La
Presidencial no está perdida,
por
Axel Buchheister.
La irrupción de Pablo Longueira trajo un nuevo aire a la
centroderecha y fue bien recibida en el sector: se opina que con él hay mejores
posibilidades en la Parlamentaria, porque en la Presidencial no habría ninguna.
Derechito a la profecía autocumplida.
Sería absurdo negar que Michelle Bachelet
tiene hoy la “pole position” con holgura, pero lo es igualmente pretender que
la carrera ya está corrida. Los antecedentes muestran que las cosas pueden
cambiar.
En primer lugar, porque en la Alianza las
cosas se han ordenado, precisa y paradójicamente, por haberse barajado el
naipe. Se podrá opinar sobre la forma cómo se bajó a Golborne, pero lo cierto
es que hoy nadie duda que los contendientes son los que están en la cancha y
que prometen una justa atractiva. De hecho, todo el proceso hizo que ambos
estuvieran en la cima de la noticia y que sigan estando ahí, y si no ha sido
por las mejores razones, en política lo primero que importa es que hablen de a
uno; no hay nada peor que no aparecer, que era lo que estaba sucediendo hasta
la víspera. Andrés Allamand hizo un aporte con el lanzamiento de su video, que
se apoderó del comentario de muchos, aunque sólo fuera por ser liviano y
novedoso.
Al mismo tiempo, en la Concertación los
sucesos no son tan prometedores y sólo han provocado inconvenientes a su
candidata, que ya no goza de la cómoda posición costo cero de estar alejada de
la contingencia. La pelotera por los cupos Parlamentarios es mayor y demuestra
que es pura imagen eso que son los que representan al sentir ciudadano y darían
todo por la gente, puesto que la realidad es que primero están las parcelas de
poder. Ni hablar de los líos con la DC y el PC, o de los personajes que quieren
hacer las cosas incluso por “por las malas”.
Así, les fracasaron las primarias y cunden las
exigencias de blindaje. En la Alianza hay dos partidos, y como los cupos son
dos también, uno para cada uno, no se requieren definiciones a nivel de pacto;
más aún, en algunos lugares faltan candidatos. RN hará una primaria para
definir cupos internos y la UDI se ordenará, como siempre. En cambio, en la
Concertación hay más cuerdas que trompos: entonces es necesario definir y las
primarias eran el camino natural, si la política verdaderamente cambió. Pero no
hubo caso de un acuerdo, lo que al cabo mancha a Bachelet. Tanto, que exigió al
PPD y al PS (la DC y radicales en teoría tienen otro candidato) que al menos
hicieran primarias “caseras”, que tienen dos problemas: no son vinculantes -un
partido que pierda, molesto puede descolgarse- y no dan acceso a financiamiento
público, algo que consumirá recursos propios que después harán falta. ¿Le harán
caso? La pelea es tan fuerte que puede haber meros gestos, que no sean reales,
lo que mellaría su liderazgo.
Pero el gran desafío que enfrenta Michelle
Bachelet es mantenerse donde está y no es fácil lograrlo durante seis meses.
Cuando las expectativas son tan altas, sólo se puede bajar y ya hay indicios:
se dice que según las propias encuestas ha bajado desde que volvió, lo que en
verdad era normal y predecible, pero otra cosa es cómo se perciba. En suma, la
oportunidad de ganar está y lo que conspira en su contra son los pesimistas.
Hacia
adónde apuntan los tiros de Velasco,
por Pilar Vergara.
"La papeleta de Noviembre seguramente va
a producir una gran frustración en el mundo de nuestros partidarios, que no
sentirán ninguna identidad ahí", anticipan desde ya, en el círculo íntimo
de la candidatura de Andrés Velasco.
Me acerqué a algunos de los más selectos
consejeros, activistas y financistas del ex Ministro Presidenciable, para
indagar hacia adónde están apostando hoy, después de los teatrales
acontecimientos que cambiaron caras, ritmos y ánimos en la carrera
presidencial.
"Nuestro proyecto político tiene varios
capítulos y se está escribiendo recién el primero", señalan, cautos, para
luego explicar en qué consistió la irrupción en escena de Velasco en las horas
de más tensión, advirtiendo que entraba en un proceso de reflexión para decidir
si seguía corriendo en las primarias de la Concertación, o si se lanzaba de un
viaje a la primera vuelta electoral.
"La reflexión fue en serio; conversó
largo con cada uno de los miembros del comando, porque es un hombre que
pregunta y escucha".
Pero para decir las cosas por su nombre, lo
que también hubo fue discusión, y fuerte, entre los que apoyaban una posición y
la otra. Me dicen que los que estaban por la primera vuelta hasta tenían
resueltos los problemas legales que involucraba la decisión. "De que se
podía, se podía", sostienen.
También me cuentan que esta tensión, aunque
por primera vez salió a la luz, no es nueva. "Ha recorrido esta
candidatura desde el primer momento, no es de ahora. Muchos se han preguntado
desde siempre por qué se mantiene Andrés en esas primarias donde es tan
distinto a los otros tres candidatos".
La semana pasada, sin embargo, las situaciones
se daban como para que la encrucijada atravesara también hacia la vereda de la
Alianza, al quedar Andrés Velasco como el único candidato independiente de toda
la competencia. La discusión dejó heridos, me aseguran, pero al final todos se
disciplinaron.
AL ESCUCHAR A LOS VELASQUISTAS analizar los
últimos sucesos, se siente como si estuvieran confirmando el cumplimiento de
sus propias profecías.
"Lo que antes se insinuaba que podía
venir, hoy está ocurriendo en serio: un cuadro explosivo en el sistema
político. Es una situación bien inédita, que se aceleró en los últimos días y
que se puede seguir acelerando", vaticinan.
Lo que diagnosticaron y siguen diagnosticando
es que los dos grandes bloques políticos se están desarmando, "mucho más
la Concertación que la Alianza". Lo que partió siendo un fenómeno de
díscolos, hoy son grandes fracturas. A lo que hay que sumar -de acuerdo a su
análisis- los movimientos sociales, que prefieren llamar "demandas
sociales" o "nueva demanda", y que comienzan a interactuar con
el sistema político tensionándolo a más no poder.
Cuando se pensó en tirar el mantel de las
primarias de la Concertación fue porque se estaba confirmando lo que el propio
candidato ha venido denunciando, afirman: que en las cúpulas partidistas prima
la fórmula de "el que tiene, mantiene"; prima lo que ha llamado malas
prácticas de la política, "y se notó que estaban todos tratando de
arreglarse".
Al final, la decisión consensuada del comando
-"sin renuncias, como pasó en el círculo de Bachelet"- fue quedarse
donde tienen su partida de nacimiento: la Concertación. Ahí estará su pelea...
al menos por esta etapa.
"Si bien la ubicación de la candidatura
Velasco está en la frontera, en el borde de la Concertación, para él es
importante estar en el referente de centro-izquierda".
Los estudios perfilan a los votantes del ex Ministro
de Hacienda como "adulto joven con alto nivel cultural"; al mismo
tiempo, en el comando identifican cuatro corrientes desde donde vienen:
Los más, son los que tienen ethos
concertacionista, los orgullosos de la obra que se hizo, pero no comulgan con
la oposición actual izquierdizada.
El segundo mundo velasquista son ex
democratacristianos que llegaron al diagnóstico definitivo de que la DC no
representa el centro político, y que el proceso del partido es sin recuperación
de rumbo.
A estas dos vertientes se suman los
movimientos que enarbolan demandas liberales.
Y está la inestimable adhesión -"aunque
no llegue a apoyo", afirman- de mucha gente del mundo empresarial y
económico que ve la necesidad de que se constituya un centro político
"desde el momento en que la derecha no parece ser capaz de generar una
mayoría estable para enfrentar las crisis y los cambios que hay que
hacer".
Los últimos sucesos les han hecho ganar
adherentes, comentan contentos. "Una tajadita de radicales, muchos
abogados, socialistas y decés de partido, gente del mundo de las
comunicaciones...".
Eso que me dicen, la verdad es que se siente
en el ambiente.
"Nuestro adherente es muy especial,
porque es individualizado, las personas se van convenciendo una por una, no en
un efecto manada". En todo caso, los que trabajan junto al candidato son
-sostienen- nada menos que unos 400, en distintos programas y proyectos.
La cautela para hacer pronósticos, en todo
caso, es máxima. Dan por descontado que la indiferencia y des-entusiasmo será
la tónica de esta elección. Y aunque las encuestas últimas los tienen en
segundo lugar -detrás lejos de Bachelet- pero más arriba que el DC Orrego,
tampoco dan eso por definitivo.
"Con una mano en el corazón, si logramos
ser la segunda fuerza, las banderas políticas que se proyectan en Velasco
tienen mucha proyección".
La mirada más allá del 30 de junio apuesta
-según "casi" todos con los que conversé- a una larga vida por
delante dada por la crisis política que están convencidos que existe, y que no
augura nada bueno para cualquiera sea el próximo Gobierno, por un equipo humano
tremendamente cohesionado y con características "quijotescas", y por
un candidato al que ven "corajudo", convencido.
"Miremos como son las cosas: si no
existiera Bachelet, ¿qué pasaría en la oposición? La candidata es un elemento
aglutinante en base a vacíos políticos y a un fenómeno de liderazgo. Si no
fuera por esos dos elementos, los partidos habrían arrasado con ella y le
habría pasado lo mismo que a Golborne. ¿Y quiénes son los Allamand y los
Longueira de la Concertación?, sigue el análisis. Son Escalona, Girardi,
Pizarro...".
Si algo demuestra ese challenge , es el
fracaso de todo el contingente liberal, el más socialdemócrata, el más de
centro de la Concertación, de la tecnocracia, concluyen. Eso que representó el
gobierno de Lagos y que no se supo heredar.
Descartada ven, "por inviable", la
posibilidad de integrar un eventual Gobierno si es que ganara la oposición con
Michelle Bachelet.
Aclaro que esa es la "foto" que se
toman hoy.
Lo suyo -hacia adelante, entonces- sería
tomarse espacios e influir en una realidad en la que ven politización extrema y
mucha locura en el aire.
Así califican a las propuestas que hemos visto
últimamente encenderse, como la asamblea constituyente -"que significa
romper con las instituciones"-, la de una reforma tributaria maximalista,
la educación gratuita, entre otras más.
Es decir, la demanda de la calle que a los
partidos políticos -"a todos"- provoca temor, y que dentro de poco se
va a encontrar con un escenario económico muy distinto, sin la bonanza de los
precios del cobre".
Convencidos de que no toda la Concertación
comparte esas propuestas extremas con que están rodeando y presionando a
Michelle Bachelet, es que están seguros en tener su lugar en la política.
"Alguien tiene que decir que hay que terminar con esa caza de brujas que
quiere arrasar con aefepés y farmacias; convertirlo todo en estatal, impedir
hasta que los bancos cobren. El país está en una demanda estatista, es cierto,
pero hay que saberlo interpretar, porque también quiere estabilidad. Eso no se
resuelve tomando pedidos, sino con una capacidad de liderazgo nueva".
Más lejos en la apuesta, ¿ven a Velasco
peleando una opción el 2018?
"Andrés ya no va a ser más solamente el
economista que fue; ya es un político", aseguran junto con compararlo con
Boeninger "por su forma grupal, más que personal, de enfrentar los
desafíos".
Y si es así, ¿cómo piensan combatir los ripios
que persiguen al candidato en sus presentaciones públicas en que se muestra más
soberbio que empático? Admiten que es así, pero que rectificar estilos es parte
del tránsito del académico al político.
¿Por
qué maltratan a la DC?,
por Joaquín García Huidobro.
No exagera Ignacio Walker cuando se queja de
maltrato. No se trata solo de que Ella esté apoyando a los Parlamentarios de
izquierda, y aproveche el mes y medio que le queda antes de tener que poner su
cara en carteles de moros y cristianos. La insatisfacción DC viene de mucho
antes, porque su papel es muy diferente de los años triunfales del comienzo de
la Concertación.
Es un maltrato que se expresa de mil maneras,
desde la simple prescindencia en decisiones importantes hasta el coqueteo de la
izquierda con el PC. La DC alemana, madre de todas las DC, ya ha manifestado su
molestia. Walker y Orrego hacen lo que pueden para tranquilizar a la Sra.
Merkel, sin mucha fortuna.
Parece raro ese maltrato. La Concertación es
tal (y no solo una UP renovada), gracias a la DC. Ella le proporciona el
apetecido centro político, y pone una dosis de sensatez cuando alguien se pasa
de la raya, como cuando algunos quieren suprimir la educación particular
subvencionada. En cualquier país del mundo, un partido así sería coqueteado por
todos y lo tratarían con guante blanco. No es así entre nosotros.
¿Cómo explicar esa anomalía de la izquierda
chilena, que (salvo socialistas como Escalona) menosprecia a un aliado tan
valioso?
La razón es sencilla. La izquierda sabe que en
la estructura psicológica de la DC hay un trauma de infancia, que la ha marcado
por más de medio siglo. La DC nació de la derecha y tiene mucho en común con
ella, pero fue un nacimiento doloroso, que tuvo la forma de un rechazo. La
Falange se rebeló contra el lado malo de la derecha, el clasismo, la arrogancia
e insensibilidad de muchos en el Partido Conservador, y le resulta muy difícil
olvidarlo. Además, aunque derecha y DC coincidieron en la necesidad de poner
fin al Gobierno de Allende, la actitud de una y otra frente al régimen militar
fue muy diferente.
De esta forma, a la DC le cuesta imaginarse en
una alianza con la derecha. Sólo aceptó esa colaboración durante una situación
de grave emergencia, como fue la destrucción de la convivencia política durante
la Unidad Popular.
¿Cabe tender puentes entre la DC y la
centroderecha? No es un imposible. Ante la catástrofe del terremoto de 2010,
Ignacio Walker propuso diversas medidas de unidad nacional. Pero la Alianza
estaba embriagada con su triunfo y absorbida por las tareas de la
reconstrucción. El llamado fue desoído y pasó la oportunidad. Si la derecha
quiere acercarse a la DC, debe estar dispuesta a cambiar en muchas cosas,
partiendo por la ilusión de algunos, compartida con cierta izquierda, de
borrarla para crecer a su costa. La DC tiene cuadros políticos y técnicos
competentes, y es necesaria para el país.
El binominal, que en otro tiempo favoreció a
los democratacristianos, les impide llevar una lista propia y les exige
permanecer en una Concertación que se les está poniendo muy incómoda. Muchos
líderes del partido pueden decir hoy, como Reutemann, "he visto cosas que
no me gustaron", pero se sienten atrapados. Saben que no pocos de sus
adherentes apoyaron a Lavín en 2000 y fueron los responsables del triunfo de
Sebastián Piñera en 2010. Ven con preocupación el vaciamiento electoral y
afectivo de sus bases, pero se sienten impotentes. Si al posible deterioro
político se suma su vaciamiento ideológico, el panorama futuro dista de ser
halagüeño.
Aunque algunos DC están contentos, otros
sienten que el aire concertacionista a veces se pone muy espeso. Para colmo,
como llevan una precandidatura simbólica, no pueden negociar todavía con una
Bachelet que, por falta de contrapeso, se inclinó hacia la izquierda. El 1 de
julio, cuando lleguen a la mesa, los otros comensales se habrán comido hasta el
postre. Y ellos se encontrarán con un invitado glotón y molestoso, el PC, del
que no podrán zafarse. Otros se habrán banqueteado y la DC tendrá que pagar la
cuenta, en este caso la pérdida de electores y de identidad doctrinal.
Ningún partido es inmortal, ni siquiera la
Democracia Cristiana. Pero no es bueno para Chile que ella empiece a recorrer
el camino, quizá largo, que termina en el cementerio donde están los
monttvaristas, los conservadores y liberales de antaño, los agrario-laboristas
y tantos otros que un día florecieron y hoy solo se recuerdan en los libros de
historia.
Es difícil saber si alguna vez la DC hará una
alianza con la centroderecha. Pero mientras sus socios concertacionistas sepan
que es imposible, ella no podrá ser el árbitro de la política chilena, y
tampoco deberá extrañarse si sigue siendo maltratada.
¡Hay
que subir el precio!,
por Moisés Naím.
La cruel indiferencia de
Brasil ante los ataques a las libertades en Venezuela es notable.
El precio que pagan los Gobiernos que violan
reglas básicas de la democracia ha venido cayendo. Ahora está demasiado barato
y es urgente subirlo. Tiene que haber más riesgos y más costos para quienes
atentan contra la libertad.
Lo sorprendente es que, al tiempo que la
impunidad de los autócratas parece reinar, todavía hay Gobiernos disfrazados de
demócratas que temen que el mundo descubra lo que realmente ocurre entre
bastidores. Hay regímenes autoritarios que hacen sorprendentes esfuerzos para
mantener la reputación, la ‘marca’, de la democracia. ¿Por qué Vladimir Putin,
por ejemplo, monta un tinglado tan complicado de elecciones, rotación de cargos
con Dimitri Medvédev y todo tipo de gestos para parecer un dirigente
democrático? Lo mismo ocurre en muchos otros países. De Marruecos a Argentina,
de Irán a Ecuador y de Angola a Venezuela, muchos Gobiernos se han vuelto
diestros prestidigitadores políticos, que con una mano distraen al mundo con
elecciones y otros rituales democráticos, mientras que con la otra hacen todo
tipo de trampas para concentrar poder, reprimir a los opositores y silenciar a
sus críticos.
La buena noticia es que existe la oportunidad
de presionar a los dirigentes pseudodemocráticos que socavan las libertades en
sus países; esa oportunidad está ahí para los Gobiernos y líderes de otras
naciones que la quieran aprovechar. La mala noticia es que últimamente muy
pocos lo hacen.
Uno de los ejemplos más ilustrativos de esto
es lo que ocurre en América Latina. Durante las cruentas dictaduras que
sufrieron muchos países latinoamericanos en los años setenta y ochenta,
Venezuela era la democracia que acogía y protegía a los líderes perseguidos por
los regímenes militares. Hoy, muchos de estos antiguos refugiados están de
regreso en sus países y ocupan altos cargos en el Gobierno, el Parlamento o los
partidos políticos. Su silencio ante lo que sucede en Venezuela es
ensordecedor.
La cruel indiferencia de Brasil es quizás la
más notable. No se trata de que este país intervenga arbitrariamente en los
asuntos internos de los vecinos. Se trata de que de vez en cuando… diga algo,
de que su política internacional refleje los valores de una de las democracias
más grandes y vibrantes del planeta.
Los demócratas del mundo, pero especialmente
los de América Latina, observaron con sorpresa y tristeza el estruendoso
silencio que mantuvo Lula da Silva durante sus ocho años como Presidente frente
a las claras violaciones de derechos humanos en Cuba, o frente a las más
enmascaradas violaciones de la democracia que perpetraron Hugo Chávez en
Venezuela, Rafael Correa en Ecuador o Daniel Ortega en Nicaragua. Ni una sola
palabra. Nunca una observación crítica…
La esperanza es que Dilma Rousseff sea
diferente. Pero hasta ahora no lo ha sido. Brasil reconoció inmediatamente a
Nicolás Maduro como Presidente, aun sabiendo que había razones para dudar de su
triunfo. Esas mismas dudas hicieron que el propio Brasil estuviese entre los
países que días después presionaron a Venezuela para que se auditaran los
votos.
Maduro aceptó un nuevo recuento. Pero las
autoridades electorales lo están haciendo de una manera sospechosamente
inadecuada. Un Gobierno seguro de haber ganado no debe tener miedo de contar
los votos abierta y rigurosamente. Y un Gobierno democrático no debe impedir
que los Diputados de la oposición hablen en la Asamblea Nacional. Y menos
tolerar que los propios Legisladores oficialistas los acallen dándoles en plena
Asamblea una paliza que los mandó al hospital. Por favor, díganos, Presidente
Dilma Rousseff: ¿qué piensa usted de todo esto?
Receso
electoral en la Cámara.
El acuerdo de la Cámara de Diputados de no sesionar en
las semanas previas a la elección Parlamentaria de noviembre próximo, con el
propósito de facilitar la presencia de los Diputados en sus campañas Distritales,
significa el incumplimiento de sus deberes básicos como Legisladores y debería
ser revocado prontamente.
Esta medida fue justificada por el actual Presidente
de la corporación como el “sinceramiento” de la situación, frente a la ausencia
de Parlamentarios que se podría producir en esas fechas debido a la competencia
electoral -incluso ya se estarían generando dificultades para constituir las
sesiones-. No corresponde sincerar el incumplimiento de los deberes, sino
procurar medidas para que ellos sean cumplidos, tales como sanciones a quienes
con su ausencia impiden el normal desenvolvimiento del trabajo Legislativo
-particularmente importante en esas fechas en que se tramita el presupuesto
nacional-, a menos que ella esté debidamente justificada.
Se ha planteado que el receso sería compensado
con sesiones realizadas los lunes de agosto y septiembre, pero tal compensación
no es efectiva, porque se supone que siempre los Parlamentarios están
cumpliendo funciones esos días lunes, laboralmente hábiles para todos los chilenos.
No resulta justificable la ausencia por el
hecho de que deban participar en la campaña electoral, ni aunque se hiciera sin
goce de sueldo, porque en realidad los incumbentes tienen todo el período de
cuatro años para demostrar a los electores su desempeño. Esta es una ventaja
frente a los demás candidatos, que se ve, además, acrecentada por el hecho de
contar con presupuesto Estatal para su gestión Distrital y por las fuertes
limitaciones que se han introducido a la competencia, por ejemplo en el corto
período de duración de las campañas y en el límite al gasto durante ellas.
La
semana política.
No cabe perder de vista los bienes públicos
asociados a la existencia de partidos políticos sólidos. La experiencia
comparada en el continente muestra los costos que asumen las democracias cuando
ellos se derrumban o debilitan. Un auténtico liderazgo político encauza el
pulso ciudadano. No se entrega al ánimo cambiante de la calle ni se atemoriza
ante el vocerío de los extremos.
Mejor nivel y mejores prácticas.
El aumento del padrón electoral -que es el
universo de personas al que deben llegar los candidatos al Congreso y a la
Presidencia con sus respectivas propuestas y mensajes- trajo consigo un
considerable incremento del monto que legalmente pueden gastar esas
candidaturas en su campaña. Eso es lógico, ya que la inscripción automática
elevó de casi 8 a más de 13 millones el potencial de electores a entusiasmar
para que concurran a votar apoyando sus respectivas opciones, y el monto
autorizado legalmente para gastar en esa tarea se fija en función del número de
posibles votantes.
No obstante, en el actual ambiente de
escepticismo y desvalorización de la política, y en especial de los partidos,
incluso un hecho mecánico como ese aumento de autorización de gasto -pese a que
no envuelve financiamiento público directo- se presta para críticas y
suspicacias. En efecto, el reembolso de gastos que hará posteriormente el
Estado a los candidatos será en razón del número de votos efectivamente
obtenidos por cada aspirante. De ahí que una disminución abrupta de los
votantes, como sucedió en la última elección Municipal, haya golpeado las arcas
de los partidos políticos, pues disminuyó el reembolso de gastos.
No cabe perder de vista los bienes públicos
asociados a la existencia de partidos políticos sólidos. La experiencia
comparada en el continente muestra los costos que asumen las democracias cuando
ellos se derrumban o debilitan. Lejos de menospreciar su labor, Chile debe
buscar manera de mejorar su nivel y su regulación, y establecer incentivos y
contrapesos adecuados, sin descartar un apoyo de financiamiento público que
favorezca las mejores prácticas en su funcionamiento.
Propias responsabilidades.
A ese clima de descrédito han contribuido
diversos factores, partiendo por el propio comportamiento de muchos
protagonistas del quehacer político. El espectáculo de las fallidas primarias Parlamentarias
fue solo el más reciente de esos episodios, al igual que la inclusión por la
Alianza en la mesa de la Cámara de un Diputado con una fuerte multa Fiscal
impaga. Pero, además, los movimientos sociales y su entorno intelectual sostienen
un deliberado discurso demoledor de los actores públicos. Cualquier gremio
sindical poderoso, académico polemista o agrupación estudiantil con visibilidad
pública desacredita con soltura a los personeros del Ejecutivo o del
Legislativo. Esa posibilidad es intrínseca de la vida en democracia y de la
libertad de expresión, pero la vulnerabilidad y debilidad que se observan en
muchos Parlamentarios frente a esa crítica de apariencia "ciudadana",
lejos de ayudar a contener ese fenómeno, contribuyen a retroalimentarlo.
Por otra parte, algunos Congresistas no
parecen advertir el daño que causan al prestigio de su propia labor con algunas
de sus conductas. La polémica destitución del Ministro Beyer, en contra de la
opinión transversal de los principales expertos, ex Ministros y sectores
vinculados a la educación, pero demandada por los dirigentes estudiantiles, fue
una señal gravemente preocupante en ese sentido.
Y otro tanto ha ocurrido con el bloqueo
opositor a la designación del Magistrado Juan Manuel Muñoz para la Corte
Suprema, fundamentalmente en razón de sus fallos en la causa judicial que
investiga la muerte del ex Presidente Frei Montalva. Esa lesión a la libertad e
independencia del Poder Judicial ha suscitado amplio rechazo en la comunidad
jurídica, incluyendo prácticamente a todo el arco de sensibilidades que, con
profesionales de reconocido y sólido prestigio, compiten a dirigir el colegio
de esa orden.
Un auténtico liderazgo político encauza el
pulso ciudadano y procura persuadir a los votantes de los beneficios de sus
planteamientos. No se entrega al ánimo cambiante de la calle ni a consignas
vacuas, ni se atemoriza e inhibe ante el vocerío de los extremos, ni mucho
menos se suma a vetos personales que favorecen la crispación de nuestra vida
pública.
Posibilidades y límites de la empatía.
Algo de eso podría estar incidiendo en el muy
inicial debilitamiento que parece haber experimentado la candidatura de
Michelle Bachelet, cuyas definiciones gruesas -orientadas a acoger el reclamo
de la calle, pero sin mayores precisiones- comienzan a despertar reservas,
tanto de quienes deberían sentirse acogidos, pero que expresan dudas sobre la
profundidad de sus convicciones, como de quienes observan su conducta y se
interrogan acerca de los límites que está dispuesta a poner la precandidata en
la eventual conducción de un futuro Gobierno.
Las críticas cada vez más abiertas de Parlamentarios
concertacionistas hacia las dificultades que presenta la coordinación con el
comando de Bachelet dan cuenta de la ausencia de esa clase de liderazgo. La
distancia que marca la candidata con los partidos, haciéndose eco de su escasa
valoración ciudadana, no contribuye a la revalorización de la política. Y el
escaso ascendiente sobre ellos tampoco favorece su imagen ni sus atributos de autoridad.
En las últimas encuestas publicadas, Bachelet,
sin perder su considerable actual ventaja, ha visto disminuir su apoyo, y eso
mueve a reflexionar sobre el curso de su campaña.
Expectativas
para el 21 de mayo (y después).
Este será el último discurso de 21 de mayo del
Gobierno de Sebastián Piñera y hay expectativas por saber cuál será el sello
que querrá dar a sus meses finales de gobierno. Ya empiezan las especulaciones
sobre el tono que tendrá su intervención ese día y su impacto en la carrera
presidencial.
Históricamente el discurso del 21 de mayo era
una instancia de cuenta pública a la Nación (que con ciertos cambios se realiza
desde hace casi un siglo), donde el Gobierno informaba de lo realizado y los
avances de su gestión, pero poco a poco se empezó a prestar para hacer anuncios
futuros. Así, el discurso se ha transformado en una plataforma de agenda
política para el año entrante. Sólo como ejemplo, cabe recordar las más de 200
promesas que realizó el actual Presidente en su intervención de 2010.
Este año, por ser el último de la actual
administración, los anuncios seguramente serán menos y se resaltarán los logros
del Gobierno en empleo, reconstrucción, listas de espera en salud y otros. La
gran pregunta de trasfondo, sin embargo, es qué pasará con los proyectos del
Ejecutivo que están en el Congreso y si serán aprobados antes de que termine el
período. Es que algunos de los temas pendientes son claves. Por ejemplo, varios
eléctricos de alta importancia (carretera y concesiones incluidos) y seis
iniciativas relevantes en educación: desde la Superintendencia hasta la
subvención escolar para la clase media. También, más de una decena de proyectos
de la Agenda de Impulso Competitivo, aparte de temas como el acuerdo de vida en
pareja, que fueron emblemáticos en la campaña 2009-10.
¿Qué tanto se podrá avanzar en lo que resta?
Hay
incertidumbre, por tratarse 2013 de un año electoral, con primarias y
elecciones que mantendrán al Congreso con parte de su atención en las campañas.
Quienes han estado en las discusiones Parlamentarias aseguran que hay, sin
embargo, algunos proyectos que van avanzando pese a lo crispado del clima.
Con ese antecedente, cabe revisar lo que
podría tener éxito.
En
energía. Si bien hay consenso en
que en materia eléctrica estamos en una situación crítica por el alto número de
proyectos de inversión paralizados y la creciente demanda que se vislumbra en
los años que vienen, la agenda no fluye ni a nivel administrativo ni Legislativo.
De los proyectos trascendentes, al parecer sólo el de Concesiones Eléctricas
vería la luz. Este busca facilitar y acelerar los permisos para instalar líneas
de transmisión que hoy se ven trabadas. Para sacarlo adelante está funcionando
una mesa técnica transversal que busca llegar a las votaciones con consensos.
La partida de Pablo Longueira a la carrera Presidencial aparece como un factor
adicional de inquietud en esta área: como miembro del Gabinete, estaba jugando
un rol decisivo en negociar y agilizar el despacho de las iniciativas en este
ámbito.
En
economía. Dos proyectos del área económica se ven
avanzados, pero están en veredas opuestas en cuanto a su calidad como políticas
públicas. El de Tasa Máxima Convencional ha sido modificado para reducir el
impacto en los créditos pequeños, pero aún en su forma actual supone una
amenaza para la bancarización de los sectores menos favorecidos. Es de esperar
que en su última fase de aprobación se considere moderar el impacto en los
deudores más riesgosos. Por el contrario, el proyecto de Ley de Quiebras es un
impulso al emprendimiento, pues permitirá a los emprendedores salir más rápido
de una situación de default , para recomenzar.
En educación. Hay una amplia batería de proyectos estancados en el Congreso y que
serían aportes para mejorar la calidad de la enseñanza, pero se han visto
entrampados en la polémica con el movimiento estudiantil bajo la consigna de la
gratuidad. Entre los que aparecen hoy más probables de aprobarse está la
Superintendencia de Educación Superior. Aún hay debate pendiente sobre qué
efectivamente podrá ésta regular y qué información es la relevante para
fiscalizar entidades tan complejas como las universidades, pero se ve voluntad
de ambos bloques para crear una institución supervisora de este tipo.
Hay otros dos cuyo trámite se avizora expedito:
autorización de funcionamiento de jardines infantiles y la subvención para la
clase media. El primero apunta a que el Estado entregue un permiso a los
jardines infantiles privados que hoy no están bajo la supervisión de la Junji.
El segundo beneficiará con una subvención adicional a más de un millón de
alumnos de clase media: todos aquellos que pertenezcan hasta el tercer quintil
de la población y no reciban el beneficio de la Ley de Subvención Escolar
Preferencial (SEP).
Pragmatismo y convicciones. Hay presión en los últimos años de Gobierno
para mostrar logros Legislativos ante la población, pero el impacto que éstos
tendrán no debe regirse por la sola suma de aprobaciones. Deben ser proyectos
bien pulidos y relevantes. Un ejemplo que no se debiera replicar es el de la
tramitación del salario mínimo este año. El Gobierno ha postergado una y otra
vez el envío de la prometida iniciativa para establecer una nueva
institucionalidad en esta materia (un consejo consultivo técnico y transversal
que proponga una cifra al Congreso); sin embargo, optó por anunciar en cadena
nacional, junto al «bono marzo», el adelantamiento del tradicional reajuste. Su
primera propuesta fue rechazada y el veto posterior también, en un bochornoso
incidente donde Parlamentarios de la Alianza no entraron a votar a la sala.
Este último año es de esperar que, pese a los
cálculos electorales, el inmediatismo no se imponga ni impida una mirada de
mediano plazo, de modo de lograr un período Legislativo fructífero.
Controversia
en la industria bancaria.
Tres eventos han removido a la industria
bancaria durante las últimas semanas: el fallo de la Corte Suprema contra
Cencosud, el acuerdo a que llegó BancoEstado con el Sernac y la modificación de
las normas de la Superintendencia de Bancos (SBIF) para adecuarlas, según se
afirma, a la Ley de Protección del Consumidor. La preocupación del gremio se ha
manifestado tanto en sus declaraciones públicas como en sendas reuniones con el
Director del Sernac y el Superintendente de bancos, con el fin de precisar los
alcances del nuevo escenario regulatorio.
En lo sustancial, las situaciones mencionadas
plantean dos problemas distintos. En los casos de Cencosud y BancoEstado, se
trata del incremento unilateral de las comisiones que se cobran a los clientes
de determinados productos bancarios. Por su parte, las modificaciones a la
Recopilación Actualizada de Normas de la SBIF inciden especialmente en la
exclusión de cobros adicionales por prestaciones que son inherentes al manejo
de una cuenta bancaria, producto por el cual ya se cobra una determinada
comisión.
En el caso del aumento unilateral de
comisiones, la nueva jurisprudencia implica dejar atrás el sistema actual, en
el cual el incremento se entiende aceptado por el cliente si este no se opone
dentro de 60 días después de que le ha sido informado. Este cambio puede
provocar problemas operativos considerables si lo que exige es obtener el
consentimiento expreso de cada cliente, al tiempo que se pierde un mecanismo
expedito y barato para ajustar los precios en esquemas de contratación masiva.
Los cambios podrían tener el efecto no deseado de encarecer excesivamente la
administración de los contratos en perjuicio de los mismos clientes, por lo que
parece aconsejable buscar una fórmula que permita el ajuste unilateral, pero
sujeto a ciertas restricciones que hayan sido claramente informadas al cliente
y consentidas por él en el momento de suscribir el contrato respectivo.
Tratándose de la prohibición de cobrar
adicionalmente por prestaciones inherentes al manejo de una cuenta corriente,
la cuestión más relevante y polémica radica en la posibilidad de que la
adecuación de las normas de la SBIF afecte los contratos ya celebrados y que se
encuentran actualmente en ejecución. En el extremo, se podría sostener que los
derechos emanados de los contratos en ejecución ya están incorporados al
patrimonio de las partes, de tal manera que la aplicación de un precepto legal
que obligue a modificarlos para ajustarlos a las nuevas normas de la SBIF
afectaría el derecho de propiedad garantizado por la Constitución. Sin embargo,
también se puede argumentar con fundamento que la nueva normativa no sería sino
la aplicación del régimen general del enriquecimiento sin causa, que obliga a
restituir lo percibido y se encuentra presente desde antiguo en el ordenamiento
jurídico chileno. Es esta una controversia que, si no se zanja y desactiva a
tiempo, terminarán resolviendo los tribunales en un sentido que -a la luz de lo
observado en otros casos equiparables- no resulta difícil anticipar.
Crece
la pasión de los argentinos por el 'dólar Messi'.
Es mucho más nueva que la que
manifiestan por el fútbol, pero la pasión de los argentinos por el dólar no es
menos intensa. Arrancó allá por los años 60, cuando el peso daba sus primeras
muestras de ser cualquier cosa menos una moneda fuerte, se afianzó durante la
dictadura y terminó de conquistar los bolsillos argentinos durante la era de
Carlos Menem en los años 90, cuando imperaba la convertibilidad de un peso
igual a un dólar.
Pero fue ahora, durante el
kirchnerismo y sus desmanejos económicos, cuando el país, guiado por los nuevos
“gurúes económicos”, los denominados “Arbolitos”(vendedores callejeros de
dólares) decidió sintetizar la historia de la misma manera que suele hacerlo la
presidenta Cristina Kirchner y poner una sobre otra las dos pasiones, hasta
crear un nuevo tipo de dólar. “El dólar Messi”.
Hay un dólar oficial, que cotiza a
5.20 pero que en el mercado es imposible conseguir debido al cepo cambiario que
el gobierno mantiene desde hace más de un año. Hay un dólar turista y otro para
liquidar las exportaciones de soya, que está por debajo del oficial. Y está el
‘Blue’, que se ubica un 91 por ciento más que el oficial y es que se comercia
en las calles porteñas y que los operadores clandestinos prefieren llamar “el
dólar Messi”, sencillamente porque superó la barrera de los 10 (el número del
astro del Barcelona y la Selección argentina) desde el pasado lunes y de allí
parece no moverse.
“Messi siempre es 10. Es la camiseta
10, juega siempre para un 10, y es más que el resto de los 10 jugadores del
equipo. Y el dólar que vendemos acá nunca es menos de 10”, explica Javier, quien
con sigilo y disimulo cambia billetes con la cara de George Washington y no la
de Messi en una galería de la calle Lavalle, y los domingos en San Telmo.
El desfase en el mercado cambiario
comenzó en noviembre del 2011, cuando el gobierno decidió restringir la compra
y venta de divisas extranjeras y se acentuó en abril del 2012, con el
denominado ‘cepo cambiario’. Con cada medida oficial adoptada el dólar
paralelo, que en el mercado negro pasó a denominarse como ‘Blue’, comenzó a
aumentar la brecha con el oficial A lo largo de todo el 2012 esa brecha no pasó
del 23 por ciento, pero en los primeros meses de este año, después de cada
anuncio económico, el ‘blue’ tomó distancia hasta convertirse en ‘Messi’ y
duplicar su valor frente al oficial.
“Hace unos meses anunciaron un
impuesto a las tarjetas de crédito cuando se usan en el extranjero y de
inmediato se disparó el dólar. Luego pusieron un gravamen a la compra de
billetes aéreos y hoteles en el extranjero y volvió aumentar. Ahora el gobierno
anuncia un sospechoso ‘blanqueo’ de capitales para captar dólares y la creación
de unos bonos para que esos dólares sirvan para obras, y el mercado responde
con una subida que no parece tener techo”, explica el economista Claudio
Lozano, para quien el problema “además de déficit público y de reservas es de
credibilidad en un equipo económico que no funciona como tal”.
Mientras el gobierno, a través de su
ministro de Economía, Hernán Lorenzino, asegura que no tiene motivos para
devaluar la moneda, el exministro y candidato a diputado, Roberto Lavagna,
asegura que una devaluación “empeoraría las cosas”. Para el ‘padre de la
resurrección económica del 2001’, la solución al problema del mercado cambiario
y de la inflación que trepa a más del 10 por ciento mensual “no pasa por una
medida u otra, sino por un programa que primero recobre la confianza de los
inversores”.
La ausencia de inversión extranjera,
acrecentada por la ofensiva del gobierno contra el Poder Judicial a través de
la reforma aprobada el miércoles, la lentitud de exportadores de granos en
liquidar los dólares recibidos y la necesidad imperiosa de contar con divisas
para el pago de bonos de deuda, muestran al gobierno en plena desesperación,
tomando medidas como la del ‘blanqueo’ que, para la diputada Victoria Donda,
“es sospechosa porque beneficia a los evasores y sale justo cuando el
empresario del gobierno, Lázaro Baez, aparece involucrado en una causa por
lavado”.
Para Lavagna, esa medida está
condenada al fracaso y, de hecho, de los 10,45 que tocó el dólar en las calles
el lunes cuando se hicieron los anuncios, terminó la semana a 10,3 por unidad.
O sea, siempre por encima de los 10 pesos, en virtud de la pasión que los
argentinos le dispensan al dólar en pos de salvar sus ahorros. Un dólar más
“Messi” que nunca.