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martes, 3 de septiembre de 2013

Temas “calientes”….













Allende, Pinochet y las grandes potencias,

las circunstancias internacionales que marcaron una época,

por Karin Ebensperger Ahrens.


Hace 40 años que los chilenos no nos perdonamos, acusándonos mutuamente de la llegada del marxismo al poder en 1970, dicen unos, o por el golpe militar de 1973, dicen otros.


Pero los chilenos, más que culpables, fuimos víctimas. Víctimas de un mundo que estaba desquiciado por la Guerra Fría, la división Este-Oeste, la bipolaridad en la que Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentaban en una lucha ideológica y nuclear, de la cual no escapaba ningún país. Las diferencias políticas que los chilenos teníamos en esa época no habrían llegado al extremo de una cuasi guerra civil y posterior golpe militar, de no haber sido Chile arrastrado por esa Guerra Fría a la que nos sometían las grandes potencias.


Por eso, los chilenos deberíamos perdonarnos. Fuimos protagonistas involuntarios de una época en que la Tercera Guerra Mundial, que no podía disputarse directamente entre EE.UU. y la URSS porque habría significado la destrucción nuclear de la humanidad, se desarrollaba entonces en terceros países: recordemos el aplastamiento por parte de Moscú de las protestas populares en Alemania, Polonia, Hungría. La Guerra de Corea. La construcción del Muro de Berlín en 1961 por parte del mundo marxista. La crisis de los misiles soviéticos en Cuba, en 1962. La invasión soviética a Checoslovaquia en 1968, dos años antes de la llegada de Salvador Allende al poder en Chile. Las revelaciones de Alexander Solzhenitsyn y Boris Pasternak sobre las atrocidades cometidas en la URSS. Los efectos de la Guerra de Vietnam y la obsesión norteamericana con el avance del marxismo mundial, que llevaba a la CIA a intervenir y a Washington a instalar gobiernos títeres en Latinoamérica y otras regiones. En resumen, era la división del mundo en áreas de influencia norteamericana y soviética, amenazadas por la bipolaridad atómica.


Chile estaba en la zona de influencia norteamericana, pero llegaba un gobierno marxista. El país aportaba el control del paso bioceánico austral, una larga costa en el Pacífico, y posiciones insulares y antárticas de indudable valor militar y estratégico. Por eso, la llegada de la Unidad Popular al poder tenía enormes repercusiones internacionales.


En esas circunstancias extremas que vivía el mundo asumió en 1970 Salvador Allende, con un 36,2% de los votos. Para el marxismo, era la primera vez que lograba el poder sin doblegar a un pueblo por las armas, y por eso el régimen de Moscú convirtió a Allende en un símbolo. No importaba lo que pasara con los chilenos, lo interesante era demostrar que la dictadura del proletariado era irreversible a nivel mundial.


La “Doctrina Brezhnev” decía que un país que entraba a la órbita socialista no podía salir voluntariamente de ella. El Presidente Allende hizo explícita esa dependencia al denominar a la URSS “nuestra hermana mayor” (discurso de Allende en el Kremlin, 6-12-1972). La revolución chilena estaba íntimamente ligada al movimiento revolucionario marxista leninista mundial, y Carlos Altamirano decía que “la cuestión básica del poder jamás se resolverá en la tribuna parlamentaria, siempre ha sido y es fruto de la lucha insurreccional” (Genaro Arriagada: “De la vía chilena a la vía insurreccional”).


EE.UU. también tuvo responsabilidad en la extrema tensión que vivió Chile en los años 70 y 73. Su táctica era apoyar cambios de gobiernos para instalar regímenes que obedecieran las órdenes de Washington y sus intereses políticos y económicos. La gran frustración de EE.UU. fue no poder manipular al gobierno militar, pues las FF.AA. de Chile tenían una larga tradición de mando a la que respondían disciplinadamente.


Tal como Allende -que probablemente creía en el socialismo democrático- fue víctima de la Guerra Fría y de las expectativas soviéticas en la región, así también la dictadura militar chilena fue víctima del enojo norteamericano ante un general díscolo frente a los intereses de Washington en Latinoamérica. Los soviéticos desvirtuaron a Allende al querer utilizarlo para sus propios fines de expansión mundial. Y los norteamericanos desvirtuaron al gobierno de las Fuerzas Armadas chilenas, por no ser obediente a sus intereses, castigándolo con sanciones económicas y militares. La violación de derechos humanos sin duda fue un factor que Washington consideró además, pero solo además, pues solía entenderse perfectamente con otras dictaduras sumisas a EE.UU.


Al caer el gobierno de la UP, Chile se convirtió en el único país del mundo que lograba liberarse de un gobierno socialista soviético una vez instalado en el poder. Fue un golpe insoportable para la estrategia marxista, que no se perdona hasta hoy. Incluso, cuando después la URSS invadió Afganistán, Brezhnev dijo que no podía repetirse la pérdida del poder ocurrida en Chile (diario Pravda, 12-1-1980). A su vez, la independencia para actuar del gobierno militar chileno en el plano nacional e internacional fue una molestia también inaceptable para la estrategia de EE.UU. de la contención, que consistía en instalar gobiernos pro norteamericanos manipulables para combatir la expansión soviética.


Así, Chile vivió la triste experiencia y pagó las consecuencias de ser un país que no pudo escapar a los intereses de las grandes potencias, que llevaron al mundo a la locura de la guerra ideológica y amenaza nuclear. A pesar de nuestras propias divisiones, falencias, desigualdades, ideologismos y disputas, Chile y los chilenos también fuimos víctimas. Por eso, tratemos de mirar el futuro respetándonos más en nuestras legítimas diferencias.



Lo normativo y lo empírico,

por Eugenio Guzmán.


En muchas ocasiones el debate político tiende a ser sólo normativo. Es decir, se postulan objetivos y propuestas cuyo escrutinio empírico aparece como innecesario y hasta irrelevante. Es lo que sucede con proposiciones tales como el derecho a educación superior gratuita, derecho universal a educación de calidad o, por último, la idea de terminar con la segregación entre colegios acabando el financiamiento compartido.


Si bien en principio esta forma de razonamiento es perfectamente coherente y deseable en política, puesto que revela los ideales a los que aspiran los individuos, la verdad es que si no se hace cargo del cómo, resulta ser ideológico; vale decir, constituirse en una visión que describen de manera incorrecta y deformada al hombre, la sociedad y el mundo. Más aún, utópico; es decir, objetivos que van más allá de lo posible y carentes de realización.


Para evitar esto es necesario contrastar nuestras visiones normativas y políticas con lo que la realidad nos muestra. Por cierto, esto no supone derivar proposiciones normativas (éticas) a partir de lo que sucede, sino que someter al escrutinio de los hechos aquellas propuestas que simplemente constituye una deformación de lo real. Existen muchos ejemplos, pero los más claros y próximos históricamente los apreciamos en los socialismos reales que dominaron una parte importante del mundo, y que aplicaron toda suerte de medidas tendientes a realizar un “ideal” que terminó por hacerse trizas frente a la realidad.


La importancia de contrastar empíricamente las propuestas políticas y exigir con claridad el cómo éstas se materializarán es crucial para una discusión verosímil. Esto implica reconocer que en el mundo real no podemos tener todo lo que deseamos y es uno en que los manantiales de la abundancia no fluyen a chorros, no es posible el ejercicio simultáneo de todos nuestros deseos, aspiraciones e incluso derechos. En efecto, aun cuando Pedro, Juan y Diego tienen los mismos derechos a un Juicio justo, el solo hecho de que los recursos son limitados, ello se traducirá en que no podrán recibir de manera simultánea, ni menos instantánea, la solución a sus demandas; lo único que podríamos asegurarles es que en algún momento las tengan.


Al respecto, veamos un ejemplo en materia de educación. El derecho a educación superior gratuita existe en muchos países; sin embargo, o se trata de países cuyos niveles de riqueza son significativamente superiores a Chile, o en que la cobertura es más baja o en que la tasa de graduación es menor a la chilena. Para lograr este propósito el Estado chileno debiera destinar unos US$ 3.400 millones adicionales cada año, manteniendo la cobertura actual; no obstante, este monto debiera subir en los próximos años y si queremos cumplir con el propósito de universalidad y cobertura, debiera más que duplicarse dicha cifra. Al existir otras prioridades, si quisiéramos cumplir también con el “derecho a educación de calidad” en la básica y media, excluida la prebásica, tendríamos que agregar otros US$ 7.700 millones adicionales, pensando en duplicar la subvención escolar, lo que no es mucho si queremos incluir el objetivo de calidad sin segregación y sin financiamiento compartido (supongamos que se mantiene el actual número de escolares). Es decir, estamos hablando de grandes magnitudes.


Podrá argumentarse que si crecemos a una determinada tasa es posible financiar parte de estos recursos. Sin reforma, esto significaría crecer a una tasa del 7,1% anual por los próximos 17 años (ciclo educacional). Cabe recordar que el crecimiento de los últimos 20 años ha sido de 5,2%. Luego, un programa de esta naturaleza necesita recaudar en algún momento recursos adicionales, lo que supone algún tipo de reforma tributaria significativa, la que no incluiría otros sectores también prioritarios como salud y que podrían afectar el crecimiento.


En general, la importancia de incorporar datos empíricos y cálculos que resultan odiosos a la política y los discursos puramente normativos permite tener otra visión de la política y de una de sus más importantes virtudes: la prudencia.


Cristina resiliente,

por Tamara Avetikian.


¿Qué pensará Cristina Fernández cuando lee y escucha los comentarios que se hacen sobre ella y su Gobierno? A veces escribe en Twitter cosas como "Tengo el cuero duro", pero seguro que no refleja su verdadero sentir. Es difícil imaginar que quede tranquila cuando la Diputado opositora Elisa Carrió la compara con Isabel Perón, porque a ambas las "abandonan los sindicalistas y el Partido Justicialista". O cuando otro Diputado, y peronista, diga que "si no cambia, va a tener que dejar el Gobierno, porque el pueblo la va a cambiar a ella".


Su reacción política instintiva es echarle la culpa al empedrado, es decir, a la oposición, la Justicia y a las "mentiras" de los medios de comunicación. No sé si es soberbia o ceguera suya que denuncie intenciones de "desestabilización institucional", y no vea que las decisiones de su Gobierno tienen a los argentinos hartos, divididos en bandos difíciles de reconciliar (los que reciben subsidios permanentes y los que tienen que trabajar duro).


No puedo creer que su ego no esté golpeado. Son muchas las cosas poco gratas que le han pasado por estos días. Y no hablo solo de la ola de frío polar que cruzó Buenos Aires el fin de semana pasado. Ni de los sinsabores que pasó por el asunto de LAN, porque al final rebotó en la Casa Rosada. No, me refiero a la política interna, a cómo va perdiendo rápido adeptos y batallas que dio por ganadas. Para empezar, las elecciones primarias demostraron que ya no cuenta con el 54% de los votantes que la reeligieron. Apenas tiene el 26%, el mismo margen con que salió Néstor hace 10 años, y ganó gracias a que Menem se retiró. Es improbable que en octubre logre un Legislativo tan complaciente como el actual. Segundo, su reforma Judicial, que pretendía "democratizar la Justicia", fue declarada inconstitucional, y ya la dio por perdida. Tercero, la decisión de quitarle a La Rural el predio que había comprado al Estado en Palermo fue anulada por un Tribunal. Cuarto, también fue desautorizado el artículo de la Ley de Medios que le permitía irse contra Clarín y Papel Prensa. Y si nos vamos a la economía, duro fue el golpe que recibió con la decisión de la corte de apelaciones de Nueva York que dio la razón a los bonistas de los "fondos buitres", y que la obliga a esperar que la Corte Suprema de EE.UU. acepte revisar el fallo.


La seguridad en sí misma que tiene Cristina es enorme, sorprendente. Sigue adelante como si nada, tuiteando cosas como "El modelo de acumulación que nosotros le planteamos al país está basado no en la especulación, sino en la producción y la industrialización", cuando se ve en la calle, o en los supermercados, el desastre de sus políticas económicas. Y "Esto nos ha permitido ser el Gobierno que ha protagonizado el crecimiento más importante de los últimos 200 años, sin crear un solo impuesto", olvidando las retenciones a las exportaciones.


Tan embelesada estaba en Uruguay con su discurso, que ni siquiera reaccionó a los ofensivos tuits de Diputados uruguayos: "Si (la Alcaldesa de Montevideo) le entrega las llaves de la ciudad a Cristina K., hay que cambiar la cerradura. Por las dudas". O "¿Cristina F K con la llave de Montevideo? ¿Y una ganzúa, no estaría más acorde?"


La versión amigable del modelo,

por Alberto Medina Méndez.


Las prioridades están claras. Para salir de la coyuntura el primer escalón implica dejar atrás el presente con todo lo que ello simboliza y representa.


Pero en la ansiedad de superar esta etapa, siempre se corre un riesgo, que es el de confundir la herramienta circunstancial con la que se logra salir con el instrumento político necesario para que, el inevitable hecho político, no se termine convirtiendo en un viraje muy sutil, o solo un breve intervalo que luego conduzca pausadamente hacia una versión amigable del modelo.


Por eso es preciso entender que no ha sido el estilo de permanente confrontación o la soberbia crónica, ni siquiera la corrupción burda o la impunidad arrogante del poder, lo que ha generado esta situación.


La fotografía de la actualidad es la ineludible consecuencia de políticas inadecuadas y visiones equivocadas, de diagnósticos desacertados y soluciones que no se ocuparon del fondo de cada cuestión, sino que operaron en la superficie, atacando los síntomas para intentar postergar sus efectos, sin resolver las raíces profundas de cada problema.


La euforia propia de un resultado electoral que siempre es transitorio y hasta  anecdótico, el exitismo desmedido, la alegría fugaz que surge de la promesa del final de un ciclo, no deben impedir dimensionar la significación del momento, la gravedad de la situación y mucho menos inducir hacia una actitud cómplice, distractora, de ocultamiento de las verdaderas causas. El camino hacia la solución vendrá en etapas y esta es una de ellas, tal vez solo la primera fase de una secuencia que tendrá varias escalas.


Es importante entender que en la grilla de los adversarios del oficialismo contemporáneo, aparecen los opositores de siempre, muchos que en momentos clave han sido funcionales al poder, porque se han plegado mansamente a sus políticas, aplaudiéndolas con fervor o avalándolas solo porque hacer lo contrario era políticamente incorrecto. También aparecen en la nómina de rivales del gobierno algunos ex miembros de sus filas, oportunistas seriales y desplazados del poder, gente de baja estatura moral y escasos escrúpulos cuando de acceder al poder se trata.


De ese grupo de políticos, de gente que piensa lo mismo o demasiado parecido, de personajes que aprovechan los errores ajenos pero que tienen una evidente afinidad política e ideológica con los depredadores de turno, no se puede esperar nada diferente.


No se transita esta realidad por las miserias humanas de algunos funcionarios, por importantes que sean, ni por sus controvertidos estilos personales o sus modos repudiables. No es una cuestión de formas, sino de fondo. Se vive este presente por un conjunto de miradas políticas que no interpretan al ser humano, que han elegido el clientelismo por sobre la cultura del esfuerzo y que han alentado a un empresariado prebendario a concentrar sus esfuerzos en el tráfico de influencias en vez de generar nuevas ideas, mejores productos o servicios, de mayor calidad, y producirlos de modo eficiente y a precios competitivos.


Muchos de los que hoy se adjudican los eventuales triunfos electorales y hasta caen en la trampa de repartirse el poder en forma anticipada, no solo han sido funcionales o colaboradores del poder, sino que además piensan de igual modo, en la inmensa mayoría de los temas de la agenda. Algunos creen que esos políticos solo prefieren guardar silencio por ahora, dada la proximidad de los comicios. Si no tienen el coraje político para decirlo ahora, pues tampoco son los protagonistas que se necesitan para que el país implemente políticas sensatas, racionales y adecuadas.


La sociedad tiene hoy una responsabilidad indelegable, la de administrar su adhesión con inteligencia hacia políticos que puedan mostrar convicciones y determinación para ofrecer soluciones "; diferentes"; y no similares.


Se precisan cambios importantes, significativos y no solo pequeñas adaptaciones a las políticas vigentes. Por eso es imperioso que la sociedad tutele la transformación, oriente a sus dirigentes, demandándole soluciones concretas y no parches o una lista recitada de buenas intenciones. No se necesitan grandilocuentes discursos ni carismáticos candidatos, sino una construcción política con ideas diametralmente opuestas a las actuales.


Los países que superaron la pobreza y vencieron a la corrupción estructural, mejorando sus estándares de vida y ofreciendo condiciones dignas para el desarrollo armónico de sus ciudadanos, de la mano de un clima favorable para el flujo de capitales garantizando un crecimiento sustentable, no aplicaron estas políticas, sino otras que están en las antípodas.


Las naciones que hoy son referentes, las que han encontrado un rumbo siempre perfectible, pero que son el paradigma indiscutible del progreso, son sociedades abiertas, que se integran al mundo, que respetan de modo irrestricto la propiedad privada y los derechos individuales, que brindan seguridad jurídica y un marco de estabilidad institucional. Nada de eso se está haciendo con seriedad por estas latitudes y no existen muestras fehacientes de que algún líder oficialista u opositor, de cierto peso político, lo esté proponiendo con contundencia y sin medias tintas.


Si no se comprende esta ecuación, tan simple como verificable, pues solo se volverá a recorrer una transición efímera que culminará en más de lo mismo o en todo caso en una versión amigable del modelo.



Nueva estructura educacional.


La Ley General de Educación incorporó en 2009 la propuesta del Consejo Asesor Presidencial de Educación de acortar la enseñanza básica a 6 años y prolongar la media a otros 6, con lo cual la educación escolar se mantiene en los tradicionales 12 años, pero estructurada de un modo diferente. El cambio tiene múltiples consecuencias y requerirá que un número importante de establecimientos deba adaptarse a la nueva normativa, sea eliminando los dos cursos actuales de 7° y 8° básico, o bien incorporándolos. Naturalmente, eso obliga a modificar la infraestructura, a preparar profesores de educación media que se hagan cargo de los cursos adicionales y, en general, a adoptar las medidas para lograr que el cambio consiga sus propósitos. Todas estas derivaciones de la decisión del Congreso hace 4 años fueron debidamente consideradas, y por eso se le dio un largo plazo de adecuación, pues deberá ponerse en práctica el año 2018.


Como todo cambio de cierta importancia, este ha de tener inconvenientes y plantea una serie de problemas que deben ser resueltos. Pero se trata, sin duda, de un avance para la educación chilena, entre cuyas finalidades debiera priorizarse el que los estudiantes aprendan. Los profesores de educación básica no tienen la preparación ni la disposición para hacerse cargo de jóvenes adolescentes, pues no están capacitados para enseñarles a muchachos de esa edad ni tienen los conocimientos sustanciales que deben transmitirles a ellos. Fue por estas razones que la discusión de esos años se inclinó por volver a la tradicional división que otorgaba seis años de enseñanza media. De esta forma, profesores especializados tendrán en sus manos la educación de esa juventud.


No obstante, deben estudiarse con gran cuidado los eventuales problemas que puedan producirse, y preparar adecuadamente tanto los establecimientos como a los profesores en sus escuelas universitarias. Entre otros cambios, habrá un necesario traslado de jóvenes desde sus escuelas a los liceos, que suelen estar en centros urbanos mayores. La locomoción escolar adquirirá nueva importancia, y con la pavimentación y mejoramiento de caminos que se registre en el decenio 2008-2018, podrá darse cumplimiento a estos traslados sin que necesariamente esos jóvenes deban dejar sus hogares familiares. Muchos otros problemas como este deberán estudiarse y resolverse, pues hay tiempo para ello. Lo que sería difícilmente presentable es que las autoridades cambiaran de opinión y comenzaran a buscar otras soluciones, pues eso dejaría al país sin políticas de largo plazo. Para conseguir cambios importantes, se necesita hacerlos con antelación y dedicar los años previos a una buena planificación.


Soluciones para corregir las fallas del Censo 2012.



En una reciente entrevista concedida a este diario, el Director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señaló que es inviable realizar un nuevo censo el 2015 como lo propuso la Comisión Revisora Externa del Censo 2012 hace algunas semanas. Sus palabras se suman a la serie de declaraciones que han venido realizando diversas autoridades y personeros de distintos ámbitos en cuanto a lo que se debiese hacer con la última medición, dadas las fallas que fueron detectadas en su diseño y aplicación.


La mayoría de estas declaraciones se han expresado de manera apresurada, sin contar con todos los elementos técnicos necesarios para emitir un juicio más cabal sobre qué medidas se deben adoptar definitivamente en esta materia. Así ocurrió primero con la comisión revisora, que sin entregar los anexos estadísticos -recién lo hizo la semana pasada- hizo públicas una serie de recomendaciones, entre ellas, la de realizar un censo abreviado en dos años más. A partir de ese reporte, el Presidente de la República pidió perdón a todos los chilenos por los errores cometidos, mientras en paralelo el Ejecutivo decidía acudir a expertos internacionales para tener una segunda opinión del proceso censal y una evaluación adicional del mismo. Por su parte, la candidata Presidencial de la Nueva Mayoría indicó que de ser necesario, en su eventual segundo Gobierno se realizará una nueva encuesta. Este tipo de planteamientos son inconvenientes y debiesen evitarse, pues generan más incertidumbre sobre una herramienta que se encuentra fuertemente cuestionada, lo que, además, tiende a provocar mayor confusión en la ciudadanía.


Lo que corresponde en este caso es dejar que el grupo de expertos internacionales que revisará el Censo 2012 durante tres meses -a partir de hoy 2 de septiembre- desarrolle su labor de manera adecuada y con la tranquilidad necesaria para elaborar el informe que determine las conclusiones de cómo se deberá proceder, ya sea que recomiende reparar la actual medición o proponga realizar una nueva. Manifestar opiniones en uno u otro sentido previas al reporte de los especialistas es inconducente y  se puede prestar para condicionar el trabajo de esta instancia evaluadora o el clima de opinión pública que recibirá su diagnóstico. Considerando el alto costo que tiene realizar un censo (el del año pasado significó cerca de $ 16 mil 700 millones) y la relevancia que supone esta herramienta para el levantamiento de información que es esencial para el diseño y desarrollo de políticas públicas y, por ende, para la implementación de programas sociales y la entrega de subsidios por parte del Estado, es primordial que la decisión que se termine adoptando esté plenamente fundada en criterios técnicos ajenos a cualquier consideración de otra índole.


Una definición precipitada de las soluciones que se deben adoptar podría llevar a repetir algunos de los errores que se cometieron en el último proceso, cuando lo que se requiere precisamente es sacar las lecciones de este caso y tomar los resguardos necesarios para no incurrir en ellos nuevamente; más aún, teniendo en cuenta que la comisión revisora externa, tras concluir su labor hace unos días, estableció que uno de los principales problemas de la encuesta fue el escaso tiempo de preparación que se destinó habiéndose cambiado la metodología. Esta y otras conclusiones deben ser consideradas -junto a las que haga el grupo de expertos internacionales- al momento de resolver qué decisión tomar finalmente.


¿Cuál es el futuro de Correos de Chile?


Tras 23 días de movilización terminó el paro de Correos de Chile -uno de los más prolongados que ha vivido ese ente estatal en su historia-. La huelga de dos sindicatos se dio dentro del proceso de negociación colectiva, por lo que era legal; en los otros dos sindicatos fue un paro ilegal.


Puntos clave para llegar a acuerdo fueron el alza de 40 mil pesos en el sueldo de los trabajadores, un bono de liquidez por 1 millón, y la reducción del plazo de negociación a 3 años, además de otros beneficios. A la empresa, este paro le significará alrededor de 13 millones de dólares menos de ingresos, y resultados negativos este año.


Para el público usuario, la reanudación de labores significa que comienza la distribución de millones de cartas y encomiendas, que recibirán con enorme retraso, en muchos casos con serios perjuicios y, cabe temer, predecibles pérdidas. Es de recordar que, pese a la digitalización de muchos envíos, mucha correspondencia -incluso con importantes efectos Jurídicos- aún es despachada por esta vía tradicional. Además, miles de usuarios de menores recursos no tienen vías computacionales alternativas, ni pueden pagar servicios de despacho privado.


Hace ya varios años que esta empresa ha venido llevando adelante cambios para modernizarse, lo que -además de los componentes políticos habituales en estos casos- explica en gran medida el conflicto recién concluido. Hasta ahora, los resultados han sido positivos, mostrando incremento en los ingresos y permitiendo a la empresa afrontar el desafío de sobrevivir a las nuevas tecnologías, lo que no ha sido posible en otras empresas similares de otros países. No obstante, este conflicto debe servir para repensar cuán efectiva es (o no) la necesidad para Chile de mantener un correo Estatal. Esta misma pregunta se la planteó hace poco el Reino Unido, y llevó al anuncio de privatización de la histórica empresa creada en el siglo XVI. En otras partes de Europa -Austria, Alemania, Bélgica-, operadores privatizados han subido sus márgenes de beneficio y mejorado el servicio brindado. Esta tendencia ha llegado a significar la virtual desaparición de algunos correos Estatales.


En la práctica, gran parte del correo chileno se ha privatizado, ya que múltiples operadores privados y empresas de buses y otras entregan similares servicios, en general con rapidez y seguridad, y con participaciones de mercado cada vez más altas. La modernización que está llevando a cabo la actual administración puede impedir o postergar esto, pero la experiencia comparada tarde o temprano abrirá también entre nosotros un debate que en el Chile actual está prácticamente vetado.


Enfoques Internacionales:

Un ataque con efectos explosivos.


Estados Unidos, que asegura tener evidencia irrefutable del uso de armas prohibidas por parte de los militares sirios, está decidido a castigar a Assad y su entorno, y para ello busca formar una coalición amplia de países que lo apoyen en su cometido. Sin ninguna posibilidad de que el Consejo de Seguridad apruebe el uso de la fuerza, ya que Rusia vetaría cualquier resolución al respecto, Washington podría encarar una represalia en forma unilateral. En todo caso, cuenta con el apoyo de Francia y de la Liga Árabe. El Presidente François Hollande se manifestó a favor de intervenir, pero quiere esperar el informe de los inspectores de ONU que recogieron pruebas en terreno. Algunos países árabes tienen cuentas pendientes con Assad, y varios de ellos financian a los grupos rebeldes.


La negativa tajante del Parlamento británico a embarcarse en una aventura de incierto final, y el rechazo de Alemania a involucrarse en un conflicto de estas características dejan la puerta abierta a que Obama tome una decisión por sí mismo, basada "en que hay intereses centrales de EE.UU. en juego", como dijo uno de sus voceros. El año pasado, el Presidente estadounidense impuso un curso de acción que pone en juego su prestigio y credibilidad, al expresar que el uso de armas químicas era una "línea roja" que no estaba dispuesto a aceptar se transgrediera. Con eso se comprometió a una acción militar que puede ser el inicio de la participación directa de EE.UU. en un nuevo conflicto en el inestable Medio Oriente. Cuando asumió Obama, en 2008, prometió liberarse de las guerras de Irak y Afganistán. La mayoría de la opinión pública no quiere un ataque, y el Congreso está dividido, por lo cual una decisión al respecto será total responsabilidad del Presidente estadounidense.


Tal como se ha planteado, el ataque a Siria sería una acción "limitada y contenida", solo se usarían misiles crucero lanzados desde barcos anclados en el Mediterráneo, y no duraría más de tres días. Los blancos escogidos serían sitios de control del poder militar, cuarteles de la Guardia Republicana, centros de comunicaciones y otras instalaciones castrenses. Esta estrategia neutralizaría la capacidad operativa de las fuerzas armadas sirias, pero tiene el gran riesgo de que, golpeando esos sitios, bien podría alcanzar a depósitos de armas químicas que, al ser destruidas sin el necesario cuidado, expondría a la población a un peligro grave. Por otra parte, Assad ha dicho que no se quedará tranquilo si es agredido. En tal caso, poblaciones de los países vecinos, especialmente Israel y Turquía (miembro de la OTAN), estarían amenazadas.


Así, la expansión regional del conflicto no es una hipótesis descartable, y para evitarla las potencias mundiales deberían volcar todo su empeño en presionar a las partes a priorizar negociaciones políticas y diplomáticas que pongan fin a este conflicto, que ya ha dejado más de 100 mil víctimas mortales.


Merkel: definiciones en plena campaña electoral.


Apenas a pocas semanas de las elecciones, Angela Merkel debió pronunciarse sobre el curso a seguir en la complicada crisis de Siria. Para los alemanes no es una opción involucrarse militarmente fuera de su país: más del 70% de ellos rechaza intervenir en el país árabe. Tal vez por eso, la Canciller ha sido cautelosa en sus declaraciones: condena el uso de armas químicas, al tiempo que manifiesta su confianza en que la crisis se resuelva pacíficamente por medios Diplomáticos.


Con todo, los temas internacionales no han sido determinantes en esta campaña Legislativa. Ni siquiera el espionaje cibernético de parte de EE.UU., que molestó profundamente a los ciudadanos, reacios a cualquier intromisión en sus vidas privadas, fue un asunto que afectara seriamente las buenas opciones de Merkel.


Ha sido la economía el foco principal del proceso electoral. La oposición socialdemócrata levanta el tema de las pensiones, del salario mínimo y del alza tributaria como forma de morigerar crecientes desigualdades sociales. Dueña de una aprobación personal de más del 60%, la líder alemana se siente tranquila de salir reelegida y de que su partido, CDU, gane las elecciones del domingo 22 de septiembre. Las encuestas le dan más del 40%, que si bien es insuficiente para formar Gobierno en solitario, hace posible formarlo en unión con sus actuales aliados liberales del FDP. En otra ocasión, Merkel incluso hizo alianza con los socialdemócratas en una "Gran Coalición", que ahora no ha descartado reeditar.


Con un país fortalecido y en buen pie para seguir adelante (el segundo trimestre creció al 0,7% y el superávit presupuestario al 0,6%, y también lo hizo la confianza empresarial), los alemanes no parecen dispuestos a apostar a otra carta. Su preocupación primordial son las cuestiones de trabajo (el desempleo es apenas de 6,7%) y el bienestar social, y la CDU responde razonablemente a sus expectativas. Merkel les da garantías de un buen manejo de las finanzas públicas, en momentos en que la expansión ya se siente en los bolsillos de los votantes.


La crisis de la eurozona, que ya salió de la recesión, es un factor a tomar en cuenta, pues, como dijo el Ministro de Finanzas, "en Europa, Alemania es el ancla de estabilidad y el motor de crecimiento". En momentos en que se habla de un nuevo rescate para Grecia, Merkel recordó que fue su antecesor socialdemócrata quien aprobó el ingreso de ese país "que nunca debió entrar a la eurozona". Pero, al final, los alemanes saben que, aunque no les guste, tienen que pagar la cuenta de la fiesta europea.


Una carta para meditar.


Señor Director:

Reconciliación.


Sólo con toda la verdad habrá reconciliación. Para ello, una pregunta para que todos los chilenos de 55 años o más respondan con la “mano en el corazón”: ¿Qué estaba haciendo usted hace 40 años?


Juan Pablo Díaz de Valdés B., Abogado.


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Letra Marcha: Soldados del 73

Letra Marcha Soldados del 73

Autor: Rosabella Liniers
Compositor Gianfranco



Son hermanos los Infantes,
todas las armas y soldados del ayer
Carabineros, Marinos y Aviadores
Combatientes del 73.

Un sólo cuerpo, un sólo corazón,
noble misión, proteger a la Nación,
la frente en alto saliendo del cuartel,
los soldados del 73.

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

En el recuento se hace el silencio,
por los heridos, los caídos que no están,
lo lamento mi Capitán,
mi Sargento no le puede contestar.

La Patria es libre, llegó la paz,
en el desierto, el cielo, azul el mar,
ya nuestros hombres cantan victoria
Combatientes del 73

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

Piñera anuncia propuesta de reformas educacional y tributaria, gentileza EMOL

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