La reforma tributaria de Bachelet, por Mario
Montes.
Sobre la reforma tributaria firmada ayer por la
Presidente que Michelle Bachelet, que será enviada hoy al Parlamento, diremos
poco en estos momentos, esperaremos a conocerla completamente antes de
comentarla a fondo, lo que no se
contradice con una leve mirada a los anuncios realizados por la Gobernante en
la ceremonia y en la cadena de Radio y TV de la noche.
Lo primero que nos pareció extraño fue
constatar que se rebajará los impuestos personales a quienes tienen las más altas
remuneraciones en el país, enseguida nos pareció un absurdo, en relación a lo
dicho por la mandatario, que su refora no alterará el crecimiento, es la
duplicación del impuesto de timbres y estampillas que grava los créditos, por
lo tanto afecta a la pymes y a la clase media.
El aumento de los impuestos a las empresas, más
la eliminación del FUT tendrán, sin duda alguna, un fuerte impacto en la
inversión, especialmente de las empresas pequeñas y medianas, pues las obligará
a endeudarse para crecer, a mayores costos, y no les beneficiará para nada la
depreciación instantánea, pues, básicamente son empresas de servicios que casi
no tienen activos fijos.
Consideramos positivo que se aumenten los
impuestos a las bebidas alcohólicas, droga lícita que provoca graves
adicciones, serios problemas de salud y accidentes brutales por la
irresponsabilidad, pero, nos parece absurdo que también se suba el ILA que
afecta a las bebidas analcohólicas azucaradas, que seguramente se hará las
extensivo, como sucede ahora a las aguas minerales.
Nos parece importante que se anuncie una subida
de los impuestos a la importación de vehículos particulares que usen diésel como
combustible, que ciertamente son más contaminantes, pero, creemos que hubiese
sido mucho más efectivo y produciría una mayor recaudación que a estos móviles
se les aplique, como impuesto verde, un fuerte específico que desincentive su
uso.
La restricción del crédito especial de IVA a
las empresas constructoras, limitándolo
solo a las viviendas con un valor inferior a las UF 2.000, poco más de 46
millones de pesos, lo que implicará un aumento de precio de las propiedades
habitacionales que dificultará o definitivamente alejará la posibilidad de que
las clases medias y emergente puedan satisfacer el sueño de la casa propia.
Una visión preliminar, conociendo solamente los
antecedentes entregados por la Primer Mandatario, nos hace pensar que los
aumentos tributarios planteados por La Moneda profundizarán la desaceleración
de la economía, que el Banco Central proyectó entre 3 y 4% para este año, provocando
un aumento del desempleo y, por ende, incrementará la brecha entre los más
pobres y los más ricos.
La nueva Constitución, por Eugenio Guzmán.
Parece claro que la Nueva Mayoría hará todos
los esfuerzos para aprobar una nueva Constitución. Sin embargo, aún parece
estar en el debate la disyuntiva sobre el mecanismo para diseñarla. Es decir,
si su elaboración tendrá lugar en el Congreso o por medio de un órgano ad hoc,
como una asamblea constituyente.
Lo anterior genera una serie de interrogantes
respecto de las estrategias que empleará la coalición de Gobierno. Por lo
pronto, los partidarios de la “retroexcavadora” saben que sus chances de
posicionamiento y recuperación de la izquierda pasan por impulsar una asamblea.
De allí que las presiones hacia quienes sostienen posturas institucionales
serán significativas.
Otro problema central es el contenido y forma
de la nueva carta fundamental. En efecto, si atendemos al programa de Gobierno,
la verdad es que en lo formal, nos enfrentamos al riesgo de que se imponga una
Constitución cargada de retórica y florida en detalles. El programa formula una
serie de planteamientos que, rotulados como derechos, plantean dudas sobre cómo
entenderlos y sobre si debieran ser incluidos en una Constitución. Una máxima o
valor, aunque sea compartida socialmente, no necesariamente implica que sea un
derecho. Después de todo, un derecho es exigible frente al Estado, para lo cual
éste pone a disposición de las personas los medios para que así sea.
Al respecto, tres ejemplos. Primero, en
relación al género, el programa dice que “se debe promover la igualdad de
derechos y obligaciones entre mujeres y hombres dentro de la familia en
relación con las tareas domésticas y el cuidado de los hijos e hijas”. Lo
primero que salta a la vista es, ¿qué se entiende por “tareas domésticas” y
“cuidado de los hijos e hijas”? Segundo, ¿implica esto que las personas pueden
interponer un recurso de protección en los casos de disparidad en las tareas
domésticas? Por último, ¿qué sucedería si una pareja acepta esta disparidad de
mutuo acuerdo? ¿Deberá la autoridad cambiar a la fuerza dicho acuerdo?
Un segundo ejemplo lo encontramos en
reconocimiento de los pueblos indígenas. “El Estado debe fomentar la valoración
y difusión de las manifestaciones culturales de los pueblos indígenas, los
cuales tienen derecho a una educación propia y a un régimen educativo de
carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus particularidades
socioculturales, valores y tradiciones”. ¿Significa entonces que si el Estado
no hace lo propio puede ser sujeto de demanda por parte de los afectados? Más
aún, se entenderá que en una escuela pública o privada, quienes se declaren
pertenecientes a una determinada etnia originaria pueden exigir de la institución
un tipo de educación especial. En este respecto, el excesivo celo por
incorporar normas tendientes a fomentar y asegurar el multiculturalismo es una
restricción al progresismo, precisamente por la vía de fomentar la
fragmentación social.
Finalmente, se señala que “se deberá reconocer
también el derecho a la identidad sexual, la orientación sexual y los derechos
sexuales y reproductivos de las personas”. No queda claro si con esta
formulación se busca evitar la discriminación o algo más que no parece
evidente. Si el objetivo es la no discriminación, ¿qué valor puede tener una
especificación tal, cuando ese principio ya está consagrado en la Carta Magna?
Siguiendo esa línea, debiéramos enumerar un conjunto mucho más amplio de
posibles discriminaciones.
También podrían mencionarse ejemplos relativos
al derecho de propiedad, los derechos sociales, los derechos culturales y
otros, como asimismo relativos a garantías (Banco Central, reforma a la
Constitución, Estado plural y pluricultural). Todos ellos comportan grados
importantes de ambigüedad, pero sobre todo pueden correr el riesgo de
transformarse en retórica y/o de entrabar el funcionamiento del sistema social
y político.
Felices Fumando Opio, por Hermógenes Pérez de Arce.
Cuando más progresó Chile (fue en el último
lustro del Gobierno Militar y el primero de sus sucesores civiles, mientras
todavía éstos no lograban echar a perder “el modelo”), el impuesto a la renta
de las empresas era diez por ciento y se acababa de crear el FUT, Fondo de
Utilidades Tributables: si usted no retiraba utilidades sino que las invertía,
no pagaba el impuesto personal (global complementario), progresivo y mucho más
alto. La gente se puso a ahorrar e invertir y el crecimiento llegó a dos
dígitos. Porque antes de eso, cuando la plata de los altos impuestos la recogía
el Estado, la dilapidaba; en cambio, cuando quedó en manos de particulares,
éstos la hicieron rendir. Paradójicamente, la recaudación Fiscal aumentaba año
a año, gracias al crecimiento. Era el “milagro chileno”.
Algo similar sucedió a raíz del traspaso de
fondos de jubilación y de la salud previsional, de manos Estatales a la
administración privada. Y también a raíz de las privatizaciones de empresas Estatales.
Los efectos de ese traspaso fueron tan espectaculares que casi todo el mundo
trató de imitarnos.
Pero hoy se hace y se anuncia todo lo
contrario. Se traspasan cada vez más recursos de particulares a la burocracia Estatal.
Los Gobiernos posteriores a 1990 se dedicaron a subir impuestos y a aumentar el
tamaño del Estado. Entonces el país empezó a crecer cada vez menos. Menos bajo
Frei que bajo Aylwin; menos bajo Lagos que bajo Frei; menos bajo Bachelet que
bajo Lagos. Porque porciones cada vez mayores de recursos eran sustraídas de
manos de los particulares, que las empleaban productivamente, y puestas en
manos de la burocracia Estatal, que las dilapidaban.
Ahora acabo de ver en “La Segunda” la foto de
la Presidenta y sus Ministros riendo y aplaudiendo. ¡Cómo no van a estar
felices, si han presentado un proyecto para hacer pasar otros ocho mil
doscientos millones de dólares de los particulares a las manos de ellos, que
encabezan la burocracia Estatal!
¿Alguien seriamente cree que esos ocho mil
doscientos millones de dólares van a tener un mejor rendimiento administrados
por el Estado que por empresas y agentes privados? Supongo que nadie con algo
de experiencia y sentido común. Habrá ahí una pérdida social neta.
Pero no se puede negar que han vendido bien “su
pomada”. He oído incluso a gente que no es de Gobierno diciendo muy seriamente:
“si esos recursos son empleados para mejorar la educación, estamos de acuerdo
en los mayores impuestos”. Increíble, porque la Reforma Educacional que hará
este Gobierno será del mismo sesgo Estatista que la Tributaria: sacar a gran
parte de la enseñanza que está en manos de los Municipios o de particulares
subvencionados, y ponerla en manos Estatales. Y para ello se creará otro
monstruo centralizado Estatal (siendo que ya existe el Ministerio de
Educación), donde serán contratados muchos miles de correligionarios de los
partidos de Gobierno, que están esperando ansiosos para dilapidar los ocho mil
doscientos millones de dólares.
Y eso sucede en un país en que,
comprobadamente, la educación Municipal o Estatal es la peor. La particular
subvencionada es menos mala que la anterior y la particular pagada la mejor,
pues logra niveles iguales o superiores a los de países desarrollados. La
receta de sentido común sería instar por una generalización de la enseñanza
particular pagada, pero se hará todo lo contrario: se generalizará la Estatal
centralizada.
Porque los recursos para que todos los alumnos
pudieran ir al colegio particular pagado de su elección están, pero se
malgastan en burocracia: trece BILLONES de pesos anuales, en este momento.
Camilo Escalona dijo de la Asamblea
Constituyente (acuérdense de mí, en eso va a terminar la Reforma Constitucional
de Bachelet) que era como fumar opio. La Reforma Tributaria y la Educacional
serán otro tanto. Catarsis publicitaria, Presidente y Ministros aplaudiendo y
riéndose al anunciar los respectivos proyectos. El éxtasis de las primeras
"aspiraciones".
Pero los que fuman opio, pasados el efecto
placentero, la catarsis y los aplausos, terminan sintiéndose y estando mucho
peor. Lástima que sólo tendremos posibilidad de rehabilitación en cuatro años
más.
La exclusión de los institutos profesionales no es
la solución, por Gonzalo Vargas Otte.
El pasado martes 4 de marzo, la Comisión de
Educación de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de Ley que establece que
solo las universidades podrán impartir siete carreras del área de salud:
Enfermería, Fonoaudiología, Kinesiología, Nutrición, Obstetricia, Tecnología
Médica y Terapia Ocupacional. Adicionalmente, se establece que los institutos
profesionales que actualmente ofrecen alguna de estas carreras, no podrán
recibir nuevos alumnos a partir de un año de promulgada la Ley.
Los motivos esgrimidos para tomar esta decisión
se refieren a la calidad de la formación requerida, lo que obviamente es de la
mayor importancia. Sin embargo, el proyecto no aporta sobre este tema. El
supuesto es que, por el solo hecho de que una institución se denomine "Instituto
Profesional", su calidad no puede ser la adecuada; mientras que por el
solo hecho de que una institución se llame "Universidad", la calidad
sí será la adecuada. Uno de los argumentos utilizados es que la excelencia de
estas carreras requiere del grado académico de licenciado, que la misma
legislación impide impartir a los institutos profesionales.
En efecto, cuando en 1981 se establecieron los
institutos profesionales, estos podían impartir cualquier título profesional,
con la excepción de 12 títulos que, por la vía de requerir el grado académico
de licenciado, estaban reservados exclusivamente a las universidades. Con los
años, esa lista fue ampliada a 18 y, con este proyecto de Ley, se llegaría a 25
títulos profesionales prohibidos para los institutos profesionales.
De acuerdo a la Ley, para el título profesional
se requiere "una formación general y científica para un adecuado desempeño
profesional", y en el caso del grado de licenciado, se requieren
"todos los aspectos esenciales de un área de conocimiento o disciplina
adecuada". En la práctica, los títulos profesionales otorgados por un
instituto profesional deben contener la formación general y científica que al
mismo tiempo cubran los elementos esenciales de la disciplina profesional.
La única diferencia concreta es que, en el caso
de los institutos profesionales, la Ley les impide certificarlos a través de un
grado académico. De hecho, como bien observó la OCDE en 2009, se trata de una
distinción anacrónica, y que no se condice con la realidad del mundo
desarrollado. Tal es el caso de los Institutes of Technology en Estados Unidos,
las Grande Ecole en Francia, o los Fachhochschule en Alemania, que aunque no se
denominan universidades, sí pueden impartir grados académicos.
De acuerdo con el proyecto de Ley, nada pueden
hacer los institutos profesionales en términos de calidad para poder impartir
estas carreras. El texto del proyecto señala que debido a que se trata de
carreras que requieren de una "profunda formación profesional", los
institutos profesionales no pueden impartirlas. De hecho, el proyecto no
establece ninguna regulación respecto de los contenidos, duración, o mecanismos
de aseguramiento de la calidad que deberán cumplir estas siete carreras cuando
solo puedan ser impartidas por universidades. Por ejemplo, de acuerdo al nuevo
texto, un instituto profesional que esté acreditado no podrá impartir las
carreras, mientras que una universidad que no esté acreditada sí podrá hacerlo.
Se trata, entonces, de una discriminación arbitraria, solo en razón de su
denominación. La única solución sería, entonces, que los institutos
profesionales cambien su denominación por la de universidades.
Adicionalmente, la legislación vigente
establece que los institutos profesionales pueden impartir carreras técnicas
solo en aquellas áreas del conocimiento en las que también impartan títulos
profesionales. Si este proyecto de Ley entra en vigencia, los institutos
profesionales también deberán descontinuar las carreras técnicas del área de la
salud. Cabe destacar que esta exigencia no se establece en el caso de las
universidades.
En definitiva, el proyecto de Ley impide,
arbitrariamente, un ámbito de acción legítimo para los institutos
profesionales, y también afecta sus atribuciones para impartir carreras técnicas
en un área prioritaria para Chile. Por último, nada impide que utilizando los
mismos argumentos y la misma lógica, se continúe agregando otras carreras a la
lista de títulos profesionales reservados exclusivamente a las universidades.
En un país que aspira a seguir avanzando en
acceso y calidad en la formación profesional, resulta a lo menos desorientador
ver decisiones que alteran la configuración del sistema de educación superior,
a través de medidas que nada aportan al acceso ni a la calidad.
Desafío político de la reforma tributaria.
El proyecto Legislativo que concreta uno de los
tres mayores objetivos programáticos de la Presidente Bachelet, que ingresará hoy
al Congreso, ha motivado ya, antes de conocerse el detalle de su articulado,
variados análisis de su contenido y alcances económicos, que ahora se
ampliarán, al disponerse de las precisiones técnicas que se echaban de menos.
Pero este paso —sin perjuicio de la importancia indudable de ese debate—
implica también el primer gran desafío político para el nuevo Gobierno.
No se trata, por cierto, de algún obstáculo que
le impida contar de antemano con la necesaria aprobación Parlamentaria, ya que
en ambas Cámaras la Nueva Mayoría tiene los votos suficientes. Más bien se
trata de la conveniencia de que en la tramitación del proyecto se convenza al
conjunto de la ciudadanía del sentido y las ventajas de esta iniciativa, de
manera que ella sea aceptada, incluso más allá de los problemas que muchos
observadores le reprochan, como un instrumento adecuado para mejorar el acceso
y la calidad de la educación —principal objetivo que persigue el aumento de la
recaudación tributaria—, en especial de los sectores más vulnerables.
Dado que, aun entre los expertos partidarios de
la reforma (como lo manifestó antenoche en un programa televisivo el ex Ministro
de Hacienda Andrés Velasco), se proponen diversas modificaciones específicas, y
habrá asimismo propuestas concretas al respecto de la oposición, la forma en
que se conduzca la discusión respectiva y se tomen en cuenta tales sugerencias
será una prueba muy significativa del espíritu de diálogo que en los últimos
días ha sido la tónica expresada por el Gobierno frente a las consignas
demoledoras de algunos voceros de colectividades oficialistas. Si aquí, donde
el panorama es más simple y menos conflictivo, como se aprecia incluso en el
ámbito empresarial, no se abren caminos de entendimiento, cabe temer mucha
mayor tensión en las arduas reformas de la educación y la Constitución.
En otra faceta del mismo asunto, resulta
indispensable que los cambios tributarios vayan acompañados de otras medidas
verdaderamente eficaces y de aplicación paralela pro inversión y crecimiento,
que reduzcan los potenciales efectos negativos de este proyecto en tales
aspectos. Y tampoco cabe prescindir en este terreno de la mirada de los
especialistas desde el exterior, que observarán atentamente el desarrollo de
esta iniciativa y sus consecuencias, así sean favorables o traumáticas, para
una nación tan vinculada a gran parte del mundo y sujeta a las oscilaciones
económicas consiguientes. Es un hecho que esta primera reforma derivada del
cambio electoral interno repercutirá afuera y mostrará de manera ejemplar cómo
actúan en concreto las “dos almas” de la coalición Gobernante y si sus actores
más influyentes son capaces de llegar a acuerdos entre sí y con el resto de las
tendencias políticas y sociales del país.
Inversiones en Cuba.
Una vez más, Cuba está en problemas. En esta
ocasión la causa directa parece ser la crisis económica que afecta a su benefactor,
Venezuela. La ayuda anual venezolana se estima en 6 mil millones de dólares,
incluyendo los 115 mil barriles de petróleo que envía diariamente a la isla.
Previendo que ante las dificultades económicas de sus generosos protectores la
ayuda puede disminuir sustancialmente, Raúl Castro ha preparado una Ley que
busca estimular la inversión de parte de empresas extranjeras en Cuba. Los
resultados se verán con el paso del tiempo, pero las experiencias anteriores de
apertura han generado más frustración que beneficios.
La revolución de Fidel Castro se sostuvo
durante la Guerra Fría gracias al apoyo soviético, que encontró en la isla un
aliado a pocos kilómetros de Estados Unidos, y, en consecuencia, le atribuyó al
comunismo castrense una importancia estratégica. Pero desaparecidos los
soviéticos, los Castro debieron buscar fórmulas de sobrevivencia diferentes. Se
decretó un período especial que implicó graves sacrificios para los cubanos, y
Raúl Castro, entonces encargado de la economía, produjo una suerte de apertura,
permitiendo un restringido funcionamiento de los mercados. En esa oportunidad
se autorizó la entrada de capitales extranjeros para trabajar en empresas
mixtas con el Estado cubano. Pero, luego de que apareciera Chávez en Venezuela,
tales planes comenzaron a ser abandonados y de 400 han pasado a ser 200 las
empresas mixtas. Algunas con capitales chilenos enfrentaron toda suerte de
acusaciones antes de desaparecer.
Mas la necesidad vuelve a imponerse. Este año
la cosecha de papas parece ser de las peores del último tiempo, la deserción de
los médicos cubanos ha obligado a reajustar sus salarios, la mano del Gobierno
se endurece contra los disidentes, los apoyos extranjeros no alcanzan y es
necesario nuevamente recurrir al mercado. No obstante, ello no implica ninguna
apertura política y solo en estos días se ha sabido de la censura de
información respecto del barco norcoreano que transportaba armas desde Cuba, se
ha asegurado que no habrá internet en los hogares y se ha ascendido al yerno de
Raúl Castro a General, manteniendo así el imperio del nepotismo.
El conocido pragmatismo del hermano menor de
Fidel ha producido una nueva Ley que les ofrecerá a las empresas extranjeras
mejores condiciones que en la vuelta anterior: solo 15% de impuestos después de
ocho años de gracia, podrán no estar asociadas con el Gobierno y tendrán
garantías de que no serán expropiadas. Pero no podrán contratar a sus
trabajadores, que serán asignados por las autoridades cubanas. Se trata de un
pequeño paso en la dirección correcta, solo que, en medio de las restricciones
políticas y con las reticencias con que el Gobierno aprueba esta Ley, no parece
asegurar larga vida a quienes quieran arriesgarse a invertir en Cuba.
Enfoques Internacionales: Costoso ensimismamiento
de Morales.
Sucede que el Presidente boliviano se niega a
hacerse cargo del costo para las relaciones bilaterales de la presentación ante
la Corte Internacional de Justicia (CIJ), cuya tramitación persistirá, según lo
han vuelto a repetir él mismo y, más recientemente, su Vicepresidente, en
Santiago, la semana recién pasada.
Morales rehúsa asumir las negativas
implicancias de cualquier negociación sobre su aspiración marítima para la
defensa Judicial chilena, y la obligación irrenunciable de los Gobernantes
nacionales de resguardar la integridad y soberanía territoriales. Menos
advierte las derivaciones políticas internas, en Chile, de transferencias
territoriales, y sus repercusiones en los lazos con Perú. Evo Morales,
reconocidamente errático y vehemente, deja de serlo, para tornarse inflexible,
cuando se trata de abordar la demanda marítima. Prefiere ignorar que, según la
reciente encuesta Bicentenario, se han reducido del 13% al 8% los partidarios
de dar a Bolivia una franja de territorio chileno para una salida soberana al
mar. Interesante será medir en la encuesta de este año si el fallo por la
delimitación marítima con Perú aumenta o no ese porcentaje ampliamente
mayoritario -especialmente en jóvenes, habitantes del centro del país y
personas de bajos ingresos- que se opone a toda concesión. Este incremento en
el rechazo podría estar influido por el trato agraviante respecto de Chile en
que ha persistido Morales. Hace unos días, la Cancillería chilena se vio
forzada a emitir una declaración para responder a sus dichos en el aniversario
marítimo y manifestar disconformidad con sus interpretaciones sobre la historia
de la relación bilateral.
Las previsibles dificultades de entendimiento
con Morales muy probablemente derivaron en que en el capítulo internacional del
programa de la Presidente Bachelet no se mencionaran las relaciones con
Bolivia; solo se plantean en el acápite relativo a Defensa y bajo el razonable
y genuino interés de alcanzar la normalización en los lazos recíprocos.
El condicionamiento territorial y la demanda
ante La Haya podrían perjudicar por tiempo indefinido las legítimas
oportunidades de bienestar de los pueblos de Chile y Bolivia, y la cooperación
entre sus Gobiernos.
Excepciones
preliminares y renuncias de Embajadores.
En el umbral de la presentación de la memoria
boliviana en La Haya, prevista para el 17 de abril, se han sucedido cambios de Diplomáticos
relevantes en ambos países. Además, se ha procedido en Chile a nominar
integrantes del equipo asesor que contribuirá a estudiar las excepciones
preliminares para impugnar la admisibilidad de la demanda y la jurisdicción de
la CIJ, y seguir con los procedimientos de la defensa. El tiempo corre: solo se
dispone de un máximo de tres meses desde la presentación de la memoria para
interponer las excepciones. En opinión de varios juristas, a diferencia de lo
acontecido en la demanda peruana, hay buenos argumentos, para presentarlas.
Para muchos, la petición encubierta de Bolivia es la cesión de territorios
amparados por el Tratado de 1904, no estándole permitido a la Corte la revisión
de un tratado internacional de fronteras.
Conocida es la petición de renuncia al Embajador
en La Haya y coagente en la disputa sobre delimitación marítima con Perú, Juan
Martabit. Por el momento, y en la inminencia de la presentación de la memoria
boliviana, la titularidad de la sede se encuentra vacante y hay antecedentes
para presumir que ni el agente ni el coagente chileno la ocuparán, como antes
ha ocurrido por agentes chilenos en litigios similares y sucede actualmente con
la representación y agencia bolivianas. También se pidió la renuncia al Embajador
Pedro Suckel y se encuentra vacante su cargo de Director General adjunto para
las Relaciones con Países Limítrofes. Simultáneamente, se solicitó la renuncia
al Cónsul en La Paz, Embajador Jorge Canelas, que será reemplazado por el
saliente Embajador en Buenos Aires, Milenko Skoknic, antes integrante del
equipo que participó en la mediación Papal con Argentina y ahora observador en
las negociaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC. Martabit,
Canelas y Suckel, distinguidos profesionales de la carrera Diplomática, con
aquilatada experiencia y valioso conocimiento de las relaciones vecinales, han
quedado fuera del servicio exterior en un momento clave para las relaciones con
Bolivia y la defensa de la soberanía.
Por su parte, Bolivia reemplazó como Cónsul en
Santiago al ex Comandante en jefe de su Ejército General Ramiro de la Fuente,
por la ex Ministro de Educación Magdalena Cajías, hermana de uno de los juristas
a cargo de la demanda boliviana.
Todo indica que en el futuro próximo Bolivia ha
optado por los estrados y campañas comunicacionales para conducir las
relaciones con Chile. Responder en esos dos ámbitos será una tarea principal de
la Cancillería chilena.
Rusia y Occidente.
Pese a las sanciones dispuestas por Estados
Unidos y la Unión Europea en contra de Rusia, parece un hecho que la anexión de
Crimea a este último país se ha ido consolidando en el terreno, sin que exista
posibilidad de que se revierta en el corto plazo. El aislamiento Diplomático
con el que pretende castigar Occidente al Gobierno del Presidente Vladimir
Putin no parece argumento suficiente como para disuadirlo.
La preocupación actual pasa porque el conflicto
continúe escalando y se amplíe. La súbita alza de popularidad interna del
mandatario ruso sugiere que éste ha encontrado un filón que puede seguir
explotando. El Ejército ruso ha ubicado unos 50 mil efectivos en la frontera con
Ucrania, lo cual preocupa a Kiev y ha generado advertencias de parte de
Washington. La república rebelde de Transnistria, en la frontera entre Ucrania
y Moldavia, ha solicitado su anexión a Rusia, lo cual podría abrir otro foco de
tensión si Moscú se siente tentado a acceder a la petición.
En la medida en que Putin perciba que las
potencias occidentales no están realmente dispuestas a enfrentarlo con firmeza,
es muy probable que persista en su actitud expansionista, ignorando los
principios del derecho internacional y utilizando la fuerza y la amenaza para
alcanzar sus objetivos. Washington y la Unión Europea deben ser capaces de
mostrar decisión si no esperan quedarse en advertencias vacías que pueden dejar
al desnudo su debilidad y terminar alimentando la voracidad de un Gobernante
ruso al que hasta ahora nadie está en condiciones de detener. Las negociaciones
que se llevan adelante entre Rusia, EE.UU., la UE y el Gobierno ucraniano son
una oportunidad para mostrar esa determinación. En ese sentido, la reunión que
ayer sostuvieron en París los Jefes de la Diplomacia rusa y estadounidense no
arrojó resultados concluyentes en esa dirección.
Una carta para meditar.
Señor Director:
Declaraciones odiosas.
Las últimas declaraciones del Senador Quintana
son el simple reflejo de lo que hace tiempo vienen pregonando otras figuras de
ese sector, y que pretenden imponer cambios por las buenas o por las malas.
Lo grave es que no es necesario remontar muchos
años para recordar que este tipo de declaraciones fueron pavimentando el camino
para generar uno de los momentos de mayor división en nuestra historia
reciente.
¿Será necesario recordarles a nuestros Gobernantes
que su mandato es para con todos los chilenos y no sólo para con sus votantes?
Por el bien de Chile, esperemos que no.
Manuel José Errázuriz Tagle.