Así no se puede,
por Gonzalo Rojas.
Mientras algunos
dirigentes celebraban el 25% de Matthei coreando el “Sí se puede”, ante el
televisor, mucha gente pensaba: No, así no se puede.
Parafraseando a
Lincoln, uno es capaz de engañarse mucho tiempo sobre las mismas cosas, pero no
todo el tiempo sobre todas las cosas.
El encontrarse 25/75
a nivel Presidencial y 36/64 en el plano Parlamentario, ¿puede dejar a algún
derechista contento? Si la UDI ha perdido hasta 12 Diputados en relación con
los electos en 2009 y ha resignado ambas Senadurías en Santiago, ¿admite ese
resultado alguna explicación que no sea simplemente esta: lo hemos hecho muy
mal?
Sin duda, hay que
redoblar el esfuerzo para el 15 de diciembre. Más que por ese día mismo, que no
parece muy esperanzador, por la necesidad de fortalecer una musculatura
largamente descuidada.
Este 22 de noviembre
se cumplen los 50 años de dos aniversarios notables: las muertes de personas
tan distintas como J. F. Kennedy y C. S. Lewis. De ambos pueden recordarse
afirmaciones del todo aplicables a la coyuntura nacional y, en especial, al
estado de ánimo de los patriotas que aún sueñan con librar a Chile de una
segunda debacle.
De Kennedy —sin que
haga falta profesarle simpatía alguna— recordamos su “No preguntes qué puede
hacer tu país por ti. Pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”, y de Lewis,
sus notables “La vida nunca ha sido normal” y “Las condiciones favorables nunca
se dan”.
Si la derecha…
(perdón, si los patriotas) aprendieran de esa sabiduría, desde el 15 de
diciembre se dejaría de criticar a los demás y se dejaría de esperar un
supuesto momento ideal, para retomar por fin el camino de un trabajo
sistemático y de largo aliento en el despliegue de nuestros ideales.
En esta coyuntura
dramática, importa poco que el Congreso no haya sido completamente capturado
por la Concertación y por los comunistas; en esta coyuntura dramática, importan
mucho más la propia pasividad, la propia desidia, la propia estupidez. Hacia
adelante, por lo tanto, solo cabe asumir tareas de compromiso completo.
Los partidos deberán
preguntarse si tiene sentido su actual ambigüedad. Renovación sigue comandada
por un conservador aliado con un ultraliberal, y la UDI elige por igual a
Parlamentarios tan incompatibles entre sí como lo son “azules” e “indios”. Ya
está bien de esa convivencia pecaminosa que solo logra atraer a los tibios y
alejar a los decididos.
Los institutos y
fundaciones deben abrirse a los campos sindical, vecinal, profesional y
estudiantil, para formar ahí, con mentalidad gremialista, a los dirigentes que
hoy monopolizan el PC y las otras izquierdas. Frente a Boric, Cariola, Jackson
y Vallejo, solo aparece Jaime Bellolio: ¿no es penoso?
Intelectuales que no
se atreven a exigir presencia equilibrada en los medios de comunicación, viejos
tercios que declinan empuñar sus últimas armas públicas, mujeres que parecen
haber olvidado cómo se comportaron sus madres 40 años atrás, jóvenes
aburguesados sin más afán que el carrete, pinochetistas quejumbrosos que no honran
a su libertador, familias que frustran la vocación humanística o artística de
sus hijos, profesionales del Gobierno que cuentan los días para privatizarse,
empresarios que tuercen la nariz cuando se les solicita ayuda para
investigación histórica o proyectos formativos, profesores universitarios
encuevados en nichos precarios: ¿alguno de ustedes cree que puede escupir al
cielo?
Quizás la esperanza
venga de ciertos nuevos grupos; quizás se abra la posibilidad de una nueva
generación de patriotas. Para todos, si recapacitamos, el 15 de diciembre no es
una meta: es un nuevo punto de partida.
El mensaje del programa
laboral de Bachelet,
por Cecilia Cifuentes y
Huberto Berg.
La experiencia
irrefutable de muchos años nos ha enseñado que las sociedades que crecen y
progresan son aquellas donde se cree en la capacidad de las personas para tomar
sus propias decisiones, y en que el rol de sus Gobiernos es proporcionarles las
herramientas para que puedan desarrollar sus capacidades personales y alcanzar,
a partir de esto, su máximo potencial. De hecho, nuestro país es un claro
ejemplo de esto, considerando que en los últimos treinta años ha sido el de
mayor progreso en el mundo occidental. Por el contrario, también la experiencia
nos ha demostrado que en aquellas sociedades donde no se cree en las personas y
en su capacidad para tomar sus propias decisiones y que, por ende, debe ser el
Estado el que determina qué les conviene y qué no les conviene, los resultados
son muy negativos para sus integrantes, salvo, por supuesto, para los que
Gobiernan.
Pues bien, lamentablemente el programa laboral de la Nueva Mayoría nos dice claramente que este grupo está dentro de los que no creen en las personas y en su capacidad para tomar decisiones. Para esto, basta solo con analizar su propuesta de entregarles a los sindicatos la titularidad exclusiva de la negociación colectiva, pasando absolutamente por alto la voluntad de aquellos trabajadores que pueden querer negociar colectivamente con su empleador, pero que no les interesa pertenecer a un sindicato.
Adicionalmente, con esta propuesta están diciendo que tampoco creen en la capacidad de los dirigentes sindicales chilenos para generar propuestas atractivas para atraer nuevos socios. El movimiento sindical se ha ido ganando un legítimo espacio en el mundo laboral de hoy, pero al hacerlo obligatorio por la vía de subterfugios Legales, se le está quitando su legitimidad y se le está cuestionando su capacidad. El sindicalismo se valida cuando es una opción de los trabajadores y no cuando es una imposición del Estado.
El programa menciona en varias oportunidades la necesidad de “emparejar la cancha” entre trabajadores y empleadores, desconociendo que lejos la mejor forma de lograrlo es con una situación de pleno empleo formal, ya que es ahí cuando el trabajador pasa a ser un recurso escaso y valioso para el empleador, como de hecho ha ocurrido en estos años, en forma muy marcada en algunos rubros. Eso no quita que pueda ser necesario revisar algunos aspectos de la Legislación, pero no bajo el criterio de entregar poder por decreto, ya que cuando se opta por ese camino, se mejora a un grupo de trabajadores, en contra de otros, muchos más vulnerables, que se ven obligados a caer en la informalidad, ya que no tienen la productividad suficiente para entrar a un mercado rígido y protegido.
Es bueno recordar que aunque la informalidad ha disminuido en forma significativa en los últimos cuatro años, existen aún en Chile cerca de un millón de trabajadores que se encuentran en esta situación. Entonces ese emparejamiento de cancha por decreto, sin que responda a aumentos efectivos de productividad, puede empeorar la desigualdad en vez de mejorarla.
Nada se habla en el programa, en cambio, de modificaciones al esquema de gratificaciones, de tal forma de avanzar hacia un sistema de salarios participativos, que se traduce finalmente en una cancha mucho más pareja y colaborativa, un esquema donde trabajadores y empleadores son socios en el éxito de una empresa, que efectivamente depende de ambos.
En el trasfondo, subsiste en el mensaje del programa el concepto añejo de lucha de clases y de grandes empresas monopsónicas en la contratación de trabajadores. Esta visión se aleja cada vez más de la realidad actual de empresas pequeñas, cambiantes y orientadas al sector servicios, donde la distinción entre capital y trabajo se hace crecientemente más difusa. Se sigue insistiendo en esa Legislación laboral, que si bien puede no ser dañina para grandes conglomerados, es definitivamente letal para empresas pequeñas y con poca historia. El programa de la Nueva Mayoría definitivamente deja de lado que el 53% de los trabajadores chilenos trabaja en empresas pequeñas, donde la rigidez laboral puede ser finalmente el principal escollo al crecimiento.
La excusa de coartar la libertad de las personas para supuestamente protegerlos, así como seguir insistiendo en el concepto viejo y pasado de moda de lucha de clases, nunca ha dado buenos resultados.
El anarquismo en Chile,
por Joaquín Fernández.
El anarquismo tiene
una larga historia en Chile. La formación de las primeras organizaciones
ácratas y la difusión de sus ideas en nuestro país pueden ser rastreadas desde
fines del siglo XIX. Dicha corriente llegó a tener un rol muy relevante en la
formación de organizaciones obreras a través de las sociedades de resistencia.
Hacia la segunda década del siglo XX también tuvo una importante presencia en
el incipiente movimiento estudiantil, mediante la participación de sus
adherentes en la FECh. Como han mostrado las investigaciones de Sergio Grez,
los anarquistas chilenos se caracterizaron por enarbolar un discurso clasista y
un evidente rechazo al Estado y a la representación política. También promovieron
el anticlericalismo, el internacionalismo, el antimilitarismo, la igualdad de
la mujer e incluso, algunos de ellos, llegaron a ser precursores del
vegetarianismo. Sin embargo, se trató de una corriente laxa, extremadamente
fragmentada, al interior de la cual convivieron sectores diversos, que
abarcaban desde anarcosindicalistas hasta partidarios individuales de la
“acción directa” y desde pacifistas hasta adeptos a las acciones violentas de
“propaganda por los hechos”.
Si bien nunca
desaparecieron completamente, desde la década de 1930, las organizaciones
anarquistas vivieron un proceso de decadencia que llevó a que los espacios que
habían llegado a conquistar en los movimientos obrero y estudiantil fueran
ocupados por sectores marxistas, principalmente comunistas y socialistas. Como
han señalado Felipe del Solar y Andrés Pérez, fue durante la dictadura que el
anarquismo resurgió, asociado a formas de rebeldía contracultural juvenil como
el Punk. El paso de formas identitarias más bien estéticas, a organizaciones de
carácter político y social lo dio en las décadas de 1990 y del 2000. La crisis
de legitimidad de los partidos políticos, la desconfianza hacia la
institucionalidad y la desmovilización social generada con la democracia
transicional, llevaron a que en la política estudiantil se abriera el espacio
para la aparición de “colectivos” enfrentados a los partidos y a la política
institucional nacional. En ese contexto, los sectores anarquistas volvieran a
irrumpir en la organización estudiantil.
El triunfo de
Melissa Sepúlveda en la FECh, del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL),
implica la vuelta, después 90 años, de grupos asociados al anarquismo a la
cabeza de una de las organizaciones más importantes del movimiento estudiantil
con un proyecto anticapitalista y de autogestión. Las preguntas apuntan a saber
si lograrán perpetuar su proyecto en el tiempo y a salir de los ámbitos
exclusivamente estudiantiles y juveniles.
Escenario Parlamentario
muy diferente.
La elección del
pasado domingo ha resultado en trascendentes cambios en la composición del
Congreso. La Nueva Mayoría, aunque prefiera no reconocerlo, ha sido favorecida
por el sistema binominal. Un futuro Gobierno de Michelle Bachelet contaría con
amplia mayoría en las dos Cámaras, algo que no ha ocurrido desde 1990, salvo
muy fugazmente a comienzos de su anterior Presidencia. Para llevar a cabo buena
parte de su programa de reformas Legales y Constitucionales tan solo
necesitaría mantener alineados los votos de los Parlamentarios pertenecientes
al pacto.
Una controvertida
propuesta del programa es la reforma tributaria, que elevaría la carga
impositiva sobre todas las empresas y acabaría con el FUT, que premia la
reinversión de las utilidades. Otra reforma esbozada fortalecería a los
sindicatos. Con 68 Diputados y 21 Senadores, la Nueva Mayoría podría aprobar
sin problemas ambas enmiendas Legales, que requieren la simple mayoría de los
presentes (61 Diputados y 20 Senadores, si hay asistencia plena).
La reforma
educacional propuesta, que prohíbe el lucro en los sostenedores de
establecimientos escolares y el llamado financiamiento compartido, modificaría
una Ley Orgánica Constitucional. Ello requiere el respaldo de 4/7 de los
miembros en ejercicio de cada Cámara. Bachelet precisaría entonces obtener los
votos necesarios del único Senador y de los Diputados independientes, varios de
ellos de inclinación izquierdista.
Aunque algunos
analistas insisten en llamar a la Alianza a someterse al mandato de cambios
profundos que dicen habría emitido la ciudadanía, ella ya no tendrá por sí sola
la capacidad de bloquear en el Congreso la modificación de una Ley Orgánica
Constitucional. Quedaría así abierta la puerta para una reforma al régimen de
propiedad minera o al grado de autonomía del Banco Central. El programa de
Bachelet desliza la intención de hacer modificaciones en ambas instituciones,
pese a su gran contribución al desarrollo y a la estabilidad de la economía
nacional.
En cambio, no
consiguió la Nueva Mayoría —aun sumándole los independientes proclives— los 2/3
del Congreso necesarios para su propuesta más ambiciosa, reemplazar la actual
Constitución, por ejemplo mediante una asamblea constituyente. Su candidata
deberá aclarar ahora si ha quedado archivada esa idea. Cabe destacar que dos
importantes aspiraciones Constitucionales del bloque —acabar con el binominal y
poner fin a las Leyes que requieren quórum especial— pueden ser aprobadas con
el 60% de los miembros de ambas Cámaras. Si un futuro Gobierno de Bachelet se
empeñase en eso, contaría ya con los 72 Diputados necesarios (considerando los
independientes) y solo le restaría sumar a dos Senadores. De este modo, por
ejemplo, los objetivos y el funcionamiento del Banco Central, piedra angular de
la confianza que despierta la estabilidad económica y financiera de Chile,
pasarían a ser modificables, con la anuencia del Ejecutivo, por una circunstancial
mayoría Parlamentaria.
Sorprendentemente,
los partidos de la Nueva Mayoría no han aclarado aún si ella constituye una
coalición de Gobierno o un mero pacto electoral. La diversidad de visiones en
su interior y la diferente interpretación que admiten sus compromisos de
campaña pueden ofrecer amplio campo para las divergencias y la fragmentación
del bloque. Es probable que la significativa representación en el Congreso
adquirida por el PC, el surgimiento de una bancada Parlamentaria de dirigentes estudiantiles
radicalizados y la pérdida de influyentes Senadores por la DC provoquen
tensiones y divisiones en las filas de la Nueva Mayoría. De seguro, la presión
de los movimientos sociales hará lo suyo desde la calle.
La fuerza Parlamentaria
de la Alianza ha quedado debilitada. Si ha de ser oposición, deberá extremar su
habilidad política para aprovechar las oportunidades de influencia que las
divisiones del bloque oficial le brinden y facilitar los acuerdos con fórmulas
inteligentes de reformas Legales o Constitucionales, que por no encerrar riesgo
de desestabilización económica o social resulten atractivas para los sectores
más moderados de la Nueva Mayoría. Ayudaría a ello que la candidatura de la
Alianza obtuviese en la segunda vuelta una votación contundente.
Incendio en el Teatro
Municipal.
El incendio que
afectó el lunes al Teatro Municipal de Santiago -en el cual se vieron
seriamente dañadas las salas de ensayo del ballet, parte de los camarines y la
bodega de vestuario, aunque afortunadamente no afectó la sala principal- es un
hecho que además de significar un profundo daño al país, pues lesiona un
valioso patrimonio histórico y cultural, debe motivar también la adopción de
medidas preventivas que permitan asegurar que este tipo de recintos cuentan con
las medidas de seguridad adecuadas.
Si bien las causas
del siniestro aún están bajo investigación -las versiones de que se habría
tratado de una falla en el sistema eléctrico no han sido comprobadas-, llama la
atención que el teatro no haya contado con rociadores de agua -sobre todo,
porque acaba de ser refaccionado tras el terremoto de 2010-, que constituyen
elementos de seguridad elementales.
Afortunadamente, el recinto cuenta con seguros que debieran permitir cubrir
parte de los daños, pero sería imperativo que en los planes de refacción se
considere este tipo de dispositivos, y se tomen las medidas de resguardo en
conformidad con las recomendaciones de Bomberos u otros organismos
especializados. Este incidente debería dar pie a una revisión acuciosa de los
planes de seguridad de otros recintos patrimoniales sobre los cuales el Estado
tiene responsabilidad, ya que por tratarse, en general, de recintos de antigua
data, podrían carecer de los estándares adecuados para prevenir este tipo de
siniestros.
Con ocasión de este
incendio, el Ministro de Cultura ha dado cuenta de la enorme inversión en
infraestructura patrimonial que se ha realizado en el país y, acertadamente,
hizo un llamado para analizar cómo se pueden mejorar los mecanismos de
seguridad en este tipo de recintos. La conservación patrimonial es un aspecto
sustantivo en cualquier política cultural, pero ello también debe ir acompañado
de inversiones que no descuiden las indispensables medidas de seguridad.
Deporte y vida
saludable.
Un acto en La
Moneda, al que asistieron integrantes de la selección de fútbol que logró el
tercer lugar en el Campeonato Mundial de 1962 y figuras actuales del deporte,
manifestó el apoyo de que goza el naciente Ministerio del Deporte en sectores
mayoritarios de la población. El Presidente Piñera nombró como su primer
titular al hasta entonces Subsecretario Gabriel Ruiz-Tagle. Al asumir, este se
fijó tres líneas de acción: el avance de la infraestructura para los Juegos
Odesur 2014, constituir el Consejo Consultivo para el Desarrollo del Deporte, y
entregar al Mandatario, en 45 días, un documento oficial con la política
deportiva proyectada para los próximos 10 años, lo que constituirá un legado
del Gobierno en esta área.
El nuevo Ministerio,
que contará con 14 Secretarías Regionales, tiene por tarea precisamente
proponer y evaluar la Política Nacional del Deporte. Además, deberá realizar el
catastro y administrar la infraestructura del sector, y desarrollar iniciativas
de cooperación internacional, elaborar, ejecutar y difundir estudios y
programas de investigación, y velar por la ejecución de las políticas por el
Instituto Nacional de Deportes (IND).
La creación de este
Ministerio se incluyó en varios programas de la campaña Presidencial de 2009,
pese a las aprensiones técnicas y de experiencia práctica que suscitan la
proliferación de reparticiones públicas, y la errada noción de que el mejor
modo de gestionar políticas sea establecer nuevos entes Estatales a cargo de
ellas. No obstante, la popularidad de una iniciativa como esta despertó —como
era previsible— apoyo transversal a su aprobación en el Congreso, superando
incluso las tensiones de un año electoral. Siendo ese, pues, el camino escogido
para impulsar esta actividad, cabe esperar que su conducción efectivamente
fortalezca y no entorpezca las coordinaciones necesarias (por ejemplo, con
carteras como Educación, Salud o Desarrollo Social) para la ejecución de una
política deportiva exitosa.
Esta necesariamente
debe abordar aristas muy diversas. En los últimos años ha habido un notorio
avance en la masificación de la práctica deportiva, como lo muestran el auge de
las “corridas” y maratones, o el mayor uso de la bicicleta como medio de
transporte. Con todo, los especialistas estiman que es aún insuficiente desde
la perspectiva de mejorar el nivel de salud general. La acogida lograda por el
programa “Elige vivir sano”, impulsado por la Primera Dama, es una muestra de
la nueva valoración social de los estilos de vida saludables. El nuevo
Ministerio —además del papel más vistoso que pueda jugar en el apoyo al alto
rendimiento y las grandes obras de infraestructura— debiera enfocar también
aquí parte sustancial de sus esfuerzos.
Malas noticias de la
región.
El buen estado de
las relaciones con todos los países latinoamericanos será siempre un objetivo
importante de la política exterior de Chile, pero por lo mismo debe preocupar
la situación de aquellos que atraviesan una crisis, pues ello tarde o temprano
repercutirá de manera negativa en el conjunto de la región y en nuestro propio
porvenir. Si bien ya desde hace tiempo son varias las naciones con serios
problemas derivados principalmente de opciones políticas y económicas
equivocadas, en estos días desgraciadamente ellos parecen agravarse en especial
en Argentina y Venezuela.
Los cambios en la
cúpula del Gobierno realizados por la Presidente Cristina Fernández al reasumir
plenamente sus funciones tienden a concentrar el manejo de la economía en el Ministro
Axel Kicillof, quien de hecho ya lo ejercía como Viceministro y es una de las
más caracterizadas figuras de La Cámpora, el grupo juvenil impulsado por el
hijo de la Mandatario, Máximo Kirchner, cuya influencia parece aumentar y
ampliarse a diversos ámbitos del aparato Estatal. De paso, han cesado en sus
cargos el criticado ex Ministro Guillermo Moreno, a quien se atribuyen
múltiples presiones y amenazas a personeros del sector privado, y el anterior Jefe
de Gabinete de la Presidente, probable nuevo Embajador en Santiago. En la
práctica, tras el ascenso de Kicillof, la Bolsa argentina tuvo ayer su mayor
caída diaria en dos años, mientras el precio del dólar informal sube en 2013
más del 45%.
Por otra parte, en
Venezuela la Asamblea Nacional entrega a Nicolás Maduro el poder de Gobernar
por decreto durante doce meses, con el pretexto de una supuesta guerra
económica de la burguesía, aunque la carestía y el desabastecimiento de
productos básicos se deban a las inepcias de sus mismas políticas. Ello conduce
también a una mayor Estatización de la economía, y aunque el control de los
medios informativos puede orientar hacia los empresarios y la oposición un
malestar que ya bordea el 70% de la población, es previsible un creciente
deterioro, con las nuevas Leyes de fijación de precios y márgenes de utilidad y
de control de las importaciones, que terminarán por volverse contra el Gobernante.
Cualquiera sea la
próxima Presidente chilena, el panorama regional será uno de sus desafíos.
Mientras los países del Alba y sus simpatizantes decaen, la Alianza del Pacífico
sigue atrayendo Gobiernos como observadores y posibles integrantes, con la
aprobación de economistas y organismos internacionales. En cuanto a Brasil,
tradicional amigo de Chile y hoy con bajos índices de crecimiento, hasta ahora
ve con recelo a la Alianza, tanto por el empeño de Dilma Rousseff en promover
Unasur, como por el auge actual de México y su eventual competencia por el
liderazgo regional. El Presidente Piñera ha colaborado lealmente con ambas
entidades, pero es obvia la mayor efectividad de la Alianza, que por lo demás
no contradice los propósitos de Unasur. Es de esperar que su sucesora logre
armonizar la natural solidaridad latinoamericana con una visión objetiva de la
realidad regional y de los intereses nacionales que también requieren una mejor
política económica en aquellas naciones hermanas que han errado el camino y aún
pueden enmendarlo.
Replanteamiento de los
objetivos de la misión chilena en Haití.
El largo tiempo que
lleva operando en terreno, el alto costo que ha involucrado y los escasos
resultados que muestra, han provocado que surjan críticas contra la efectividad
de la Misión de la ONU para la estabilización de Haití (Minustah). Las palabras
pronunciadas recientemente por el Presidente de Uruguay -país que aporta el
segundo contingente de soldados más numeroso a la misma-, en las que advierte
sobre estos temas, deben servir como una voz de alerta y ser escuchadas con
atención en Chile, cuya presencia en Haití debe ser revisada luego de una
década de operaciones.
El cronograma
acordado con la ONU es que la Minustah vaya realizando una retirada gradual que
sería completada en 2017. Considerando que para esa fecha la misión de Naciones
Unidas completaría 13 años en terreno, parece una meta muy lejana y que, por lo
tanto, debería ser anticipada. Aunque quienes conocen de cerca la misión
señalan que ésta ha conseguido avances, la extrema lentitud de éstos amenaza
con dañar las posibilidades de desarrollo de la sociedad haitiana, que debe
aprender a valerse por sí misma, sin la ayuda de una fuerza extranjera. Esta
corre el riesgo de terminar transformándose en una fuerza de ocupación,
distorsionando con ello los propósitos de una fuerza propiamente de paz.
El propósito de la
Minustah es ayudar a sentar las bases para el progreso económico, político e
institucional del país caribeño. Pese a que ha habido obstáculos severos, como
el terremoto de 2010, a una década de iniciada la labor de la misión puede
asegurarse que es momento de permitir a los habitantes de Haití que se hagan
cargo de su propio destino, estableciendo un plan de retiro mucho más rápido
que el planteado.
Chile mantiene una
activa presencia en Haití desde el principio de la operación. Integra el
contingente nacional, cuyo costo anual alcanza a los US$ 28 millones, un total
de 468 efectivos provenientes de las tres ramas de las FF.AA., Carabineros y la
PDI. La participación de Chile se explica por la solidaridad hacia el país más
necesitado del Hemisferio Occidental. También, como un testimonio de la
voluntad nacional de ser un actor que aporta a la convivencia global por medio
de un organismo de carácter multilateral como la ONU y que está dispuesto a
mostrar preocupación por lo que sucede en la región. Cuando se inició la
Minustah, en 2004, muchos de estos objetivos de política exterior no se
encontraban suficientemente establecidos, con una Diplomacia chilena muy
enfocada en la consecución de acuerdos de libre comercio con grandes potencias
como EE.UU. y la Unión Europea. Hoy, sin descuidar la integración comercial, el
país ha conseguido manifestar su vocación regional a través de una serie de
iniciativas y gestos -por ejemplo, su integración a la Unasur o la Presidencia
pro témpore que ejerció en la Celac-, por lo que su presencia en Haití no
resulta imprescindible, y sería conveniente promover una discusión para fijar
con claridad las condiciones de un retiro gradual de las tropas.
Naturalmente, una
eventual retirada militar de Haití debe hacerse en forma responsable,
entregando apoyo a las iniciativas que promuevan un fortalecimiento
institucional a través de la entrega de los medios y conocimientos que le
permitan una subsistencia pacífica y digna para el futuro. Estos son los
objetivos que fueron fijados desde el principio de la misión y va siendo hora
que su cumplimiento se haga efectivo tras una década de operaciones de la ONU
en ese país.
Correspondencia para meditar
Señor Director:
La DC y el centro político.
Resulta preocupante cómo el PC ha ido ganando
terreno en la Cámara de Diputados gracias al apoyo irrestricto de la DC,
partido que no duda un instante en hipotecar sus valores con tal de formar
parte de un eventual nuevo gobierno de la Nueva Mayoría o Concertación.
Espero que la DC logre alguna vez posicionarse
en el centro del espectro político y así no volver a vivir situaciones
similares a las de los años 70.
Tomás Barrueto Vergara.
Señor Director:
De dulce y agraz.
La vida de nuestro Teatro Municipal ha sido de
dulce y agraz. Víctima de terremotos, incendios, problemas económicos y otros,
también ha conocido la gloria, presentando a grandes artistas y a sus cuerpos
estables, entregándonos maravillosos momentos de belleza y cultura.
Nuevamente la desgracia lo ataca, como le ha
sucedido a muchos grandes teatros del mundo. Como ellos, el Municipal, una vez
más, debe sacar fuerza de flaqueza para levantarse.
A nuestras autoridades y a nosotros como
chilenos nos corresponde restablecer en toda su grandeza esta importante carta
cultural, de la cual tanto nos enorgullecemos.
Ana María González Clarke.