¿Es usted "posmo"?
por Álvaro Góngora.
"Posmo" es el diminutivo de
"posmoderno". Se ha designado así -descriptiva o peyorativamente- a
quien se identifica con las expresiones propias de la "posmodernidad"
o a quien actúa motivado por ellas. La posmodernidad comenzó en las últimas
décadas del siglo XX y en ella estaríamos sumidos. Surgió como contrapunto de
la modernidad. Aquella época maciza que se desplegó desde hace 300 años, a
partir de teorías formuladas por decenas de pensadores. Se fundó en la certeza
de la razón humana para conocer la verdad por medio de métodos estrictos, a
través de razonamientos "sólidos". El hombre moderno pudo organizar
la sociedad, el mundo, el universo, el saber especulativo, técnico y
científico, alcanzar un orden civilizatorio. Se ilusionó con superar el
presente confiando en su potencial intelectual. Creyó en el progreso
indefinido.
Contrariamente, la posmodernidad no se basa en
ninguna doctrina filosófica y es difícil definirla. Se dice que es una
"atmósfera", una etapa, un estado mental o del alma, en cuanto inspira
o impulsa a actuar de algún modo. Es una reacción desencantada de la modernidad
y sus proclamados ideales, los que habrían concluido en la serie de horrorosos
acontecimientos que experimentó el siglo XX. El posmoderno, en consecuencia,
contradice su contenido, pero sin planteamientos "firmes". Hay
quienes la llaman, por eso, "modernidad líquida".
Los estudiosos señalan que al "posmo"
no le interesa comprender la realidad y su sentido, negando su valor
intrínseco. Sostiene que ni la ciencia ni la moral dan cuenta exacta de ella,
porque se basan en principios fijos. Prefiere conformarse con visiones
superficiales y solo parciales, percibidas mediante sus sentidos. No existen
para él argumentos únicos, universales, convicciones fundamentales provenientes
de la cultura cristiano-occidental, desde el punto de vista religioso y ético.
Actúa conforme a cada caso, guiado generalmente por el buen sentido, por lo más
común o lo que arrojan las encuestas. Niega exista una verdad sobre cualquier
asunto, sino tantas como "miradas" individuales se expresen, porque
la verdad es relativa y personal.
Al tratarse de posturas políticas, es reacio a
participar, "no está ni ahí". En su horizonte mental no gravita la
ética de los deberes, ni procede según las normas de corrección. Hace lo que le
acomoda o es válido según su cambiante parecer. De ahí que su conducta sea
ambigua, ajustándose según el problema, según la situación, según el agrado. La
expresión "todo vale" lo caracterizaría, según los entendidos, o "vive
y deja vivir". La satisfacción o realización del "Yo" está por
sobre todo. En el "posmo" predomina la ética de los derechos en su
más amplia gama, extremándola, como sabemos, al derecho a manejar el propio
cuerpo.
Son algunos rasgos de una multiplicidad,
presentes transversalmente entre jóvenes y adultos. Hoy abundan en países
avanzados y pareciera son cada vez más corrientes entre nosotros, aunque en
diferente grado e intensidad según el ámbito. Las manifestaciones son variadas.
Un botón: ¿ha notado que los partidos políticos han "licuado" las
doctrinas que les dieron vida? ¿Que no se habla de militancia, sino de
"sensibilidad" por una "tendencia" política? ¿Y el que se
busque respuestas existenciales en un espectro amplio de religiones o prácticas
esotéricas? ¿Ha constatado que son cada vez más los jóvenes que se resisten a
ser adultos, formar familia y desarrollar un proyecto de vida convencional?
¿Sabe que la sexualidad, según sostienen, no es biológica, sino una condición
cultural, que puede ser hétero, homo, bi, poli o más, acorde con la
"orientación" que se quiera?, etcétera. Vuelvo a preguntar: ¿es usted
"posmo"?
La Orden de Malta,
por Luis Eugenio Silva.
La Orden de Malta cumple 900 años. Es la más
antigua orden de caballería medieval y la única que como tal existe. Hoy,
pasados los tiempos heroicos, de guerras contra los infieles y servicio a la
Iglesia, ella cumple una doble función: difundir la fe cristiana y católica y
asistencia a los pobres, especialmente a los enfermos, siendo fiel a los
mandatos de Cristo y en la pertenecía a la Iglesia Católica.
Se inicia por el año 1099 con el hoy Beato
Gerardo, venido de Martigues a Jerusalén, y que se dedicaba al cuidado de los
enfermos que peregrinaban a la ciudad santa. Había una especie de cofradía,
antigua, proveniente de Amalfi, que cuidaba enfermos, y es probable que allí
haya trabajado Gerardo. Por aquella época no tenía estatus ni organización
militar, que en el 1114 se transforma en militar, bajo la administración del
sucesor de Gerardo, Raimundo de Puy. Tres años antes el Papa Pascual II aprobó
a la fundación, que se llamara Orden de los Hospitalarios de San Juan de
Jerusalén, tomando Raymundo el título de Maestro, hoy Gran Maestro.
Participaron sus caballeros en todos los
combates en contra del Islam en período de las cruzadas, y en el reino latino
de Jerusalén, siendo un elemento fundamental en la defensa de la fe cristiana
que se había restablecido en los reinos y feudos que crearon las cruzadas. A
diferencia de los Templarios, suprimidos por el Papa Clemente V en 1314, que a
la caída de los estados latinos se retiran a Europa, los Hospitalarios pasan
por Chipre, Rodas y Malta, agregando a su nombre dichas regiones.
Célebre fue el sitio de Malta el año 1565,
realizado bajo el mando del Sultán Suleimán, donde los caballeros dieron un
ejemplo de heroicidad a toda la Cristiandad. Eran los tiempos donde la fe
exigía una defensa militar ante los peligros que el Islam originaba. Se quedan
en Malta, isla que con otros islotes les había concedido Carlos V, hasta 1799
cuando Bonaparte se apodera de la isla. Después de un peregrinar y estar bajo
el zar de Rusia, algo anómalo para una institución católica, dado que los zares
eran ortodoxos, pasaron a Roma donde está hasta hoy la Sede del Gran Maestro y
del Soberano Consejo.
Su carácter militar fue poco a poco desapareciendo
ya que así lo requerían los tiempos y la acción asistencial ocupara su tiempo y
riquezas. Durante las dos últimas guerras mundiales, la Orden se distinguió con
la ayuda asistencial médica a soldados y poblaciones afectadas por los flagelos
bélicos. Hoy la Orden es una entidad reconocida por el derecho internacional, a
la manera de un Estado, que no tiene territorio, pero que intercambia Embajadores
con los Estados. Su gran Maestre, elegido por los caballeros de Obediencia, es
vitalicio, y su nombramiento es ratificado por el Papa.
Sus caballeros, damas y religiosos esparcidos
por todo el mundo, pertenecientes a diferentes niveles de la Orden profesan la
fe católica y al ser parte de una orden religiosa de laicos, deben llevar una
vida consecuente con los principios que profesan, y dedicarse, en la medida de
sus capacidades y ubicación en la sociedad, a defender la fe católica y a
servir a los pobres. , dicho esto en un mundo donde las categorías nobiliarios
y feudales eran lo normal y corriente.
La Orden de Malta ha pasado por dificultades y
de todas ha salido airosa, sin duda porque se han renovado en el espíritu y
carisma de sus fundadores. Hoy tiene representantes en las organizaciones
humanitarias y culturales del mundo. Ya no es poseedora de grandes extensiones
de tierra, y sólo conserva algunas en Venecia, Lombardía, sur de Italia y
Austria, y sin embargo su acción benefactora se extiende por el mundo entero,
por cierto en Chile lo hace a través del Auxilio Maltés.
Con el tiempo, ramas no católicas de los
hospitalarios han sido fundadas y reconocidas por la Orden. Sin duda esta noble
y cristiana institución seguirá por mucho tiempo sirviendo a los enfermos y a
los necesitados del mundo además de profesar cada uno de sus miembros la fe católica.
Cumbre de los países G-20.
Ayer inicio en Rusia la octava reunión del grupo
G-20 con los líderes de las principales naciones desarrolladas y emergentes
—que representan el 80% del PIB mundial— enfocados en fomentar políticas
destinadas a mejorar el crecimiento sostenible y la creación de empleos cuando
se cumplen cinco años de la crisis global que estalló en 2008, cuya envergadura
y complejidad son inéditas a juzgar por su resistencia notable a las acciones
de rescate.
Aunque el riesgo de la economía global ha
descendido, el desempeño de las economías emergentes, como la chilena, que
aportaron un significativo impulso al crecimiento mundial poscrisis, registra
en el último año una lenta desaceleración, mientras Europa continúa estancada y
EE.UU. parece retomar un crecimiento modesto, pero persistente.
Uno de los temas a tratar por los líderes para
mejorar la gestión ante la crisis es la administración y la estructura de
decisiones del FMI para fomentar una mayor independencia ante las presiones
políticas directas. Algunos de los países representados consideran que el Fondo
ha aplicado rescates cuyas consecuencias sociales y políticas han sido más
duras de lo aconsejable. Otros, como EE.UU., consideran que no deben
abandonarse los requerimientos que garantizan los enormes préstamos otorgados a
los países europeos en bancarrota.
Sobre la mesa también estará el desplome de las
monedas de algunos países como India, Turquía, Brasil y Sudáfrica, a causa del
retiro de inversionistas desde los mercados emergentes, motivados por la
esperada reducción del estímulo por parte de la Reserva Federal de EE.UU. La
Presidente de Argentina, Cristina Fernández, que integra el G-20, ha dicho que
espera se trate la situación de los llamados “fondos buitres”. Según los
expertos, 44.000 millones de dólares han abandonado los mercados emergentes en
tres meses, y este movimiento parece continuar. El grupo de países BRICS
(Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) ha anunciado la creación de un fondo
de reservas comunes que contará con 100.000 millones de dólares para
protegerse, precisamente, de la volatilidad de los mercados de cambio.
Chile no es miembro del G-20 por ser una
economía pequeña, pero fue invitado a la Cumbre del 2012 por su notable
desempeño, a la que asistió el Presidente Sebastián Piñera. Ausente el país
esta vez, debe mirar con atención los resultados que se produzcan en la cita en
Rusia, dado que nuestro modelo de desarrollo está basado en la apertura al
comercio internacional. El riesgo latente es que en los períodos de crisis
surge, en los países afectados, la tentación del proteccionismo.
Existe un compromiso adoptado en la reunión
anterior en México de no aplicar nuevas medidas de ese tipo hasta 2014. Por
ello, la activa presencia nacional en los foros económicos y empresariales
globales es una necesidad permanente para cautelar los intereses del país, así
como fortalecer las relaciones con los países BRICS y las economías emergentes
que tienen ejes de desarrollo similares al nuestro, como ha sido el exitoso
desarrollo de la Alianza del Pacífico.
Un país diferente.
Han sido educativos varios de los reportajes de
prensa y los programas de televisión sobre los sucesos de 40 años atrás. Es
útil la reflexión histórica para entender mejor el presente y procurar un
futuro sin los errores del pasado. Son estremecedoras las escenas de violencia,
tanto previas como posteriores al golpe militar del 11 de septiembre. En un
obvio intento de aprovechamiento político, algunos postulan que las protestas
estudiantiles recientes son la versión contemporánea de las luchas callejeras
que nos muestran las fotografías y filmaciones de entonces. Pero, más allá de
uno que otro detalle en el entorno, lo que esas imágenes no pueden revelar es
que el Chile de hoy es ya tan distinto del de comienzos de los años 70 como si
fuese otro país.
Los indicadores macroeconómicos son
perentorios. Lo que el IPC sube hoy a lo largo de todo un año, en 1973 lo hacía
en menos de una semana. El ingreso promedio de los chilenos es hoy casi 3 veces
superior al de 1970-73, medido en moneda de poder adquisitivo comparable.
Ninguna otra de las mayores economías latinoamericanas muestra un desarrollo
semejante. De hecho, en 1973 nuestro ingreso per cápita era 57% inferior al de
Venezuela, 46% al de Argentina, 44% al de México, 18% al de Perú y 16% al de
Brasil. Hoy los superamos a todos.
Podría alguien pensar que el progreso se
circunscribe a lo económico, pero no es así. Por ejemplo, la mortalidad
infantil era a comienzos de los años 70 similar a la de México y muy superior a
la de Argentina, Uruguay y Venezuela; hoy es inferior a la de todos esos
países. Algo semejante se observa en la esperanza de vida al nacer: 4 décadas
atrás, en 9 países latinoamericanos la gente vivía más allá de los 60 años que,
en promedio, lográbamos nosotros; hoy, con 79 años de vida, somos los más
longevos, junto a Costa Rica y Cuba. Nuestros avances en alfabetización y
escolaridad son también notables: en promedio los chilenos estudian hoy el
doble de tiempo que en el pasado, la cobertura de educación media es casi plena
y el número de estudiantes de educación superior se ha multiplicado por 6.
Suele plantearse que nuestros avances han sido
a expensas de una mayor desigualdad y que Chile sería uno de los países de
mayores diferencias de ingresos en América Latina. Eso no es efectivo. Desde
luego, los mejoramientos en salud y educación han beneficiado más a quienes
tenían menos y, según Cepal, la pobreza ha descendido desde 45 a 10% en los
últimos 25 años. Otro tanto ocurre con la disponibilidad y calidad de los
servicios básicos. Por ejemplo, en 1973 solo un tercio de los hogares tenía
alcantarillado, y dos tercios agua potable. Hoy la cobertura de ambos servicios
es de 96 y 99%, respectivamente. La disparidad en la distribución de la renta,
medida según el coeficiente Gini, es comparativamente alta, pero luego de
haberse incrementado durante el Gobierno militar, ha ido descendiendo
paulatinamente, y en los últimos tres años es levemente inferior a lo que fue
en 1970-73. En cualquier caso, una vez que se hacen las correcciones
metodológicas para que las mediciones sean comparables, no es cierto que la
desigualdad de ingresos en Chile sea una de las mayores del continente, sino
todo lo contrario.
Las privaciones y frustraciones que sufría la
sociedad chilena hace cuatro décadas ayudan a explicar las pasiones y
aberraciones de la vida política de entonces, aunque no las justifican. Los
progresos económicos y sociales conseguidos muestran que, más allá de errores y
rudezas, las duras reformas emprendidas, algunas de las cuales aún resultan
impopulares, finalmente dieron buen fruto. No es por autocomplacencia que hay
que recordar cómo estábamos hace 40 años y apreciar la distancia recorrida,
porque todavía Chile tiene mucho más que avanzar para llegar a ser un país
próspero y justo: es para no desandar camino y para asegurarnos de que
construimos sobre lo ya edificado.
Un solo acto para recordar.
Los 40 años del 11 de septiembre de 1973
finalmente serán conmemorados en actos paralelos que desarrollarán tanto La
Moneda como las fuerzas de oposición, con lo cual se ha perdido así una valiosa
oportunidad de haber realizado un significativo acto de carácter ecuménico que
fuera un potente símbolo de reconciliación y unidad. Es desafortunado que así
sea, porque con ello se está entregando una negativa señal a la ciudadanía -especialmente a las generaciones más
jóvenes-, al debilitar el espíritu cívico y republicano por consideraciones de
carácter político.
Hay aquí deficiencias en la gestión política
del Gobierno que no pueden ignorarse, al no haber sido capaz de organizar con
anticipación y el suficiente cuidado un evento que reviste profundo significado
político y simbólico. Resultan llamativos, por ejemplo, los zigzagueos que se
observaron desde el Palacio de La Moneda en cuanto a si invitaría o no a los ex
Presidentes de la República y a los candidatos Presidenciales, cuestión que
terminó definiéndose a último momento. Incluso el Presidente de la República ha
incomodado a su propio sector político frente a este acto, al generar dudas
sobre los alcances que tendrá su discurso, especialmente luego de haber
señalado en entrevista con este diario la existencia de “cómplices pasivos” entre
quienes formaron parte del Gobierno militar.
Las obvias desprolijidades que se advierten en
la preparación de la ceremonia por parte de La Moneda no pueden justificar, sin
embargo, la negativa de los partidos y figuras de la oposición de sumarse a
este acto. Se ha esgrimido la existencia de un problema de “agenda”, pues el
mismo día y con escasa diferencia horaria la oposición llevará a cabo un acto
conmemorativo en el Museo de la Memoria. Pero otros dirigentes políticos han
sido más directos, y han manifestado que no están dadas las condiciones para
participar en el acto convocado por el Gobierno, pues allí participarán
personeros que a juicio de éstos tuvieron
“complicidad” con el Gobierno militar, y no habría ánimo en el discurso
Presidencial de manifestar una expresa condena a los acontecimientos ocurridos
el 11 de septiembre de 1973. Siendo estas reservas legítimas, no resultan
suficientes para ausentarse de un acto cuya presencia hubiera contribuido a
realzar un espíritu de unidad y mirada reflexiva de acontecimientos que
tuvieron lugar hace cuatro décadas.
Resulta asimismo negativo que una convocatoria
realizada por el Presidente de la República sea desestimada sin mayores
justificaciones. Se desconoce así una extendida tradición republicana, que ha
entendido que la figura Presidencial debe ser respetada con independencia del
juicio político que se pueda tener respecto de quien ostenta la calidad de Jefe
de Estado. Conviene recordar que en septiembre de 2003, cuando se conmemoraron
los 30 años, el ex Presidente Ricardo Lagos encabezó una ceremonia ecuménica
con la reapertura simbólica de la puerta de Morandé 80 en el palacio de La
Moneda, acto que se pudo realizar en un clima de profundo respeto y civilidad.
Sería por lo mismo valioso que ese espíritu pudiera ser recuperado en beneficio
del país, lo cual sería congruente con el ánimo de perdón que distintos
dirigentes y grupos han expresado en el último tiempo como señal de
reconciliación.
Educación técnico-profesional, ¿sobredimensionada?
La educación secundaria técnico-profesional ha
recibido históricamente poca atención, pese a que forma al 44% de los jóvenes,
en promedio más vulnerables que aquellos que cursan la educación
científico-humanista. Hacia fines de los años 90, cambios curriculares
redujeron esta educación propiamente a los últimos dos años de la educación
media, pero luego se hizo poco por implementar apropiadamente esta modalidad
educativa. Estudios realizados en 2008 mostraban que alrededor de la mitad de
los módulos de la formación técnico-profesional no podían completarse, porque
excedían el tiempo de clases, y tampoco se había invertido en el equipamiento
apropiado para poder desarrollarlos. Los diagnósticos también mostraban que los
docentes de esta modalidad no siempre tenían las competencias pedagógicas para
educar a los jóvenes que la cursaban.
El Gobierno actual ha hecho un esfuerzo
importante para fortalecer esta modalidad. Ha invertido en equipamiento montos
significativos, muy por sobre la trayectoria de administraciones anteriores.
Prácticamente se ha renovado el equipamiento en todos los liceos
técnico-profesionales del país. Se ha hecho una renovación curricular
relevante, superando las deficiencias del cambio anterior y ajustando los
módulos de formación a las realidades laborales de Chile. También se ha buscado
un acercamiento mayor de la educación técnico-profesional al mundo de la
empresa, pues la experiencia comparada muestra que aquella es exitosa cuando
mantiene vínculos estrechos con esta. Aunque se ha hecho un esfuerzo, quizás el
aspecto más débil de la estrategia del Gobierno actual se refiere a la
actualización de las competencias de los docentes que trabajan en este sector.
El Ministerio de Educación también ha encargado
estudios que permitan definir una mejor estrategia para este ámbito. Uno
reciente, encargado al PNUD, entrega interesantes antecedentes, en especial
porque está hecho sobre la base de un seguimiento específico a una generación
de jóvenes, que cursó 2° medio en 2003. Los resultados son mixtos. Hay aspectos
positivos, como que los niveles de participación laboral de los egresados de la
educación técnico-profesional son superiores a los de la científico-humanista,
y sus tasas de deserción son inferiores, particularmente en los grupos más
vulnerables. Ambos resultados posiblemente reflejan a jóvenes que tienen una
orientación más precisa respecto del mundo del trabajo, algo que debe
aprovecharse mejor en la estructuración de estos establecimientos, por ejemplo
en la definición del momento apropiado en que hacen las prácticas y en la
vinculación con los sectores productivos.
Pero también hay resultados preocupantes. Los
salarios de los egresados de esta educación son inferiores, en promedio, a los
de quienes cursaron la científico-humanista. Si es así, cabría cuestionar el
sentido de mantenerla como una modalidad de educación secundaria. Tanto más,
porque el mismo estudio revela que acceden menos a educación superior, y cuando
lo hacen, desertan más. Según algunos indicadores, este fenómeno parece estar
vinculado a una inferior calidad de la enseñanza en la modalidad
técnico-profesional. Por cierto, estos estudios siempre presentan limitaciones
que no permiten conclusiones tan drásticas y, además, hay enorme heterogeneidad
en los desempeños de los egresados de esta modalidad. Incluso así, es
pertinente preguntarse si no está sobredimensionada, particularmente porque no
se ha desarrollado un sistema de aseguramiento de su calidad, ni vías precisas
de su vinculación con el sector productivo que son exigibles a planteles de
esta naturaleza. Si se tomasen en cuenta estos aspectos, es muy posible que
ellos condujesen naturalmente a un redimensionamiento de esta educación,
reduciendo su tamaño relativo.
Retroceso sostenido en competitividad.
Chile muestra una sostenida tendencia a la baja
en el ranking de competitividad que presenta anualmente el Foro Económico
Mundial. Según se conoció el martes, el país descendió un puesto respecto del año pasado, ubicándose en el casillero 34
entre 148 naciones. Se trata de la tercera caída consecutiva y de una regresión
de 12 posiciones si se considera el desempeño de 2004-2005, cuando llegó a
estar en el puesto 22.
Aunque los retrocesos puntuales de cada año se
refieren a diversas insuficiencias advertidas a lo largo de la última década,
parece claro que, considerados en su conjunto, ellos reflejan una incuestionable
pérdida del impulso que distinguió al país a partir de mediados de los 80 hasta
fines de los 90. Tampoco puede ser coincidencia que el período en que Chile ha
perdido dinamismo coincida con el denominado “súper ciclo” del precio del
cobre, el cual ha entregado cuantiosos recursos y ha permitido obviar la
necesidad de implementar reformas que, en ausencia de las altas cotizaciones
del metal rojo, probablemente habrían sido consideradas como urgentes.
Chile ha ido quedando rezagado en ámbitos
cruciales, como por ejemplo Legislación laboral, calidad de la educación o
costo de la energía, áreas donde se ha hecho poco o en cuya discusión han
prevalecido los enfoques puramente ideológicos.
El presentador del informe en Chile recalcó que
este progresivo deterioro en la posición internacional del país es la expresión
de la falta de acuerdos que den pie a una serie de reformas. Aquí resulta
indispensable aumentar la productividad, la que se ha estancado desde los años
90, lo que compromete la capacidad de crecimiento del país. Se trata, en
efecto, de un problema económico que hunde sus raíces en la ausencia de
liderazgo político, cuestión que la ciudadanía debe exigir a sus autoridades y
a quienes aspiran a llegar a La Moneda y al Congreso.
Respeto a la privacidad.
El segundo aniversario del accidente aéreo
ocurrido en el archipiélago de Juan Fernández, en el que fallecieron figuras de
gran conocimiento público, ha estado marcado no solo por el recuerdo emotivo de
quienes perdieron la vida ese día, sino también por peticiones de respeto a su
vida privada. En una carta enviada a este diario, titulada "El halcón y la
hora de los buitres", la familia del fallecido conductor de Televisión
Nacional Felipe Camiroaga pidió respeto por la privacidad del comunicador, en
respuesta a la cobertura que diversos programas televisivos han realizado sobre
sus supuestas relaciones afectivas y por la publicación de al menos dos
biografías sobre su vida. En igual sentido, una de las hijas de Felipe Cubillos
reclamó la necesidad de resguardar la intimidad para quienes "ya no pueden
defenderse".
Con motivo de los homenajes en que se recordó
la trayectoria del animador, tanto en la estación en que trabajó como en Villa
Alegre, localidad donde nació, sus más cercanos han manifestado su malestar por
la oleada de rumores sobre su vida, lo que su familia ha calificado de
"circo mediático", reclamando que se ha faltado a su derecho a la
intimidad en virtud de la dignidad de las personas.
En innumerables resoluciones, el Consejo de
Ética de los Medios de Comunicación ha instado al resguardo de la vida privada,
aquel núcleo personal que alguien, aunque sea un personaje público -como lo fue
sin duda Felipe Camiroaga-, no desea compartir con otros. Este ámbito incluye
todas aquellas actividades que realiza en reserva; entre otros aspectos, su
vida íntima. La intrusión en esas áreas constituye una transgresión al derecho
a la intimidad o a la vida privada de las personas.
El natural interés que despiertan en la opinión
pública informaciones referidas a personas de tan alto conocimiento y estima
como lo fue el referido conductor televisivo plantean a los medios de
comunicación exigencias aún más severas de autorregulación en estas materias de
tanta connotación ética. Naturalmente, las propias familias afectadas por
comentarios indeseados han de cuidar que ninguno de sus actos se preste, por
paradoja, para estimularlos.
Este nuevo aniversario del trágico accidente
es, más bien, oportunidad para recordar la trayectoria y la entrega de quienes
emprendieron ese vuelo empeñados en impulsar proyectos de gran impacto social.
El llamado de la familia de Felipe Camiroaga constituye un legítimo esfuerzo
por preservar en la memoria colectiva el sentido de entrega que marcó su vida
profesional -precisamente aquella faceta que el propio animador quiso que la
opinión pública conociera-.
Correspondencia destacada.
Señor Director:
Ernesto
Videla.
Ha desaparecido un hombre virtuoso. Ernesto
Videla, Tito, para quienes tuvimos el privilegio de ser sus amigos, fue un
brillante Oficial de Ejército. Su aporte a las diferentes tareas que le
correspondió cumplir en el Ministerio de Relaciones Exteriores es digno de
elogios, en especial por haber constituido una pieza fundamental en las
exitosas gestiones desarrolladas en el proceso de la mediación Papal, para
culminar como Viceministro de RR.EE.
Pero por sobre esas cualidades, sobresale su
calidad humana. Su franqueza, sencillez y espontaneidad lo hacían una persona
diferente. Jamás hacía aspavientos de sus medallas y éxitos, carente de toda
ambición tanto personal como política, en las que igualmente nos había
prestigiado con sus especiales dotes.
Puso término a su carrera en noviembre de 1988,
en forma anticipada y voluntaria, una vez conocido el resultado del plebiscito.
Este acto fue de neta consecuencia con los principios que siempre guiaron su
conducta profesional. Tal gesto lo engrandeció y dejó en evidencia que no lo
movía ninguna ambición personal, salvo la de actuar de acuerdo con los
postulados éticos y profesionales que siempre abrazó. No obstante, su prestigio
le auguraba los más altos cargos institucionales.
Ingenieros del Ejército de Chile y nuestra
unidad se vanaglorian de haberlo contado entre los suyos.
Fernando Hormazábal Díaz, General de Brigada
(R) Comandante del Regimiento Tradicional de Ingenieros.
Señor Director:
"Farándula en la televisión"
En relación con la columna de Daniel Mansuy
publicada ayer, me gustaría agregar un comentario sobre una de las exigencias
básicas para el verdadero ejercicio del derecho humano a la libertad de
expresión: la inexistencia de censura previa.
Este derecho y sus implicancias es el argumento
que más han citado los defensores de la farándula. Sin embargo, la libertad de
expresión no supone una absoluta incompetencia por parte del Estado para
prevenir daños a las personas. Es posible conocer ciertas hipótesis de
prevención que son compatibles con este derecho en una sociedad democrática.
Dentro de estas hipótesis se encuentra la censura calificatoria, que tiene por
objeto proteger a ciertos sectores sensibles de la sociedad, especialmente a
los niños. No es fácil determinar el criterio para discriminar qué expresiones
debemos controlar, pero es razonable acordar un mínimo moral en el material
informativo que se entrega a los menores.
Por esta razón, la propuesta de la comisión de
cultura de Evelyn Matthei, que pretende controlar la emisión de la farándula y
su contenido morboso, restringiéndola al horario adulto, al no enmarcarse
dentro del mínimo moral no constituye un atentando contra la libertad de
expresión; por el contrario: es coherente con la promoción del bien común y la
protección de la formación de los jóvenes.
Cristóbal Aguilera Medina.
Señor Director:
Video de Vicuña.
Según el video de la Confech, que conduce el
actor Benjamín Vicuña, hubo “un antes y un después del 11 de septiembre de
1973. Un antes de construcción de un modelo y un proyecto que velaba por una
sociedad para todos y todas”.
Hace unos días, Oscar Guillermo Garretón,
Subsecretario de Economía del Gobierno de Allende, comenta que “la conformación
del área de propiedad social fue una mala idea de resultados desastrosos”. La
idea en cuestión era uno de los pilares del modelito que estaba “en
construcción” y que añora el actor en su libreto.
En 1973 se hablaba de “todos”, en sentido
general, “inclusivo”: nadie entendía que se refería sólo a los hombres.
Pareciera que al poner “y todas” en el libreto se le da un barniz de modernidad
al llamado generosamente “proyecto” de Allende.
Tratándose del 11 de septiembre de 1973 se
vende bien la ficción con actores profesionales, pero debería haber más no
ficción, dado que aún están vivos muchos actores reales.
José Luis Hernández Vidal.
Pueblos bien
informados
difícilmente
son engañados.