezuela
al Consejo de Seguridad, cuando aquel Gobierno ha vulnerado sistemáticamente los
derechos humanos de los venezolanos, realizando detenciones ilegales de
dirigentes opositores, afectando la libertad de expresión mediante la coerción
a los medios de prensa no afines a la línea oficialista e imponiendo
restricciones a la población para la compra de insumos básicos debido al
desabastecimiento provocado por el fuerte control sobre la economía que ejerce
el Ejecutivo, entre otras medidas.
Todas estas acciones del Gobierno de Maduro son
contrarias a los principios fundamentales que inspiran la Carta de Naciones Unidas y lesionan
gravemente el espíritu democrático que promueve la entidad multilateral, por lo
que resulta incomprensible la votación mayoritaria que obtuvo Venezuela para formar parte del Consejo.
Por lo demás, es riesgoso que un país cuyo Gobierno se ha encargado de impulsar
políticas que representan una abierta amenaza a la seguridad interna y externa
-como por ejemplo el respaldo que le ha entregado a regímenes radicales del
Medio Oriente-, que promueve el intervencionismo y que ha sido muy crítico de
la labor de la ONU, ahora ocupe un sillón en esa instancia, ya que sirve
precisamente a los intereses del régimen chavista de presentarlo como un acto
de legitimación.
Enfoques Internacionales:
Coyunturas electorales.
En las elecciones Presidenciales de Uruguay, el próximo domingo, puede repetirse lo que ocurrió en Brasil: que el candidato oficial, por meses a la cabeza en los sondeos, pierda impulso y deba dirimir con el aspirante de centroderecha en segunda vuelta. En ambos países, los pronósticos vaticinan buenas probabilidades de éxito al desafiante. No ocurrió eso en Bolivia, donde el Presidente Morales ganó holgadamente un tercer mandato, si bien no obtuvo el 80% que esperaba...
A pesar de su popularidad, José Mujica no ha
podido asegurar la continuidad para un tercer Gobierno del Frente Amplio, que
ahora tiene como abanderado al ex Presidente Tabaré Vázquez. El carisma de
"Pepe" no es transferible. Las encuestas, sin embargo, no son
mezquinas con Tabaré, pues le dan entre 42 y 44 por ciento, pero con tendencia
a la baja, al contrario de lo que ocurre con su principal contendor, Luis
Lacalle Pou, a quien muestran con más opciones para ganar el balotaje.
La economía uruguaya ha ido bien gracias a buenos precios internacionales de materias primas, y a una gestión pragmática de Mujica, quien no se enredó en artilugios ideológicos que tan mal hacen a otros países latinoamericanos. Pero la clase media se queja del deterioro de los servicios, como salud y educación, y de los altos impuestos que paga. Otra inquietud es la creciente inseguridad, inaceptable para una sociedad acostumbrada a bajos niveles de criminalidad. Al candidato oficialista lo perjudica la falta de medidas del Gobierno para garantizar la tranquilidad, pero además los posibles efectos de la criticada Ley de legalización de la marihuana, pues mucha delincuencia está vinculada al consumo de drogas. Lacalle buscaría derogarla.
El electorado conoce a Vázquez, quedó satisfecho con su Gobierno y piensan que lo haría mejor que Mujica. Pero diez años del Frente Amplio en el poder lo han desgastado y muchos quieren un cambio que puede ser materializado por el aspirante de centroderecha. Hijo de un ex Presidente, Lacalle (41 años) ha prometido renovar la política, ajustar impuestos de la clase media, mejorar educación y salud, invertir en la necesaria infraestructura vial, y consolidar la apertura comercial al exterior.
Brasil: empate que se resolverá en las urnas.
Es aventurado adelantar cualquier resultado en la segunda vuelta de Brasil, donde las encuestas muestran un empate técnico entre los candidatos. No debe subestimarse la fuerza de Dilma Rousseff, apoyada por el PT, con Lula haciendo campaña en terreno. No obstante, el espaldarazo que recibió Aécio Neves de parte de Marina Silva y del socialismo brasileño podría ser decisivo para que luego de tres Gobiernos del PT, los socialdemócratas vuelvan al poder.
La campaña se ha puesto muy agresiva, lo que se ha reflejado en debates en los que más que propuestas ha habido acusaciones y descalificaciones mutuas. Mientras Rousseff ataca por el lado de que Neves cortaría los programas sociales, que han sacado a millones de la pobreza, el opositor usa una buena artillería con los casos de corrupción y mal manejo económico. Especialmente dañino para Dilma es el escándalo de Petrobras, pues si bien ella no está involucrada, se refiere a una época en la que, como Ministro de Lula, era Presidente del directorio.
Si Neves gana, se estima que aplicará políticas orientadas a corregir las deficiencias de la economía brasileña. Su eventual Ministro de Finanzas ha prometido un manejo macroeconómico responsable, con presupuesto Fiscal equilibrado, mayor libertad comercial, transparentar la política de subsidios Estatales a empresas poco competitivas y evitar la intervención monetaria, dándole autonomía al Banco Central.
La gran fortaleza de Dilma es el apoyo de los estratos más vulnerables, gracias a la exitosa política social que los sucesivos Gobiernos del PT han implementado. Esos generosos subsidios -que permitieron que millones de familias recibieran un ingreso que nunca habían tenido, a cambio de enviar a sus hijos a la escuela, accedieran a servicios básicos, como agua, luz y vivienda, y salieran de la extrema pobreza- no debieran ser eliminados, aun cuando requieren ser complementados con programas que los ayuden a consolidar esa mejor situación.
Giro político sería beneficioso para la región.
Si bien Evo Morales se afirmó en la Presidencia boliviana, Rafael Correa sigue al mando de Ecuador y Nicolás Maduro tiene las riendas de Venezuela, un cambio de orientación ideológica de los Gobiernos de Uruguay y, sobre todo, de Brasil sería una excelente noticia para la marcha de la región. Además, en 2015 Argentina elegirá al sucesor de la impredecible Cristina Fernández.
Al contrario de lo que piensa Evo -quien declaró que le "preocupa que la derecha pueda volver democráticamente al poder" en esos países-, un viraje hacia políticas más favorables al libre mercado y al desarrollo empresarial, que fomenten las inversiones y abran el comercio al mundo, sería beneficioso para todos los países vinculados al gigante sudamericano y a sus socios.
Un Gobierno de centroderecha en Uruguay podría actuar muy bien en conjunto con uno eventual del socialdemócrata Aécio Neves en Brasil, con quien comparten objetivos tales como abrirse al mercado global, flexibilizar el Mercosur y acercarse a la Alianza del Pacífico.
Libertad a Labbé, otro preso político
de esta democracia corrupta.