El "Nunca Más" de Bachelet,
por Hermógenes Pérez de Arce.
Anoche me llamó un amigo y me dijo que, según
Michelle Bachelet, todavía quedaban muchos que no se habían arrepentido ni
pedido perdón. Entonces me señaló que entre los mismos estaba precisamente
ella, y que yo debía exigirle leer en forma pública los acuerdos de los
congresos de su partido, el socialista, de 1965, 1967, 1969 y 1971 donde, por
unanimidad, se había llamado a tomar el poder por las armas. Ella, dijo, debe
pedir perdón por eso.
--¿Cómo quieres que yo le exija tal cosa? No me
va a contestar el teléfono, y si lo contesta me va a decir que no tiene idea de
esos acuerdos socialistas-- le contesté, tratando de eludir el difícil encargo.
--Dile que los acuerdos están en el libro de
Cristián Jara, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile,
"El Marxismo y la Crisis de la Democracia en Chile"; que lo pida en
cualquier biblioteca.
--Pero me va a contestar que esos acuerdos no
los redactó ella y que qué culpa tiene...
--Bueno, entonces que les exija a los
socialistas pedir perdón por ellos. Le bastaría mover la falange del dedo
meñique para hacerlos gritar un mea culpa. Mira, mejor redáctale tú mismo a
ella un 'Nunca Más' al estilo del de Cheyre de 2004 y se lo mandas para que lo
lea en el noticiero de esta noche.
--¿Y adónde se lo mando?
--Ahí me pillaste. No tengo idea. Yo soy bueno
para discurrir proyectos, no para ejecutarlos. Por otra parte, para eso tienes
un blog. Escríbelo ahí. Estoy seguro de que ella lee tu blog.
Entonces me puse a redactar aquí el "Nunca
Más" de la Michelle, que dice así:
"Me arrepiento y pido perdón por haber
formado parte de una colectividad que propició la lucha armada entre chilenos,
y que, a su turno, nunca ha pedido perdón por eso. Bueno, yo lo hago ahora y
digo: 'Chilenos, perdónennos a todos los socialistas por favorecer la violencia
armada, que ha costado muchas vidas y dio lugar a la intervención militar'.
"Además, confieso que en los años '70
trabajé para el MIR, grupo terrorista que también estaba en la lucha armada. Lo
que dice al respecto la biografía mía de Andrea Insunza y Javier Ortega es
verdad: en los '70 colaboré para solucionar los problemas financieros del MIR y
ayudaba en traslados de personas y cosas, lo que me convirtió en
"ayudista", y si alguien me ha calificado así, bueno, lo tengo
merecido. En este tema no paso, sino que pido perdón por haber contribuido a la
guerrilla armada.
"Pero eso no es todo: entre 1986 y 1988
conviví con Alex Vojcovich, quien era vocero del FPMR, otro grupo terrorista
organizado desde Cuba por los comunistas, en especial por el ex Diputado Oriel
Viziani, tal como relata Roberto Ampuero en 'Nuestros Años Verde Olivo'. Hoy me
arrepiento y pido perdón por esa cercanía con el Frente, que mató a tantas
personas. ¡Nunca más! Recuerdo que en 'El Mercurio' de 19 de junio de 2003 el
coordinador del Frente, César Quiroz, junto a 'Mario', 'Pablo', 'Víctor',
'Dante' y 'Daniel', que se fotografiaron encapuchados, dijeron que yo debería
sentirme orgullosa de mi pasado frentista y avergonzada de mi presente de
entonces, como Ministra de un Gobierno de la democracia burguesa. Bueno, todo
lo contrario, no me siento orgullosa sino arrepentida de haber colaborado con
el Frente. Que Dios, si es que existe, limpie de mi conciencia tanta sangre
derramada. Reconozco que en el tiempo de esa publicación el Comandante en Jefe
del Ejército, Juan Emilio Cheyre, se pasó para ayudarme y declaró en mi defensa
al mismo diario: 'No se puede criticar la actividad de cualquier persona en un
período de la historia del país que se quiere superar y se está trabajando en
ello'. ¡Fantástico, Cheyre! Se hubieran querido esa defensa sus camaradas
presos. Le doy las gracias y no diré nada del episodio de la guagua. ¿Y qué podría
decir, salvo que nuestros Jueces determinen ahora que llevar una guagua a un
convento fue delito?
"Chilenas y chilenos: ¡nunca más! Estoy
muy arrepentida y les ruego extenderme su perdón".
El regreso del hombre nuevo,
por David Gallagher.
La concepción liberal de la sociedad parte de
la premisa de que somos seres complejos, en los que conviven instintos nobles
con -desafortunadamente- instintos egoístas. Desde luego, los instintos nobles
no presentan problemas para el diseño de una sociedad en que todos podamos
convivir. Los que sí los ocasionan son los egoístas, porque nos llevan a querer
aprovecharnos de los demás, y para prevenir que esto ocurra con exceso, para
evitar que algunos acaparen tanto poder que puedan abusar desmedidamente de
otros, el liberalismo ha creado mecanismos cuyo fin es que ningún grupo humano
ejerza poder en demasía. En política, estos han incluido el sometimiento del Gobierno
a elecciones periódicas, la separación de poderes, y una Constitución con
algunos frenos temporales a la voluntad de la mayoría. En economía, el
mecanismo clave ha sido la competencia. Cuando un proveedor está obligado a
competir, va a fracasar si no ofrece un buen producto a buen precio.
Este modelo liberal, que nace de la
imperfección humana, es en sí mismo imperfecto. Imposible que logre eliminar
los abusos del todo. Por otro lado, no puede funcionar sin un Estado fuerte que
imponga el imperio de la Ley y que castigue los abusos cuando se den. Pero,
¿será correcta la premisa en que se basa? ¿Serán los seres humanos tan malos
que necesitan ser obligados a competir? ¿Qué pasa si los liberales estamos
equivocados? ¿Si en vez de nacer con instintos ya configurados, llegamos al
mundo con mentes abiertas, maleables, de manera que, sometidos a una buena educación
cívica, podamos convertirnos todos en ciudadanos ejemplares? ¿Si incluso
nacemos buenos, como el buen salvaje de Rousseau, y si es solo la vil
competencia, el miserable apego a la propiedad privada y al lucro, lo que nos
malea? En ese caso, la democracia liberal sería el producto de una tragedia de
errores, porque la competencia, en vez de ser el mecanismo que disminuye la
maldad que un ser humano le puede propinar a otro, sería más bien su causa. En
ese caso, no serían necesarios diferentes partidos políticos que compitan entre
sí, porque bastaría con uno que represente al conjunto de hombres buenos. No
sería necesario que compitan distintos proveedores de bienes y servicios;
bastaría con que los proveyera el Estado. No necesitaríamos incentivos materiales
para trabajar; bastaría, como en la concepción de un Che Guevara, con los
incentivos morales que nos genera nuestra propia bondad innata, conjugada con
una buena educación cívica. ¿No era así antes? ¿En esos "siglos
dichosos", como dice Don Quijote, en que "ignoraban estas dos
palabras de 'tuyo' y 'mío' ", y en que eran "todas las cosas comunes:
a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo
que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban
convidando con su dulce y sazonado fruto".
Competencia, mercado, ahorro, empresarios,
préstamos, lucro, intereses: qué mezquinas suenan estas cosas frente a esa edad
de oro que podríamos reconstituir tal vez. Por eso es tan tentadora la apuesta
a que quizás el "hombre nuevo" de un Che Guevara sea posible después
de todo. Tentadora sobre todo en una sociedad como la chilena, ahora que
estamos "forrados". ¿No es tiempo ya de superar el miserable
capitalismo? ¿Pasar a una sociedad de derechos, porque ya todo abunda, como
cuando, según Don Quijote, "las solícitas y discretas abejas"
ofrecían "a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su
dulcísimo trabajo"? Un mundo de derechos que otros han de pagar con su
dulcísimo trabajo: ¿cómo no va a valer la apuesta? Me temo que en el Chile de
hoy hay una ola de sentimiento voluntarista que va en esa dirección, y que no
va a amainar hasta que la apuesta falle.
Sin prioridad en la Carretera Austral.
Los Senadores de la comisión de Zonas Extremas
han llamado la atención por el escaso avance del tramo faltante de la Carretera
Austral. Hace tres años, el entonces Ministro de OO.PP. presentó un plan que
aspiraba a que en el siguiente trienio estuvieran listos todos los detalles
previos a la construcción del proyecto: senderos de penetración,
expropiaciones, estudios de impacto ambiental y el trazado definitivo. Hasta
ahora, sin embargo, no ha comenzado el proceso de expropiación, imprescindible
para realizar la obra, ni hay antecedentes de estudios de impacto ambiental.
Todo parece indicar que este proyecto sigue tan estancado durante este Gobierno
como lo estuvo durante el anterior.
Es obvia la importancia estratégica de
comunicar el centro del país con Aysén por vía terrestre o, al menos, alguna modalidad
más segura que las actuales comunicaciones marítimas, que requieren varias
horas. No resulta explicable el lentísimo progreso de una obra que todos los
Gobiernos y sus sucesivos Ministros sectoriales declaran del más alto interés.
Desde la perspectiva del análisis de
costo-beneficio social que se aplica a la mayor parte de los proyectos de
inversión pública, es poco probable que este sea rentable. Quizás de allí
derive la lentitud observada, pese a que su significación efectiva -más allá de
ribetes simbólicos o su valor como ícono de la imagen del país- es mucho mayor
que la del puente sobre el canal de Chacao. De ser así, se estaría olvidando
que su índole estratégica hace que no sea directamente aplicable dicho
análisis. Por tanto, completar la Carretera Austral en esa zona, mediante este
proyecto u otro que cumpla funciones análogas, es una grave obligación
pendiente de cualquier Gobierno.
Es evidente que esta obra debe superar
dificultades constructivas, pero no más complejas que las que enfrentó la vía
que une la Carretera Austral con Chile Chico, como un ejemplo entre varios. Y
cabe recordar que el último plan conocido consideraba una primera etapa
relativamente corta: desde caleta Pichanco hasta Cahuelmó, donde se tomaría una
barcaza hasta Leptepu, por las dificultades para cruzar ese fiordo. En ella
también se mejorarían los estándares en los tramos ya existentes:
Hornopirén-Pichanco, y Chaitén-Caleta Gonzalo, además de reabrir la ruta entre
esta última y Leptepu. Solo posteriormente se haría la parte más difícil, a
saber, rodear el fiordo Cahuelmó, o desarrollar un sistema de barcazas para
cruzar el fiordo, y luego seguir por tierra hasta Huinay y Leptepu. La primera
etapa, por lo tanto, es perfectamente realizable a un costo no excesivo. Tanto
más incomprensible parece, pues, la lentitud de las actividades previas a la
construcción y la falta de respuestas a la Comisión de Zonas Extremas, y esta
tiene razón en demandar una resolución de prioridad Presidencial para esta
obra.
Se ha especulado que ese lento avance se
debería a la influencia del mayor propietario de la zona. Esto parece muy
improbable, a menos que el Ejecutivo concuerde con sus razones para oponerse al
proyecto. Pero si así fuere, el Gobierno debería explicar a la ciudadanía qué
razones lo convencieron de abandonar un proyecto con el cual se había
comprometido.
Entretanto, mientras esa conectividad hoy
faltante no esté asegurada, los problemas logísticos de las zonas extremas
siguen siendo enormes y, en consecuencia, mejorar la vinculación mediante
internet cobra un carácter estratégico. Aunque sea como magro paliativo de la
falta de carretera, la banda ancha para pueblos aislados debe ser considerada
como un elemento esencial de la política de zonas extremas. Una opción sería
incorporar la posibilidad de recursos para tal efecto en las inversiones de las
Fuerzas Armadas, por definición responsables de la efectiva ocupación del
territorio nacional.
Persistente bloqueo de rutas
Un grupo de pobladores de Curacaví se tomó el
domingo un sector de la Ruta 68, que une Santiago con Viña del Mar, para exigir
mejoras en salud y un nuevo hospital para esa localidad. El hecho provocó una
gran congestión vehicular, debido a que ese día retornaban más de 80 mil autos
a la capital, por el término del fin de semana largo.
Se ha vuelto habitual que diversos grupos
utilicen los cortes de ruta como medida de presión para lograr que las
autoridades atiendan sus demandas. Así ocurrió a comienzos de 2011, en
Magallanes; un año después, en Aysén, para exigir mejoras en la calidad de
vida; en marzo de 2012, en Pelequén, por la instalación de una planta de
residuos sólidos; dos meses más tarde, en Freirina, a raíz de los malos olores
provenientes de una planta agroindustrial, y en Chiloé, en reclamo por las
deficiencias del sistema de salud; y hace un par de semanas, en Tocopilla, por
demandas multisectoriales.
Estos hechos ponen de manifiesto que la
recurrente debilidad de la autoridad para evitar que se utilice esta forma de
presión ha generado un incentivo perjudicial, a tal extremo que en cada fin de
semana largo ya es usual que el retorno de los automovilistas sea aprovechado
para generar un efecto mediático a partir de las congestiones causadas. Que
algunas de las reclamaciones tengan fundamento, parcial o total, no debe ser
visto como una justificación para el uso de estas herramientas de presión,
porque, de lo contrario, los canales normales para hacerlas valer terminan
perdiendo relevancia y se promueve así una confrontación de presiones que no es
propia de una sociedad democrática civilizada.
La autoridad responsable del orden público debe
tomar medidas para evitar los perjuicios que causan al resto de los ciudadanos
estas protestas y, asimismo, debe atender preferentemente las peticiones que se
canalizan por las vías institucionales, evitando así que se genere frustración
cuando no exista la solución oportuna de los problemas denunciados.
Sombras en la campaña.
Esta semana, la política se ha teñido con dos
hechos que pueden proyectar una sombría influencia en el desarrollo de la
campaña electoral, e incluso más allá, si los actores políticos no reaccionan
con sensatez. Por una parte, reaparece un episodio, sin duda condenable, que
había sido denunciado en el mes de mayo y en el cual se individualizó y se
formularon cargos a algunos responsables. Se trataba entonces de panfletos y
rayados callejeros con insultos a la ex Presidenta Bachelet en Talcahuano, que
ahora en unas fotografías aparecen vinculados a las oficinas de la respectiva Gobernación.
La oposición critica que entonces el Ministro Chadwick hablara de una
“operación comunicacional”, la vocera Cecilia Pérez asegura que no hay ni habrá
intervención electoral, y una investigación de la Justicia y otra de la
Contraloría deberán aclarar lo sucedido y castigar con todo el rigor de la Ley
si se comprueba que hay funcionarios de Gobierno comprometidos.
Pero también, en un orden muy distinto, otro
incidente, el de las presiones sobre el General (r) Juan Emilio Cheyre que lo
llevaron a renunciar a la Presidencia del Servel, para evitar, según dijo,
dañar la imagen del servicio, deja en evidencia el peligro de que la probable
polarización en torno al cuadragésimo aniversario del 11 de septiembre proyecte
su sombra sobre el actual proceso político, en especial en materia Presidencial
por la historia familiar de las principales candidatas, apartándolo de su cauce
y objetivos naturales. Peor aún, la forma en que se ha desarrollado la polémica
en este asunto hace temer que se intente sentar un precedente no sólo injusto,
sino que también profundamente dañino para la convivencia nacional, que podría
repetirse a voluntad de quienes pretenden administrar hoy a su arbitrio las
culpabilidades por la historia reciente.
Se ha pretendido presentar el proteger a un
niño que quedó huérfano, poniéndolo al cuidado de unas monjas mientras se
ubicaba a sus abuelos en el extranjero, como si fuera un acto moralmente
repudiable. Un fallo de la Corte Suprema estableció que el entonces Teniente
Cheyre, quien actuó por orden de su superior, no tuvo intervención alguna en el
previo asesinato de los padres del menor, pues eso se le ocultó; sin embargo,
se argumenta que habría debido suponerlo, con lo que se plantea la premisa,
aplicable al infinito, de que, más allá de los crímenes realmente cometidos y
sus responsables, ningún militar puede jamás estar libre de culpa en nada que
haya ocurrido en esos años. Más todavía, se lo acusa de no haber investigado
por su cuenta ése y otros casos, y no dar públicas explicaciones sobre sus
supuestas faltas a la ética (ya que no a la Ley), exigiéndosele dejar el cargo
que ocupa, para el que, como el anterior de Comandante en Jefe del Ejército,
fue transversalmente aprobado, además de haber sido quien con mayor énfasis
proclamó el “nunca más” de los militares en cuanto a violaciones a los derechos
humanos. Por su parte, él cometió el error de aceptar tales presiones
indebidas, así como el Gobierno, en una primera actitud luego corregida, el de
haber opinado sobre esa renuncia, producida en un servicio autónomo. Este
conjunto de incoherencias pavimenta la llegada al escenario que algunos desean
de un electorado, en especial el de las nuevas generaciones, falsamente
atrapado en la ya superada disyuntiva del sí y del no, y facilita que se siga
eludiendo el necesario debate sobre el futuro.
Bachelet y la CPC. Parte de ese debate, o a lo menos el
balance de las coincidencias y los desacuerdos (implícito en el calificativo de
“reunión franca”), quedó a la vista en el encuentro de la ex Mandataria con la
máxima cúpula empresarial. Si el Presidente de la CPC insistió en el tema
energético, donde ella prometió “recuperar el tiempo perdido”, fue el de la
reforma tributaria —que según la candidata no es antagónica con el objetivo del
crecimiento económico “que compartimos”— el que tuvo la mayor discrepancia en
torno a la supresión del FUT y sus efectos en la inversión. En cuanto a la
garantía de reglas claras, responsabilidad Fiscal y Gobernabilidad, su comando
aún no entrega su programa detallado ante las incógnitas de las reformas Constitucional,
previsional, de salud y laboral.
Decisiones electorales. El peso de Michelle
Bachelet y su popularidad frente a los partidos (que no se manifestó en la
realización de primarias Parlamentarias) se hicieron sí presentes en el
blindaje a Giorgio Jackson y claramente optó por no beneficiar al Presidente
del PR ni a su partido (ambos quedaron fuera del Senado), con sólo la opción de
apoyar a un independiente, lo que avala la crítica interna de que el
radicalismo nunca había estado peor que ahora. Como los doblajes están en el
centro de la competencia, la candidata privilegiará en sus giras las zonas en
que ellos pueden darse, que superan la decena en diputados, aunque en varias
están los fantasmas de ME-O y otros sectores minoritarios que pueden
impedirlos.
Un gesto de unidad. También preocupa este asunto en el bando
opuesto de la Alianza, además con serios desafíos en cuanto a los Senadores,
pues si bien la reforma en curso del binominal mantendría este sistema en la
mayoría de las circunscripciones que los eligen, con uno de cada coalición, en
esta ocasión son cuatro las expuestas a un doblaje favorable a la oposición. Y
en la pugna Presidencial, se produjo un gesto que muchos esperaban: la visita
de Andrés Allamand a Evelyn Matthei tras un llamado telefónico de ésta,
aplacando antiguas y graves desavenencias. Además de ofrecer su participación
en la campaña, el ex Ministro aporta sus propuestas al programa de Gobierno y
la colaboración de quien dirigiera su elaboración, el también ex Ministro Juan
Andrés Fontaine.
Salud en los programas Presidenciales.
Al iniciarse la campaña para el próximo período
Presidencial, la candidata de la Alianza por Chile, Evelyn Matthei, no ha
dudado en poner entre los grandes ejes de su programa de Gobierno el tema de la
salud. Desde que habló por primera vez sobre cuáles podrían ser los grandes
lineamientos de su campaña, la candidata señaló en forma inmediata a la salud
en el primer lugar, complementada por la seguridad ciudadana, la educación, la
Regionalización y la capacitación de los trabajadores. Con su respuesta, abrió
esperanzas de que uno de los problemas más sensibles para los chilenos, la
atención de salud, va a ser considerado por todos los candidatos en sus debates
y presentaciones.
No será fácil dar con soluciones verdaderas a
los problemas de fondo del sistema nacional de salud. Desde luego, podrá haber
cambios en la administración y en la calidad del manejo de recursos, como lo
advierten todos, pero con el solo mejoramiento de la eficiencia no se
solucionarán las dificultades que experimentan millones de chilenos cada vez
que requieren atención. Para conseguir ese propósito se necesitará hacer
modificaciones en el sistema mismo, esto es, principalmente en el sector
público, que provee atención médica a cerca de 13 millones de chilenos. Las
isapres se hacen cargo de menos de tres millones, y los servicios que atienden
a los uniformados y sus familias, de menos de la mitad de esa cifra.
El sistema chileno de salud ha ido cambiando sustancialmente
a lo largo del tiempo, más bien porque se le han añadido ciertas funciones que
debido a reformas globales y coherentes. En cada época se ha tendido a dar
solución a los problemas más acuciantes, según las visiones predominantes en
esos momentos y, en consecuencia, el sistema actual se compone de subsistemas
construidos sobre bases filosóficas diferentes. Pero en esto nuestro esquema no
es demasiado diferente de los que existen en otros países, aunque en muchos de
ellos se han ido ejecutando reformas integrales que le dan un carácter más
homogéneo. En Chile es posible y necesario abrir un debate sobre el
funcionamiento de un sistema racional, que permita dar a todos los chilenos
seguridad de que si llegan a enfrentar problemas serios de salud, serán
debidamente atendidos. Para eso es indispensable que nuestro país alcance un
acuerdo general sobre las metas finales que se aspira lograr, y luego comenzar
a implementar las medidas para acercarse a esos objetivos. Cualesquiera sean
los puntos finales a los que se desee llegar, tardaremos muchos años en poder
arribar a ellos.
Pero sea cual fuere la meta, se puede comenzar
desde ahora a mejorar los grandes hospitales que constituyen el centro
principal de las atenciones médicas que se otorgan a la población enferma. Por
cierto, hay muchas acciones que deben realizarse para impedir que la gente se
enferme, pero independientemente de ello, una vez que sufran una enfermedad
grave será en el hospital donde recibirán su atención especializada. Para conseguir
un mejor funcionamiento de ellos, parece adecuado comenzar por reconocerlos
como empresas de servicio del Estado, con un sistema de Gobernanza que debe ser
encabezado por un Directorio. Este debiera estar integrado por quienes
representen a los pacientes que se atenderían en ese hospital y otros actores
locales, ante quienes el Director debiera rendir cuenta y escuchar sus planes y
prioridades. Luego, se podría ir dando autonomía a los servicios de salud, con
lo cual también otro de los temas de campaña, el de la Regionalización, puede
ir tomando cuerpo. Si cada servicio de salud es autónomo, recibe un presupuesto
de acuerdo con parámetros objetivos -tales como su población- y los hospitales
funcionan dirigidos por sus beneficiarios, se habrá avanzado al mismo tiempo
que se fijan las principales metas para el sistema nacional de salud.
Protesta contra cables.
En una protesta hasta ahora inédita, habitantes
de Valparaíso han reclamado airadamente por la maraña de cables que atiborran
los cielos de la ciudad, patrimonio de la humanidad según Unesco.
Su protesta tiene sentido: es difícil encontrar
un país del tamaño y progreso económico, humano e institucional de Chile, que
descuide su estética urbana con tanta visibilidad como lo hace el nuestro en esta
materia. Los tendidos de cables en superficie son algo extinguido hace mucho en
todo el mundo desarrollado (como lo es el otrora alcantarillado superficial).
Para esos países, autorizar loteos -incluso carreteras- con cables en
superficie equivale conceptualmente a permitir cloacas a la vista. Ninguna
sociedad del primer mundo permite postaciones en superficie, que en Chile
reciben decenas de cables eléctricos, telefónicos, de televisión y de toda
clase de servicios, conviviendo con transformadores, letreros políticos,
luminarias inapropiadas y otros, que se entrecruzan hasta formar un conjunto
indeseable, estéticamente agresivo y peligroso.
En países como Croacia, por ejemplo, recién
admitido en la Unión Europea, pero con un producto per cápita inferior al de
Chile (14 mil vs. 18 mil dólares) y que sufrió una cruenta guerra hace menos de
20 años, ni en el poblado más modesto se pueden ver cables en superficie.
Chile debe pagar las deudas pendientes con el
espacio público, y no abultarlas, como es el caso de loteos recientes en Comunas
de altos recursos, que siguen autorizando cables en superficie, perpetuando un
estilo de ciudad no compatible con el nivel cultural a que se aspira para
nuestro país. Habrá que insistir en las reformas Legales necesarias para
conciliar los intereses de los ciudadanos, que -como los de Valparaíso- ya no
desean un cielo de fealdad, con los de los respectivos concesionarios de
servicios, obligados a soterrar los cables, pero que no pueden hacerse cargo de
las cuantiosas inversiones respectivas si no han sido previstas en la
respectiva tarificación.
Esta protesta debería activar una mayor
preocupación urbana y la Legislación de un país que cobra conciencia de su
espacio público.
Correspondencia para la meditación.
Señor Director:
40 años después.
Hoy, cual más cual menos se siente autorizado
para “disparar” sobre las FF.AA. Muchos que ayer se inclinaban sumisos ante el
general Pinochet hoy aluden a la “dictadura”. Esto es muy notorio en TV. Se
reflota el clamor por detenidos, desaparecidos y torturados. Cheyre señala: “he
dicho toda la verdad”. Somos pocos los que sostenemos que aquello es una
confrontación entre los dos bloques que entonces se disputan el control del
planeta. “La copia feliz del Edén” cae en el fogón de la “guerra fría”.
Entonces no es una reyerta entre “buenos” y “malos”, entre “virtuosos” y
“perversos”. No hay, pues, una pugna entre “blancas palomas” y “gatos
carnívoros”. El asunto es menos simple. Chile no es una isla. En 1973 hay
factores externos. La verdad que se busca debe abarcar el influjo que, en lo
doméstico, tuvo la CIA y el Pentágono y también la KGB y los servicios secretos
de Cuba. Esta república opera al servicio de Moscú. La experiencia la vivimos
al interior de la UP. Se barajan en aquellos momentos, como opciones, no sólo
el plebiscito, sino también el autogolpe. Se deplora el fracaso de la
entrevista de Allende con Brezhnev. Tanto la cúpula del allendismo como la
oposición y los uniformados deben confesar sus nexos con las dos megapotencias.
Es conveniente escuchar en Youtube http://www.youtube.com/watch?v=bNfcjkL37zE a Aylwin la parcial explicación del golpe.
Prof. Pedro Godoy P., Centro de Estudios
Chilenos, CEDECh
Señor Director:
Doble estándar.
Un ex Comandante en Jefe del Ejército de Chile
ha tenido que renunciar a su cargo por cuestionamientos sobre un episodio
ocurrido hace 40 años y donde toda la evidencia demuestra su absoluta
inocencia. Un Diputado de la República reconoce haber tenido responsabilidad en
el intento de asesinato de un Presidente de la República y sigue ejerciendo su
cargo, sin que nadie lo cuestione.
Me apena mi patria, donde una minoría
organizada quiere solo tener derechos y que la inconsecuencia y el doble
estándar sean parte de la cultura nacional, sin que nadie lo cuestione.
Jorge Goffard S.
Pueblos bien informados
difícilmente son engañados.