El espejo retrovisor en el umbral del desarrollo,
por Hans Eben.
Nunca antes Chile ha estado tan cerca y al
mismo tiempo tan lejos de cruzar el umbral del desarrollo, al rozar un ingreso
per cápita de US$ 20 mil, lo que convierte a nuestro país en la primera nación
latinoamericana en lograrlo. Sin embargo, en los últimos meses, Chile ha
frenado su velocidad crucero en la autopista del progreso al conducir con el
ojo puesto en el espejo retrovisor y revivir el pasado que incita un viraje
brusco a la izquierda y la amenaza de un retroceso por un camino de piedras y
polvo, en un intento costoso de satisfacer a una masa enfurecida, que no se
siente partícipe del progreso, por falta de educación y capacitación en esta
era del conocimiento.
¿Cómo se explica esta frustración crónica que
el país ha debido enfrentar? En Chile, el consumismo llegó antes que la
educación, y esta combinación perversa explica toda la frustración de una clase
media que subió rápidamente, pero sin educación. La fórmula consumismo +
creditismo - educasión (con s) = frustración, explica en gran medida la
situación vulnerable y frustrante del chileno de hoy, presa fácil del populismo
político. Pero no podemos Gobernar para la calle y con la calle, que clama por
más derechos sin mayores obligaciones.
Entretanto, la productividad de Chile ha caído
11 lugares desde 2004 (está en el lugar 33), mientras el consumo se ha
disparado en ese mismo período. Chile produce US$ 19 por hora, comparado con
US$ 60 promedio de los países de la OCDE. Es decir, nuestra productividad es un
tercio de la de nuestros socios y nuestro patrón de consumo es similar. Nuestro
país produce por cinco millones de personas equivalentes a la OCDE, ¡y consume
por 41 millones!
Chile lo ha hecho muy bien en lo económico,
pues nadie puede poner en duda que el país ha crecido a una velocidad mayor que
el crecimiento mundial en 1,5 puntos anuales en los últimos tres años, y este
lo haremos a 4,5%, mientras el mundo lo hará solo al 2,9%, manteniéndose la
ventaja global. Sin embargo, el problema de Chile no es económico, como lo ha
demostrado en los últimos años; el problema es sociológico, y afecta a la
sociedad, el trabajo y la familia, pilares del futuro bienestar y progreso
sostenido del país. Un problema económico se arregla en un par de años,
mientras que un problema sociológico se soluciona en generaciones.
Hoy, el 70% de los estudiantes de la educación
superior es de primera generación, pero el mercado no requiere solo estudiantes
universitarios, algunos de dudosa calidad, sino técnicos, como en Alemania,
donde hay dos técnicos por cada universitario, a diferencia de Chile, que tiene
dos universitarios por cada técnico.
Falta sincronizar el progreso económico
acelerado con el lento desarrollo del capital humano requerido. De acuerdo con
el nuevo índice del Foro Económico Mundial, Chile se ubica en el lugar 36,
entre 122 países, en ranking de capital humano, donde el pilar
"educación" fue el peor evaluado y quedó en el puesto 49.
El siglo XXI crecerá a través de la
productividad e innovación, y no del empleo. Sin embargo, a medida que nos
acercamos al umbral del desarrollo, nuestro potencial de crecimiento disminuye,
pues el aumento del empleo es cada vez menor en una situación de plena ocupación.
El Gobierno ha creado más de 800 mil nuevos empleos, incorporando a mujeres y
jóvenes que por primera vez ingresan al mercado laboral, bajando la tasa de
desempleo a 5,7 %. Por lo tanto, el futuro crecimiento de Chile dependerá casi
exclusivamente de la productividad, lo cual demanda desafíos gigantes de
capital humano, la materia prima esencial para circular en la autopista del
progreso.
Mientras, la crisis de educación ha disparado
otras crisis, aun más sensibles para el futuro del país, como son las crisis de
confianza, crisis de valores y crisis de familia, con tasas de natalidad sin
precedentes de 1,8 hijos por pareja, y el 67 % de estos hijos nacidos fuera del
matrimonio, una nueva realidad que nos coloca en el primer lugar del mundo y en
segundo lugar en individualismo, según el último estudio de la Universidad de
Sussex, Reino Unido.
No existe Gobierno alguno que pueda satisfacer
las nuevas exigencias de esta clase media en auge a la misma velocidad con que
se generan, ni Gobierno que pueda sobrevivir a la furia de una clase media
próspera que ve que su situación desmejora. La frustración es imparable en la
transición de un país emergente a uno desarrollado, a pesar de que el
capitalismo sigue siendo el único modelo que ha demostrado ser capaz de lograr
el progreso y bienestar de las naciones. Sin embargo, si la frustración no se
aborda y volvemos a sufrir otra crisis y recaída como la de 2008, el contrato
social entre el sistema capitalista y la ciudadanía se romperá con resultados
impredecibles.
El nombre del juego es crecer y crear riqueza, y no distribuir pobreza. Lo que queremos es
un país sin pobres, no uno sin ricos. Y si se sigue despreciando a los
empresarios y emprendedores -la columna vertebral de la economía-, veremos
menos inversión, menos innovación y menor crecimiento integral. La desigualdad
debe mejorar, pero jamás se puede eliminar, pues el ser humano es desigual por
naturaleza y, por lo tanto, no podemos esperar que ella se suprima por decreto
y ya. Solo podemos aumentar las oportunidades de igualdad y ello se está
haciendo.
Hoy, el mañana es impredecible, y de ahí que la
mejor forma de enfrentar el futuro sea crearlo. El peor enemigo del porvenir es el populismo del pasado. El 17 de
noviembre, Chile deberá decidir entre seguir por la autopista del progreso o
mirar solo por el espejo retrovisor en el umbral del desarrollo.
Bachelet 2.0: de vuelta a la ideología,
por Guillermo Ramírez.
Cuándo un país se va desarrollando, los nuevos
problemas que tiene que enfrentar son más complejos que los antiguos. Estas
dificultades también se manifiestan en la educación. En los países
subdesarrollados, el problema es la cobertura; en los desarrollados es la
calidad, que es mucho más difícil de resolver.
Así, el actual descontento social por la mala
calidad de la educación es una manifestación de que Chile está avanzando, no de
que estamos estancados. Por esa razón, resulta alarmante que la solución que
algunos proponen sea borrar lo que hemos hecho y que nos ha permitido llegar
hasta donde estamos.
La calidad de la educación tiene una infinidad
de variables que deben ser consideradas: la calidad de los profesores, el
financiamiento a nivel escolar, la infraestructura, la intervención temprana,
la cobertura preescolar, la fiscalización, la libertad, la integración, la
disciplina, entre otras, son todas cuestiones que deben ser abordadas. Por eso,
no se entiende que desde el comando de Bachelet se esgrima, como único
argumento para proponer el cierre de los Liceos de Excelencia, que estos
producen segregación.
En primer lugar, sorprende porque la afirmación
es falsa: estos liceos no han producido segregación. Y no la han producido
porque no han tenido oportunidad de seleccionar a sus alumnos. Por ejemplo, el
Liceo Bicentenario de Colina sólo ha tenido que seleccionar una vez porque los
cupos no se llenan, y el criterio de selección no fue ni el dinero ni las notas
en el anterior establecimiento, sino la motivación del alumno y su familia.
Este año hubo 100 postulantes para 120 cupos, así que todos fueron admitidos.
Por su parte, el Liceo Bicentenario de Cerro Navia, lejos de seleccionar, se ha
visto obligado a promocionar el establecimiento para, al menos, llenar los
cupos.
En segundo lugar, la propuesta de Bachelet
ignora la evidencia. Sin selección, estos establecimientos han entregado
educación gratuita y de calidad. En el Liceo Bicentenario de Puente Alto, por
ejemplo, recibieron alumnos de bajo rendimiento y mala conducta. El Rector
explica que el entorno de excelencia y un cambio de mirada sobre la importancia
de su educación han permitido que estos alumnos logren avances relevantes en el
Simce.
En tercer lugar, parece increíble que Bachelet prefiera que todos se hundan a que
algunos puedan arrimarse a algún bote salvavidas. Para que todos nuestros
estudiantes reciban educación de calidad hay que mejorar lo malo y no destruir
lo bueno. Esa mirada de emparejar hacia abajo parecía desterrada de la centroizquierda
chilena, y por eso sorprende esta postura tan ideológica.
La segregación es un problema, sí. Pero mejorar
la calidad de la educación requiere una mirada más amplia. Para analizar el
mérito o demérito de los Liceos Bicentenario es necesario meter en la ecuación
no sólo la (falsa) variable segregación, sino que también la motivación y
capacidad de los alumnos, familias y profesores de estos liceos.
Defendiendo los flancos débiles.
En esta etapa de la campaña Presidencial, los
cuatro candidatos que tienen posibilidades más serias de llegar a la segunda
vuelta concentran gran parte de su esfuerzo en eliminar o minimizar los
inconvenientes mayores que hoy los afectan, para entrar a fondo en la lucha por
el logro de su objetivo principal. Así, Evelyn Matthei deja pasar los gestos
poco afortunados que siguen dándose entre sus huestes a cambio de soldar esa
difícil unidad del sector que la apoya (aunque veremos más adelante rumores que
lo contradicen), y logra embarcar a los Ministros, al mismo Presidente y a la
Primera Dama —con los límites que fija la Contraloría, en sus tiempos libres y
sin uso de medios Fiscales— en publicitadas manifestaciones de solidaridad y,
lo más importante, en su trabajo electoral en terreno. Así busca alcanzar, como
primer paso, la cota de adhesión popular del Mandatario, aunque la oposición
acuse supuestas irregularidades, olvidando su propia historia en la materia.
Ganar más respaldo ciudadano es imperativo para la candidatura y la Alianza
pues las encuestas —como la que hoy publicamos, de La Segunda-Universidad del
Desarrollo— arrojan todavía una larga distancia con la abanderada de la Nueva
Mayoría.
Por su parte, Michelle Bachelet, ante las
quejas de sus adversarios (y también de seguidores) por la demora de sus
propuestas específicas, procura calmarlas reiterando que está a punto de dar a
conocer sus decisiones, no obstante lo cual anuncia que algunas (aquellas de
mayor trascendencia doctrinaria y política, o que más dividen a su gente) serán
analizadas pasada la elección, con lo que obliga a sus votantes a confiar en
que el criterio de la candidatura coincidirá con el suyo, o lamentarse más
tarde, inútilmente, si ello no ocurre. En cuanto a ME-O, cuyo problema es
Parisi, que lo está desplazando del tercer lugar, se juega a apoyar candidatos
al Congreso o los Cores, construyendo junto a su partido una red institucional
que se proyecte en el tiempo, de la que su rival carece. Este, sin respaldos
partidarios, pero creciendo en votos, centra en Matthei una campaña agresiva, y
hasta ofensiva, apelando a ofertas populistas para quitarle electores que lo
fueron de Piñera.
Ante la Enade. En ella los mismos cuatro candidatos pudieron
plantear sus posiciones al empresariado. Matthei criticó el populismo de sus
contendores y su juicio negativo sobre la realidad chilena, y comparó los
logros de este Gobierno con los bajos índices económicos de Bachelet y su
responsabilidad en el Transantiago, oponiéndose a la gratuidad educacional
total y la reforma tributaria con fin del FUT, y propuso crecimiento con
equidad y mejores normas laborales. La ex Presidenta defendió dicha reforma
como indispensable, atribuyó las buenas cifras de Piñera a medidas que ella había
adoptado y al precio del cobre, y predijo estrechez Fiscal si éste baja.
Anunció luego 600.000 nuevos empleos, inversión en ciencia, tecnología y
competitividad, y una “ambiciosa” agenda energética. ME-O rechazó las
propuestas de ambas candidatas, el “solo crecimiento económico” de la primera y
los bonos de la segunda, defendió la asamblea constituyente y cambios
integradores en una educación gratuita que elimine el Simce y la selección de
alumnos, así como el poder del Estado sobre la inversión extranjera y los
recursos naturales. Parisi descartó HidroAysén y propuso 26% de impuesto a las
grandes empresas, reducción del IVA en alimentos básicos, fin del FUT,
“reescribir el Código Minero” y medidas redistributivas, pro Regiones y
antimonopolios.
La presencia, además, y por primera vez en
Enade de la Presidenta de la CUT, dirigente comunista, abrió camino a un
diálogo en temas laborales, pero a la vez dejó en claro su insatisfacción por
los programas Presidenciales, incluso el de la Nueva Mayoría (a cuya candidata
apoya), exigiendo trabajos de calidad, mejores pensiones, menor brecha salarial
y refuerzo de la acción sindical. En cuanto a la desigualdad y concentración de
la riqueza, sin oponerse a las ganancias, señaló a los empresarios la necesidad
de “repartir la torta”.
En el Congreso. Antes de la suspensión por un mes de las
sesiones se aprobaron normativas importantes como la de la televisión digital
y, en votación general, la supresión en el texto constitucional del número de
120 Diputados para reformar el binominal, aunque en este caso la UDI formuló
indicaciones, cuyo debate habrá de efectuarse después de las elecciones. Con
ello arriesga crear un espacio para que, si hay un cambio drástico el mes
próximo en las mayorías Parlamentarias, eso lleve a la actual oposición a
profundizar los cambios al sistema electoral contenidos en la actual
iniciativa. Asimismo, quedó pendiente el texto definitivo de la “ley Emilia”
para sancionar el cuasidelito de homicidio causado por un conductor ebrio, cuyo
rigor, estimado excesivo, puede deberse a la conmoción pública producida por el
caso que le dio origen. En cuanto a la interpelación al Ministro Mañalich,
dados los antecedentes presentados y sus explicaciones, todo indica que no dio
pie para llegar a una acusación Constitucional. Por otra parte, estas últimas
semanas ha sido notorio el ausentismo de los Congresistas, hasta el punto de
suponerse que habrá modificaciones reglamentarias destinadas a evitarlo.
¿La nueva derecha? La abrupta renuncia a Renovación
Nacional del dirigente Daniel Platovsky se suma a rumores acerca de la
conformación de un grupo “piñerista”, integrado por algunos Ministros y altos
funcionarios del Gobierno, dispuesto a buscar el reemplazo de la actual
directiva de RN tras la elección o fundar otro referente para la Nueva Derecha,
lo que, según algunas versiones, se manifestaría ya durante la última etapa de
la campaña electoral.
Chile en el Consejo de Seguridad.
Chile fue incorporado al Consejo de Seguridad
de la ONU como miembro no permanente, por quinta vez desde que esta se fundó en
1945, con el apoyo de toda la región de América Latina y el Caribe (186 votos a
favor, ninguno en contra y cinco abstenciones).
La Asamblea General debía escoger a cinco
nuevos integrantes no permanentes del Consejo, para un período de dos años,
durante los cuales deberán participar en sus decisiones más importantes, esto
es, las relacionadas con la seguridad y la paz mundiales. Los miembros del Consejo
deben determinar si en una situación de crisis se está frente a un acto de
agresión o la paz está amenazada, llamar a las partes en conflicto a llegar a
acuerdo, y pueden imponer sanciones a un país que ha- ya incumplido las reglas
establecidas. El Consejo es el único órgano que puede autorizar el uso de la
fuerza contra uno de sus miembros.
Para Chile, formar parte de él ha sido
considerado siempre una oportunidad positiva, pues se interviene en las grandes
decisiones de la política mundial. Sin embargo, un país mediano como el nuestro
tiene pocas posibilidades de influir verdaderamente en ellas, pues los cinco
integrantes permanentes del Consejo tienen poder de veto. Desde su primera
participación -1952-1953-, nuestra Diplomacia conoció las dificultades de
compartir esta instancia con las grandes potencias y ser, de cierta manera,
marginado de las discusiones más gravitantes.
Sin embargo, si lo hacen bien, los países
menores pueden jugar un papel, al apoyar ciertas acciones, mediar entre
posiciones antagónicas o contribuir a evitar una polarización, por ejemplo.
Cabe recordar que en 2003, cuando Estados Unidos quiso hacer aprobar una
resolución que legitimara su intervención en Irak, Chile advirtió que votaría
en contra. Finalmente, EE.UU. retiró el proyecto ante la certeza de que
perdería la moción por la postura de varios países, incluidos algunos con veto.
Se dice que, con los años, el Consejo de
Seguridad ha ido perdiendo la relevancia que tuvo en el pasado, especialmente
durante la Guerra Fría. Tal vez sea cierto, pero mantiene, no obstante, algún
protagonismo en la actual agenda mundial, como el desarme químico en Siria y la
crisis por el programa nuclear de Irán, al cual le ha impuesto sanciones que lo
obligaron a volver a la mesa de negociaciones. Chile deberá mantenerse alerta
ante los conflictos presentes y potenciales, para asumir responsablemente una
postura fiel a sus principios tradicionales de política exterior y, al mismo
tiempo, ser relevante en el debate.
Durante su mandato, Chile tendrá la oportunidad
de Presidir durante un mes las sesiones del Consejo y podrá plantear un tema de
su elección para que sea debatido. Está previsto que eso ocurra en enero de
2015, por lo que probablemente será el próximo Gobierno chileno el que elija dicho
asunto. Una propuesta para fortalecer este Consejo y hacerlo más eficaz, con
una participación más equilibrada de sus miembros, podría ser una contribución
de Chile, en conjunto con los países de la región.
Correcto uso de la publicidad del Estado.
La presencia de avisaje estatal ha ido en
constante aumento en los últimos años -es un hecho que cada Gobierno incrementa
el gasto en publicidad respecto de la administración que le antecede-, y
difícilmente esta tendencia se revertirá. Aunque es perfectamente legítimo que
se publiciten políticas públicas en ejecución para explicar sus alcances y
funcionamiento a la ciudadanía que se verá impactada por ellas, no lo es que
sea el Gobierno el que se atribuya su autoría de manera exclusiva. Corresponde,
en cambio, que la atribución sea hecha al Estado de Chile, pues las obras,
programas e incluso los logros que se difunden son fruto de la actividad del
Estado en su conjunto y no sólo de una de sus ramas, como el Ejecutivo. La
práctica de identificar al Estado con el Gobierno viene de la administración de
Ricardo Lagos, y se ha mantenido en las que le han seguido, al punto que ha
sido posible observar recientemente a Ministros de Estado y al propio
Presidente de la República protagonizar algunos avisos emitidos en televisión.
Las cifras que el Estado gasta en publicidad
son relevantes -durante el primer semestre de este año los distintos Ministerios
invirtieron $ 9.007 millones, un aumento de 34% respecto a igual período del
año anterior-, lo que no podría reprocharse de antemano como injustificado,
pues la dinámica actual obliga a contar con permanentes canales de comunicación
con la ciudadanía. Sin embargo, sí es cuestionable que la publicidad entregue
un protagonismo excesivo al Ejecutivo y
a determinados funcionarios de Gobierno, pues ello podría desnaturalizar la
finalidad que persigue toda política pública, que es permanecer en el tiempo,
arriesgando que un siguiente Gobierno se sienta tentado a eliminarla o a
modificarla para darle su propio “sello”. También es criticable que esta
publicidad aparezca en momentos en que el país se halla inserto en una campaña
electoral.
La discusión en torno a la publicidad de Gobierno
es de larga data. Cabría recordar, por ejemplo, la fuerte polémica ocurrida en
el año 2002, cuando la Contraloría cuestionó un avisaje sobre el plan Auge, al
que consideró “irregular”, y obligó a un Subsecretario a pagar el costo de
dicha publicidad, ascendente a $600 millones de la época. Durante la
administración de Michelle Bachelet, la oposición denunció el fuerte gasto en
publicidad en vísperas de elecciones, y también cuestionó una serie de
asignaciones a ONG, que si bien no entran en el ámbito propiamente
publicitario, podrían entenderse como otra forma de favorecer a entidades que
pueden resultar afines a un Gobierno. Estos y varios otros episodios han
llevado a la formación de comisiones investigadoras de la Cámara de Diputados y
pronunciamientos de la Contraloría.
Cabría esperar que los Gobiernos se abstengan
en todo momento de usar este tipo de publicidad para difundir sus propios
logros -pues para ello existe una cuenta pública anual, establecida por mandato
Constitucional, siendo los ciudadanos los llamados a evaluar si dichos logros
son tales- y procuren siempre un criterio de utilidad pública, sin olvidar que
los fondos con que se financia dicha publicidad no pertenecen al Gobierno, sino
que han sido asignados por Ley a dicha función, y por tanto deben ser usados
con criterios de eficiencia. Especialmente relevante resulta evitar la
tentación de que el Estado utilice la publicidad con fines proselitistas y
abusivos, algo que afortunadamente no ha ocurrido en Chile, pero que sí afecta
a otros países de la región, como Argentina.
Polémica por liceos de excelencia.
Dado que los planteamientos educacionales de
Michelle Bachelet han sido divulgados de manera solo muy general, llamó la
atención que en una entrevista en TVN expresase no estar de acuerdo con los
liceos de excelencia. Argumentó que hay que "trabajar para que todas las
escuelas y liceos sean de excelencia". La coordinadora de su comisión de
educación ratificó esa idea argumentando que estos liceos son "una medida
cortoplacista, desesperada, de la cual discrepamos. No fue una política de
Estado y no constituyó una mejora en la calidad de la educación". Esta
última aseveración adolece de varios errores: fue una medida que el actual
Presidente propuso en la contienda electoral de 2005 y reiteró en 2009, para
recuperar la tradición del liceo público de excelencia, que con el tiempo ha
ido perdiendo fuerza. No cabe, pues, imputarle cortoplacismo o desesperación en
su desarrollo. Fue implementada gradualmente y los recursos que demandó
-durante el período de puesta en marcha, porque se ha planificado que funcione
con los mismos recursos por subvención que reciben otros liceos- fueron
aprobados en la Ley de Presupuestos.
Tampoco es sostenible que estos liceos no hayan
constituido un mejoramiento de la calidad. Es muy pronto para una evaluación
acabada, pero sí se sabe que en poco tiempo un número considerable de ellos ha
alcanzado resultados satisfactorios. Se afirma que eso se debe a la selección y
que, como contrapartida, los resultados de los establecimientos de procedencia
de esos alumnos han visto un deterioro en sus resultados. Esto no es efectivo:
no hay evidencia de que eso haya sucedido. Tales argumentos tienen ribetes
ideológicos, a saber, que esos establecimientos más selectivos no agregan
realmente valor a sus estudiantes, y que existe un "efecto par" tan
significativo que la sola salida de estos estudiantes de un establecimiento
afecta negativamente el desempeño de sus antiguos compañeros. Esta es una
posibilidad teórica, pero está lejos de constituir un hecho comprobado.
La idea de terminar con liceos selectivos es de
larga data y comenzó a aplicarse en varios países en los años 60, aunque
conservando cierto espacio para algunos de ellos. Mirado en perspectiva,
diversos estudios en esos países cuestionan su efecto positivo. Sigue habiendo
controversia, pero no poca evidencia sugiere que el término de esos liceos
redujo la movilidad social de los jóvenes más vulnerables. Al mismo tiempo,
antecedentes preliminares en Chile sugieren que, contrariamente a lo que se
suele afirmar, el Instituto Nacional sí agrega valor a sus estudiantes. Los
liceos de excelencia están pensados para estudiantes más vulnerables que los
que típicamente asisten a dicho instituto y pueden, por eso, ser un factor
importante de valor agregado para sus alumnos. Además, en muchos sectores ellos
(que salvo pocas excepciones son Municipales) están sirviendo de modelo a otros
liceos públicos y, por tanto, su impacto está yendo más allá de los estudiantes
que reciben.
Naturalmente, los anuncios de Bachelet alarmaron
a las comunidades escolares de los 60 liceos Bicentenario en todo el territorio
nacional, así como a múltiples especialistas y vastos sectores de opinión
pública. Ante esto, la encargada de educación de su comando envió una carta a
dichos planteles, en la que niega que esa candidatura hubiera promovido su
eliminación (pese a que existe testimonio grabado en TV), atribuyendo la
situación a "razones electorales" y concluyendo que dichos liceos
"seguirán funcionando en el mejoramiento de la calidad educacional".
Es positiva esta recapacitación. Por cierto, la
política de liceos de excelencia no es sustituta de otra que aspire a que todas
las escuelas y liceos alcancen grandes resultados académicos. Su objetivo es de
otra naturaleza y complementario. Las diferencias de desempeño dentro de una
sala de clases son enormes, aun si los niños son parecidos en todas las
dimensiones relevantes. La dedicación, la perseverancia, los talentos, el
esfuerzo y el apoyo familiar, entre otros factores, explican esas grandes
brechas. Los liceos de excelencia son un reconocimiento de estas distinciones.
El legítimo afán igualitario de la educación no debería intentar aplastarlas,
sino hacerlas aflorar. Acabar con los liceos de excelencia, sin perjuicio de
que puedan perfeccionarse, contribuiría a debilitar la meritocracia y la
movilidad social.
Clasificación al Mundial de Brasil.
La reciente clasificación de Chile al Mundial
de Fútbol de Brasil 2014 es un logro deportivo de gran significación para el
país. Relevancia que no se debe sólo a la posibilidad de estar presentes en el
torneo más importante de esta actividad, sino que también a los efectos
positivos que genera la selección nacional, especialmente cuando logra triunfos
como éste.
El espíritu de unidad, el apoyo masivo y la
algarabía que expresó la ciudadanía tras la obtención del cupo al certamen
internacional dan cuenta del impacto transversal que provoca el fútbol en
nuestra sociedad, que se manifiesta en el hecho de que, a pesar de jugar en un
estadio con aforo menor al de muchos de los otros países que compitieron, la
selección chilena fue la que más público llevó en promedio durante el proceso
clasificatorio iniciado en 2011. Indiscutibles son, además, los réditos
económicos que se obtendrán con esta clasificación al Mundial. En el período
que abarca desde el 2011 hasta la fecha, el equipo chileno ha generado más de
US$ 175 millones por concepto de auspicios, recaudaciones, contratos de TV,
entre otros.
La consecución del logro constituye un acierto
del cuerpo técnico, los jugadores y la directiva de la Asociación Nacional de
Fútbol Profesional, más aún si se considera que tuvieron la capacidad de
sobreponerse a momentos difíciles y revertir resultados que en algún momento
pusieron en riesgo la clasificación.
Por primera vez, Chile consigue la
clasificación en cancha para dos mundiales sucesivos. Esto se debe, sin duda, a
una generación privilegiada, integrada por jugadores con un roce internacional
inédito en la historia de nuestro fútbol, al tiempo que es un ejemplo evidente
de que cuando el trabajo se hace bien y de forma metódica es posible alcanzar
metas sustantivas; algo que se debiese replicar con frecuencia en todos los
ámbitos.
Urgencia social de la agenda eléctrica.
La Confederación de la Producción y del
Comercio ha emitido un segundo informe que busca impulsar el desarrollo de la
generación eléctrica de base (aquella de menor costo de producción), reiterando
algunas conclusiones del informe de la Comisión Asesora de Desarrollo Eléctrico
(CADE) y agregando elementos adicionales. Este esfuerzo de la CPC expresa su
preocupación por los efectos que tendría un aumento en los precios de la
electricidad para el desarrollo del país y del sector privado. El diagnóstico
de sus autores -especialistas en esta área, con distintas visiones políticas-
sobre el costo futuro de la electricidad y sus efectos sociales es bastante
pesimista si no ocurren cambios importantes que permitan el desarrollo de
unidades de base, en particular las hidroeléctricas de gran tamaño de Aysén o,
alternativamente, centrales térmicas de carbón.
Según ellos, a menos que haya otro año de
sequía, los costos marginales hasta 2017 serían relativamente acotados, debido
a que están próximas a concluirse algunas centrales de base comenzadas hace
años. Además, se podría llegar hasta 2020 al cerrar algunas centrales de gas
natural de ciclo abierto, más el uso más sistemático de gas natural en centrales
de ciclo cerrado existentes, que solo utilizan dicho gas natural en forma
eventual porque no disponen de suministro seguro. Más allá de 2020, inquieta a
los autores que las centrales de base (salvo a gas natural, que son más caras
de operar) requieren unos siete años para su construcción, y no hay suficientes
proyectos en estado de comenzar a construirse en el SIC.
Los autores han modelado diversos escenarios
futuros, suponiendo una tasa de crecimiento de la demanda de 4,1%, menor al
crecimiento histórico. Todos los escenarios consideran la nueva ley que exige
que 20% de la generación al 2025 deba provenir de unidades de energía
renovable, y los costos de electricidad en cada escenario dependen de lo que
podrá construirse. Si se pueden desarrollar los proyectos de Aysén, ellos y un
aporte similar de energías renovables podrían satisfacer casi todo el aumento
de demanda hasta 2030. Esta sería una matriz de suministro limpia, ya que
apenas se requerirían pequeños aumentos en unidades térmicas. Además, tendría
una baja emisión de gases invernadero, por lo que sería la mejor solución desde
el punto de vista ecológico. Además, el costo de la electricidad sería el más
bajo de todos los escenarios. Si no se construye HidroAysén, la alternativa
sería un desarrollo más sucio, pero todavía de un costo razonable si se pueden
construir generadoras que usan carbón. Si no, hay que recurrir al gas (más
limpio que el carbón), pero esto aumentaría el costo de la electricidad en 40%
respecto del carbón.
El informe se refiere a los cambios que son
necesarios, incluyendo más participación ciudadana en los procesos, un
ordenamiento territorial, nuevas reglas en el sistema de transmisión para
aumentar las holguras, una mayor eficiencia en los procesos
burocrático-administrativos necesarios para conseguir los permisos, y modificar
la forma en que se realizan las licitaciones de suministro, para permitir el
ingreso de nuevos operadores, y en general aumentar la competitividad de estos.
Cabe destacar en especial las propuestas de medidas para compensar a las
localidades en que se instalan las unidades generadoras, de modo que estas no
solo sean un costo para ellas, lo que debería reducir su oposición a estas
inversiones. Se trata de medidas permanentes, establecidas por Ley, amén de aquellas
compensaciones voluntarias que deseen agregar los inversionistas.
Es de esperar que este esfuerzo de la CPC y de
los autores, así como el informe del CADE, comiencen a penetrar en el mundo
político y en la opinión pública, para evitar que el costo del suministro
eléctrico impida que siga mejorando el bienestar de la sociedad.
Meditación.
Si la prensa
zurda está inflando a Parisi
es simplemente porque tienen miedo a Matthei.