Universidad Catolica se impuso a Colo Colo en partido
jugado en el Monumental, por 1-0, poniendo
el campeonato al rojo, quedó a un solo punto de la Unión Española.
De acuerdo al último informe del Ttribunal Electoral,
Horacio Cartes, del Partido Colorado, ganó con el 45,91 por ciento de los votos
frente al 36,85 por ciento de Efraín Alegre, candidato del Partido Liberal,
quien previamente admitió su derrota.
Papa Francisco dijo ayer que sigue "con
atención" y está "muy preocupado" por la situación política de
Venezuela y llamó a todos los sectores a rechazar la violencia.
El hallazgo de decenas de nuevos cadáveres en
los escombros este domingo elevó a 186 la cifra de muertos por el terremoto de
7 grados que el sábado golpeó la provincia central china de Sichuan, los
heridos llegan3 y hay 21 desaárecidos.
46,9% considera que destitución de Beyer es “injusta”.
El 46,9% de los
encuestados, considera injusta la destitución de Harald Beyer como Ministro de
Educación, un 35% se muestra a favor, y el 18,1% no sabe, según los resultados
que arroja este domingo, la Encuesta Opina Research para El Mercurio, que
aborda cinco temas de actualidad.
En otros tópicos del
muestreo indican que un 31,1% participara en las primarias “con toda seguridad”,
mientras un 33,7% responde que “no con toda seguridad”. Un 64,4%, declara desconoce
saber el mes en que se realizarán estas elecciones.
Otro de los temas
consultados fue el próximo fallo de la Corte Internacional de La Haya, que
tramita la demanda marítima de Perú en contra de Chile. Al respecto, el 83,2%
dice confiar en que Santiago respetará el fallo. La cifra cae al 57,8% cuando
se pregunta si Lima hará lo propio.
Sobre la situación
económica del país, la encuesta arroja que el 45,4% opina que es “regular”. Sin
embargo, una proporción muy similar (42,4%) la considera “muy buena” o “buena”.
La aprobación al Presidente Piñera alcanza el 34,1%, mientras que su
reprobación marca 50,1%.
Resultados fecha 12 fecha del torneo Nacional 2013.
Santiago
Wanderers 2- Audax Italiano 1
Palestino
2 – Everton 1
O'Higgins
2 – Universidad de Chile 2
Deportes
Iquique 0 – Ñublense 1
Unión
La Calera 2 – Unión Española 1
Rangers
4 - Deportes Antofagasta 1
Colo
Colo 0 - Universidad Católica 1
Cobreloa
2 - San Marcos de Arica 1
Huachipato
0 – Cobresal 2
Con
estos resultados la tabla de posiciones quedo encabezada por Unión Española, 26
puntos, Universidad Católica, 25, Universidad de Chile y O´Higgins, 24,
Cobreloa, 21, Santiago Wanderers y Unión
La Calera, 20, Ñublense, 19, Colo-Colo
y Rangers, 17, Palestino, 16, Everton, 15, Audax Italiano, 13, Huachipato,
12, Antofagasta, 10, San Marcos de Arica, 7, y como últimos Cobresal
y Deportes Iquique, con solo 5
unidades.
Paraguay gira a la derecha.
Desde el inicio del escrutinio
el candidato de derecha, Horacio Cartes,
del Partido Colorado, se impone con olgura sobre el postulante oficialista Efraín
Alegre, de la alianza Paraguay Alegre y sobre muchos otras
cadidaturas de muy pocas posibilidades.
Las encuestas a boca de
urna de adelantaron a los resultados oficiales dostienen la tendencia de los
primeros resultados entregados por el Tribunal Superior de Justicia Electoral
(TSJE), que asignan a Cartes un porcentaje cercano al 50% y a su rival poco más
de 37%.
A las 22 horas, hora de
Chile, el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) confirmó que el nuevo Mandatario
del país es el conservador Horacio Cartes, entregando un informe que indica que
el ganador obtuvo el 45,91 de los votos, mientras si rival más cercano llegó a
un modesto 36,85%.
Crerca de las 9 de la
noche, hora chilena, el candidato oficialista Efraín Alegre reconoció su
derrota sosteniendo que "Procuramos obtener el triunfo, no ha sido
possible. El pueblo paraguayo se ha pronunciado, y nosotros respetamos".
Cabe destacar que este
proceso, en qque se elige Presidente, Vicepresidente, 45 Senadores y 80 Diputados,
además de las Autoridades Departamentales, contó con un nutido grupo de observadores
internacionales de la OEA, Unión Europea, UNASUR y PARLASUR.
Papa preocupado por situación venezolana.
El Papa Francisco dijo ayer que sigue "con
atención" y está "muy preocupado" por la situación política de
Venezuela creada a raíz del estrecho margen con que fue elegido Presidente el
delfín de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, y que ha motivado que la oposición haya
pedido un recuento total de los voto.
El supremo Pontífice, tras
la oración Regina Caeli aseveró que "sigo con atención los acontecimientos
en Venezuela. Los sigo con mucha preocupación e intensas oraciones y la
esperanza de que se encuentren vías justas y pacíficas para superar el momento
de gran dificultad que atraviesa el país", llamado a todos los sectores a
rechazar la violencia.
Para seguir adelante,
por Juan Andrés Fontaine.
La mayoría que llevó al
Presidente Piñera a La Moneda sabía lo que buscaba: que Chile retomara con
convicción y determinación el rumbo al desarrollo. Cruzar el umbral del
desarrollo durante esta década es un objetivo plausible y de gran significado.
En la definición electoral del presente año, lo que está en juego es si
conservamos ese rumbo o escogemos un desvío.
El punto de
partida
El primer Gobierno de la
Alianza ha cumplido sus metas. Ha demostrado que su receta funciona. La
ciudadanía ya puede palpar los frutos económicos y sociales del crecimiento. La
coalición oficial postula a un segundo Gobierno, no sólo armada de convicciones
y propuestas, sino de resultados concretos que asegurar y proyectar. Hay casi
un millón de personas con trabajo que antes no lo tenían, hay cientos de miles
de personas que han adquirido una vivienda o un automóvil, hay decenas de miles
de emprendedores que comienzan a hacer realidad sus sueños, hay más de 40% de
los jóvenes cursando estudios superiores con aspiraciones inimaginables para
sus padres. Es un panorama auspicioso para cualquier coalición de gobierno enfrentada
a una elección.
Pero la contienda
electoral será ardua. Aunque las encuestas revelan satisfacción y optimismo, la
sensación térmica es de malestar. Paradójicamente, las frustraciones acumuladas
en la década anterior se volcaron contra el Gobierno actual. La demagogia y el
populismo -mantenidas a raya desde el retorno de la democracia- súbitamente se
vuelven una amenaza real. La Concertación, parece renegar de su obra de Gobierno
y enarbolar las banderas de sus críticos de ultraizquierda. Se acrecienta la
polarización política. La aberrante y abusiva destitución del Ministro Harald
Beyer -servidor público eximio e intachable- revela que el bloque opositor está
dispuesto a todo con tal de ganarse la calle. Una carta Presidencial popular
con un programa de Gobierno populista puede ser -qué duda cabe- difícil de
superar en las urnas.
Rumbo al
desarrollo
El país tiene hoy una
oportunidad real de llegar al desarrollo como nunca antes, pero el éxito no
está asegurado. En la proximidad de la cumbre, el hielo se torna resbaladizo.
El ascenso requiere destreza política y técnica. Si hacemos las cosas bien,
esos jóvenes que hoy protestan vivirán su adultez en un país desarrollado.
Sabemos cómo hacer crecer
al país. Su motor son los emprendimientos de personas y asociaciones que se
desenvuelven en un clima de libertad y sana competencia. Durante el primer Gobierno
de la Alianza, la economía ha crecido a un ritmo de entre 5% y 6% al año, y
creemos ser capaces de seguir así. Hemos visto duplicarse la tasa de creación
de empresas, batir récords la inversión nacional y extranjera, generar puestos
de trabajo a un ritmo que parecía imposible, disminuir la cesantía a mínimos
históricos, surgir los salarios y la productividad. Sin duda, hay otros
factores que han ayudado, pero ese buen desempeño es más que nada la ágil
respuesta a las buenas señales de política macro y microeconómica emitidas por
el Gobierno.
Vamos bien encaminados,
pero queda mucho por hacer. Hay que aumentar fuertemente la inversión y la
productividad. Hay que abrir los cuellos de botella en energía, infraestructura
y competitividad que pueden ahogar nuestro dinamismo. Debemos robustecer la
institucionalidad medioambiental, interesar a las comunidades en la instalación
de inversiones, haciendo participar a los Gobiernos locales de parte de la
recaudación tributaria que generan, y poner en marcha las iniciativas Legislativas
necesarias para destrabar los proyectos. Las alzas de costos y la apreciación
del peso han puesto al desnudo nuestras insuficiencias de productividad en
sectores clave, como minería, agricultura y otros. Debemos barrer las trabas
burocráticas y regulatorias que siguen obstruyendo el emprendimiento y la innovación,
empujar y renovar la Agenda Impulso Competitivo, que me tocó echar a andar
desde el Gobierno, apoyar a las pyme, aliviando sus impuestos y dándoles mejor
acceso al crédito y la capacitación.
Necesitaremos fortalecer
el ahorro nacional. Hay que avanzar hacia un equilibrio en el presupuesto
fiscal estructural y mantener estable la actual estructura tributaria, que
favorece el ahorro privado. Debemos introducir nuevos estímulos al ahorro, para
fines previsionales y otros, y perfeccionar el mercado de capitales.
Cancha pareja y
juego limpio
Se ha extendido la errada
percepción que la economía de mercado necesariamente conlleva desigualdad y
abusos. Se percibe que la cancha no es pareja, que el juego no es limpio y por
tanto su resultado no es justo. La Alianza debe comprometerse sin vacilaciones
a emparejar la cancha y cuidar el juego limpio.
La desigualdad es hija de
la falta de oportunidades de trabajo y de educación de calidad. Cuando
priorizamos el crecimiento es precisamente porque crea fuentes de trabajo y
porque permite elevar los ingresos de los trabajadores. Ahora que la cesantía
ha bajado, podemos aspirar a incrementos sostenidos en los salarios reales. Son
comprensibles aspiraciones a un mejor salario mínimo y con buen crecimiento se
pueden lograr. Pero debemos también forjar los acuerdos necesarios para mejorar
las jornadas y otras condiciones laborales, de modo de abrir más oportunidades
a las mujeres y los jóvenes. Si contásemos con tasas de empleo como en los
países avanzados, habría medio millón más de mujeres y jóvenes que tendrían
ocupación remunerada, aportando a sus hogares y al financiamiento de sus
estudios.
La reforma educacional en
marcha es prioridad nacional. Sólo la obstaculizan quienes prefieren hacer de
ella campo de batalla de ideologías e intereses políticos. No mejorará la
educación poniendo impedimentos a la iniciativa de profesores y otros para
fundar y operar colegios, y ser por ello debidamente remunerados. No es el
lucro el mal que hay que combatir sino el engaño, el pasar gato por liebre,
aprovechando la desinformación de los apoderados y los estudiantes. No mejorará
la educación extendiendo la gratuidad a los universitarios que pueden pagar, en
lugar de destinar esos recursos a apoyar a los estudiantes que realmente lo
necesitan. El Plan Beyer para una educación de calidad debe seguir adelante.
Es cierto que para mejorar
la educación falta presupuesto. El crecimiento es el mejor modo de allegar
recursos al Fisco y financiar los programas sociales: con buen crecimiento, la
recaudación tributaria anual puede aumentar US$ 12.000 millones en cuatro años.
Cuando la Concertación dice necesitar un dañino "impuestazo", en el
fondo reconoce su incapacidad de sostener la buena marcha de la economía.
Es público y conocido que la
masificación de los mercados del crédito y otros, aunque ha beneficiado a
millones de consumidores, se ha prestado también para determinados abusos. El
Sernac Financiero ha sido un importante avance. Contra los abusos, el mejor
antídoto son la libre competencia y la transparencia. Debemos asegurar que en
los mercados impere el juego limpio, derribando barreras de entrada,
facilitando -por ejemplo- el traspaso de la deuda desde un proveedor crediticio
a otro, ayudando a los consumidores a informarse mejor y a hacer valer sus
derechos. Me consta -porque lo viví como Ministro de Economía- que ello
significa enfrentar lobbies poderosos. Pero procurar que sea el consumidor
quien mande está en el ADN de quienes verdaderamente creemos en la economía de
mercado.
Chile ha trepado por la
ladera del desarrollo, pero la cumbre aún está distante. Es la hora del
malestar y la fatiga. Cunden las tentaciones populistas, las propuestas
demagógicas.
Ojalá sea retórica
electoralista, pero desde la Concertación ya se habla de reformas
constitucionales que -en nombre de la regla de la mayoría- le otorgarían poder
para conculcar la libertad individual; se proponen arrinconar la libertad
educacional para fortalecer la hegemonía estatal en la educación de la
ciudadanía; dar más poder económico al Estado, para aumentar la carga
regulatoria y tributaria que soportan los emprendedores y establecer nuevas
empresas públicas -una AFP estatal, por ejemplo- que los expertos coinciden en
nada ayudaría a mejorar las pensiones. Exhala, todo esto, un tufillo "neo
chavista".
La DC entregada,
por Axel Buchheister.
La aprobación de la
acusación constitucional contra Harald Beyer producirá variados efectos
políticos. Entre ellos, está la sepultación de la candidatura de Claudio
Orrego, por la simple razón que comprobó que en su partido no están dispuestos
a jugarse por ella.
Declaró el flamante
candidato Presidencial democratacristiano que no estaba de acuerdo con la
acción iniciada contra el ex Ministro de Educación, pero ningún Diputado ni Senador
de su tienda estuvo dispuesto a seguirlo (salvo Patricio Walker, que entiende
el alcance de la voz “conciencia”). Tanto que tuvo que cambiar de opinión. Para
ello, argumentó que al dar esa opinión no había leído el libelo, pero luego de
hacerlo se convenció que tenía pleno fundamento. No gastaremos tiempo en
enrostrarle liviandad, por opinar sin informarse, porque todos sabemos que eso
no es cierto: simplemente no le quedó otra alternativa que darse vuelta (salvo
su conciencia, por cierto).
La Democracia Cristiana
desperdició una gran oportunidad de potenciar la opción de su abanderado. Si el
partido se hubiera alineado tras su opinión, súbitamente todos hubiéramos
tomado nota que era una candidatura de verdad. Sería aventurado decir que hubiera
elevado sustantivamente su adhesión, pero sin duda habría comenzado a ser
tomada en serio y, consiguientemente, ganado poder de negociación. Ahora ha
quedado en la irrelevancia, porque los Parlamentarios de la DC dejaron de
manifiesto que están con Bachelet. Y eso, porque sus cuadros internos se han
izquierdizado -siempre ha sufrido de ese síndrome- y porque hoy sólo los mueve
el objetivo egoísta y de corto plazo de volver como sea al poder, a las pegas y
la influencia que vienen con él. No sólo es otro caso en la política chilena de
renuncia a defender las ideas, sino que también de miopía política.
Miopía, porque la DC está
entregando el centro político. Cuando la Concertación se radicaliza hacia la
izquierda y la tienda de la flecha cruzada se mueve con ella, el votante
moderado del conglomerado se queda sin una oferta de centro por la cual
inclinarse. Su negocio es -y ha sido siempre- permanecer en el centro, pero la
sed de muchos dirigentes y Parlamentarios de formar parte del próximo Gobierno
determina que actúe contra sus propios intereses. Por darles el gusto a
estudiantes extremos que -como dijo el Senador Sabag- ni siquiera votan, olvida
su adherente tradicional, que al cabo no tendrá mucha alternativa más que votar
por la centroderecha.
El asunto llega a lo
inconcebible cuando dejan entregado el distrito de La Florida a Camila Vallejo
y al Partido Socialista. No llevarán candidato en la segunda Comuna más
populosa de Chile, constituida por gente de clase media, base natural de la DC.
Es que se trata de armar una coalición, comunistas incluidos, lo que sea, que
asegure que gane Bachelet (y no Orrego).
Como fuere, dicha Comuna
se trasforma en un campo de prueba irrepetible para cientistas políticos y
sociólogos. Se verá ahí si basta una cara bonita, pero que esconde tras de sí
un proyecto comprobadamente totalitario, para cambiar el rumbo exitoso que ha
seguido el país por 30 años, o si el votante es más agudo de lo que se cree.
Voto por lo último. Veremos cómo lo hace el votante tradicional de la DC.
Avances en la Alianza del Pacífico.
No hay en Latinoamérica
precedentes de progresos más amplios, sostenidos y rápidos en la integración
económica que entre estos cuatro países ribereños del Pacífico...
Alentadores son los
recientes anuncios de avances de la Alianza del Pacífico, que constituyó el
Presidente Alan García al final de su Mandato y que fuera acogida por los Presidentes
Piñera, Santos y Calderón. A la eliminación de visas y a las facilidades de
libre comercio para el 90% de los productos ya vigentes, se promete para este
año una total desgravación arancelaria, la flexibilización de las reglas de
origen, de compras públicas y de integración de las bolsas de comercio, junto con
avances significativos en los estudios para la integración financiera y la
homologación de las normas tributarias. Paralelamente se desarrollan
iniciativas relativas a becas estudiantiles y académicas, a la investigación
científica, al turismo y la promoción comercial conjunta.
No hay en Latinoamérica
precedentes de progresos más amplios, sostenidos y rápidos en la integración
económica que entre estos cuatro países ribereños del Pacífico. Este colectivo
no es un foro retórico más -algo habitual en la región-: está respaldado por
tratados, por ahora especialmente de libre comercio y de protección de
inversiones. Los acuerdos responden a políticas de Estado, que han permanecido
a pesar de los cambios de gobierno, y coinciden en los beneficios de la libertad
para el intercambio, libre circulación de personas, capital, bienes y
servicios, y en el aprovechamiento de las posibilidades de negocios y
colaboración de la Cuenca del Pacífico.
En la cuenca atlántica, en
cambio, en varios países subsisten las disputas comerciales, permanecen
controles cambiarios que dificultan las exportaciones, las remesas de
utilidades y el tránsito de las personas, y es corriente que no se observen o
que se denuncien los tratados de protección de inversiones, y que no se respeten
o no se acepten los fallos de la jurisdicción internacional para las
indemnizaciones por nacionalizaciones, estatizaciones o arbitrariedades de los Gobiernos.
Los miembros de la Alianza
del Pacífico representan poco más de un tercio de las economías latinoamericanas
y son los de mayor crecimiento económico del continente. Con razón, varios
otros Gobiernos de diferentes hemisferios y continentes manifiestan interés por
integrarse a esta asociación.
El futuro de esta alianza
es promisorio y su desafío está en ampliar los contenidos, aprovechando las
oportunidades que ofrece la modernidad. El esfuerzo compartido y del sector
privado es un impulso adicional a esta iniciativa que comienza a tener
gravitación internacional y significación para ampliar las legítimas
posibilidades de bienestar de los pueblos que la integran.
Singularidades del caso Beyer.
La acusación
constitucional que destituyó al Ministro de Educación Harald Beyer es la
primera de su especie que se vota favorablemente, pese a los gruesos errores
jurídicos de su presentación -especialmente en la petición sustancial de
sancionarlo por el incumplimiento de obligaciones propias del Ministro del
Interior- y a su disociación de la gestión real que desempeñó ese Secretario de
Estado.
Esto último explica los
intentos realizados hasta el final por sus acusadores para lograr el efecto
político de su remoción por vía de su renuncia, sin infligirle los daños que
significará ahora su inhabilidad para ejercer cargos públicos durante cinco
años. Esta sanción solo aparece atendible respecto de quien efectivamente
hubiese incurrido en las graves conductas que contempla la Constitución para la
destitución de un Ministro, de las cuales los Senadores bien saben que Beyer es
inocente.
Es elocuente el caso del Senador
Sabag (DC), cuya intervención dio la constante impresión de que votaría
negativamente la acusación, pero luego la apoyó con su voto, para terminar
lamentando el desenlace de la destitución del Ministro. El único aspecto
coherente de su conducta estuvo en su reconocimiento de las eventuales
repercusiones electorales para quienes rechazaran la acusación.
También lo es la crudeza
con que el Senador Navarro (ex PS, actual MAS) justificó su voto condenatorio
-tras ausentarse de la exposición de los cargos de los acusadores y de la
defensa del Ministro, algo inconcebible en un jurado por mandato Constitucional-,
diciendo que "antes de entrar todos teníamos determinado cómo íbamos a
votar".
La actuación del Senador
Bianchi (independiente) -cuya disponibilidad para resolver caso a caso las
materias sometidas a su consideración, sin que sea posible identificar una
línea de pensamiento que permita predecir su conducta- prolongó la
incertidumbre hasta el final y anuló el firme testimonio republicano de un Senador
de oposición como Patricio Walker, que en conciencia y con su voto reconoció la
injusticia de la acusación levantada contra Beyer, pese a sus diferencias
políticas.
Comprensiblemente, el
prestigiado semanario The Economist resumió: "Los chilenos merecen algo
mejor de sus Parlamentarios".
Trasfondo del
debate.
La ansiedad que
evidenciaron los acusadores por empatizar con las demandas de los dirigentes
estudiantiles, manifestada en gestos y actitudes hacia sus representantes
ubicados en las graderías, mueve a inevitable inquietud. Las movilizaciones
sociales, estudiantiles y gremiales suelen acrecentarse en períodos
preelectorales, pero hoy el mundo político parece más dependiente que antes de
los favores de la calle. En ello repercuten los cambios institucionales del
voto voluntario y la inscripción automática, y el impacto que causó la
consiguiente abstención de la última elección Municipal. Si en la era del voto
obligatorio y la inscripción voluntaria se criticó al mundo Parlamentario su
escaso foco en los asuntos de la juventud -atribuido al perfil etario que tenía
el padrón electoral-, hoy los Parlamentarios compiten por el beneplácito de los
estudiantes universitarios, que tienen capacidad de movilizarse para concurrir
a votar y sellar un desenlace electoral.
Pese a todo, hay quienes
ven en el actual debate una muestra del progreso del país, pues la crispación y
la dura polémica se dan en torno a la educación -incluso con cierta
preocupación al menos verbal en cuanto a su calidad-, y no a la satisfacción de
necesidades básicas de alimentación, vivienda o empleo, que hoy se dan por
garantizadas y parecen propias de otros tiempos. Pero para fundar esa impresión
sería necesario dar más contenido al debate político respectivo, ya que en el
clima populista que imperó en la acusación contra Beyer pasan inadvertidos los
progresos de las pruebas de medición de la calidad de la educación, anticipados
por el Gobierno para defender al Ministro, y el buen resultado alcanzado por
las universidades chilenas en los últimos rankings latinoamericanos dados a
conocer. Nada de esto podrá consolidarse si las miradas no convergen en algún
grado sobre los verdaderos desafíos de nuestro sistema educacional y su promesa
aún incumplida de igualar las oportunidades de los jóvenes, por sobre las
consignas del lucro y la gratuidad que se oyeron con voz impostada en la
votación del Senado.
Cuotas de
responsabilidad.
De la caída de Beyer
surgen lecciones políticas preliminares para todo el espectro político. Para la
centroderecha y, en general, el mundo del emprendimiento y de la libertad de enseñanza,
se destituyó al mejor Ministro de Educación de las últimas décadas. Y esa
campanada -con el horizonte de la elección de noviembre próximo- alerta sobre
los riesgos que el pensamiento griego sintetizó diciendo que "El precio de
desentenderse de la política es ser Gobernados por los hombres peores",
aunque ello se exprese en un solo y remoto territorio Senatorial. Hay ejemplos
demasiado cercanos de los costos que paga un país cuando un sector social
gravitante abandona los espacios públicos propios de la democracia. Para la
Democracia Cristiana, su esfuerzo por sacar adelante una primaria dentro de la
oposición solo tiene sentido si es capaz de perfilar una alternativa; pero si
su abanderado titubea y en el comportamiento colectivo no se advierte un
elemento de identidad propio, distinto de la opción favorita, está condenándose
ella misma a ser avasallada. Y la centroizquierda chilena -que durante dos
décadas de gestión conjugó el respeto a los cauces institucionales con su
vocación de cambio- inflamó, por un efímero triunfo político, un vértigo
populista insaciable, que tarde o temprano tendrá que disciplinar, con
crecientes costos para ella y para el país en general.
AFP estatal, ¿la solución?
En su programa de campaña
de 2005, la entonces candidata Michelle Bachelet no mencionó la creación de una
AFP estatal como una de sus propuestas, sino que más bien validó la filosofía
esencial del sistema vigente, al sostener que su reforma previsional buscaría
“mejorar el sistema de capitalización individual, no reemplazarlo”. Ocho años
más tarde, la idea de una administradora de fondos de pensiones pública se hace
explícita como un objetivo para un eventual Gobierno de la Concertación, y el
tema irrumpe en la escena con fuerza.
Tal como la reforma
tributaria, el fin al lucro en la educación y otros asuntos que han concentrado
la atención de los comandos, la presión por una AFP estatal se origina en la
inquietud social (eso que algunos han bautizado “el malestar”), lo que supone
un reto para el Congreso: discutir el tema en su real mérito y sin pretender
hacer borrón y cuenta nueva en un sistema de capitalización individual del que
Chile fue precursor a nivel mundial y en virtud del cual los jubilados no son
una carga para las generaciones más jóvenes (el grave problema que ha llevado a
la crisis de los sistemas previsionales europeos).
Llegar al 70%
del sueldo.
Es innegable que existe un
problema social pendiente en el tema de las pensiones. La preocupación por la
jubilación ha tomado fuerza ante la constatación de que las expectativas no se
cumplen, especialmente para los trabajadores de clase media. Un reciente
reportaje de “La Segunda Sábado” reveló que, para 2015, se estima que los
pensionados en las AFP superarán el millón de personas; sin embargo, no se
estaría llegando a la vara con que se mide cualquier sistema previsional: que
los trabajadores al jubilarse reciban en torno al 70% de lo que ganaban en su
vida activa. Hoy se estaría obteniendo entre el 40% y el 55%, lo que genera
frustración con el sistema. Los expertos coinciden en que la rentabilidad de
los fondos ha sido por sobre lo esperado, pero hay un problema en los montos y
la densidad de las cotizaciones: estamos viviendo más años, las mujeres tienen
amplias lagunas por la maternidad, no hay una cultura de cotización entre los
independientes y los topes estarían por debajo de lo que permitiría cumplir con
los estándares mencionados.
Pero si hay claridad en
cuanto a que éste es el problema, las soluciones evidentes pasan por aumentar
la densidad de cotizaciones y por afrontar temas políticamente difíciles, como
la edad de jubilación o los topes imponibles, junto con superar deficiencias de
nuestro mercado laboral.
Lo que realmente
pasó en 2006.
La idea que se ha tratado de instalar desde
las campañas de centroizquierda es que el proyecto de una AFP estatal estaba
prácticamente listo antes de la llegada de Piñera a La Moneda y que fue ésta la
administración que truncó su camino. La candidata Bachelet ha dicho incluso que
ella presentó un proyecto de AFP estatal y que fue rechazado por la oposición
en ese momento. Sin embargo, al revisar los antecedentes Legislativos, se puede
comprobar que lo que su administración hizo fue mandar en 2006 un proyecto
amplio de reforma previsional, que en su versión original no incluía el tema.
Posteriormente, vía una indicación (de la entonces Diputada Allende y otros Parlamentarios
concertacionistas) se introdujo la propuesta de reformar la Ley General de
Bancos para permitir que el BancoEstado fuera autorizado para desarrollar
actividades en el campo previsional. La indicación fue declarada inadmisible y
la reforma previsional se aprobó en marzo de 2008 sin mención al asunto. Por
esos días se desató una polémica entre el entonces Ministro de Hacienda, Andrés
Velasco, que se resistía a la idea de la AFP estatal, y el entonces Ministro
del Trabajo, Osvaldo Andrade, que insistía en mandar un proyecto ad hoc, lo que
nunca se concretó.
Ese mismo año, los Senadores
Carlos Bianchi y Guillermo Vásquez presentaron una moción que llevó por título
“obliga a crear una AFP de carácter público”. Tampoco prosperó más allá del
primer trámite, al igual que otros intentos desde los Parlamentarios para
instalar el tema en el Congreso.
Hay una serie de razones
para creer que la AFP estatal no es la verdadera solución a los problemas del
sistema. Primero, no podría esperarse que ella obtuviese una rentabilidad
superior a las actuales administradoras, las cuales, de hecho, consiguen márgenes
que nos sitúan en los primeros lugares de la OCDE. Tampoco se debería esperar
de una entidad estatal el cobro de comisiones más bajas: gracias al mecanismo
de licitación de la cartera de nuevos afiliados, en Chile hay AFPs como Modelo
que se ubican entre las más baratas del mundo en este ítem. Y si, como algunos
han pedido, se permitiera a la AFP estatal no cobrar comisiones, significaría
competencia desleal al resto del sistema y habría que pagar ese costo con los
impuestos de todos los chilenos.
Por otra parte, una
entidad de esas características enfrenta el riesgo de que el pozo de dinero
ahorrado para la vejez sea captado políticamente para usos no relacionados con
las pensiones, como ocurrió en Argentina hace algunos años. Pero aun si eso se
estima una situación extrema, igualmente una AFP pública supone incrementar el
poder del Estado sobre la economía y no parece descaminado ver allí una de las
motivaciones de sus impulsores.
Mal foco.
Pero más allá de las objeciones que suscita la
idea de una AFP estatal, la forma en que se ha planteado el asunto encierra un
peligro particular: que el debate se concentre en este punto y se desvíe del
tema de fondo, que no tiene que ver con crear o no una entidad nueva, sino con
resolver el problema de las bajas pensiones. Y si éste persiste en el tiempo
sin abordarse con decisión, puede llegar a poner en riesgo la legitimidad de
todo el sistema.
Pueblos bien informados
dificilmente son
engañados.