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sábado, 10 de agosto de 2013

Temas para la meditación del fin de semana….


 













El país real.
por José Antonio Guzmán.



Día a día nos vemos sorprendidos y atemorizados por los hechos que ocurren en nuestro país.


La irrupción violenta en una ceremonia religiosa en la Catedral de Santiago; el asesinato cruel de ancianos en La Araucanía; la presencia destructiva de encapuchados en las manifestaciones civiles; la liberación inmediata de delincuentes sorprendidos in fraganti ; el fraude de algunas empresas privadas a los consumidores; la lucha política estéril e intrascendente; la intolerancia y descalificación inmediata a través de las redes sociales de quienes se atreven a expresar una opinión diversa; el crimen y la inseguridad; la utilización abusiva de los medios de comunicación que resaltan solo las noticias negativas; la demanda intransigente e inmediata de derechos. Y suma y sigue.


Todos ellos van minando la confianza en nosotros mismos y en las instituciones, destruyendo la imagen y prestigio de las personas, alejándolas de los asuntos de interés público y ensimismándolas egoístamente en sus problemas particulares o familiares.


Se escucha con frecuencia decir que este país no tiene remedio; que una vez más no lograremos alcanzar el desarrollo; que la culpa es del Gobierno o la oposición; que los políticos se perpetúan en el poder y no atienden los problemas reales; que la educación es de pésima calidad; que los empresarios son insensibles y buscan solo su provecho personal; que el modelo económico es el principal causante de las desigualdades, e innumerables afirmaciones negativas, sin sustento, que solo sirven para dividir y paralizar.


En contraste y ante la incredulidad de los extranjeros que nos miran, observamos una economía que crece sostenidamente y crea empleos; una fuerte reducción de la pobreza; un aumento significativo del consumo de la población; un incremento de la cobertura de educación media y superior y del financiamiento para cursarlas; una abundante pero silenciosa labor social privada en beneficio de la educación; la salud laboral; la protección a la familia; el cuidado de los ancianos desvalidos; la prevención ante la drogadicción, y tantas otras cosas.


Vemos a miles de jóvenes vibrando con el mensaje Papal y participando en trabajos voluntarios. A miles de jóvenes abriéndose un espacio en el emprendimiento personal, ya sea en la cultura, el arte, los negocios o el servicio social, que no aspiran a ser dependientes del Estado. A miles de jóvenes incorporándose a las Fuerzas Armadas y de seguridad al servicio del país o entusiasmados con el deporte.


Encontramos a millones de personas cuya principal aspiración es tener un empleo digno o una actividad independiente, tener la capacidad de educar a sus hijos, acceso a la tecnología moderna y a bienes y servicios de mejor calidad. Que no respaldan la confrontación ni el odio. Que desean usar su libertad para elegir entre alternativas diversas.


Este es el país real, que no se manifiesta públicamente y, aunque comparte muchas de las expresiones de insatisfacción, no está dispuesto a arriesgar los avances logrados.


Ciertamente no es una actitud autocomplaciente, puesto que todos tenemos conciencia del enorme camino por recorrer para ser un país auténticamente desarrollado, no solo desde el prisma económico, sino también social y cultural. Conciencia de los grandes déficits para alcanzar una calidad razonable de vida urbana y de los riesgos y carencias que amenazan nuestro futuro, como es el caso de la energía y la mano de obra calificada. Conciencia de las enormes desigualdades que aún persisten y que es preciso reducir, y de los abusos que ejercen unos pocos empresarios sobre consumidores que no tienen opción. Conciencia de la baja productividad de nuestra economía y de las bajas pensiones.


Lograr la meta del desarrollo, postergada varias veces en los últimos años, dependerá no solo de decisiones prudentes en lo contingente, sino de recordar y poner en práctica las virtudes que nos hicieron crecer tan aceleradamente durante 30 años, hoy olvidadas o menospreciadas, y, sobre todo, de impulsar los hábitos culturales indispensables para llevar a buen término la tarea del desarrollo, lo cual se puede sintetizar en una sola idea: recuperar la confianza.


Dos conocidos intelectuales de nuestro tiempo, Fukuyama y Peyrefitte, han establecido que el elemento central que explica el éxito y bienestar de una nación respecto de otras es el nivel de confianza prevaleciente en esa sociedad.


Se trata de la confianza en las instituciones, de una motivación común por algo más grande, de la capacidad de los individuos de asociarse en pos de un objetivo mayor, de la confianza en que las autoridades obran de buena fe, de la confianza en la libertad y la capacidad de las personas individuales, de la confianza en la justicia y la aplicación de la ley, de la confianza en la veracidad de la información, por citar algunos aspectos.


Reflexionando sobre estos conceptos y analizando su vigencia en Chile, uno llega a la conclusión de que estamos aún lejos de una sociedad basada en la confianza y que si en algún momento parecimos enfilar en la dirección correcta, gracias a una política de acuerdos, en los años recientes hemos vuelto a retroceder y parece muy improbable que, bajo el grado de controversia política, económica, social y valórica que tiene hoy nuestro país, aun dentro de las propias coaliciones políticas, se pueda construir la confianza necesaria para alcanzar el nivel de desarrollo de los países más avanzados.


Quienes tienen la responsabilidad de dirigir hoy las instituciones y los medios de comunicación, las personas con mayor ascendiente en el país y muy en especial los políticos, deben encabezar una verdadera cruzada para restablecer las confianzas de todo orden.


Avance de los hospitales públicos,
por Luis Castillo.


La mejor forma de garantizar la continuidad del sistema público de salud  y sus hospitales no es la modernidad de sus estructuras, sino su capacidad de garantizar eficiencia en el manejo de los recursos, equidad en el acceso, calidad en la atención y satisfacción de los usuarios y sus familias.


Para lograr ese objetivo, el trabajo se ha centrado en separar funciones: el Ministerio de Salud en la regulación y planificación, Fonasa en el área de financiamiento y gestión de compra, y la Superintendencia de Salud en su papel fiscalizador de la calidad de los prestadores. En todas estas instituciones el hospital juega un rol clave, ya que es ahí donde la misión establecida se concreta.


Durante los últimos años hemos visto cómo el cambio de los hospitales ha ido de la mano de la profesionalización de la administración hospitalaria, lo que ha permitido el ingreso -a través de la Alta Dirección Pública- de profesionales expertos en procesos y administración en el 45% de los establecimientos autogestionados y en el 40% de los servicios de salud. Esto se ha visto reflejado en una mayor planificación productiva, aplicación de una mejor disciplina presupuestaria, control de las inversiones en equipamiento e infraestructura y permanente auditoría de procesos asociados a la satisfacción de usuarios. 


Desde la perspectiva de los pacientes y sus familias, la consolidación de la gestión clínica como concepto, ha hecho que los equipos directivos de los hospitales deban resguardar no sólo la entrega de salud con el mejor estándar posible, sino que también han debido aprender -en el buen sentido del término- a ser más competitivos. ¿Por qué, se preguntarán?


La respuesta es clara: la entrega de asignaciones presupuestarias en base a indicadores de productividad real en desmedro de un subsidio fijo ha demandado que los hospitales determinen cuál es su cartera de servicios. Este cambio, sumado al cumplimiento de metas de gestión y número de prestaciones a realizar es el pilar de la sustentación del sistema. En otras palabras, los hospitales reciben flujo de recursos en base a las atenciones y cirugías que efectivamente hacen.


La estrategia ha traído consecuencias directas sobre el registro de la actividad realizada, cimentando con ello la base de las próximas discusiones presupuestarias y, sin duda, consolidando el futuro de cómo deben operar hospitales públicos de calidad.


Sin embargo, en salud sabemos que mejores indicadores de gestión son letra muerta sin personal de excelencia. Por ello, parte de los esfuerzos se han centrado en consolidar instrumentos de retención del recurso humano en el sector. En este aspecto, acceso a sistemas de capacitación continua y entrega de incentivos en base a indicadores objetivos -como evaluaciones de los propios pacientes sobre la calidad de la atención recibida en los hospitales- son algunas de las herramientas que validan el quehacer de los profesionales que se dedican a la salud pública.


En medicina existen avances diarios, requerimientos crecientes, expectativas abultadas y abierta crítica ciudadana. Sin embargo, los hospitales cumplen su rol, y aun cuando todavía hay mucho que hacer, se han sentado las bases de lo que la experiencia internacional demuestra que es la forma de avanzar en institucionalidad de salud pública y de calidad.


Voces de la reconciliación.


A pocas semanas de cumplirse 40 años desde el 11 de septiembre de 1973, el país comienza a rememorar esos hechos con visiones divergentes. Si bien se han dado numerosos pasos para acercar las posturas de los diversos grupos políticos que se enfrentaron entonces, subsisten puntos de vista encontrados que crean cierta tensión y desconfianzas entre las dos principales corrientes políticas del país. Durante la transición, diversas comisiones -cuyo símbolo podría ser la Comisión de Verdad y Reconciliación, más conocida como Comisión Rettig- formadas por personas de todos los sectores políticos se abocaron a investigar los hechos más perturbadores de ese período excepcional de nuestra historia, y sus conclusiones permitieron atenuar parte de los recelos entre los políticos, pero, a no dudarlo, sin que se lograra eliminarlos del todo. Pese a los avances y a una transición pacífica y civilizada, que ha sido calificada de ejemplar, subsisten diferencias que, según algunos, revelan que el país aún no se ha reconciliado.



Dos dirigentes políticos de bandos opuestos, el Senador Larraín (UDI) y el ex Senador Núñez (PS), han editado un libro titulado "Las voces de la reconciliación", en el que se recogen las impresiones e interpretaciones de varios dirigentes políticos, académicos y sociales. Encabezados por el Presidente Piñera, junto a los ex Presidentes Aylwin, Frei y Lagos, plantean enfoques acerca de la reconciliación, su significado y sus logros en estos últimos decenios. Si bien para muchas personas los problemas ya están superados, otras siguen esperando. Algunas aguardan más información; otras, signos de arrepentimiento, y algunas, que les pidan perdón. El problema es que para muchos son los otros los que deben pedir el perdón, pero jamás ellos mismos, que mantienen una opinión favorable acerca de su propio comportamiento.


Si la reconciliación se entiende como un ideal, tal vez sea poco realista esperarla en un país en que el enfrentamiento llegó a límites extremos. Para muchos de quienes reflexionan sobre estos temas, la aceptación de una verdad común es un factor que contribuye decisivamente a dar por superados los problemas y, por tanto, para ello se necesitaría primero establecer la verdad del quiebre democrático, de las reacciones que él produjo y de lo que sucedió más tarde con tantas personas que desaparecieron sin que se cuente con información fidedigna de lo que ocurrió con ellas. No parece fácil conseguirlo, y para quienes vivieron en esos tiempos y tengan una memoria directa de lo vivido, es posible que nunca se llegue a una auténtica pacificación, perdón y restablecimiento de la confianza.


Pero los problemas que ocasionaron las divisiones son del pasado, y a medida que va transcurriendo el tiempo, las nuevas generaciones enfrentan nuevos dilemas, libres de esa pesada carga que tuvieron sus antepasados. Ese curso es natural, y en su momento la historia se encargará de dejar atrás las odiosidades, como las que otrora ardieron entre o'higginistas y carreristas, o entre los bandos de la guerra civil de 1891. Entretanto, para sustentar una democracia sana, en la que los chilenos se sientan unidos y representados, quizá no sea necesario esperar esa solución, ni aspirar a que todos abriguen afectuosos sentimientos de hermandad. Siempre existirán conflictos y miradas diferentes ante las dificultades, y no cabe extrañarse por ello. Para una convivencia armónica, bastaría que todos los sectores sientan que son respetados, que su voz cuenta y que efectivamente tienen iguales posibilidades de participación en los asuntos públicos. Esa meta no parece tan distante, y podría estar perfectamente al alcance de la actual generación de políticos. De ellos se espera grandeza para restaurar sin más dilación la convivencia después del trágico quiebre nacional.


Matthei y la decisión del Consejo General de RN.


Este fin de semana debería traer decisiones fundamentales para los partidos, pues en las dos grandes coaliciones sus Consejos Generales se reúnen para sancionar oficialmente las distintas candidaturas Presidenciales y Parlamentarias. Sin embargo, más allá de que éste sea un requisito legal para todos y que al proclamar a las figuras que competirán por el Parlamento pueden producirse algunas sorpresas, el centro de la atención estará ahora en Renovación Nacional, que definirá si le da o no su respaldo como postulante a La Moneda a la abanderada UDI, Evelyn Matthei.


En las salidas a terreno de una activa campaña, han continuado las señales unitarias de ella a RN, y es sintomático que el Presidente de dicha colectividad, Carlos Larraín, se manifestara complacido por esa actitud, y que miembros de la mesa muy cercanos suyos, como el Secretario General Mario Desbordes, se hayan desplegado en las bases partidarias para apuntalar el voto de apoyo en el Consejo.


Hay expectación en RN y en la Alianza por la intervención que hará el postulante por Santiago Poniente, Andrés Allamand, con fuerte liderazgo interno y asimismo en estrecha competencia con el UDI Pablo Zalaquett. Su análisis de los acontecimientos que han remecido a la centroderecha tras las primarias y el gesto que pueda hacer en relación a Matthei serán una de las claves del Consejo. Si bien se espera que respalde una candidatura unitaria con ella, robustecerá también el llamado a fortalecer el partido en las elecciones Parlamentarias y a poner énfasis en una campaña Presidencial en que se garantice total equilibrio entre los dos partidos.


Los pronunciamientos de Bachelet. Aunque desde la Nueva Mayoría se enfatiza en que no hay cambio de estrategia por la actual competencia con otra mujer, la candidata remarcó esta semana sus diferencias con la representante de la UDI respecto del papel que jugaron los padres de ambas por el 11 de Septiembre. Michelle Bachelet ha insistido en que desea una campaña sin agresiones y propositiva, actitud idéntica a la que ha manifestado Matthei, quien la llama sí a realizar debates públicos, desafío que su contendora pospone con el argumento de que lo hará con candidatos ratificados. Por otra parte, la ex Presidenta busca establecer lazos con figuras, sobre todo del PC, que fueron líderes del movimiento estudiantil y que antes la rechazaron. Importante resulta también la presentación de su equipo económico, donde hay tres ex Ministros que le dan cierto carácter continuista y una notoria presencia de DC y otros también moderados, lo que muchos desde la izquierda ven como un freno a las reformas. La candidata reiteró que se mantendrán los ejes que al respecto ha señalado y será ella quien resolverá en definitiva, aunque las dudas se refieren justamente, más que a los grandes temas propuestos, a las medidas concretas que decida aplicar. En los aspectos valóricos fue más específica, pues declaró estar dispuesta a Legislar sobre el matrimonio homosexual y debatir después sobre adopciones, y a “pensar en la posibilidad de un aborto” en caso de violación, sin que hasta ahora se observen reacciones contrarias desde los democratacristianos que la apoyan.


El censo fallido. Parecía que las cosas se encaminaban bien para La Moneda, que ha puesto toda su fuerza en lograr que la Alianza enfrente unida la elección Presidencial, pero sorpresivamente “reventó” el caso INE al quedar nítidamente expuesta la pésima gestión que caracterizó al Censo Nacional y que incluso hizo necesario que el Presidente Piñera pidiera “humildemente perdón”, procurando quizás ir más allá de las débiles excusas de sus antecesores, por ejemplo en el caso del Transantiago. El gesto Presidencial habla bien de la transparencia y la seriedad con que el Gobierno tomó la denuncia por los obvios errores cometidos, que significan un duro golpe al eslogan del “Gobierno de los mejores” que, para lamento del oficialismo, será usado seguramente por la oposición con intensidad.


Despacho de la Ley para fortalecer el orden público.



La Cámara de Diputados despachó el proyecto de Ley que fortalece el resguardo del orden público -llamado “Ley Hinzpeter”, en alusión al anterior Ministro del Interior que la impulsó-, pero casi sin contenido y desprovisto de todas las propuestas significativas del Gobierno con ese fin. El Ejecutivo había planteado al Congreso establecer medidas de carácter penal para contener y castigar los desmanes que ocasionan perjuicios a las personas y a la propiedad pública y privada, durante las protestas y manifestaciones en las calles. Estos excesos han sido claramente reprobados por la ciudadanía, no obstante que en muchos casos pueda apoyar el motivo de las manifestaciones, que por definición deberían ser pacíficas.


El Ejecutivo focalizó su iniciativa en sancionar a quienes cometen desórdenes públicos graves, paralizando o interrumpiendo algún servicio público, valiéndose de fuerza en las cosas o de violencia o intimidación en las personas, o impidiendo o alterando, en iguales términos, la libre circulación por puentes, carreteras, caminos u otros bienes de uso público semejantes, resistiendo el actuar de la autoridad. Asimismo, constituiría agravante de los delitos de homicidio y lesiones, que sean cometidos con ocasión de la celebración de actos, manifestaciones o espectáculos públicos que congreguen la presencia masiva de personas. Finalmente, quienes incurrieren en todos los delitos anteriores con ocasión de las manifestaciones y cubran su rostro, con el propósito de ocultar su identidad, mediante el uso de capuchas, pañuelos u otros elementos análogos, serían castigados con el máximo de la pena prevista.


La oposición rechazó todas estas iniciativas con el argumento que implicaban “criminalizar la protesta” o bien, que ya existían herramientas legales para sancionarlas, pero ello no es efectivo. En primer lugar, no hay criminalización porque nadie que concurra a una manifestación en forma pacífica y con pleno respeto a Ley, queda abarcado por las figuras delictivas descritas. Y en segundo, porque si bien ciertos delitos que se cometen en las protestas están sancionados -como los robos, incendios o daños-, el hecho de participar en los desmanes contribuye a facilitar que se cometan aquéllos y no está apropiadamente tipificado y penado, quedando frecuentemente impune. Finalmente, quien ejerce los legítimos derechos a reunirse, opinar y disentir, carece de justificación para hacerlo “encapuchado”, lo que tampoco sería castigado per se, sino considerado como una forma de agravar la penalidad de los delitos que eventualmente cometa al ejercer aquéllos.


Con la posición adoptada, los partidos de la Concertación parecen haber acogido un predicamento de bloquear la iniciativa, renunciando a la oportunidad de hacer aportes para rectificar sus eventuales deficiencias. La necesidad de la iniciativa queda, además, de manifiesto al apreciar la realidad de los daños a las personas y a la propiedad, pública y privada, como de la grave alteración de la vida ciudadana, de la cual la opinión pública ha sido espectadora en muchas de las protestas en años recientes. Las fuerzas políticas debieran tener una sola opinión, tanto para defender los derechos ciudadanos, como para exigir el respeto de las condiciones que habilitan la convivencia civilizada. El proyecto de Ley será considerado ahora por el Senado, donde es previsible que el Gobierno renueve los aspectos centrales de su propuesta y cabe esperar que el debate se lleve con la altura de miras propio de la Cámara Alta y la relevancia que el asunto amerita.


La gratuidad regresiva.


En el debate nacional sobre cómo aumentar el acceso a la educación universitaria y su calidad, sorprende el énfasis Estatista que ponen amplios sectores. Con mirada desde el exterior, el experto Jamil Samil, hasta hace poco coordinador del programa de educación terciaria (universitaria y técnica o profesional) del Banco Mundial, así lo ha advertido en reciente visita al país. Samil subraya algo obvio, cual es que un modelo de educación universitaria gratuita significa subvencionar a los estudiantes de mayores ingresos, algo que pocos países pueden financiar sostenidamente y con altos estándares de calidad. Algunos nórdicos lo hacen, pero se trata de sistemas altamente costosos. Dinamarca y Finlandia destinan el 1,8% de su PIB a financiar la educación terciaria, lo que implica en promedio unos 5.000 millones de dólares para una población de entre 15-24 años en torno a 700.000 personas (en Chile, el Fisco destina el 0,8%).


Por eso, la mayoría de las propuestas recientes, especialmente para países emergentes, se enfoca en sistemas no gratuitos, pero que implican becas y créditos Estatales con condiciones ventajosas, cuyos pagos son ligados al salario que los estudiantes obtienen cuando comienzan su vida laboral.


Para aumentar la educación terciaria se requiere no solo reducir su costo para los estudiantes, sino atender las deficiencias de la educación básica y, sobre todo, focalizar ayudas no solo financieras en los estudiantes de menos recursos.


Si la gratuidad de la educación universitaria fuera la respuesta, no se explicaría por qué el 21,3% de los jóvenes finlandeses está desempleado, ni por qué su Gobierno está alarmado ante el creciente número de jóvenes que se quedan hasta la educación básica, equivalente a nueve cursos, o hasta los 15 años. Según la OCDE, la tasa de ingreso a la educación terciaria es 10 veces mayor entre los jóvenes finlandeses con padres con formación académica respecto de los que no la tienen. Y también se ha establecido que los grupos más vulnerables están en mayor riesgo de quedar fuera del sistema. Se cree que, aunque excelentes, las escuelas finlandesas no están preparando a los estudiantes para enfrentar la vida adulta y el mercado laboral.


En Alemania sucede algo similar. Aunque el acceso a la educación es gratuito, y su modelo está altamente enfocado en la formación técnica y profesional, en los últimos años las empresas y academias profesionales tienen más problemas para llenar los cupos de formación. Es uno de los pocos países donde las generaciones más jóvenes muestran una tendencia a obtener menores niveles académicos que sus padres.


La respuesta no está exclusivamente en el costo de entrada a las carreras universitarias o técnicas. Formar un capital humano más productivo e innovador, acorde con las necesidades de un país en desarrollo, requiere priorizar otras áreas, como la calidad de los profesores y los contenidos.


Investigación Judicial en mina San José.


Después de tres años de investigación, la Fiscalía de Atacama resolvió cerrar el caso por el derrumbe ocurrido en la mina San José -hecho acontecido el 5 de agosto de 2010, y que dejó atrapados a 33 mineros- al considerar que no existían antecedentes suficientes para continuar indagando en las responsabilidades penales de los dueños del yacimiento.


La decisión del Ministerio Público ha generado una fuerte polémica -hecho esperable, atendido el impacto mediático que este accidente y el posterior rescate generó-, y los propios mineros han señalado que apelarán de la decisión, entre otras razones porque no todos ellos fueron interrogados por la Fiscalía, y por considerar que existen otros antecedentes que podrían ser útiles en la indagación. Corresponde esperar que sea la instancia Judicial la que se pronuncie respecto de estos hechos, ajena a todo tipo de presiones y atendiendo al mérito de los antecedentes, ya que a partir de sus resoluciones será posible fijar jurisprudencia sobre el alcance de las responsabilidades en casos de alta complejidad.


La seguridad que debe imperar en la minería, especialmente en las pequeñas y medianas faenas, quedó en entredicho a raíz de este accidente. Los datos indican que si bien el país aún debe dar pasos adicionales para reducir la accidentabilidad en la minería, en estos últimos años se han advertido progresos que deben ser valorados, porque sugieren que la autoridad ha sido capaz de ejercer mayor fiscalización y las propias empresas han mejorado sus estándares. Los datos del Sernageomin indican que en 2012 la tasa de accidentes llegó a 2,8 por cada millón de horas-hombre, la cifra más baja desde 1983, mientras que las fiscalizaciones se han triplicado. El resultado de la investigación penal es uno de los antecedentes que se deben tener presentes a la hora de evaluar la suficiencia de las medidas de prevención adoptadas a partir de la fecha del accidente.


El censo fallido.


La comisión externa nombrada por el nuevo Director del INE para evaluar los procedimientos, metodologías y resultados del último censo reveló en su informe las graves deficiencias en que se incurrió en el desarrollo de este importante instrumento. Ya se había informado sobre la comisión de errores, pero nunca al grado de que da cuenta este informe: una de sus conclusiones es la conveniencia de repetirlo en 2015, utilizando un cuestionario más breve.


Numerosos errores condujeron a una omisión estimada de la población censada superior al 9%. Típicamente, en los países desarrollados esta omisión no supera el rango de 1,5 a 1,8%. En naciones menos desarrolladas hay experiencias en que esas omisiones han llegado a 5%, aunque con un promedio levemente superior al 3%. La tasa de omisión registrada en Chile es, pues, particularmente elevada.


Explican esta situación, entre otros factores, una escasa preparación; un cambio en la metodología de levantamiento de los datos en mitad del proceso, sin que, por ausencia de un pre-test, se hayan evaluado los eventuales problemas que podrían surgir en la etapa de entrevistas en los hogares, y, en fin, la asignación de recursos insuficientes para una tarea de esta envergadura. A su vez, la metodología empleada para corregir las omisiones no supera ningún estándar técnico y es incorrecta. De la lectura del informe no cabe desprender que estas fallas hayan tenido como objetivo una manipulación o falsificación de la información: son un conjunto de procedimientos mal aplicados, decisiones incorrectas y, en algunos casos, mera incompetencia. Con todo, el informe cuestiona la forma como se comunicaron los resultados y la poca transparencia en ese proceso respecto de las omisiones efectivas.


En tal sentido, es difícil culpar a la autoridad política por este episodio, aunque se le puede reprochar un exceso de confianza en directivos del INE que actuaron muy lejos del profesionalismo esperado en un organismo técnico. Por eso es oportuno y procedente el perdón que pidió el Presidente Piñera a todos los chilenos. Más de 60 millones de dólares se gastaron en este proceso, y la población aspira a que los recursos públicos sean muy bien utilizados. Del mundo político se espera mayor conciencia de la responsabilidad que significa ese traspaso de recursos. El Presidente se ha esforzado por darle a su Gobierno un sello especial y personal en esta dimensión, y por eso no extraña que esta situación lo haya afectado particularmente y hasta indignado.


Ahora hay por delante dos desafíos inmediatos. Por una parte, evaluar rápidamente si se sigue la recomendación de la comisión de expertos de realizar un nuevo censo. Las críticas que ella hizo son bien fundadas y, tomadas en su conjunto, respaldan la idea de un nuevo censo, sobre todo porque afectan la calidad de los datos. Con todo, la comisión no se detuvo a analizar en extenso si hay posibilidades de corregir la información obtenida utilizando técnicas estadísticas o censos parciales. Si esto fuese posible, podría seguirse este camino y, además, adelantar el próximo censo algunos años.


Por otra parte, debe fortalecerse técnicamente al INE. La experiencia internacional es al respecto valiosa. Desde luego, en estos organismos importa mucho la experiencia y, por tanto, conviene retener equipos profesionales altamente preparados por tiempos prolongados, y que no cambien con los gobiernos de turno. Hay que recordar que ya hubo problemas con la implementación de la nueva encuesta de empleo en el Gobierno anterior, y también el IPC ha presentado problemas. Parece haber cierta falta de capacidades, que difícilmente se crearán si hay cambios continuos en los directivos superiores. Es habitual, además, que estas instituciones cuenten con Consejos asesores externos de especialistas que son especialmente útiles en el momento de abordar problemas técnicos complejos. Por último, instituciones como estas requieren recursos suficientes para entregar productos estadísticos de alta calidad, que -no cabe olvidarlo- son fundamentales para el diseño de políticas públicas.


Correspondencia para meditar.


Señor Director:


Museo Histórico.


Según informaciones recientes, el Museo Histórico entrará en una etapa de revisión de su contenido, para lo cual se convocaría a representantes de la comunidad de diversas áreas. Vale decir, no interesa tanto la historia como acoger otros planteamientos que no es fácil imaginar.


No se entiende cómo un museo de historia pueda estar sujeto a la opinión de quienes no son especialistas en el estudio del pasado, con excepción de los técnicos en museología.


El Director del museo, Diego Matte, al asumir el cargo manifestó opiniones que revelaban desconocer nuestro pasado. Sería recomendable que en un nuevo diseño interviniesen los historiadores.


Entre las ideas que maneja el señor Matte figura dar mayor cabida a las culturas originarias, dándoles el carácter de museo de la prehistoria. En verdad, esa parece una concesión a la sensibilidad del ambiente, pero no una decisión epistemológica. Por otra parte, existen numerosos museos, tanto en Santiago como en Regiones, que abarcan la prehistoria.


Igualmente, es de temer que se exagere la importancia de las culturas autóctonas, cuya presencia ha sido muy débil en el trayecto del país, en que la cultura dominante ha conformado de manera unitaria el ser nacional.


Tememos que esta materia es simplemente una concesión a la demagogia vocinglera y al desorden en La Araucanía.


La ampliación del museo al siglo XX se justifica ampliamente, y es de esperar que se realice de manera equilibrada, sin concesiones a ninguna tendencia extrema, de manera que supere en objetividad al Museo de la Memoria.


Sergio Villalobos R.


Señor Director:


Votos marcados.


Hacer que las mesas receptoras de sufragios lleven una contabilidad de todas las marcas que puedan tener los votos -cosa que por lo demás nunca se ha hecho- conlleva un peligro mayor para nuestra democracia: el retorno del cohecho. Desde la promulgación en 1958 de la Ley de cédula única, se buscó hacer los votos homogéneos para evitar identificar a quien lo había emitido. ¿Quién podrá evitar que los partidos compren votos a través de marcas particulares inscritas y contabilizadas por el Servel?


José Ignacio Llodrá.


Pueblos bien informados
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Letra Marcha: Soldados del 73

Letra Marcha Soldados del 73

Autor: Rosabella Liniers
Compositor Gianfranco



Son hermanos los Infantes,
todas las armas y soldados del ayer
Carabineros, Marinos y Aviadores
Combatientes del 73.

Un sólo cuerpo, un sólo corazón,
noble misión, proteger a la Nación,
la frente en alto saliendo del cuartel,
los soldados del 73.

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

En el recuento se hace el silencio,
por los heridos, los caídos que no están,
lo lamento mi Capitán,
mi Sargento no le puede contestar.

La Patria es libre, llegó la paz,
en el desierto, el cielo, azul el mar,
ya nuestros hombres cantan victoria
Combatientes del 73

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

Piñera anuncia propuesta de reformas educacional y tributaria, gentileza EMOL

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