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martes, 3 de mayo de 2016

Estamos de vuelta.....

Amenazada de destitución, la Presidente brasileña Dilma Rousseff estudia la posibilidad

de renunciar a su cargo y pedir al Congreso que convoque nuevas elecciones presidenciales

el 2 de octubre, informó ayer el diario O Globo.



Más y mejor empleo”, era el slogan de campaña,
por Sergio Melnick.






UNA VEZ más constatamos que más allá de slogans e intenciones nunca hubo un programa de verdad. A casi dos años y medio  del Gobierno, la tónica ha sido sólo el voluntarismo y la improvisación. La reforma tributaria fue un transantiagazo más. Las reformas en educación otro caso de improvisación ideologizada. Después de todo este tiempo aún no han sido capaces de presentar una Ley para la gratuidad, lo que significa que nunca lo habían pensado como tema concreto, era sólo otro slogan. Entretanto, se recurre al “resquicio” de la glosa, una aberración en materia de políticas públicas. De haber prometido 300.000 estudiantes con gratuidad el primer año, sólo llegamos a 125.000, de los cuales un gran porcentaje ya tenían becas y beneficios.






Es tal el enredo que tiene la Nueva Mayoría que ni siquiera es capaz de presentar adecuadamente sus primarias ante el Servel, a pesar de que el plazo había sido ampliado en tres semanas. Después para reclamar, se vuelven a equivocar, es como “los tres chiflados”. La pugna es básicamente la repartición de las cuotas, un tema de poder más que de ideas. En otro plano, el Gobierno sufre de nuevo un serio revés en el TC con la reforma laboral. Este Tribunal existe como es hoy porque en la UP se violó abiertamente la Constitución y no se podía evitar con la institucionalidad que había. Una práctica que al parecer tratan de revivir nuevamente, y no aprenden de la historia. En mi opinión no le queda mucho tiempo a la Nueva Mayoría como coalición.






En su campaña, Bachelet ofreció, populistamente, “más y mejores empleos”. Por cierto jamás explicó cuántos empleos generaría ni cómo lo haría. Arenas llegó a la desfachatez intelectual de sostener que la reforma tributaria era pro crecimiento. Piñera, en cambio, ofreció concretamente un millón de empleos, y los cumplió.  






El desempleo informado esta semana ya nos indica que el gran slogan de la lucha contra la desigualdad terminará al revés por el aumento de la pobreza que trae el desempleo. De acuerdo a la Universidad de Chile, el alza del desempleo, en términos relativos, es nada menos que del 38% en un año, es decir, pasó del 6,8% al 9,4%. En el mismo período, los salarios caen en 2,9% en términos nominales, mucho más aun en términos reales, con una inflación que está en el entorno del 4,5%. Las explicaciones de la Ministro Rincón obligaron al Ministro Valdés a llamarle la atención y sigue a fiesta. Para el Gobierno (INE) es 6,3%. Sobran los comentarios, ¿o no?






Entonces, el tema del crecimiento y la productividad es básicamente puro discurso. Es sin duda lo que “hay que” hacer, pero simplemente no saben qué hacer. Están mucho más interesados en unos oscuros cabildos, por cierto no vinculantes, y pensados como si fuera el siglo XIX, con una población de un millón de personas, de los cuales sólo algunos podían opinar. La encuesta Imaginacción de esta semana señala que la “Nueva Constitución” ocupa el último lugar de entre las 10 principales preocupaciones de los chilenos. Las primeras tres son, como siempre, Educación, Salud, y Pobreza, a la que pronto se sumará el empleo, temas donde el Gobierno sigue fallando sistemáticamente. El ejemplo claro es la huelga de funcionarios públicos de Atacama, que sigue ya por dos meses y el Gobierno no es capaz de salir del problema.






En otro plano, llama poderosamente la atención la increíble vulgaridad y falta de altura republicana del Diputado Rivas, contribuyendo así al desprestigio de la política que ya no da para más. La respuesta de Luksic con un video también ha llamado la atención, por cierto un golpe a la cátedra en comunicaciones del siglo XXI, y ha sido criticado por algunos periodistas y opinólogos por no hacer una entrevista, como si ello fuera un estándar o una ley del Estado. Aquí muchos periodistas han mostrado un doble estándar que jamás reclamaron por la campaña muda de Bachelet. La política se sigue enredando con la presentación de algunos Parlamentarios a la Fiscalía para hacer una investigación de la campaña de ME-O y con las muy desafortunadas declaraciones del Gobierno en relación al fallo del TC.






Quizás le haría bien a la Nueva Mayoría observar con mayor detenimiento lo que ocurre en la Venezuela chavista, la gran guía de la izquierda más extrema que está dando la pauta actualmente en el Gobierno. Venezuela ya llegó al borde del colapso. Su economía cae cerca del 10%, la inflación pronto llegará al 1.000%, muy parecido al colapso de los regímenes socialistas clásicos, que sólo generan más pobreza y crisis institucionales. Es tiempo del camino intermedio de los grandes acuerdos. Chile es uno solo.




Ideas libertarias,
por Adolfo Ibáñez.






No cabe duda que el cultivo de las ideas es fundamental para guiar la vida de las personas y de las sociedades. Con el Gobierno Militar se afirmó la primacía de las personas y de su libertad como base para reordenar el país. Sin embargo, habiendo transcurrido ya varias décadas, han ido prevaleciendo cada vez más las tendencias que favorecen la acción del Estado por encima de los individuos. Es decir, han alcanzado una gran difusión las corrientes de pensamiento que disminuyen el valor de la libertad humana para crear y desarrollar actividades, para favorecer, en cambio, el dirigismo social.



Esto es así a pesar que lo ocurrido durante el siglo XX comprobó la falacia del estatismo y mostró, además, los extremos de tiranía a que se puede llegar por ignorar la esencia de lo humano. Además, esto ha sucedido a pesar que hoy conocemos mucho mejor las ideas que destacan el valor y la trascendencia de la libertad y de la humanidad de las personas. Sin embargo, ha disminuido la adhesión social a estos valores.



Ha contribuido a esta paradoja la identificación casi total de esta corriente con la libertad que requiere la actividad económica para asegurar el mayor bienestar a la población, unida a la falsa idea de que, asegurado este, solas se afianzarían estas ideas en la mentalidad colectiva. No obstante que hemos alcanzado una notoria mejoría material, tanto en lo económico como en salubridad, prolongación de la vida, educación y numerosos otros aspectos, estas ideas tienen hoy menor adhesión.



De aquí se percibe que se ha descuidado completamente difundir el valor de lo humano y de su libertad creadora en los otros órdenes de la vida. Y, como corolario natural, que la institucionalidad que nos rija debe estar diseñada como un marco para que todos puedan desarrollar sus potencialidades para beneficio personal y colectivo, que es la base de una sociedad fuerte y sana.


Hoy, la difusión de estas ideas choca, no tanto contra la negra experiencia y los fracasos del siglo XX, sino contra el anonimato de nuestra sociedad de masas, caracterizada por la renuencia de todos a asumir las responsabilidades individuales, como medio de labrarnos el destino que cada uno desea para sí mismo (la publicidad comercial ha sido un gran agente de masificación). Hacia este punto es donde deben dirigirse los esfuerzos de difusión y de convicción para fortalecer a la sociedad y multiplicar las oportunidades. Esto solo lo puede brindar un horizonte amplio y abierto donde todos tengan cabida.



Proceso chavista,
por Axel Buchheister.



La Presidente por cadena de televisión dio el vamos a la primera etapa del proceso Constituyente, que consistirá en unos diálogos ciudadanos cuyo fin es -nos dijo- que “los compatriotas tengan verdaderamente la oportunidad de decir lo que piensan y sean tomados en cuenta”.






Un proceso que aparenta ser la expresión misma de la democracia: todos participarán y se expresarán. Pero en realidad no es así, sino que se trata de un mecanismo que cada día que pasa evidencia un carácter menos transparente. El sólo hecho de que la máxima autoridad haga uso de una cadena “voluntaria” de televisión, para hacer un anuncio que contempla una sola opción decidida de antemano, como es cambiar la Constitución, ya es un indicio. Porque no se ha llamado a un proceso para decidir si se cambia la Constitución. La opción contraria no existe y en esta definición no se pidió la participación de nadie. Además, hay un diseño para hacer la sustitución que implica obrar al margen de la institucionalidad, puesto que no está previsto en la Constitución y que persigue un solo objetivo: presentar al Congreso una hipótesis que no pueda rechazar. Se le conculca así el derecho esencial que se le reconocería en cualquier democracia: deliberar y votar soberanamente.






Pero además, no sólo se ha caracterizado por una permanente improvisación, sino por sesgos y manejos destinados a controlarlo. Primero, existe un “Consejo de Observadores Ciudadanos”, que nunca se ha definido exactamente lo que hace. Ha tratado de labrarse su propio rol forcejeando con el Gobierno y evitar ser reducido al carácter de comparsa. Ahí están los spots publicitarios, la campaña televisiva y el “docureality”, de los que el Consejo se enteró por la prensa.






Después, la selección de los “facilitadores”. Si bien hubo alguna participación del Consejo en los lineamientos, intervino la ADP y se recurrió a reclutadores externos, los nombres los escogió el Gobierno. Y existen relatos de personas que postularon y que se sintieron excluidas porque se manifestaron en contra del aborto o expresaron una tendencia no afecta al oficialismo. En cambio, se dice que un tercio de los nominados tienen vínculos con este o anteriores Gobiernos de la Concertación; y eso que todavía no se ha podido revisar la lista completa.






Pero sobre todo, la voceada participación ciudadana es un mito. Como ha dicho el abogado Jorge Correa -que no es de oposición-, los cabildos no van ser representativos y no pueden serlo: cifró la participación en las reuniones incidentes en un 0,02% de la población, entre otras cosas por las limitaciones de espacio de los lugares factibles de realizarlos. José Miguel Insulza -prohombre del oficialismo- opinó que ese debate no va a llegar demasiado lejos, que no expresa consenso y que no se hace esperanza de mucha participación. La vuelta de carnero que se dio después, es otra evidencia de cómo se están manejando las cosas.






Un proceso Constituyente que simula ser democrático y participativo, que utiliza y desconoce las instituciones, y que va a desembocar en un final predeterminado tiene un solo apellido: chavista.





Por qué me duele Chile,
por Hernán Büchi Buc.





Hace 27 años fui por última vez funcionario público. Después de mi breve paso por la política opté por nuevos derroteros, convencido de que era el momento para que otros llenaran los espacios y florecieran nuevas perspectivas. Si miro hacia atrás en las últimas tres décadas, hay dos instancias críticas en las que tuve una participación relevante en la vida pública y que son aleccionadoras para lo que hoy vive Chile. Una de ellas fue el proceso electoral de 1989, donde logré dejar muy claro que frente al 55% de la votación obtenida por el ex Presidente Aylwin había una proporción sólida y no menor que pensaba distinto. Correspondió a él tener la sabiduría para reconocer esa realidad y canalizarla en un proceso integrador y estable. La otra instancia, y de la que me enorgullezco, es haber participado como Ministro de Hacienda, ayudando a superar una crisis económica compleja y a sentar las bases que permitirían el proceso de crecimiento más vigoroso y sostenido que hemos tenido.



Es muy meritorio que el ex Presidente Aylwin haya actuado con la prudencia necesaria para comprender que debía basarse sobre lo construido y no destruirlo. Con ello permitió que trabajadores y emprendedores crearan una prosperidad que benefició a todos y que era totalmente impensable pocos años antes.


A partir de entonces opté por centrarme en mis actividades personales, las que me requerían estar más o menos tiempo fuera de Chile. Con el devenir de los años me he limitado a opinar sobre temas que son técnicos o dedicados a políticas públicas, como cualquier ciudadano interesado en su país. He dejado siempre claro que no he buscado liderazgo ni cargo político, pero en el país es difícil dejar de ser una persona pública. Por lo mismo, a veces he suscitado interés periodístico y ante ello he debido responder. Así acaba de ocurrir frente a mi decisión de residir fuera, lo que no obsta a mantener vigente mi preocupación por Chile, pero sí centrar mis intereses y tiempo mayoritariamente fuera de él. Es cierto que en esta decisión pesa lo que ocurre acá, pero en ello también influye mi historia y realidad personal.



Estimo que el país se alejó del espíritu amplio, constructivo y realista por el que se optó a principios de los años 90 y al que creo haber colaborado en hacer posible. Por esto me duele Chile. Desde el punto de vista de un ciudadano que debe proyectarse hacia el futuro y, en particular, de alguien que valora la libertad y que desea cumplir las Leyes y normas, Chile es hoy más incierto y hostil para vivir. Son varias las incertezas que amenazan las posibilidades de crecimiento de la sociedad y de las personas. La prioridad del progreso ha sido abandonada y las propuestas del Gobierno de productividad e innovación son insuficientes. La inseguridad ciudadana producto de la delincuencia en las ciudades y los violentos atentados que están ocurriendo en zonas cada vez más amplias en el sur del país hacen que las personas y la propiedad estén indefensas. Por otra parte, cuando las instituciones se debilitan, el poder político tiende a reinar más allá de sus límites, y muchas veces en contra de criterios mínimos de sentido común; por ejemplo, las nuevas interpretaciones administrativas como las del Servicio de Impuestos Internos estableciendo nuevas implicancias penales e incluso aplicándolas retroactivamente. En otros casos se llegan a establecer nuevos criterios judiciales que cambian lo que se había normado sin respetar la doctrina del precedente y sin que medien modificaciones legales.



En el contexto general del país, la Constitución es la encargada de brindar certeza por antonomasia, lo que no equivale a decir que no evolucione. En Chile, a partir de los cambios plebiscitados en 1989, esta ha sido modificada treinta y tres veces. Sin embargo, hoy su espíritu y letra están nuevamente en entredicho, y no porque se hayan presentado propuestas concretas siguiendo las normas por las que se la puede modificar, sino a partir de un proceso con claras reminiscencias totalitarias en que luego el líder traduce la supuesta "voluntad popular". Que la autoridad tenga que salir a declarar que no está en juego el derecho de propiedad es un sintomático símbolo de confusión e inestabilidad.



Es cierto que en democracia si se tiene los votos -y se actúa dentro de la Constitución-, el Gobierno puede aplicar la retroexcavadora en las políticas que se desee. Pero lo que no puede hacer es pretender que además los ciudadanos sigan actuando como si nada pasara, sin sentir el impacto de las malas medidas que se han adoptado.



Después de tantos años, no imaginé ni busqué que una decisión personal tuviera que ser objeto de una explicación pública. Las circunstancias lo han hecho necesario. No he de esconder que no me gusta la incertidumbre que percibo en el país y que este hecho ha influido en mi decisión. Como persona que cree en la libertad, espero poder seguir ejerciéndola, ir y venir y contribuir allí donde lo vea posible. Y por el bien del país, espero que Chile recupere la armonía mínima que se requiere para seguir avanzando.




Transiciones, transacciones, traiciones…,

por Fernando Villegas.







Instalada ya en el vasto catálogo de las frases hechas, desde hace mucho tiempo estamos oyendo la aseveración de que no hay nada más arduo y lleno de peligros que la fase de transición desde un régimen autoritario o dictatorial a una democracia. Ha cobrado carácter de axioma político. Se nos dice que normalmente las sociedades sumidas en ese delicado trance han experimentado conflictos sangrientos y desde esa premisa deriva el gran aprecio por la obra cumplida por el fallecido Presidente Aylwin. Condujo la transición, se afirma, evitando esos peligros y llevando el proceso a buen puerto.






Es curiosa tanta persistencia. Estamos indudablemente en presencia de un dogma preservado con la inamovible convicción de un acto de fe en la inescrutable naturaleza de la Santísima Trinidad. Sin embargo basta un breve repaso a los libros de la historia de los últimos 50 años para constatar exactamente lo contrario: de las diversas clases de paso de un régimen político a otro que pueda experimentar una sociedad, ninguna es menos tormentosa y conflictiva que el traslado desde una dictadura y/o régimen autoritario y a veces hasta totalitario a una democracia de texto.






Amén del chileno, varios ejemplos están a la mano:






a) La transición acaecida en Sudáfrica desde el apartheid a la actual democracia con igualdad de derechos para sus dos razas se celebró sin actos de violencia sino al contrario, en medio de un ambiente jubiloso.






b) La transición desde la URSS a la Rusia -por  breve tiempo- democrática, cosa que por la dimensión de ese país y su larga historia como imperio socialista hubiera sugerido que no podía suceder sin un cataclismo, sólo experimentó un intento de putsch fallido y el suicidio de tres Generales del Ejército Rojo.






  1. La transición en Portugal -en 1974- desde el régimen de Salazar a una democracia fue totalmente incruenta.




  1. La transición argentina desde los Gobiernos Militares a la democracia se llevó a efecto sin convulsiones de ninguna clase.




e) La transición peruana desde sus regímenes Militares tampoco ofreció tormentosas dificultades.






f) La transición española desde el franquismo a la democracia no tuvo otro incidente que el disparo al aire de un militar fuera de sintonía ni otro resultado que los honorables agazapándose con muy poca dignidad bajo sus escritorios.






De seguro hay más casos. Todos muestran que dicha modalidad de transición -la transición como tal, el lapso del paso efectivo de una cosa a otra, NO su etapa previa- es de las más pacíficas o como mínimo de las menos violentas, lo cual no desmerece la gestión de quienes las conducen porque en cualquier instancia o fase que viva una sociedad hay sobrado espacio para el error y por tanto el desastre. Siempre importan la inteligencia y el tino de quienes están a cargo. ¿Acaso el  “Costa Concordia” y el “Titanic” no eran barcos flamantes y navegaban aguas tranquilas? Sin embargo en ambos casos bastó la torpeza del Capitán para hundirlos o hacer posible el hundimiento. La torpeza, esa perenne y tan abundante virtud humana, es capaz de mandar a pique al buque más pintado flotando en aguas calmas, estancar a un país que prosperaba o quebrar una empresa boyante.






Primera razón
En las transiciones la buena conducción es entonces importante, pero lejos de operar sobre una base en extremo difícil, al contrario, lo hace en circunstancias al alcance de la sensatez y sentido común de quienquiera posea esos atributos. En lo esencial dicha circunstancia facilitadora está en la naturaleza de la situación y consiste en lo siguiente: el solo hecho de que un régimen que, por definición, controla todo el aparato institucional y la fuerza armada pero aun así se permite transitar o ser llevado hacia la democracia en vez de ser empujado a ella -o a otra cosa- por una guerra civil o una revolución, señala, lisa y llanamente, que ya era totalmente INVIABLE y a sus titulares no les quedaba otra cosa que la abdicación y/o resignación y/o rendición, esto es, una transición. Por eso siempre en un sistema autoritario viviendo esa experiencia se observa el mismo fenómeno, a saber, que ya no contaba con el apoyo ni siquiera de los sectores que lo promovieron, incluyendo las clases privilegiadas, las cuales están siempre más interesadas en defender su propiedad que al régimen político de turno, sea democracia o dictadura; cualquiera de ambas alternativas que cese de ofrecer seguridad a su propiedad y privilegios automáticamente pierde “legitimidad”. De ahí que los regímenes autoritarios necesariamente se derrumben si no ofrecen dicha garantía. Sin el apoyo de los “poderes fácticos” no hay régimen capaz de sostenerse. De ese régimen abandonado por todos se puede decir, más elegantemente, que “ya ha cumplido su “misión histórica”. A partir del momento cuando las estructuras autoritarias se convierten en económica y políticamente improductivas, es del mejor interés aun de sus originales defensores y beneficiarios asegurarse un cambio o transición que les permita el mejor escape a la tormenta de la venganza y el despojo.






Segunda razón
La anterior es causa necesaria pero no suficiente para la fluidez de dicho tránsito; se requiere, además, que la contraelite esté particularmente interesada en evitar desbordes, condición que viene de suyo en la lógica misma de la coyuntura, pues sólo quienes prefieren mil veces las transiciones a las revoluciones pueden, quieren y se les permite negociar los términos del proceso. Cuando no ha sido así, como en el caso de Portugal, donde una facción del Ejército rebelde a Salazar intentó imponer una suerte de socialismo, rápidamente la presión de los moderados se impuso y cambió la fisonomía de la transición a lo que llegó a ser hoy día, proceso que se retrata de soslayo en la película Tren Nocturno a Lisboa.






La clave de las transiciones son las transacciones. De no haberlas, de ser, la contraelite, enemiga de todo acuerdo, lo que tenemos es más bien un intento de golpe de mano revolucionario que inevitablemente desembocará en violencia. Y, a su vez, la clave de las transacciones son las negociaciones, cuya razón de ser es llegar a acuerdos. Estos acuerdos consisten básicamente en la compraventa de pólizas de seguro. En breve, una transición es una entrega planificada del poder a cambio de seguridades, siendo la principal de ellas la de que los responsables o culpables o cómplices o amigos del antiguo régimen no serán colgados en la plaza pública.






¡Traición!
Como negociar implica que ni se juzga ni se condena ni se ajusticia  o al menos no se hace de  inmediato y/o en escala masiva, es también parte de la lógica natural de estos procesos que tarde o temprano se acuse a sus protagonistas de haber cometido “traición”. Niñitos de 15 años con quizás conocimiento de la tabla del tres se han dado el lujo de desfilar el día mismo de las exequias de Aylwin haciendo “declaraciones” de ese tenor. Adultos de similar edad mental a la de esos nenes le han reprochado a Aylwin en vida -y lo harán también apenas se disipen las emociones del funeral- algo semejante y en términos igualmente desdeñosos.  Hace tiempo ya que se instaló en ciertos sectores la versión histórica de que su Gobierno “pudo hacer mucho más” en materia de justicia pero, al contrario, sólo negoció mucho más de lo necesario.  









Todas esas personas fueron beneficiarias de la obra de Aylwin, la cual incluyó por necesidad transacciones celebradas no en la medida de lo posible, como se dijo, sino haciendo lo imposible para preservar la recuperada democracia y sofocar el fantasma de un nuevo cuartelazo. Esa era su tarea, no otra. Pero precisamente porque se cumplió, precisamente porque la democracia no fue rota por segunda vez, precisamente porque hubo continuidad del régimen democrático desde el día “uno” hasta hoy, esas personas y esos niños se hacen la ilusión de que dicha democracia recuperada era igual de vigorosa entonces como ahora y por lo tanto -¡qué falaz es ese “por lo tanto”!- capaz de mucho más desde el comienzo.






Varios de esos genios del análisis histórico están hoy en día en el gobierno.




La indignación por el puente Cau Cau.







Hay indignación en la opinión pública por el caso del puente Cau Cau en Valdivia. Después que se gastaran más de 18 mil millones de pesos, los consultores contratados para evaluar qué hacer con la obra sugieren su demolición y construir un puente nuevo, lo que se estima tendrá un costo adicional de $10.000 millones. El resultado es una vergüenza para la ingeniería chilena, para el MOP y para la constructora. Al respecto, el Ministro de Obras Públicas ha terminado por aceptar que la responsabilidad es compartida entre esa dependencia -incluida su Asesoría Fiscal- y la empresa constructora. El fracaso de este proyecto, que ha cruzado la gestión de seis Ministros de Obras Públicas, es mucho peor que el episodio del puente de Loncomilla, cuya caída gatilló la renuncia del entonces titular de la cartera.



En Loncomilla el error original había ocurrido durante la construcción de la obra -una de las cepas del puente no estaba apoyada en roca-, varios años antes del nombramiento de las autoridades del MOP al momento de su derrumbe. También en el puente Cau Cau, las causas del fracaso comenzaron a gestarse antes del nombramiento del actual Ministro. Aparentemente los problemas tienen su raíz en el diseño original y fueron agravados por deficiencias constructivas y de supervisión. Pero respecto del Cau Cau el Director General de Obras Públicas, correligionario nombrado por el titular de la cartera, autorizó un aumento del valor de obras por $1.800 millones. Posteriormente debió renunciar al advertir Contraloría que había sido, hasta antes de su nombramiento, asesor de la empresa constructora en cuestión.



El prestigio de la ingeniería civil chilena ha quedado en tela de juicio por esta falla de repercusiones internacionales. Seguramente, fotos de este puente se usarán en clases de futuros ingenieros en el extranjero para enseñarles las falencias que se deben evitar. La primera de todas, un diseño demasiado ajustado, sin margen para hacer frente a los posibles errores que podían cometerse en un tipo de obra sin precedentes en el país. El MOP no fue capaz de advertir esa deficiencia en el proyecto que se presentó.



A su vez, la empresa constructora cometió un error fundamental al instalar equivocadamente los tableros del puente, algo que fue advertido por la empresa de ingeniería encargada de la Asesoría de la Inspección Fiscal. El intento de arreglar estos errores hizo más pesada la estructura, y al tener poco margen, el sistema oleohidráulico de levante no resistió las pruebas. Junto con ese descalabro mayor hay una multitud de pequeños desaciertos que debilitaron la estructura y empeoraron su funcionamiento. Como hemos dicho, el diseño en su origen no consideraba márgenes razonables que permitieran salvar la situación, lo que ha concluido con la condena del proyecto.


Pero si muchos de estos aspectos resultan complejos de sopesar para la opinión pública, no lo han sido los vistosos esfuerzos de todos los involucrados por eludir cualquier responsabilidad en este fracaso colectivo. Las investigaciones Judiciales y administrativas, comunicadas con prontitud, solo calmarán la indignación ciudadana si establecen de manera clara las responsabilidades y permiten sacar conclusiones sobre las prácticas del MOP que es necesario modificar para evitar un fracaso tan sonado en el futuro.



Fin de la luna de miel para Macri.







La multitudinaria marcha del viernes, convocada por las cinco principales centrales sindicales de Argentina para protestar contra las políticas que está llevando adelante el Gobierno de Mauricio Macri, da una idea del complicado panorama que enfrenta el Presidente trasandino en su objetivo de estabilizar la economía del país. Los sindicatos, que responden principalmente al peronismo, se fragmentaron varias veces durante las administraciones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, cuando se enfrentaron entre sí y contra el Gobierno. Ahora, sin embargo, parecen haber encontrado un frente común en su oposición al ajuste impulsado por el Gobierno de Macri, y que ha costado ya unos 115 mil despidos entre diciembre y marzo.






No es sólo el sindicalismo, sin embargo, el que ha mostrado su rechazo ante el rumbo de la economía. Las alzas en los servicios básicos —por el término de los enormes subsidios de la era Kirchner— y el incremento en el precio de la bencina, de 31% en los últimos tres meses, han motivado una caída importante, cercana a los 15 puntos, en el respaldo a Macri en las encuestas. Como si fuera poco, el Gobierno ha anunciado que podría vetar la controvertida Ley Antidespidos, impulsada por la oposición, aprobada por el Senado y que ahora debe discutirse en la Cámara. Esta norma, que prohíbe los despidos por 180 días y establece una doble indemnización para quienes sean cesados, ha sido fuertemente criticada por el Gobierno y organizaciones empresariales.






Macri ha dicho, con razón, que el ajuste es inevitable ante la caótica situación económica que heredó del kirchnerismo: inflación creciente, caída en la inversión y crecimiento descontrolado e injustificado del empleo público, lo que el actual Presidente atribuyó a una estrategia de sus antecesores para disimular la desocupación. Ha anunciado, además, que espera normalizar la economía antes de fin de año, para lo cual confía en que el reciente acuerdo con los acreedores internacionales le permita volver a atraer la inversión privada. Pero los tiempos de la economía suelen ser distintos a la paciencia de los argentinos, sobre todo cuando el ajuste afecta directamente al empleo y al poder adquisitivo de las familias.






El horizonte electoral, de todos modos, le ofrece al Presidente cierto oxígeno: las próximas elecciones, Legislativas, serán recién a fines de 2017. Más inquietante, y una prueba para la habilidad política del Gobierno, parece la relación que deberá establecer con el poder del sindicalismo. Éste tuvo ya un papel relevante en la caída anticipada de los Gobiernos de Raúl Alfonsín, en 1989, y Fernando de la Rúa, en 2001. En los últimos años, además, las organizaciones sindicales han adoptado lógicas instrumentales y corporativas, interviniendo directamente en la vida política del país. Es un escenario que Macri y sus consejeros tienen muy presente.






A nuestros amigos y amigas.




Durante los cuatro meses en los que hemos estado alejados de las informaciones tratamos de desintoxicarnos de la mala calidad de los Gobernantes que tenemos, de la inmensa crisis social que vemos están incubando, de la inmensa delincuencia que amaga las libertades ciudadanas y del terrorismo que atenaza a una gran parte de nuestro territorio.




Terminamos nuestro periodo de silencio bastante relajados, pero en los pocos días del fin de nuestro descanso, nos vuelve a asfixiar el mal Gobierno que tenemos, las escasas capacidades de nuestros políticos, la delincuencia desatada, el terrorismo de ciertos sectores Mapuches, el estado de incertidumbre jurídica en que nos desenvolvemos y la atroz inseguridad ciudadana.




La evaluación del Gobierno, la peor desde que es medida, es sorprendente, la apreciación popular de la incapacidad de los equipos de Gobierno, el fantasma del desempleo, la incipiente inflación, la improvisación grotesca de nuestras Autoridades, el vergonzoso ejercicio de tratar de culpar a otros de su ineptitud ya nos tienen cansados nuevamente.




Sin duda alguna no vamos por un buen camino, además de alejarnos demasiado de la senda del progreso, la sabiduría popular ya lo ha detectado y eso produce un desaliento fortísimo a la hora de evaluar el futuro, sobre todo si se considera que existen grandes posibilidades de que muchos perdamos nuestros trabajos y escasas posibilidades de encontrar otro en un plazo razonable.




Vienen tiempos difíciles, muy difíciles, esperamos que quienes nos Gobiernan entiendan que el futuro del país es un asunto serio y que enmienden los garrafales errores que están cometiendo por una mezcla nefasta de ideologismos, que ya la historia a botado al basurero, de improvisación impactante, desprolijidad aberrante e ineptitud aciaga.




Una de las cosas que más nos ha impactado es la falta de coherencia, de rectitud y de lealtad de la UDI que una vez más ha traicionado al Gobierno Militar al cerrarle las puertas, de una manera grotesca, a la postulación de Cristián Labbé para la Alcaldía de Providencia. Esto nos ha dolido con una gran fuerza, aunque creemos que con ello la UDI ha cavado su propia tumba.




La renuncia del Diputado Pepe Auth al PPD no nos ha parecido nada sorprendente, baste ver la calaña de los dirigentes de esa colectividad y constatar que el Senador Guido Girardi y otros mafiosos han cooptado a esa agrupación apartándola de una política seria para tirarse a una aventura de enloquecido revolucionarismo que quiere arrasar con el país.




Ver como el terrorismo de una minoría de la etnia Mapuche está destruyendo el sur de Chile, incluyendo en sus ataques ahora iglesias, nos tiene horrorizados, pues demuestra que a estos terroristas, y lamentablemente al Gobierno de Chile, les importa poco la vida de nuestros compatriotas y no les interesa que se hipoteque el futuro de centenares de miles de ciudadanos.




El ninguneo al Tribunal Constitucional, al que respetan solo cuándo les conviene y falla a favor de ellos, demuestra los afanes totalitarios de quienes nos Gobiernan, que solo quieren cambiar la Constitución por una a la medida de sus ambiciones de eternizarse en el poder y de hacer lo que quieren con el país, sin fiscalización no estamentos correctivos.






Pueblos bien informados
difícilmente son engañados.

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EMPRENDEDORES RESPONDEN A LAS MENTIRAS DEL OFICIALISMO BACHELETISTA.

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Evelyn Matthei evaluó en CNN los 3 primeros meses de Bachelet…

Impactante: Ex dirigente secundaria sería la joven encapuchada grabada por Carabineros.

LANATA : CARTA A CRISTINA FERNÁNDEZ.

Juzgue usted si Bachelet sabía o no del maremoto... , video gentileza EMOL-

"La desnacionalización del cobre no la hizo Pinochet sino que fue la concertación".

Polémica por video de la Onemi del 27F, Bachelet niega tsunami...Gentileza EMOL.

Bachalet niega tsunami a las 8:59am del 27F
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Canción Nacional de Chile completa con todas sus estrofas....

Imagenes de un recuerdo siniestro

Marcha Soldados del 73, con imágenes

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Letra Marcha: Soldados del 73

Letra Marcha Soldados del 73

Autor: Rosabella Liniers
Compositor Gianfranco



Son hermanos los Infantes,
todas las armas y soldados del ayer
Carabineros, Marinos y Aviadores
Combatientes del 73.

Un sólo cuerpo, un sólo corazón,
noble misión, proteger a la Nación,
la frente en alto saliendo del cuartel,
los soldados del 73.

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

En el recuento se hace el silencio,
por los heridos, los caídos que no están,
lo lamento mi Capitán,
mi Sargento no le puede contestar.

La Patria es libre, llegó la paz,
en el desierto, el cielo, azul el mar,
ya nuestros hombres cantan victoria
Combatientes del 73

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

Piñera anuncia propuesta de reformas educacional y tributaria, gentileza EMOL

Padre nuestro que estás.....

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