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martes, 25 de agosto de 2015

Chile parece estar despertando....

 
 Las bocinas de los camioneros de Chile están
despertando a los chilenos brutalmente atacados
por la delincuencia y el terrorismo.



Cristián Vargas saca la cara por el SII,
por Sergio Melnick I.




Realmente impactantes las declaraciones del ex Director Jurídico del Servicio de Impuestos Internos. Un funcionario de 20 años en el Servicio, que ha servido a cuatro Gobiernos diferentes, es recientemente despedido por oponerse a las malas prácticas políticas del Gobierno. De alguna manera da esperanzas de un servicio público profesional y dedicado, pero el resultado concreto es que ha sido despedido políticamente. Nuevamente son los medios de comunicación quienes denuncian el escándalo y no son las instituciones que corresponde, menos el Gobierno, que en este caso es el actor principal del escándalo.




En síntesis, Vargas ha confirmado al menos ocho cosas muy graves. La primera es que Peñailillo y Arenas presionaron directamente a Jorratt para que este no ejerciera las investigaciones y funciones legales que le corresponden a Impuestos Internos. Segundo, que hubo iguales presiones al Director del SII por parte de políticos destacados, de todos los sectores, de quienes no quiso dar los nombres. Tercero, que hay al menos cinco o más empresas muy relevantes que debieron ser sujeto de demandas judiciales por delitos tributarios en el financiamiento de la política, que no se ha hecho. Cuarto, que Jorratt se hacía eco de dichas presiones y torcía cada vez el funcionamiento profesional del servicio. Quinto, ratificó que el abogado Donoso de SQM participó en una reunión en el Ministerio de Hacienda, presentándose como abogado de confianza del Ministerio del Interior, es decir, a nombre de Peñailillo. Sexto, que hubo procedimientos inadecuados en el caso de Novoa, que ameritan al menos un sumario interno. Séptimo, que efectivamente se debió demandar a la empresa de Martelli además de él como persona, ya que es ahí donde está la más grave evidencia. Octavo, que efectivamente Peñailillo recibía información de la Fiscalía y de Impuestos Internos. De hecho, se estima en diversas fuentes que lo recaudado por Martelli y Rosenblut fueron US$ 6 millones y se investiga actualmente por menos de uno. En los hechos, entonces, hubo demoras y omisiones en el actuar del Servicio por manejo de La Moneda y presiones políticas.




La gravedad de estas declaraciones públicas es enorme y sus implicancias pueden ser insospechadas, tanto si el Servicio actúa, como si no lo hace. Si no pasa nada, la corrupción política del Gobierno en este caso sería simplemente inaceptable y, además, el nuevo Director quedaría inmediatamente cuestionado. Si lo hace como corresponde, veremos una larga lista de políticos procesados en los Tribunales. Y sin duda si el Servicio actúa como debe, el impacto en La Moneda será directo e inevitable. Las empresas que aún deben ser investigadas, incluyendo SQM adecuadamente, son especialmente cercanas a la campaña de Bachelet y la Nueva Mayoría, que es precisamente la razón por lo que se ha estado tapando. 2+2=22. Aun así, es posible presumir que igualmente han financiado a todos los sectores y los afectados serán múltiples.




Lo que realmente sería más grave, es que Bachelet sostenga que no sabía nada de todo esto, ya que ocurría directamente desde La Moneda, comandado por el Ministro del Interior, su persona de mayor confianza. Peor aún, hay que recordar que Arenas primero y ella luego, ratificaron a Jorratt cuando algo de esto ya se sabía, al menos de las boletas de éste. Pero si fuese efectivo que nada sabía, entonces es imperativo, con mucho respeto, que renuncie por la evidente negligencia o abandono de sus funciones básicas.




Estas declaraciones han ocurrido el día jueves pasado en la noche. Lo importante será ver la respuesta de la clase política, del Gobierno, de los medios de comunicación, de los Tribunales, de la Contraloría, la Fiscalía, el Consejo de Defensa del Estado, la fiscalización de la Cámara de Diputados, las asociaciones civiles que deben demandar, etc. Ahora veremos si efectivamente las instituciones funcionan. Ya no se trata de presunciones. Hay aquí un testimonio directo y responsable de un funcionario que fue testigo personal de esas formas de corrupción, quien por oponerse fue simplemente despedido. Es fundamental al menos saber con nombre y apellido todos los políticos y funcionarios de Gobierno que presionaron a Jorratt. Es imperativo abrir la empresa de Martelli. Es necesario saber exactamente todos los políticos que tienen boletas directas o indirectas comprometidas. Es clave saber cómo recibía Peñailillo la información de la Fiscalía.




Si no hay una respuesta realmente masiva e indignada del país a esta situación, y todo esto finalmente queda en nada, el Estado de Derecho simplemente habrá desaparecido y detrás de ello la democracia habrá quedado en jaque casi mate y  cualquier cosa se podría esperar. No es política del terror, es sólo evidencia.




A la hora señalada,

por Joaquín García Huidobro.






Muchas cosas podemos reprocharle a la Democracia Cristiana: su arrogancia en la década de los sesenta, la falta de consistencia entre sus principios y la conducta de algunos militantes, etc. Pero hay algo que nadie le desconoce: la sabiduría y el valor con que defendió la causa de los derechos humanos durante los años del Gobierno Militar.


Su defensa del derecho a la vida y la integridad física no fue interesada, pues, en términos generales, las víctimas de los abusos más graves en la materia no pertenecían a su tienda política, sino a sus adversarios de los años precedentes.


Por otra parte, la suya no era una defensa ingenua: antes del 11 de septiembre de 1973 la Democracia Cristiana se había opuesto con claridad a un proyecto político, el de la Unidad Popular, que con el correr del tiempo fue adoptando un talante claramente antidemocrático. Tampoco ignoraba que un número importante de las víctimas de desapariciones o torturas eran personas que creían en la legitimidad de la lucha armada tanto para acceder al socialismo como, después, para oponerse al Gobierno de facto.


Pero la conciencia de esos factores no llevó a los líderes de la DC de entonces a pensar que ellos legitimaban cualquier cosa. Desde el primer momento les quedó claro que la defensa de la sociedad occidental, la seguridad nacional o cualquier otro valor jamás podrían justificar la transgresión de ciertos límites, representados aquí por el derecho de la vida. Su respeto no podía depender de culpas o inocencias, o de circunstancias externas más o menos dramáticas, sino que se asentaba en la dignidad humana, que tiene un carácter intangible; es decir, no se puede poner al servicio de consideraciones ulteriores: no podemos emplear la vida humana como simple medio para conseguir otras cosas, por muy importantes que ellas sean.


Hoy, cuando nuevamente está en juego el derecho a la vida, y no de cualquiera, sino de inocentes, la gran pregunta es: ¿seguirán las nuevas generaciones de la DC el ejemplo de quienes las antecedieron? ¿Tendrán la claridad mental como para darse cuenta de que hay conductas que no resultan justificadas ni aun a pretexto de circunstancias particularmente graves, como puede ser algo tan terrible como una violación? No se trata de unas preguntas como cualesquiera otras. Ellas apuntan a la razón misma de ser del Partido Demócrata Cristiano.


De más está decir que el rechazo al aborto es tan solo un punto de partida. Ninguna persona honesta puede quedarse tranquila por haberse opuesto al aborto si no manifiesta, con palabras y con hechos, su preocupación por la vida ya nacida, que muchas veces se desarrolla en condiciones indignas del hombre. En esta materia también constituyen un ejemplo las primeras generaciones de políticos de la DC, que no solo defendieron el derecho a la vida, sino también buscaron, con mayor o menor acierto, dar origen a un sistema económico y político donde los chilenos fueran actores de su propio desarrollo y no simples espectadores de un sistema que dispone de ellos como un recurso económico más.


Pero tal como una actitud pro vida sería falsa si se limitara solo a los no nacidos, ignorando el clamor de grandes masas desposeídas de lo necesario para llevar una vida genuinamente humana, cualquier sensibilidad social sería solo una máscara engañosa si es incapaz de incluir en su preocupación a los más débiles de los débiles, a los que aún no han nacido, particularmente cuando se los quiere transformar en seres descartables.


No faltan razones para confundirse. Algunos dicen que no se trata de legalizar, sino simplemente de "despenalizar" (¿estarían dispuestos a "despenalizar" la tortura en casos muy graves?). Otros proponen volver a la norma de 1931, que permitía el aborto terapéutico en caso de peligro para la vida de la madre. Olvidan que las palabras de la Ley podrían ser las mismas, pero no la medicina, que ha avanzado tanto que estamos en una situación completamente distinta a la de hace 84 años.


Gabriel Valdés, Bernardo Leighton, Patricio Aylwin y otros como ellos no se confundieron: para estos democratacristianos no había vidas de primera y otras de segunda. No pensaron que se podía hacer una excepción a los principios del partido cuando se trataba de un caso incómodo, sea porque la víctima era un marxista o un no nacido, o porque defenderlos no estaba de moda. Ellos supieron estar en el lugar preciso a la hora señalada, y alzaron su voz en defensa de toda vida humana.


Permítame la palabra…,
por Fernando Villegas.




Luego de un extenso lapso acogiéndose a tan obstinado silencio que pudo temerse al hombre sufriendo serios problemas fonéticos y en manos de un otorrinolaringólogo, Eyzaguirre sacó la voz. Lo ha hecho con énfasis, dando así claras pruebas de que su garganta se mantiene intacta, pero además en su estilo, ofreciendo a la pasada testimonio de que su arrogancia sigue impertérrita. Ha sido contundente, apodíctico, elíptico y sarcástico. De ese modo fue como el lunes, a guisa de puntapié inicial del segundo tiempo de sus talentos orales, reestrenó la caravana del buen humor puesta de moda -para vocerías Gubernamentales oficiales u oficiosas- en los remotos tiempos de Vidal, rey indiscutido de la jarana político-comunicacional. En eso don Nico falló. No hubo nada de divertido en su comentario acerca de la eventual cesantía de guionistas de TV desplazados por sultanes y turbantes importados de Turquía; tampoco resulta gracioso decirnos que la crisis política deriva sólo de las invenciones de dichos profesionales sin pega. Hay que tener cuidado con el sentido del humor. Heinrich Böll, quien escribió una novela protagonizada por un payaso, dice en alguna parte que prueba irrefutable de decadencia en ese oficio es que el tony se ría de sus propios chistes.




O quizás haya humor después de todo en eso de metaforizar las cosas culpando del clima político a un alarde fantasioso de escritores sin trabajo. Humor negro en todo caso, uno en el sórdido estilo del Guasón fastidiando a Batman en cada película. No deja de haber retorcida comicidad en que el Ministro de un Gobierno sumido desde su inauguración en la atmósfera de virtualidad e irrealidad de una ideología con tufo sesentero, venga y adjudique esa cualidad fantasmagórica a la única cosa real que manifiesta abundantemente su mandato hasta la fecha, a saber, el fracaso y/o la confusión. No hay tal cosa nos dice el Ministro, no hay conflicto, no hay divisiones, no hay desaliento, no hay angustia, no hay duplas ni hay resignación ni menos renunciación; todo eso es un guión perpetrado por gacetilleros sin trabajo. Para refrendar tan sabias palabras, un par de días después la Presidente Bachelet decretó que los conflictos son de hechura artificial. Hemos sido notificados: todo problema o conflicto es obra del locuaz fascismo internacional.




Fiat lux…

En el principio Nuestro Señor dijo “hágase la luz” y en el comienzo la NM dijo “cúmplase el programa”, pero sólo hasta ese punto hay algún parecido entre ambas gestiones; mientras Nuestro Señor cumplió y de su Verbo nació no sólo la luz sino las aguas, el aire, los pájaros y nosotros, todas cosas tangibles, la NM se ha quedado en el “hágase el programa” sin que de dichas palabras surja nada digno de nota.
La palabra es un don de doble filo de la izquierda, la cual nace y crece con la queja, que es una palabra, para luego sostenerse con discursos, que son demasiadas palabras. Nada de raro es entonces que termine creyendo que una realidad decepcionante surge de malas palabras pronunciadas o escritas por otros. Por eso la NM aun no ha logrado superar las tinieblas del Caos que antecede la Creación. Lo suyo es la confusión y estropicios que acompañan el andar a tientas en una habitación a oscuras.




Desaliento

Por eso el desaliento cunde tanto en el corazón mismo de La Moneda como en personas transitando en órbitas algo más lejanas, a saber, en ex miembros del Gobierno, dirigentes políticos, Congresales varios y comunicadores en otros tiempos sensibles al palmotazo en la espalda y la eventual agregaduría en Europa por servicios rendidos, pero hoy inclinados a ser díscolos y soltar algunos pinitos críticos. En todos ellos se detecta una impresionante decepción con la Presidente, sentimiento a veces acompañado de comentarios irrepetibles. Atroces preguntas recorren como sombras sus atribulados semblantes: ¿Qué hacer, adónde ir, qué remedio poner? El buque hace agua y no hay ninguno al rescate en la cercanía o siquiera lejos; tampoco existe el deseo, si dicha embarcación alternativa existiera, de abordarla. Algunos ya creen oír el cuarteto de cuerdas que acompañó al Titanic al fondo del Atlántico, pero la esperanza es lo último que se pierde. Tal vez, se dicen los potenciales náufragos, en unos meses más los misteriosos caminos de la dialéctica hegeliana harán que en medio del desastre y las tinieblas emerja la luz y resplandezca la Verdad, amén.




Mundos virtuales

Es en medio de ese ánimo de derrota y fracaso -porque no hay otras palabras para describirlo- donde prolifera la hipnótica tentación de huir de la realidad. La “última tentación” del hombre superior, decía Nietzche, es la compasión; la última tentación del político en serios problemas es el autismo. En este caso significa  sumergirse en una semántica y gramática autocontenida y autorreferente microfoneada desde una burbuja que flota a gran distancia del suelo, en algunos casos también a gran distancia del país gracias a las visitas de Estado. Desde allí no sólo los problemas no se ven o sólo en versión pigmea, manejable, casi banal, sino además se desarrolla la agradable ilusión -teñida con algo de paranoia- de que basta apuntar con la lengua a presuntos culpables externos y los problemas se desvanecerán. Aquí y entonces es cuando entran a escena los ex libretistas de teleserie, los comunicadores comprados por el Gran Capital, fascistas redomados del columnismo, sediciosos a tiempo completo de la TV, complotadores de la prensa, agentes del imperialismo dados a las letras y a veces, de pasada, también las tibias criaturas de la Democracia Cristiana y sus lamentables dichos.




Existen, entonces, varios Chiles verbales. Uno de ellos responde preguntas de encuestas y expresa tal vez a un 70% o más de desafectos con el Gobierno; otro Chile semántico está habitado por los 90 a 100 mil nuevos empleados Fiscales que han sido  contratados para darles un nuevo frente de lucha a los combatientes de los partidos, a lo cual se suma el stock conformado por las militancias clásicas, los dirigentes, los Congresales progres, izquierdistas de vieja cepa viviendo las glorias de la tercera edad, altos funcionarios de Gobierno, activistas de ONG políticamente correctas y comunicadores aún llenos de fe, todos quienes siguen recitando los mantras oficiales del régimen; un tercer Chile verbal es callejero y rechinante y lo habitan cohortes demográficas menores de 30 años dadas a garrapatear grafiti del tipo “40 años juntando odio” y a leer folletería delirante de origen decimonónico.




Ninguno de estos tres lenguajes tiene contacto con los otros. No hay áreas comunes, puntos de encuentro, adjetivos y sustantivos intercambiables. Tampoco vienen palabras de unidad y consuelo desde la boca de las personalidades que, aun sin claras bases de apoyo, visten y desvisten sus respectivos trajes de Superman sin pleno convencimiento de si los van a usar o no. Algunos se instalan canas artificiales para aparecer como maduros próceres de la patria y el progresismo y otros ofrecen su amor al país, pero ninguno explica en qué consistiría su oferta. Ni han dicho algo ni han pedido la palabra. Así van las cosas, con todo el mundo asomándose sólo a profundidad de periscopio.  Es en el corazón de dicho escenario donde aparecen los malvados libretistas que exorcizan Eyzaguirre y su amiga la Presidente.




País laico, aborto y práctica médica,
por Fernando Chomali.




La Iglesia Católica reconoce que hay embarazos que generan múltiples dificultades a las madres y que algunos son verdaderos dramas de hondo contenido humano, sin embargo difiere sustancialmente del modo como ese drama se resuelve. Algunos plantean que la madre puede decidir si sigue adelante o no con el embarazo, y que la Ley y el aparato Estatal se ponen al servicio de dicha elección procurando un aborto; otros, entre los cuales la Iglesia Católica se incluye, creen que aquello no solo no soluciona el problema de la madre, sino que además le agrega otro, que es la eliminación de un inocente e indefenso ser humano en desarrollo, como lo fuimos cada uno de nosotros.


Al leer el proyecto y sus antecedentes detenidamente, está más que claro que el espíritu de la Ley no está centrado en un tema médico ni de salud pública: está centrado en el supuesto derecho que tiene la madre a decidir si sigue o no con el embarazo. Y ello cuando quiera. Ese es el debate de fondo, y desde ese punto de vista urge mayor honestidad intelectual. El debate es si el deseo de la madre de no tener un hijo prevalece por sobre el derecho que tiene ese ser de la especie humana a continuar desarrollándose en el seno materno. No me parece justo suscitar en la conciencia de las personas una posición respecto del aborto presentando casos dramáticos que apelan al sentimiento cuando lo que se pretende en la Ley, y es cosa de leerlo, es que la mujer tenga amplias facultades para decidir. ¿Se les mostraron a los encuestados los fundamentos del proyecto?


Dada la oposición de la Iglesia Católica a este proyecto de Ley que deja en la más absoluta indefensión al concebido, según consta en múltiples documentos Pontificios, Episcopales y académicos (todos ellos, en manos de la comisión de Salud de la Cámara de Diputados), y no teniendo argumentos para contrarrestar sus postulados, aparece el de que Chile es un país laico. Soy el primero en estar de acuerdo de que Chile es un país laico y que hay separación de la Iglesia y el Estado, pero ese argumento no vale cuando se trata de defender principios que surgen de la razón, como lo es el derecho primario, original y fundamental que tiene todo ser humano a que se le respete su vida. De ese derecho gozamos quienes estamos hoy en esta discusión.


El hecho de querer marginarnos de este debate que toca los cimientos mismos de la Nación, con ese argumento no dará resultado, como tampoco lo dio cuando la Iglesia se preocupó, incluso con la vida de algunos de sus propios miembros, de los que no tenían voz y eran degradados en su dignidad de manera brutal.


Llegó la hora de sincerar el debate y responder a preguntas más de fondo: ¿Podría alguien atribuirse el derecho de decidir respecto de qué vida merece ser vivida y qué vida no merece ser vivida? ¿No será un fracaso de la sociedad terminar con la vida de los más indefensos como solución a problemas reales que, por de pronto, somos los primeros en reconocer?


¿No será que el principio de la solidaridad y el acompañamiento de todo orden a la madre y al hijo son el camino donde se vive con mayor fuerza una sociedad auténticamente democrática y además respetuosa de la Constitución? ¿No será que llegó la hora de leer los libros de embriología de todo el mundo que postulan, y hoy con más fuerza que nunca, por los nuevos conocimientos alcanzados, que al producirse la fecundación se da inicio a un nuevo ser de la especie humana? ¿No será que llegó la hora de respetar las artes médicas en todo su esplendor que enseñan a sanar, cuidar, aliviar, pero nunca a dañar? Y con este nuevo proyecto de Ley, ¿habrá que incluir junto al curso de embriología uno de aborto, y, obviamente en este contexto, el día de mañana junto al curso de cuidados paliativos uno de eutanasia?


¿Será que esta Ley es el paso de una medicina centrada en el bien de los pacientes a una centrada en el deseo del que puede decidir, que suele ser el más fuerte?


Condena injusta,
por Axel Buchheister.




Que Chile está en crisis, pocos lo dudan. Pero no sólo porque hay un Gobierno que no renuncia a aplicar reformas mal hechas y que la ciudadanía rechaza, sino porque somos una sociedad que es incapaz de resolver con eficacia sus problemas.




Todos claman porque los que quebrantan la Ley estén en la cárcel, pero cuando se trata de alguien popular, todo se arregla para que no suceda. Es el caso de la condena injusta que recibió el arquero Johnny Herrera. Así no hay escarmiento y cunde la sensación de impunidad, terreno fértil para que cada día más se dediquen a la actividad delictiva y en forma crecientemente osada.




Las andanzas de dicho personaje son tantas, que cuesta tener el panorama exacto. La cosa es más o menos así: en 2009 atropelló a una joven, causándole la muerte; se dijo que conducía bajo la influencia del alcohol. Finalmente, se llegó a una suspensión condicional del procedimiento, bajo la condición que pagara una suma a la familia de la víctima y que no volviera a infringir la Ley dentro de un año. Sin embargo, al poco tiempo fue sorprendido conduciendo en estado de ebriedad, con lo que no sólo sería juzgado por el nuevo delito, sino que se le reabrió el procedimiento anterior.




No obstante que se trata de alguien que estaba reincidiendo en su mala conducta e incumpliendo las condiciones de un acuerdo que lo liberó, se le condenó apenas a 41 días de prisión remitidos (que no se cumplen), y a dos años de suspensión de licencia, pues según el Tribunal no se acreditó la conducción en estado de ebriedad en el primer caso. Pero al poco tiempo fue sorprendido conduciendo su vehículo, lo que constituye un delito de quebrantamiento de condena. Ahora hemos conocido la sanción por esto: 41 días de reclusión nocturna.




No sólo una pena leve, sino que no tendrá que cumplirla en la cárcel respectiva, sino que en su casa. No podrá salir de ella todas las noches entre las 22:00 y las 6:00 horas, de lunes a viernes, como sucede con la mayoría de los chilenos. Así, los fines de semanas Johnny podrá jugar fútbol para deleite de los aficionados y salir de juerga nocturna. ¡Vaya pena! Y el Ministerio Público, encargado de perseguir a quienes delinquen, estuvo de acuerdo. Se dijo que podría cumplirla en su hogar porque la Ley lo permite como alternativa. Entonces, además de Jueces y Fiscales permisivos, tenemos una Ley mal hecha, porque si alguien va a obtener el beneficio de cumplir la pena en su casa y no en la cárcel, la reclusión debiera ser más gravosa: día completo.




Pero no sólo los Jueces, Fiscales y Legisladores están mal, usted también, porque en democracia la gente elige a las autoridades políticas, las que su vez nombran a Jueces y Fiscales. Si no se queja de este absurdo Judicial con el futbolista, y además vota por tener un Gobierno y Parlamentarios que ofrecen regalar cosas con el dinero de quienes trabajan y pagan impuestos, en vez de cambiar lo que está mal, no se queje si es víctima de un “portonazo”. Es que la aplicación de la Ley se está degradando e importará cada vez menos; y eso será culpa suya.




El pasado también es incierto,
por Cristina Bitar.




El espíritu reformista Gobernante se funda en un diagnóstico extremadamente crítico de la sociedad, lo que es curioso proviniendo de la misma coalición que Gobernó el país veinte de los 24 años anteriores. Más allá de lo que se podría decir de la Concertación a partir de este dato, el citado programa no es sólo la expresión de una voluntad de cambio hacia el futuro, sino, y principalmente, una lectura muy negativa de la organización consolidada en ese período.




Recuerdo una frase que gustaba mucho repetir el ex Presidente Lagos: “Porque hemos hecho lo que hemos hecho, es que…”; vale decir, sus propuestas se construían sobre lo anterior y intentando sustituir el pasado por otra cosa diferente. Era una forma de cambio con continuidad, que reconocía y aceptaba como válido un contexto propio de la forma de organización política y económica del Occidente desarrollado y, dentro de él, postulaba reformas redistributivas que le dieran un contenido más inclusivo y social. Las coordenadas más o menos clásicas que les han dado alternancia con la opción liberal, en un marco de cohesión política, a los países europeos.




Pero la Nueva Mayoría, en la propuesta de Bachelet II, planteó una visión diferente: no se reivindica “lo que hemos hecho”, sino que —validado por mucho de lo que se hizo y dijo en el Gobierno de Piñera— se reniega de ello sólo porque contribuyó a crear la sociedad supuestamente desigual, abusiva e injusta en que vivimos. Sorprende que tantos sientan que el futuro es incierto. Todos escucharon y leyeron “el programa de la Presidente”. Salvo que se hubiese arrepentido, esto es exactamente lo que ella vino a hacer en estos cuatro años.




Lo que no era esperable es la incertidumbre sobre el pasado, consecuencia bruta de la instalación de que en ese pasado se construyó una sociedad injusta. Bajo esa mirada, es lógico que lo que se hizo y acordó en ese pasado se reinterprete de una forma distinta. Con una nueva manera de interpretar y aplicar Leyes vigentes, los contratos con el Estado, la regulación aplicable a los recursos naturales y sectores regulados, e incluso contratos entre particulares, como en el caso de las isapres con sus afiliados. Esto genera hoy más incertidumbre que el futuro.




No se trata sólo de incertidumbre económica, también Jurídica. La primera afecta la inversión, lo que ya es bastante grave, pero la segunda afecta la percepción de legitimidad del poder Estatal. En el imaginario común, la democracia no es sólo una forma de organización del poder político, sino que es también una forma de regulación Jurídica que protege a las personas del uso arbitrario de la lLey por parte del Gobernante. Pero el mensaje de que las normas dictadas en los últimos 25 años han creado una sociedad injusta abrió la puerta para reinterpretar lo Legislado y lo acordado en el pasado. Esta es la peor incertidumbre para un país que se dice serio.




¿Es el cronograma o el programa?,
por Héctor Soto.




Estamos llenos de discusiones menores: si la dupla es dupla o cuarteto, si Fulano  sigue con buena estrella o ya se le apagó, si la gradualidad vendrá o murió antes de nacer, si el Ministro del Interior conversó o no con la Presidente. No es pura anécdota quizás, porque son señales. Sin embargo, está claro que nada de lo que se diga puede ser definitivo. Aparte de las que ya hemos visto, vendrán otras comedias de equivocaciones, que es lo que siempre ocurre cuando falta el liderazgo. Así las cosas, todo indica que los empoderamientos súbitos y las consiguientes quitadas de piso, las estrellas emergentes y las declinantes en el Gabinete, van a ser la trama en torno a la cual se tejerán los 32 exasperados meses de mandato que este Gobierno tiene por delante.




Convendría no perder de vista que al margen de estos ires y venires están en juego asuntos más sustantivos. Por de pronto, hay un programa que se va a ejecutar hasta donde sea posible y se están fraguando tanto en el campo de la educación superior como en las relaciones laborales compromisos más o menos improvisados que al país le va a costar mucho revertir en el futuro. La venganza de la realidad contra el olímpico desprecio que la Nueva Mayoría alentó por las tecnocracias, culpables desde su prisma de haber entendido la política como una simple colección de políticas públicas, no se está haciendo esperar y a estas alturas son varios los Frankenstein que están en el horno. La historia del Transantiago vuelve a repetirse. Si las malas reformas educacionales que se hicieron hasta ahora sólo muy tangencialmente podrían mover las agujas de la calidad de la educación chilena, lo que podría salir de la promesa de gratuidad de la educación superior puede llegar a ser todavía más distorsionado y tóxico. El riesgo es que, lejos de volverse más inclusivo, el sistema universitario termine aún más estratificado y desigual de lo que ya es.




La compulsión por hacer reformas improvisadas, sólo porque alguien de cabeza embriagada y prosa fácil las escribió en el programa de Gobierno, además de generar las frustraciones ciudadanas que las encuestas están reflejando, también van a terminar colocando en entredicho los supuestos ideológicos desde los cuales Bachelet construyó su candidatura. Si al término de su mandato el país va a seguir siendo tanto o más desigual que el de año 2010, eso va a significar que el carnaval de reformas fue en vano. El combate a la desigualdad fue el primer gran desafío que el nuevo Gobierno se planteó y en algún momento tendrá que hacerse cargo responsablemente del riesgo de haber pedaleado en banda. En el Chile del cual la Nueva Mayoría abjuró el empleo fue por lejos el principal motor para sacar a las familias de la pobreza y el principal canal de superación. Es cierto que eso no necesariamente significaba que se acortaban las brechas entre ricos pobres. Pero suponer que se reducirán en un contexto en que se hacen reformas descaminadas y en que está aumentando el desempleo puede ser una locura.




En definitiva, el éxito o el fracaso del gobierno no está conectado a la mayor o menor gradualidad de las reformas. Lo único que manda en este plano es si se trata de reformas que estén bien o mal orientadas y -establecido eso- bien o mal ejecutadas. El veneno administrado en pequeñas dosis puede ser menos letal que ingerido de un solo trago, pero eso desde luego no significa que haga bien para la salud. Lo que corresponde, por lo mismo, no es tanto revisar el cronograma cuanto el programa, evaluándolo no sólo en función de los ideales de justicia que lo inspiran -nadie los debería poner en duda-, sino también con los efectos benéficos o perversos que están llamadas a generar en la práctica.




Al final, y esto es lo que habría que revisar, el gran lastre del programa de Gobierno es su sesgo antilucro, anticapitalista, antisector privado. La condena al lucro  tuvo contornos teologales. La confianza oficialista en que el protagonismo del Estado -recargado con la idea de los derechos sociales garantizados- sería más que suficiente para reencauzar el desarrollo económico y social es lo que tiene actualmente al país material y espiritualmente deprimido, las tasas de inversión por el suelo, la actividad frenada y las expectativas de los consumidores a la baja. Mientras eso no se corrija -y se corrija de raíz-, el comportamiento de todos los indicadores del bienestar va a seguir siendo de regular a desastroso, ofreciendo el mismo espectáculo que hasta ahora.




Lo que está ocurriendo en el Chile real es muy distinto y menos divertido de lo que sucede en La Moneda, donde la coreografía Ministerial sigue sin convencer. Todavía no termina de procesarse una señal de sensatez cuando a renglón seguido la disipa un disparate. Falta de liderazgo, se dirá, y es obvio que sí, que falta, entre otras cosas. Pero el problema es más profundo. Faltan buenas políticas públicas y, sobre todo, faltan ideas. Una lástima: no estaban en el programa. Y no hay cronograma que lo pueda arreglar.






La elección de Fiscal Nacional,

por Luis Cordero Vega.






En los próximos días la Corte Suprema convocará a concurso para el nombramiento del próximo Fiscal Nacional. A partir de la quina que ésta defina, la Presidente de la República deberá proponer un nombre al Senado, quien ratificará la designación.




Esto, que pareciera ser un normal proceso institucional, en las actuales condiciones puede terminar en un desastre si el sistema político no actúa correctamente. Al mismo tiempo que se desarrollará esta elección, el actual Fiscal Nacional estará tomando decisiones sobre nuevas formalizaciones a los miembros de la clase política, los casos pendientes estarán en etapas avanzadas de investigación, y los candidatos serán objeto de permanente escrutinio respecto de su posible intervención en cada uno de esos actos.




El mismo día que Sabas Chahuán decidió, meses atrás, que las investigaciones de los casos Penta y SQM quedarían a su cargo, la elección del próximo Fiscal Nacional quedó politizada. Todas las decisiones que se tomen de aquí en adelante serán observadas con sospecha. Mal que mal, será la propia política la que deberá decidir quién seguirá a cargo de la persecución y castigo de sus actos del pasado.



El problema es que estas condiciones no permiten apreciar las implicancias de política pública de este nombramiento, en especial de las cuestiones vinculadas a la persecución penal y seguridad pública. Cuando a finales de los noventa se aprobó la reforma procesal penal, el Congreso no sólo buscaba establecer un conjunto de derechos a los imputados –históricamente limitados–; además quería definir un arreglo institucional para que la persecución penal fuera eficiente y eficaz en el castigo de los delitos. Esto explica la autonomía que se concedió al Ministerio Público, la dependencia de las policías y las decisiones estratégicas que pueden adoptar para la investigación inteligente de la delincuencia.




Sin embargo, en esta elección esto ha quedado de lado. Hemos puesto énfasis, en cambio, en la persecución de la política, y estamos siendo testigos de una creciente burocratización de esta institución, cuestión que se ve representada, entre otras evidencias, en el tipo de candidatos que recurrentemente suelen aparecer, casi todos miembros de la institución.




¿Es esto bueno? Creo que no. Es indispensable que en la selección del próximo Fiscal Nacional no sólo nos limitemos a controlar el ámbito de acción de la política. También debiéramos buscar un nombre que, más que responder a las demandas burocráticas internas, sea capaz de volver a colocar el énfasis en la relación de eficiencia y eficacia en la persecución penal, objetivo que que justificó la reforma. Para eso, designar un Fiscal Nacional ajeno al actual Ministerio Público pareciera una buena decisión.





Sucesión anticipada,
por Max Colodro.




Las últimas semanas terminaron de confirmar que el Gobierno aún no da con un diseño político para salir de la crisis en que se encuentra. El cambio de Gabinete generó expectativas que se han estrellado finalmente contra un muro de tensiones y disensos hasta ahora irresolubles. De este modo, muerto y enterrado el ‘cambio de rumbo’, las reformas siguen su marcha ‘sin renuncia’, manteniendo vigente las divisiones que su implementación genera en la Nueva Mayoría.




Así las cosas, la incapacidad del Gobierno para recomponerse, el deterioro persistente de la situación económica y la abultada impopularidad de la Presidente y su agenda de reformas, están comenzado a anticipar la instalación de las candidaturas Presidenciales, con miras a una elección donde estará en disputa la continuidad de los cambios, su eventual rectificación o un viraje de fondo que termine por abortarlas. En efecto, lo que parece explicar la irrupción de este precoz escenario electoral es, precisamente, la paradójica certidumbre de que el actual Gobierno ya está ‘jugado’, que no hay ni habrá posibilidad de enmendar rumbos, y que el destino del actual ciclo político se definirá, por tanto, en la contienda de fines de 2017.




En los últimos días, el ex Presidente Lagos ha salido con todo a confirmar su disponibilidad política, su ‘amor por Chile’ y la necesidad de ‘orden’ que, según él, percibe en el país. Sus definiciones recientes, y sobre todo el público respaldo al Ministro Burgos en La Moneda, contribuyeron decisivamente a instalar un nuevo cuadro, uno donde a las serias dificultades del oficialismo se agrega ahora un posicionamiento anticipado de la próxima contienda Presidencial. En rigor, Lagos dio el vamos a una carrera a la que sin pausa se pliegan ya los demás potenciales contrincantes. Y el drama para el Gobierno es que en esta carrera está, por definición, condenado a tener un rol secundario, y eso ocurre cuando ni siquiera llega a la mitad de su mandato.




Es inevitable, entonces, que el inicio de la batalla Presidencial tenga secuelas nocivas para el oficialismo. En primer lugar, porque la discusión sobre las actuales reformas en curso, de por sí compleja, se irá ‘contaminando’ con las lógicas de posicionamiento y proyección futura de los diversos actores. En paralelo, porque los Parlamentarios que quieran o deban competir el 2017, naturalmente empezarán a alinearse en función de sus opciones Presidenciales, contribuyendo también a grados de desorden e incertidumbre todavía mayores. Y por último, por los sensibles efectos del contraste que se irá generando entre los déficits de conducción de la actual Mandatario y el despliegue público que realicen los candidatos.




Como un corolario algo irónico, una administración que asumió llena de pretensiones refundacionales, está siendo tempranamente dejada atrás, incluso por no pocos de sus partidarios. Para el Gobierno y Bachelet, sin duda que esta nueva variable hará todavía más cuesta arriba el imperativo de encarar sus dificultades presentes, un contexto que no amaina y en el que ahora deberán lidiar, además, con el desgastante fantasma de un final anticipado.




Cuba, ¿mediador entre EE.UU. y Venezuela?,

por Andrés Oppenheimer.


Si me preguntan qué fue lo más interesante que me dijo el Secretario de Estado, John Kerry, cuando lo entrevisté hace unos días, probablemente no fue ninguna de sus declaraciones sobre los derechos humanos en Cuba que generaron grandes titulares, sino su admisión de que Estados Unidos y Cuba están hablando a puertas cerradas sobre la crisis de Venezuela.


Durante la entrevista en Washington D.C., poco antes de su viaje del pasado 14 de agosto a La Habana, Kerry me dijo que Estados Unidos desea que Venezuela cumpla con las normas interamericanas de derechos humanos, y que las elecciones Legislativas del próximo 6 de diciembre en Venezuela cuenten con observadores internacionales creíbles.


Cuando le pregunté si se tocó el tema de la crisis de Venezuela durante las conversaciones entre Estados Unidos y Cuba para normalizar sus relaciones Diplomáticas, Kerry contestó afirmativamente.


"Sí", dijo Kerry. "Hablamos muy específicamente sobre el deseo de Estados Unidos de tener una relación con el pueblo venezolano, que aumente la capacidad del pueblo de Venezuela de sentirse protegido, respetado, representado, de poder ver mejorar sus vidas".


Cuando le pregunté cuál fue la respuesta de Cuba, Kerry dijo que "ellos (los cubanos) no hicieron ninguna promesa, pero espero que transmitan (a Venezuela) que lo que estamos haciendo ahora con ellos (los cubanos) es beneficioso, así que ¿por qué Venezuela no habría de tomar también el mismo camino?".


O sea, que la administración del Presidente Barack Obama le ha pedido a Cuba, que ahora tiene relaciones Diplomáticas plenas con Estados Unidos, que le ayude a convencer a Venezuela de normalizar sus relaciones con Washington, y -lo que sigue es mi propia interpretación de las palabras de Kerry- que le pida al Presidente venezolano, Nicolás Maduro, que libere a los presos políticos y permita observadores internacionales creíbles en las elecciones del 6 de diciembre.


Es cierto que, a primera vista, la idea de que Estados Unidos le pida a Cuba -una dictadura militar que no ha permitido elecciones libres en más de cinco décadas- ayuda para realizar elecciones libres en Venezuela, suena disparatada.


Pero si uno mira las cosas fríamente, tiene sentido. Tanto Estados Unidos como Cuba tienen un interés común en Venezuela, que es el de impedir que ese país se convierta en un Estado fallido, que es el término que usan los Diplomáticos internacionales para describir a los países que caen en un caos económico y político total.


"El Gobierno cubano es experto en mantener el orden público", me dijo Jorge Sanguinetty, un economista cubano-americano y autor del libro "Cuba: presente y futuro", tras escuchar la entrevista con Kerry. "Cuba puede ayudar a evitar que Venezuela se convierta en un Estado fallido".


Imaginemos por un instante las graves consecuencias que podría tener tanto para Estados Unidos como para Cuba la posibilidad de que Venezuela cayera en un caos total y se volviera ingobernable (algo que podría suceder, considerando que Venezuela ya tiene la inflación más alta del mundo, el crecimiento económico más bajo de América Latina y uno de los mayores índices de homicidios de la región).


Para Cuba, significaría el fin de los subsidios masivos de petróleo venezolano a la isla. Aunque la economía de Venezuela está cayendo en picada, y los venezolanos deben hacer largas colas en los supermercados para conseguir carne o leche, el Gobierno venezolano sigue dando a Cuba subsidios masivos de petróleo a cambio de asesoramiento político, económico y de seguridad, y de la presencia de miles de médicos y maestros cubanos en Venezuela.


Para Estados Unidos, un Estado fallido en Venezuela -o sea, la ausencia de un Gobierno central capaz de mantener el control sobre su territorio- podría convertir a Venezuela en un refugio de terroristas y narcotraficantes colombianos, que podrían adueñarse de una parte del país y desestabilizar a Colombia desde allí. Eso podría ser también una amenaza para la estabilidad democrática de Brasil y gran parte de América del Sur.


Mi opinión: John Kerry no entró en más detalles sobre las conversaciones con Cuba sobre Venezuela en nuestra entrevista, pero su admisión de que los Estados Unidos y Cuba están hablando de la crisis venezolana, me hace pensar que hay más en juego en las conversaciones de normalización entre Estados Unidos y Cuba de lo que parece a simple vista.


No hay duda de que suena raro que Cuba -entre todos los países- se convierta en un intermediario para ayudar a restaurar una semblanza de orden económico y político en Venezuela. Pero Obama ya ha mandado a un funcionario de alto rango del Departamento de Estado, Thomas Shannon, a conversar directamente con el Gobierno venezolano, y todo parece indicar que está recurriendo a Cuba para ayudar a lograr un aterrizaje suave de la crisis venezolana.



La demanda por liderazgo en la agenda de Gobierno.





Tal como lo hizo cuando estaba al frente de la cartera de Educación, el Ministro Secretario General de la Presidencia recurrió a la metáfora de los guionistas de teleseries para calificar el tratamiento de la información sobre política en los medios de comunicación. “Parece que están proveyendo a la prensa de ciertas historias de ficción que no tienen nada que ver con la realidad”, advirtió la autoridad a propósito de los comentarios en torno al rol que cumplen los integrantes del denominado comité político de La Moneda.


Ese mismo día, el Jefe de Gabinete había optado por suspender el tradicional comité político que reúne a representantes del Ejecutivo con los dirigentes del oficialismo, generando reclamos en el bloque de Gobierno y una sentencia del Presidente del Partido Radical que dejó en evidencia las divisiones internas: “a veces lo que decimos en privado no es lo mismo que decimos en público”.


La Presidente de la República decidió salir al paso de estos comentarios y pidió elevar el debate, dejando “de lado los conflictos pequeños y artificiales”. Un ex Ministro se encargó, asimismo, de advertir sobre la “deslealtad y pérdida de respeto” que ciertas opiniones de dirigentes oficialistas suponen sobre la figura Presidencial, añadiendo que “a los Presidentes de les apoya hasta el último día”.


Sin embargo, no resulta sorprendente que las críticas del propio conglomerado de Gobierno hacia la gestión del Ejecutivo terminen personalizadas en quien ejerce el doble rol de mandatario y líder de la coalición oficialista, no sólo por el carácter Presidencialista del sistema político chileno, sino por la evidente función aglutinadora que, junto con el programa de Gobierno, posibilitó la conformación de la Nueva Mayoría. Ello no puede ser interpretado como una forma de poner en duda la legitimidad de quien obtuvo una amplia mayoría en las urnas, sino simplemente como un llamado a revertir las reformas mal diseñadas que han contribuido a generar el complejo panorama social y político por el que atraviesa el país.


De hecho, todo indica que el Gobierno se equivoca cuando confunde estos cuestionamientos, en su mayoría originados entre sus propias filas, con supuestas acciones desestabilizadoras o invenciones de sectores contrarios a los cambios que el país requiere. Tampoco resulta razonable, ni comprobable empíricamente, acusar supuestos “bloqueos” a los proyectos Legislativos, cuando el Gobierno cuenta con una amplia mayoría en ambas Cámaras del Congreso y ha podido sacar adelante reformas como la tributaria incluso bajo la figura de un acuerdo político transversal.


Lo que realmente subsiste detrás de la exigencia de gradualidad y realismo que hoy se impone en los comentarios políticos es la evidente demanda por un liderazgo que sea capaz de establecer las verdaderas prioridades y que fije una senda en línea con la coyuntura económica y los intereses de la población. El gobierno tiene aún mucho camino por recorrer en su actual administración y, por lo mismo, tiempo y espacio para adecuar el rumbo hacia las necesidades del país. Para ello, el liderazgo Presidencial es fundamental.

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Letra Marcha: Soldados del 73

Letra Marcha Soldados del 73

Autor: Rosabella Liniers
Compositor Gianfranco



Son hermanos los Infantes,
todas las armas y soldados del ayer
Carabineros, Marinos y Aviadores
Combatientes del 73.

Un sólo cuerpo, un sólo corazón,
noble misión, proteger a la Nación,
la frente en alto saliendo del cuartel,
los soldados del 73.

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

En el recuento se hace el silencio,
por los heridos, los caídos que no están,
lo lamento mi Capitán,
mi Sargento no le puede contestar.

La Patria es libre, llegó la paz,
en el desierto, el cielo, azul el mar,
ya nuestros hombres cantan victoria
Combatientes del 73

Ya dió la orden mi General,
para vencer tenemos que luchar,
no ha sido arriada jamás nuestra bandera,
orgullo eterno de nuestra libertad.

Piñera anuncia propuesta de reformas educacional y tributaria, gentileza EMOL

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