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viernes, 28 de junio de 2013

Temas de contingencia para meditar......














Chile ante la violencia de los falsos demócratas,

por Rodrigo Ahumada Durán.





Hoy es un día lúgubre para el país. La violencia se apoderó de las calles burlando sin pudor alguno a nuestro frágil “ethos republicano”. El ciudadano común –sobre todo el sencillo trabajador u oficinista- ha observado con estupor la violencia de los falsos demócratas contra personas inocentes y Medios de Comunicación como si estuviésemos en una dictadura. Un puñado de “adolescentes mentales” se han conferido a sí mismos el poder de destruir bienes públicos y privados ante la total pasividad de un grupo de Alcaldes que en vez de proteger los derechos de las personas han preferido colocarse del lado de los violentistas ¿Puede la razón seguir tolerando el doble estándar de “políticos” que justifican a anárquicos que se toman colegios o irrumpen en la Casa Central de la Universidad de Chile para causar destrozos y lanzar bombas? ¿No existe alguien sensato que esté más allá del “populacho mental” que recibe órdenes de dirigentes que sentados en cómodas sillas llaman cínicamente al diálogo? ¿Cuál diálogo? Indigna observar hasta qué punto, las normas básicas de toda convivencia social claves para la existencia del orden democrático, sea constantemente vulnerada por una tropa de fanáticos y fundamentalistas, que nunca aportaron nada para recuperar la democracia, sin respeto alguno por sus semejantes, sin hábitos, sin valores, sin pautas de conducta ciudadana.





Estas son tan solo algunas de las grandes contradicciones que hoy ha mostrado el movimiento estudiantil, movimiento que en Chile hace tiempo perdió el rumbo y su verdadero sentido, especialmente después que sus dirigentes hicieran un llamado explícito a radicalizarlo. Por eso no me extraña ver participar en ellos a los delincuentes de las “barras bravas”, o a violentistas y resentidos quienes actúan de manera sincronizada con el único objetivo de destruir o sembrar el terror en la población. Esta es la esencia de la demagogia de los violentos llamados demócratas, que asolan nuestras ciudades cegados por el odio de sus propias pasiones reprimidas. Se les olvida un axioma fundamental: no hay democracia sin demócratas del mismo modo que no existe la paz social sino hay hombres pacíficos.





 Sin embargo, aquello que más entristece es constatar que todavía existe gente ingenua que piensa que los dirigentes estudiantiles son “jóvenes idealistas”, sin siquiera percibir los oscuros intereses ideológicos que movilizan a quienes los instrumentalizan. Detrás de muchos de ellos está la vieja y caduca utopía del socialismo dialéctico, que en su “médula esencial” no tiene ninguna relación con la social democracia europea. Sí, el socialismo dialéctico, el de Hugo Chávez y de Cristina Fernández, de Evo Morales y de los hermanos Castro, el mismo que piensa que la lucha, la violencia y el odio social se encuentra en el corazón de la sociedad y de la historia, por eso para ellos las reformas no sirven. Lo único que sirve es la Revolución. Se trata de “avanzar sin tranzar” ¿No es esta acaso la base ideológica para imponer a todo evento una Asamblea Constituyente? ¿Por qué no decirlo explícitamente? ¿A qué le temen? Si alguien tiene alguna duda que le pregunte a Teillier las razones por las cuales el PC chileno hizo una declaración pública apoyando al régimen genocida de Siria. Esta gente no cree en la democracia. Para decirlo de manera más clara, la democracia solamente les sirve como un medio para obtener el poder total para después deshacerse de ella.





Como más de alguna vez lo he escrito, a estos “ideólogos trasnochados” (Cf. Las reflexiones sobre los dirigentes actuales del PC chileno del Premio Nacional Gabriel Salazar), no les creo ahora como no les creí ayer y no les he creído nunca ¿Por qué? Sencillamente, porque estuvieron dispuestos a asesinar –igual que nazis y fascistas- a millones de inocentes para realizar su “utopía” del Hombre Nuevo. Cualquier persona que sabe algo de historia de América Latina verá que el Partido Comunista chileno fue uno de los más fieles seguidores del modelo totalitario soviético como también lo fue su par en Bolivia al punto de permitir el asesinato de Ernesto Che Guevara porque era políticamente correcto ¡Qué cinismo!





En este clima intencionalmente ideologizado llamar al diálogo a quienes solo creen y valoran la violencia no solo es irrisorio sino también una irresponsabilidad. Nadie está por encima del estado de derecho ni sobre la Ley. No se puede permitir que unos estudiantes minoritarios y violentos impongan a la sociedad chilena sus caprichos negándose a abandonar aquellos establecimientos que servirán de lugares de votación. Lo que procede es el desalojo por la fuerza pública. El Gobierno no puede seguir la vía de irresponsabilidad abierta por el oportunismo y la ceguera de algunos Alcaldes que no están a la altura de los liderazgos que el país requiere y que la ciudadanía les confirió. Frente a la violencia de los falsos demócratas siempre debe imperar la fuerza de la Ley que garantice la paz social de la sociedad política.





En este momento de dolor para quienes creemos en la paz, han vuelto a mi memoria las notables reflexiones del filósofo de la democracia, Jacques Maritain, reflexiones que eran muy queridas a ese gran hombre y líder de los DD.HH. que fue Jaime Castillo Velasco:





“Los que recuerdan las lecciones de la historia saben que una sociedad democrática no debería ser una sociedad desarmada que los enemigos de la libertad puedan tranquilamente conducir al matadero en nombre de la libertad. Precisamente porque es una república de hombres libres, debe defenderse con particular energía contra aquellos que, por principio, se niegan a aceptar y trabajan incluso en destruir los fundamentos de la vida común de semejante régimen” (La Carta Democrática). 





Las mujeres y el sentido del deber,

por Margarita María Errázuriz.





En este último tiempo, dos mujeres destacadas, exitosas, que gozan de gran prestigio —Michelle Bachelet y Carolina Schmidt—, han tomado decisiones que son difíciles de entender. Desde mi perspectiva, sus opciones tienen tan alto costo político y personal, que las considero prácticamente suicidas. Desde posiciones ya ganadas, habiendo conseguido el respeto de la gran mayoría, con índices de popularidad altísimos, han aceptado ocupar cargos que las harán perder gran parte de lo ganado. Desde luego, Carolina Schmidt en tan sólo un mes pasó del primer puesto al último en la evaluación de los Ministros. Por su parte, Michelle Bachelet, si es elegida Presidenta como se presume, al término de sus cuatro años seguramente habrá perdido mucha de la aceptación pública de la que hoy goza. Todos sabemos que los problemas de la educación son una papa caliente y nadie duda de que el próximo período Presidencial será dificilísimo. En los tiempos que corren, las tareas que ambas han asumido son misiones imposibles.





Dudo que lo hayan hecho por gusto. A mi parecer, lo han hecho por sentido del deber. Poner a las mujeres en posiciones como las que han debido enfrentar Michelle Bachelet y Carolina Schmidt es gatillar un piloto automático que está en su ADN: el de ese sentido del deber.





Cuando doy esta opinión, muchos la rechazan. Se sostiene que el deseo de poder es irrefrenable en hombres y mujeres, que estos cargos generan adrenalina, la que actúa como una droga, y que así se explica la decisión tomada por ambas. Me cuesta creer esta teoría. Tengo otra y es que las mujeres no buscan el poder por el poder; lo quieren si con él pueden hacer algo que valga la pena. Claro que en estos casos pienso que no primó el valor de la causa asumida, sino la lealtad y compromiso con un grupo político. Como un acuerdo de este tipo tiene menos mística, nos encontramos hoy con mujeres distintas a las que hemos conocido. Así me explico a la Michelle que hemos visto en los debates, con menos entusiasmo, luminosidad y cercanía que antaño; diría que su discurso es mental, más frío, fruto del esfuerzo de enfrentar una tarea que sabe dura y que ya no le es tan propia. Sobre Carolina tengo menos referencias, pero no se la escucha hablando sobre educación con el entusiasmo con que hablaba sobre las mujeres, y es fácil imaginar los malos ratos que debe haber pasado y los que todavía tendrá que enfrentar.





Siempre he apoyado la participación política de las mujeres. Creo que su instinto maternal, impreso en las formas de su cuerpo, las que hablan de una emocionalidad nutritiva, íntima, acogedora, graba en todas, con o sin hijos, una actitud de cuidado por los demás. Y nuestra sociedad ¡necesita de ese cuidado! Pero nunca había pensado en que los tejes y manejes de la política impusieran costos sociales tan altos. La participación de las mujeres tiene costos familiares —“brutales”, como ha dicho la candidata a la Presidencia— que repercuten en la sociedad, y su no participación también los tiene al dejar de recibir su aporte.





La política no puede ser tan absorbente que anule la vida personal. Tal como se practica, exige dedicación a tiempo completo y es difícil poner distancia cuando se está en ella. Este ritmo tiende a anular la capacidad reflexiva y creativa. Nuestra cultura política también impone un costo al propio quehacer en ese ámbito.





Ahora que se discute sobre la institucionalidad del sistema político, la participación de las mujeres en él y los estatutos de los partidos, es el momento de incorporar reglas que permitan a todos —hombres y mujeres— tener una vida más humana. El modelo 24/7, las reuniones nocturnas, no ser capaz de vencer la ansiedad de telefonear a cualquier hora para compartir opiniones, se justifica sólo en caso de catástrofe o de un problema muy serio. El trabajo político en el día a día no debiera ser distinto al de cualquier otro quehacer.





Automarginación juvenil.





A menos de una semana de las elecciones primarias del próximo domingo, el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) presentó los resultados de un preocupante estudio realizado durante este mes en todo el país, para medir el grado de conocimiento y participación en los próximos comicios por parte de jóvenes de entre 18 y 29 años. El Ministro de Desarrollo Social, Bruno Baranda, y la Directora del Injuv, María José Domínguez, que dieron a conocer las cifras, destacaron que, pese a haber un gran conocimiento de las primarias (92%) y de la propaganda asociada a ellas (74%), existe una muy "baja motivación" para votar en las mismas. Si bien cerca del 60% de los encuestados las considera una herramienta importante y buena para la democracia, solo 27% señala que participará en ellas, lo que contrasta fuertemente con el 44% de jóvenes que han decidido no hacerlo.





Al ser consultados por su participación en las elecciones Municipales de 2012, el 71% de ellos confesó que no fue a votar. De hecho, es probable que esa baja participación esté vinculada a las mismas razones que dieron esta vez para no votar en las primarias: no tienen interés en la política (47%) y no hay ningún candidato que realmente los represente y al cual prefieran (18%).





Tanto la automarginación juvenil que se observó en las elecciones Municipales -las primeras que no exigían estar inscrito para ir a votar- como la que posiblemente se daría esta vez, a la luz de las encuestas, no serían más que un síntoma de la desconfianza con que hoy los jóvenes miran la política chilena. En tal sentido, no es de extrañar la baja que hace tiempo vienen mostrando las cifras de las encuestas que miden la confianza en las instituciones y entre los mismos ciudadanos, y que a este respecto ponen a Chile en el lugar más bajo entre los países de la OCDE. Esta suerte de "desconfianza juvenil organizada" está en la base de la proliferación y fortalecimiento de los movimientos sociales de los últimos años, que para muchos jóvenes han pasado a ser mecanismos legítimos de expresión social. Para ellos, la participación o adhesión a una marcha parece más valorada que el voto, que se presume el activo más importante de toda sociedad democrática y desarrollada.





Ante este escenario, el Ministro Baranda enfatizó que el Gobierno "está desarrollando una segunda etapa en la campaña de difusión", cuyo objetivo sería "informar y enseñar a ejercer el derecho a voto para la próxima elección primaria". Además, llamó directamente a los candidatos a que motiven a participar a los jóvenes, con el fin de "superar el déficit en satisfacción de los encuestados sobre las propuestas de la campaña que han desarrollado".





Con todo, si bien la difusión de las elecciones y la capacidad de los candidatos de acercar su mensaje a ese grupo etario son herramientas necesarias, los hechos están demostrando que el desafío es más profundo. Por eficaces que sean las comunicaciones, lo probable es que no puedan impulsar en los jóvenes un cambio de mentalidad como el que hoy se requiere para que vayan a votar, y que solo puede nacer de la educación. Pues ¿qué sentido tiene marcar un papel y depositarlo en una urna si no hay una valoración de las normas de convivencia social, o del sentirse parte de un colectivo, o del rumbo que pueda seguir el país?







En parte, este fenómeno se explica por el mayor nivel de desarrollo actualmente alcanzado, que hace que el destino nacional no se juegue en el resultado de una elección, pero eso es algo que nunca se puede asegurar, y que se facilita cuando una parte cada vez mayor de la población se mantiene al margen.





Nuevos incidentes en jornada de marchas y protestas.





Encapuchados colocando barricadas, uso de bombas incendiarias, agresión a dos cuarteles de Carabineros en Ñuñoa y Santiago, destrucción de la propiedad pública y privada, y enfrentamientos con la policía, entre otros hechos, fueron nuevamente la tónica de los graves incidentes que se registraron el miercoles en Santiago tras la convocatoria a paro nacional realizada por la Fech y a la que adhirieron  otras organizaciones como la CUT, los trabajadores del cobre, portuarios y de correos. Los incidentes ocurridos en distintos puntos de la capital y también en regiones se iniciaron incluso antes de que comenzara la marcha que había sido autorizada por la Intendencia Metropolitana, lo que deja en evidencia que se trató de acciones delictuales concertadas previamente y que tenían como objetivo provocar una alteración del orden público.





Aun cuando hubo decenas de detenidos durante la jornada de protesta, no se conocen todavía  avances en la identificación de quienes realmente están detrás de estos hechos vandálicos, los organizan e instigan. Resulta inadmisible que el alto costo de estas acciones delictuales lo terminen pagando siempre ciudadanos inocentes que sólo desean desarrollar su vida en paz y cuyo quehacer se ve afectado cada vez que se convoca a marchas y protestas de esta naturaleza, que se sabe de antemano terminarán en incidentes violentos.





Resulta notorio que el discurso de los dirigentes universitarios y secundarios haya cambiado sustantivamente en el último tiempo: antes repudiaban y tomaban distancia de la intervención de los encapuchados; ahora, en cambio, un sector mayoritario respalda o se pliega sin cuestionamientos a ocupaciones violentas como las que han tenido lugar en la casa central de la Universidad de Chile o el Ministerio de Educación. Esa validación de métodos ilegítimos de protesta raya en la complicidad, porque además de dar justificación a quienes impulsan los actos violentos, crean un ambiente hostil  hacia la policía, que ve así dificultado actuar para evitar los desmanes y la comisión de delitos.





Esta radicalización del discurso y de las acciones de protesta hace cada vez más difícil el cumplimiento de la obligación que tienen las autoridades de preservar el orden público. Ello hace necesaria una labor de inteligencia que provea información que permita controlar los hechos violentos y un manejo eficiente de la fuerza pública, dentro del marco establecido por la Ley al efecto. Al mismo tiempo, esa radicalización hace indispensable que quienes tienen cargos directivos en las organizaciones estudiantiles, en el profesorado o en las propias universidades, y que comprenden el daño que hace al ejercicio del derecho de manifestarse pacíficamente, rechacen sin ambigüedades esas acciones y aíslen a quienes las impulsan.





Especial cuidado y prudencia deben asumir los candidatos Presidenciales y los líderes de los distintos sectores políticos, evitando caer en la tentación de dar justificación de cualquier naturaleza a estas protestas y con ello obtener réditos políticos. El debilitamiento en el imperio de la Ley y en el respeto a los derechos ajenos -realidad que lamentablemente ya es posible constatar- es un problema que debe preocupar particularmente a quienes aspiran a dirigir los destinos del país en un futuro período Presidencial.





Codelco merece más atención.





Codelco está en problemas. Siendo la principal empresa de Chile e importante fuente de financiamiento Fiscal, sorprende la poca atención que ella suscita entre los postulantes a La Moneda.





En los cuatro debates Presidenciales televisados de la campaña primaria ya pronta a concluir, el tema de Codelco ha brillado por su ausencia. Solo hubo en el último de ellos una oblicua referencia por parte del candidato DC, Claudio Orrego, sobre la conveniencia de que en la minera Estatal invirtieran las AFP -lo que exigiría previamente su apertura a Bolsa-, la cual inexplicablemente pasó inadvertida por el moderador y sus panelistas.





Sin embargo, Codelco está en problemas. Siendo la principal empresa de Chile e importante fuente de financiamiento Fiscal, sorprende la poca atención que ella suscita entre los postulantes a La Moneda.





Ahora que el llamado "superciclo" del cobre parece entrar en fase menguante, aflora con más claridad la pérdida de competitividad que ha sufrido durante los últimos 10 años. Como ocurre también con el resto de la industria, sus costos unitarios han subido sistemáticamente y se ubican en torno a los 2,80 dólares por libra. En dos de sus divisiones -Chuquicamata y El Salvador-, los costos son aún muy superiores y no logran cubrirse al precio actual del cobre. Mucho de ello refleja problemas fuera del alcance de la gestión de la empresa -como el alto costo de la energía y el descenso de la ley del mineral-, pero es sabido que en Codelco los costos generales y laborales son particularmente abultados. El trato de su personal propio, así como el de sus contratistas, contempla una variedad de bonificaciones y beneficios solo remotamente vinculados a la productividad laboral. El Directorio y la administración superior de la empresa -conformados por profesionales de gran nivel- están conscientes del problema y han avanzado en la racionalización de costos, pero requieren más apoyo de los líderes políticos y de la opinión pública.





En discusión está hoy el plan de inversiones de Codelco para los próximos años, que corresponde sea aprobado esta semana. La expansión proyectada en la producción y el mejoramiento de las instalaciones permitiría a la empresa acentuar el control de los costos y reconquistar la competitividad perdida. Pero son cerca de 5.000 millones de dólares de desembolsos anuales, a financiarse con cargo a la partida contable de la depreciación, a algún endeudamiento -cuyo costo en estos días ha subido- y a la retención de utilidades por unos 1.200 millones de dólares, solicitada al Ministerio de Hacienda. Es normal que un plan de inversiones tan contundente se financie parcialmente con reinversión de utilidades, para no tensar los índices de endeudamiento de la compañía, pero los recursos solicitados tienen valiosos usos alternativos. Si Codelco fuese una sociedad anónima abierta, el valor de sus acciones serviría de barómetro para juzgar si las decisiones de inversión y financiamiento son o no las adecuadas.





La actual institucionalidad de Codelco, aunque recientemente mejorada, no permite nada semejante, pues es una empresa cerrada y ciento por ciento controlada por un solo dueño, el Estado. La crucial decisión de dar luz verde al cuantioso plan de expansión de Codelco -y sacrificar recursos que en su total son comparables a los que la oposición pretende recaudar elevando el impuesto a las empresas- se discute a puertas cerradas, sin que la opinión pública interesada pueda conocer las expectativas, rentabilidades, sinergias y riesgos que involucra el plan. No se conoce, por ejemplo, si contempla metas exigibles de reducción de costos unitarios y qué consecuencia puede traer sobre la calificación de la deuda de la empresa y de Chile. Los accionistas de Codelco -esto es, todos los ciudadanos- deben exigir del Gobierno más información, y de sus líderes, más atención.





Ausencia de Ministro de Educación.





La ausencia de la titular de Educación durante los últimos días ha sido objeto de críticas, debido a que se registra en instantes en que el sector atraviesa por una delicada coyuntura a raíz de los 50 colegios que se encuentran en toma desde hace más de una semana y a la ocupación que se produjo el martes en la sede del Ministerio en Santiago.





El Ministro del Interior respaldó ayer a la personera, señalando que ella retornará pronto y está en el extranjero haciendo uso de un permiso administrativo, situación que, dijo, “le puede ocurrir a cualquier trabajador”. Aunque resulta obvio que a todo funcionario le asiste el derecho de tomar días de descanso legal y que, para hacerlo, debe contar con la autorización formal de su superior directo -en este caso el Presidente de la República-, dadas las actuales condiciones no parece adecuado que la Ministro no esté en pleno ejercicio de su cargo. Las protestas y movilizaciones que se desarrollan en estos días requieren de su atención urgente.





Desde que asumió su actual posición, la Secretaria de Estado ha evitado entrar de lleno a los problemas más sensibles de su cartera, perdiendo impulso las propuestas y estrategias que se estaban aplicando antes de la remoción de su predecesor. Esta opción prescindente, sin embargo, no ha impedido un agudo descenso en sus niveles de respaldo popular.





Los complejos asuntos que debe encarar el Ministerio demandan de quien lo dirige una presencia constante, más todavía en momentos en que se registran ocupaciones y tomas de establecimientos que requieren de una solución pronta para el retorno a clases de los estudiantes y la normal celebración de las primarias del próximo domingo.





Dilma Rousseff descarta el opio.





Casi desapercibidos han pasado hasta ahora los comentarios del Senador PS Camilo Escalona a propósito de la actual crisis brasileña y los pasos dados por la Presidente de ese país, Dilma Rousseff. El análisis del Parlamentario resulta trascendente, más que para entender la situación carioca, para iluminar el debate político chileno. Como se sabe, la Mandatario debió echar pie atrás en su planteamiento inicial de promover —previa convocatoria a plebiscito— la instalación de una Asamblea Constituyente como modo de reformar el sistema político de Brasil y dar un cauce al descontento expresado en las masivas movilizaciones de las últimas semanas. Tras la falta de consenso en torno a su idea —la que tampoco alcanzó mayor receptividad popular— y luego de las advertencias de juristas en cuanto a que esa fórmula se apartaba de la institucionalidad, Rousseff modificó su propuesta, retiró la idea de la constituyente y ahora sólo apunta a concordar un conjunto de cambios políticos, los que luego serían plebiscitados. A propósito de ello, Escalona ha valorado el carácter “institucional” de ese camino, junto con hacer notar cómo el giro de Dilma debe haber provocado “depresión” entre quienes pudieron haberse entusiasmado con el curso de los acontecimientos en Brasil y, especialmente, con el ahora desechado camino de la asamblea. Según el Parlamentario chileno, la opción de la Presidente aparece como la respuesta correcta ante un desafío que abarca a toda la región, cual es que “la izquierda latinoamericana no puede abdicar de su decidida opción por la Gobernabilidad de sus países”, lo que implica desechar aquellas fórmulas que pasan por hacer tabla rasa de la institucionalidad y partir de cero en la construcción de una nueva sociedad.





El que Escalona se involucre en esta discusión no sorprende: ya antes, y a propósito del debate interno chileno, él mismo había señalado que la idea de impulsar una asamblea constituyente era como “fumar opio”. Es cierto que el caso brasileño tiene características peculiares, que van desde un desempeño económico decepcionante y con alta inflación, hasta extendidos niveles de corrupción política. Pero también las protestas de estas semanas ofrecen elementos comunes con el movimiento social que estalló en Chile en 2011 y que desde entonces se ha vuelto un protagonista central de la vida pública. Aparte de su masividad, en ambos países se ha hecho notar además el papel jugado por la irrupción de las nuevas clases medias, que han mejorado notablemente sus condiciones de vida, pero enfrentan una permanente vulnerabilidad, al tiempo que anhelan una participación más plena en los beneficios del desarrollo; un fuerte cuestionamiento al funcionamiento del sistema político y a quienes lo dirigen, y hasta una coincidente demanda por la gratuidad de ciertos bienes (en un caso la educación; en el otro, el transporte público) cuyo acceso se pide elevar a la categoría de derechos sociales garantizados.





Para la oposición chilena, la forma de asumir la nueva realidad planteada por el movimiento social ha consumido buena parte de sus debates, superponiéndose con antiguas controversias sobre la obra de la Concertación y proyectándose en la discusión de los contenidos del programa de Gobierno de Michelle Bachelet. En ese contexto, el caso brasileño, país Gobernado por una izquierda moderna y encabezado por una figura femenina de altísima popularidad, ofrece sugerentes perspectivas de análisis. No es de extrañar que sean varios los que desde Chile siguen de modo atento su evolución, con un interés que por cierto va mucho más allá de lo meramente académico.





Trofeos de guerra.





Angela Merkel removió las turbias aguas de un largo y penoso litigio entre Rusia y Alemania sobre la devolución de las obras de arte germanas llevadas por el Ejército Rojo a Moscú durante la II Guerra Mundial. Para la Canciller, la colección Eberswalde -preciado conjunto de piezas arqueológicas de oro de la Edad de Bronce que se está exhibiendo por primera vez- es parte de la herencia cultural alemana, y debe estar en un museo de su país. Para Vladimir Putin, no es importante dónde se exhiban, pero sí que la gente las pueda ver.





Cientos de miles de piezas alemanas fueron celosamente guardadas en bodegas de los museos rusos tras la guerra, y son esporádicamente mostradas al público, a voluntad de Rusia. Millones de objetos fueron saqueados tanto por alemanes en su incursión al este (y en todos los territorios que ocuparon) como por rusos durante la contraofensiva que terminó en Berlín en 1945. Para los rusos, esos "trofeos" eran una forma de cobrarse por la destrucción de su patrimonio cultural en la guerra (saqueo de 400 museos, destrucción de dos mil iglesias y de 43 mil bibliotecas), y también una reparación dictaminada por ellos por los veinte millones de muertos rusos en el conflicto. Hasta hoy sostienen este argumento. Alemania, por su parte, invoca el derecho internacional para pedir la devolución de otras piezas invaluables, entre ellas el tesoro del Rey Príamo, de Troya.





La restitución o repatriación, según el caso, del patrimonio cultural y artístico es una polémica abierta y sin visos de pronta solución.





Los tratados de protección de patrimonio se remontan a las convenciones de La Haya de 1899 y 1907, que prohibieron por primera vez el "pillaje" y el "saqueo" durante un conflicto y disponían que deben protegerse "en la medida de lo posible" los edificios "destinados al culto y a las artes", lo que ningún beligerante respetó. Tras la II Guerra Mundial, en 1954, se firmó el primer acuerdo internacional sobre este tema, que obliga a las partes a proteger el patrimonio durante el conflicto. Obviamente, no tiene efecto retroactivo (como no lo tiene la Convención de Unesco de 1970, que obliga a tomar medidas contra la importación o exportación de obras robadas). Por tanto, entre Alemania y Rusia solo cabría el común acuerdo.





En 1990 se firmó un convenio ruso-germano en el que, entre otras medidas de "buena vecindad", se comprometían a devolverse mutuamente los trofeos de guerra: "obras de arte pérdidas o transferidas ilegalmente". Al poco tiempo, los rusos declararon que las obras de arte alemanas no estaban perdidas, sino guardadas en museos, y no habían sido "transferidas ilegalmente", sino llevadas a Rusia como medida de "seguridad mientras se definía su estatus". Una Ley posterior declaró el arte propiedad rusa permanente. Rusia reclama al menos 47 mil obras presuntamente "robadas" bajo el imperio de los ejércitos alemanes. Algunos expertos señalan que los 50 años de silencio de Moscú sobre el verdadero paradero de las obras lo incriminan, y que si las considera un pago de reparaciones de guerra, no debió firmar el "Protocolo de 1953", en el que la URSS reconoce no tener reclamos pecuniarios.





Algunos estiman más probable resolver esta discusión a nivel académico y de expertos, no entre políticos. Para Moscú fue más fácil, en los años 50 y 60, devolver, como gesto de "solidaridad proletaria", un millón y medio de objetos a la Alemania comunista -el altar de Pérgamo, por ejemplo- que hacerlo con las obras de arte confiscadas en territorio occidental. Con todo, cierto nivel de cooperación entre especialistas de ambos países ha llevado a la entrega de objetos a museos alemanes en algunos casos más bien aislados.





Los alemanes consideran imprescindible la devolución de la "propiedad cultural que tenga un significado fundamental desde el punto de vista de valores espirituales o patrimonio" (como los define Unesco), y no tanto otras menos asimilables a la identidad germana, como los cuadros impresionistas, por ejemplo. Y en tal sentido la exigencia de Merkel cobra alcance, pues la colección Eberswalde es considerada en Alemania como parte importante de su acervo cultural.





Un par de cartas para pensar.

 



Señor Director:





Tomas.





Propongo que el Ejecutivo o algún Parlamentario presente un proyecto de Ley que establezca que será obligatorio el cumplimiento de las Leyes.



Eustaquio Martínez M., Abogado.





Señor Director:





Protestas.





En las circunstancias políticas actuales, es necesario, indispensable, que las autoridades aclaren, sin más demora, lo que entienden como protestas. El Presidente ha declarado reiteradamente que el derecho a protestar es legítimo. El Ministro del Interior, responsable del orden público, dice lo mismo. Pero es evidente que la violencia en que degeneran las protestas no es legítima. El derecho de reunión no contempla la violencia social que se vive en Chile. A pesar de que el Ministro diga lo contrario o se haga el leso, y sea profesor de Derecho Constitucional.





Estas manifestaciones eran habituales antes y durante el Gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el Dr. Allende, quien sin embargo nunca las legitimó como se hace hoy y desde el Gobierno, lo que es una burla al concepto de orden público.





El Gobierno debe terminar con esta lesera hipócrita de que la violencia viene de encapuchados desconocidos a los que la policía no puede identificar ni detener. La demagogia política debe tener un límite. Basta.





Manuel Blanco Vidal.





Señor Director:





Movilizaciones y respeto a la Ley.





Por estos días hemos visto a algunos políticos manifestarse preocupados ante la posibilidad que el Gobierno haga cumplir la Ley desalojando los establecimientos designados para las primarias del domingo. Temen  la  violencia  que  estos   actos   producirían,  e incluso  una  ex  Presidente  -que  pretende “repetirse el plato”- ha manifestado en forma irresponsable la posibilidad de “un baño de sangre”.





Ayer vimos a algunos voceros estudiantiles llamar, en un acto de prepotencia y soberbia inaceptables, a radicalizar las movilizaciones. No es el camino para lograr un país más justo y menos desigual, que es en lo que la gran mayoría estamos de acuerdo.





 Sería bueno enseñarles a estos estudiantes que sus legítimos derechos llegan hasta el punto que afectan los derechos de los demás. También recordárselo a este grupo de políticos que, al parecer, ya olvidaron la tragedia a que nos llevó la intolerancia e intransigencia de la década de los 70. Sumándome a la mayoría silenciosa de nuestro país, animo al Gobierno a hacer cumplir la Ley.





Mauricio Navarro Egaña.  





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Letra Marcha: Soldados del 73

Letra Marcha Soldados del 73

Autor: Rosabella Liniers
Compositor Gianfranco



Son hermanos los Infantes,
todas las armas y soldados del ayer
Carabineros, Marinos y Aviadores
Combatientes del 73.

Un sólo cuerpo, un sólo corazón,
noble misión, proteger a la Nación,
la frente en alto saliendo del cuartel,
los soldados del 73.

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

En el recuento se hace el silencio,
por los heridos, los caídos que no están,
lo lamento mi Capitán,
mi Sargento no le puede contestar.

La Patria es libre, llegó la paz,
en el desierto, el cielo, azul el mar,
ya nuestros hombres cantan victoria
Combatientes del 73

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

Piñera anuncia propuesta de reformas educacional y tributaria, gentileza EMOL

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