Sin duda es una excelente
noticia el desbloqueo
de las reutas de acceso a Aysén, lo que ha
permitido la llegada de
camiones con alimentos
y combustibles. |
Jorge lavandero
Illanes, abusador de
menores, será premiado
por la Fundación
Neruda, agraviándo a las víctimas y a los chilenos. |
Dos
buenas y una mala...noticias.
Sin duda es una buena noticia que el Gobierno de
Sebastián Piñera haya tomado el “toro por las astas” y que haya decidido poner
fin a los bloqueos sediciosos que tanto complicaron a la mayoría de los
trabajadores ayseninos, a las dueñas de casa que veían con horror el
desabastecimiento de productos esenciales y que permitirán calefaccionar las aulas para
iniciar el año escolar.
La otra buena, es que ante el anuncio de aplicar la
Ley de Seguridad del Estado, los dirigentes sociales, en especial los de los
camioneros, decidieron sentarse de verdad a la mesa de las negociaciones
deponiendo las actitudes violentistas que estaban poniendo en entredicho la real
vigencia del Estado de Derecho y amagando las libertades de miles de ciudadanos
chilenos.
Las situaciones de fuerza, que tanto gustan al
partido comunista, siguen la matriz que esa colectividad instauró con el
conflicto estudiantil del año pasado, hacerse las víctimas, denunciando una
represión excesiva, intimidando al resto de la sociedad con acciones de corte
totalitario que aprovechan necesidades reales a las que se intenta sacar el
máximo de dividendos políticos.
Altamente negativo nos pareció que un reducido
número de manifestantes hayan enarbolado banderas argentinas pidiendo que toda
la Patagonia quede en manos de nuestros vecinos, lo que claramente demuestra
que esa fracción pequeña de la población actúa subordinando el patriotismo de
los chilenos a intereses personales y/ o grupales en sus afanes politiqueros.
Consideramos positivo que se haya impuesto la
cordura y que los dirigentes de las organizaciones sociales, haciendo a un lado
a los aprovechadores comunistas y sus secuaces de la concertación, que medran
con las dificultades ciudadanas, se sienten en la mesa de negociaciones para
buscar una solución al aislamiento de la Región y para subsanar las impensas
necesidades de esas familias de pioneros.
La mala noticia, que además es vergonzante, es la
determinación de la Fundación Neruda, por medio de su organismo “Corporación Cultural
Artistas ProEcología” haya decidido otorgar al Desaforado, y condenado ex
Senador Jorge Lavandero Illanes, para recibir el premio N´Aitun 2012 por su
"valentía y ardua labor en la defensa del cobre para los chilenos".
Recordamos que al ex Parlamentario se le despojó
del Fuero Parlamentario el año 2005 y que fue condenado a 5 años de presidio
por abusos sexuales reiterados en contra de cuatro menores, en lo que
consideramos una “bufonada” que agravia a las víctimas de los abusos del ex
Parlamentario, casi todos cometidos contra gente humilde, y una afrenta para el resto de los chilenos.
En todo caso en bueno que esa Fundación, una de las
fachadas que usa la colectividad de la hoz y el martillo, haya reconocido que
Lavandero, ex agrario laborista, ex PADENA y ex demócrata cristiano, es un
hombre que sin ser militante de ese partido ha sido y es absolutamente
funcional a la comunidad que se alberga bajo la bandera roja y que solo aspira
de derrocar el Estado de Derecho para establecer su anhelada dictadura del
proletariado.
Cabe recordar que el premio de esta institución,
dedicada a ensalzar a personalidades afines al partido comunista, o a aquellos
que se pueden considerar sus “compañeros de ruta”, anteriormente le fue
concedido al exonerado Juez español Baltasar Garzón, ex Diputado Socialista, y
al ex Juez Chileno, Juan Guzmán, fallido aspirante al Congreso apoyado por los
rojos.
Un comentario para meditar:
El desgaste de la violencia,
por Gonzalo Rojas Sánchez.
Jorge Millas se esforzó a fondo en definir la
violencia, y lo logró. Gracias a la sutileza de su análisis, hemos aprendido
que esa troglodita -así la llamaba el mismo filósofo- para presentarse en
sociedad se maquilla de muchas formas, consciente de que su horrenda faz
resulta de entrada repugnante.
Pero -lo dice el mismo Millas- por mucho que se
disfrace, la violencia termina presentándose en su auténtica y dramática
realidad: es una fuerza que se aplica sin apelación para la víctima y sin
normas suprapersonales para el victimario.
Hace casi un año, comenzaron los maquillajes y
desde entonces se ha desplegado cual carnaval: funas y tomas, bloqueos y paros,
descalificaciones e insultos de apariencia artística, todos esos gestos y
muchos otros se han multiplicado por el país y seguirán haciéndolo. Parecen
sólo medidas de presión -así las llaman sus ejecutantes-, pero tienen las dos
condiciones que Millas develó como propias de la violencia: es una fuerza en
que no hay derechos para la otra parte; es una fuerza en que no hay normas para
el que la ejerce.
Se construye una posición de superioridad y desde ahí se
pretende rendir al enemigo. El esquema es clásico.
Hoy puede ser en Aysén; ayer ya fue en muchos
campus universitarios, mañana quizás se presente en Calama; y en mayo, seguro,
se repetirá en la Araucanía. Quizás cuándo aparecerá en su barrio o a bordo del
Transantiago.
Da lo mismo dónde y cómo, lo característico de la
troglodita es que no le interesan ni acepta razones. Si un rector pide
dialogar, ella exige primero que se rinda y renuncie; si un ministro quiere
plantear soluciones, ella no baja las armas ni descubre la cara; si un jefe
policial advierte sobre las consecuencias de una agresión, ella, de entrada, le
grita ¡asesino!
Pero, vaya, hay un momento en que quienes la
promueven bajo máscaras y empolvados, descubren que la fascinación de sus
seguidores ya no es la misma que tenían en el día primero; comprueban el
cansancio y la frustración. Comienzan entonces a hablar de desgaste. Lo
advierte la Confech, lo reconocen en Aysén.
Pero cuando los dirigentes de los diversos grupos
de presión sostienen que deben cambiar sus estrategias para evitar el desgaste,
en realidad, ¿de qué están hablando?
Muy simple. Lo que les interesa no es cortar la
violencia que ellos mismos han generado, sino simplemente darle una pausa para
reconducirla por otra vía. Porque la palabra "desgaste" no es
realmente el reconocimiento de los amargos frutos de la violencia, ni mucho
menos una toma de conciencia del deterioro humano que produce en quienes la
practican. Desgaste significa sencillamente pausa, giro y a comenzar por otro
lado.
Pero, paradójicamente, la palabra
"desgaste" tiene posibilidades de aclarar lo que en realidad pasa en
el ejercicio de la violencia.
Sí, porque desgastados están
quienes han construido la siguiente cadena: yo tengo autonomía plena; si algo
no me parece bien, estoy siempre en lo correcto y tengo derecho a que me den la
solución; la culpa de mis problemas la tienen otros; pero ellos no me harán
caso alguno respecto de lo que necesito; por lo tanto, sólo me cabe agredirlos
para encontrar respuesta a mis demandas.
Movilizados, indignados, discriminados,
postergados. Pueden llamarse como quieran, pero en todos hay una triste
posibilidad: convertirse en desgastados, en personas que no razonan ni quieren
razones.
El dilema de fondo al que se
enfrenta el país en los próximos meses -meses que podrían ser de violencia
desgastadora- es si la mayoría de los chilenos sabrá reconocer su cara
troglodita detrás de los maquillajes, o si ya es muy tarde y el verdadero
desgaste, el de la razón, será definitivo.
Nota
de la Redacción:
Ya nos acercamos al fin de nuestras vacaciones, si
Dios lo permite, el miércoles 14 estaremos nuevamente on line, con nuestras ediciones
completas, como nos gusta, la que esperamos siga informando verídicamente a nuestros amigos y amigas.
Creemos que está demás que les contemos que nuestro
descanso en el maravilloso litoral central de Chile ha sido total, que hemos
recuperado nuestras energías y que retornamos con nuevos ímpetus a la defensa
de nuestras verdades.
Pueblos bien informados
dificilmente son engañados.