En
lanzamiento de Jardín con Ruedas Piñera reafirmó
que
la reforma tributaria ''Tiene un solo objetivo que es
darle buena educación y de calidad a todos nuestros niños''.
MIRADA NACIONAL
Jardín sobre ruedas
El Presidente Sebastián
Piñera, acompañado por su señora, Cecilia Morel, y el Ministro de Educación,
Harald Beyer, participó ayer, en la Plaza de la Constitución, del lanzamiento
del programa “Jardín sobre Ruedas”, modalidad complementaria de la educación
inicial que, a través de un trabajo conjunto con las familias y la comunidad,
atenderá a más de 1000 niños de 2 a 4 años, en 69 sectores rurales o de baja
densidad demográfica en todo Chile, donde no hay otras opciones de educación
preescolar.
Durante la ceremonia,
el Jefe de Estado reafirmó el propósito final de la reforma tributaria,
asegurando que ella “tiene un solo objetivo: darle buena educación y de calidad
a cada uno de nuestros niños, y con especial énfasis a los que son más
vulnerables”. En esa línea, solicitó al Congreso “que nos ayude a financiar,
con la reforma tributaria, la educación que nuestros niños, sin duda, merecen y
necesitan”.
Asimismo, reiteró el
compromiso del Gobierno con la educación “en todos los niveles, no solamente
universitaria o escolar, también con los niños que están en esa etapa
maravillosa de entre los 2 y 4 años. Y para que la educación llegue a todos los
niños a esta edad temprana, que es tan importante para su desarrollo futuro,
tenemos que llegar a todos los rincones de Chile”.
En la oportunidad,
manifestó que “nuestro compromiso de asegurarles educación preescolar de
calidad y gratuita a todos los niños de Chile del 60% de los hogares más
vulnerables, es un compromiso que tenemos que cumplir. Estos jardines escolares
móviles van a llegar a localidades muy alejadas, para interactuar con los
niños, con sus familias y, además, van a permitir que estos niños y los de todo
Chile, puedan desarrollar sus talentos”.
Hasta diciembre de
2011 Jardín sobre Ruedas atendía a 251 niños, en las regiones de O’Higgins,
Maule y Bío-Bío, con un total de 4 móviles. Con los 13 nuevos vehículos, la
cobertura aumentará en 874 niños más, llegando a un total de 1125 repartidos en
12 regiones (Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Valparaíso, Metropolitana,
O´Higgins, Maule, Bío-Bío, Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y Aysén).
Gracias al programa,
cada semana llegará uno de los móviles hasta un espacio cedido por la comunidad
de cada localidad, transformándose en una sala educativa donde, por un espacio
mínimo de 4 horas, se reunirán cerca de 20 niños junto a sus familias, para
participar en experiencias educativas.
A bordo de cada
Jardín sobre Ruedas viajarán una educadora de párvulos y un conductor, que
además es animador educativo. Cada móvil contará con todos los implementos
necesarios, y colaciones.
OJEADA INTERNACIONAL
Juegos Olímpicos Londres
2012.
Cuándo ya las
Olimpiadas de Londres se acercan al final, se han disputado ya 255 de las
especialidades que se premian, el medallero está firmemente encabezado por
Estados Unidos que ha cosechado 41 preseas de oro, 26 de plata y 27 de bronce,
seguido de cerca por China, que ha conquistado 37 medallas doradas, 25 plateadas
y 19 bronceadas, en tercer lugar se ubica Gran Bretaña, con 25 laureles de oro,
15 de plata y 17 de bronce, en el cuarto lugar se sitúa Rusia, con 15
distinciones doradas, 21 plateadas y 27 bronceadas, más atrás se instalan Corea
del Sur (13-7-7) , Alemania (10-18-14) , Francia (9-9-12) , Hungría (8-4-3),
Australia (7-14-10) e Italia (7-6-8)
En nuestro continente
Latinoamericano la tabla la encabeza Cuba con 3 medallas de oro, 3 de plata y 4
de bronce, Seguido por Brasil con 2 laureles dorados, 2 plateados y 8
bronceados, el tercer lugar lo obtiene Colombia, con una presea de oro, de plata y 4 de bronce, en el cuarto puesto
aparece Argentina con un trofeo dorado,
uno plateado y dos bronceados, a la que sigue Republica Dominicana con un oro y
una plata, Venezuela con un solitario premio de oro, México con 3 platas y dos
bronces, Guatemala con una gloria plateada y Puerto Rico con una presea de
bronce, el resto sigue sin obtener premio alguno.
En nuestra América lo
más destacable, para nosotros, es la gran mejoría de Colombia, que ha logrado
medallas en ciclismo, levantamiento de pesas, judo, triple salto, taekwondo y
lucha libre, duplicando los premios que había obtenido en su mejor cosecha de
su historia, en las Olimpiadas de Múnich, en el año 1972. Creemos que Colombia,
que se ha instalado como una potencia Olímpica Regional, es un ejemplo de que
con esfuerzo, talento y financiamiento, se aplicó un impuesto de 4% a la telefonía
móvil, se pueden lograr los éxitos deportivos que nuestros países tanto
necesitan para proporcionar alguna alegría a los pueblos.
COLUMNAS SUGESTIVAS
Colosal incoherencia,
por Alberto Medina
Méndez.
Que los individuos
podemos ser contradictorios e inconsistentes no es precisamente una novedad.
Después de todo, somos seres humanos y por tanto portadores de una imperfección
que forma parte de nuestra esencia.
Pero esta posibilidad
de reconocernos, esto de poder vernos como seres que a veces pensamos cosas que
no son consistentes entre sí, no nos impide intentar racionalizarlo para tratar
de alinear nuestras visiones, y hacerlas coherentes.
En materia política y
de nuestra vida ciudadana, se lleva los laureles de la incongruencia, esta
visión claramente contradictoria que hace que muchos ciudadanos despotriquen
contra las instituciones del Gobierno, pero al mismo tiempo intenten asignarle
tareas a diario.
En casi todo el planeta,
algunas instituciones estatales lideran los rankings de mala imagen, y América
Latina no es la excepción a la regla.
Cuando se le pregunta
a los ciudadanos su opinión sobre algunas instituciones, inevitablemente aparecen
entre las que lideran esa temible nómina de desprestigio, los cuerpos colegiados
Legislativos, la Justicia o el Gobierno en términos genéricos, o bien la policía,
la educación estatal o el sistema de hospitales cuando se afinan las muestras.
Y no es que no figuren
en la grilla otras instituciones de la sociedad civil en esta patética lista,
como pueden ser los casos de los partidos políticos (y sus miembros, los políticos),
los sindicatos o los bancos.
Las razones que explican
buena parte del descrédito de muchas instituciones estatales, tienen que ver
casi siempre con la corrupción, la ineficiencia, el despilfarro y la discrecionalidad.
Es probable que una
importante cantidad de ciudadanos nos identifiquemos con esa visión. De hecho,
lo repetimos a diario, en la conversación cotidiana con amigos, en el trabajo o
en la mesa familiar.
Sin embargo, y en evidente
contradicción, los mismos individuos que sostienen esa mirada, y que son tremendamente
críticos con esas instituciones y con las personas que tienen la responsabilidad
de conducirlas, cuando se plantea cualquier problema de orden económico o
social, dicen que las soluciones deben venir de la mano del Estado.
Es difícil entender
como ciudadanos que se creen Gobernados por corruptos, gente que toma decisiones
arbitrarias, sobre las que recae una sospecha generalizada de que favorecen a
grupos afines o a intereses económicos sectoriales, cuando no a familiares y
amigos, pueden pretender que esas mismas personas, asuman más responsabilidades
y resuelvan problemas complejos.
Resulta muy engorroso
comprender como los individuos pueden suponer que una institución que no puede
resolver cuestiones domésticas menores, podrá ocuparse con eficacia, de solucionar
aspectos que conllevan mucha especialización, extrema profesionalidad y cuyo
abordaje implica una gran complejidad.
En la misma línea,
cuando una sociedad intenta asignarle a esas instituciones la tarea de administrar
recursos económicos con eficiencia y austeridad, va a contramano de lo que
afirma muchas veces cuando dice que esas instituciones despilfarran el dinero,
no son transparentes en su uso y utilizan esa potestad para desviar fondos para
provecho propio, su sector político o amigos circunstanciales.
Esa compulsión de
muchos por controlarlo todo, los lleva a investigar en forma desesperada para
encontrar una referencia y lograr que ese vicio se pueda concretar. Y en esa
búsqueda, caen en la trampa de ser recurrentes, hurgando en los espacios estatales
y profundizando el paradigma de siempre, para dar con aquella institución que
los represente y custodie sus intereses ciudadanos.
La pasión controladora
lo puede todo, y la sociedad se equivoca y mucho cuando le asigna al Estado un
atributo de neutralidad, objetividad y honestidad, que ya ha demostrado que no
puede exhibir con solvencia.
El Estado no es esa
utopía que siguen “vendiéndonos” desde la política tradicional, sus administradores
circunstanciales, que son los mismos que se ven favorecidos por su crecimiento,
por los recursos económicos que administran sin tener que mostrar nada.
Tampoco es lo que
parece, y mucho menos lo que pretenden convencernos que es, quienes tienen especial
interés en hacernos creer lo que les resulta funcional a título personal para
favorecer sus ambiciones, sus proyectos políticos, cuando no su futuro
económico.
Pero está en nosotros,
en los ciudadanos libres, en cada individuo de a pie, permitirnos la posibilidad
de revisar nuestras ideas para alinearlas e intentar tener alguna cuota de coherencia
en este tema que tan sensible para nuestras vidas cotidianas.
Es que el Estado nos
impacta todos los días en nuestro quehacer, y está allí porque nosotros mismos,
como sociedad, hemos creído en él, generamos sus cimientos, y hoy, tantos años
después, los mas lo siguen alimentando y engordando, cuando piden MAS ESTADO
frente a cada problema que logramos identificar.
Estamos a tiempo de
ordenar las ideas que decimos defender, de organizar aunque sea parcialmente
esa mezcla repleta de absurdas afirmaciones que van unas contra otras, superponiéndose
entre sí.
Con un poco de humildad,
de integridad, y sobre todo de honestidad intelectual con nosotros mismos,
podremos destrabar esta serie de idas y vueltas, para avanzar en esto de desarmar
esta “colosal incoherencia”.
¿Estamos frente a una
cultura con derechos, pero sin deberes?, por Juan Pedro Pinochet.
Ya hemos escuchado
que “las comunidades están empoderadas”, y es cierto. Todos hemos sido testigos
de hechos que lo confirman: En Coronel, Endesa y Colbún han tenido conflictos
en las últimas semanas, el 2011 fue el año de las marchas por la Patagonia y
hoy 22 mil millones de dólares de inversión están trabados por la resistencia
de diversas comunidades a lo largo de Chile. Ante esto, cabe preguntarse:
¿Sociedad más empoderada o empresas con malas prácticas?
Planteo algunas
reflexiones antes de responder esta pregunta. En Chile, hemos alcanzado un
nivel de crecimiento económico de ingresos medios-altos, que se refleja en un
PIB per cápita entre US$ 16.000 y US$ 17.000. Es decir, como sociedad tenemos
mayores ingresos, más posibilidades para la educación y la cultura, y un
relativo pleno empleo en momentos en que otros países más desarrollados han
llegado a tasas de “paro” de hasta 30%.
¿Cuál es el problema?
Este concepto de expansión y esperanza se contrasta con una sociedad cada vez
más descontenta. Las empresas no cuentan con la confianza de la ciudadanía y la
clase política no logra representar a la mayoría. La “sociedad empoderada” es
un concepto que se ha instalado como una realidad frente a la cual todos se han
visto arrastrados, sin saber cómo reaccionar ni cómo cumplir con las exigencias
de “ponerse a tono” con el momento.
Estoy de acuerdo con
que las empresas y las autoridades Regionales, o Nacionales, tienen mucho que
aportar al desarrollo del país y al bien común, con prácticas transparentes y
éticas, visión de largo plazo y permitiendo la participación de los grupos de
interés. Sin embargo, ¿qué pasa con la sociedad?
Personalmente creo en
la participación activa de la comunidad, me complace ver a grupos de personas
con capacidad de organización, información e involucrados con la realidad del
país, pero no podemos olvidar que así como existen DERECHOS todos tenemos
DEBERES. No creo en una cultura que valide la idea de salir a las calles y
generar destrozos como vía para conseguir cualquier cosa; todos tenemos derecho
a mejorar nuestra calidad de vida, pero también tenemos el deber de
gestionarnos y hacernos responsables de nuestro desarrollo.
Mucho se escucha
sobre lo que “el otro” nos debe, pero, ¿qué tenemos nosotros para aportar? Es cierto
que las empresas tienen una responsabilidad y que muchas veces el descontento
de las personas está bien fundamentado por años de malas prácticas, pero eso no
significa que ahora se pueda instaurar la “tiranía del pueblo” y la cultura de
los derechos sin deberes, ya que eso puede implicar hipotecar un futuro de
desarrollo por la falta de paz y entendimiento mutuo.
Los pobres de Chile.
Es lamentable que a pesar de la recuperación económica de los últimos dos años, mujeres y niños continúen siendo en mayor proporción los más vulnerables de la sociedad chilena. La pobreza entre las mujeres prácticamente se mantuvo estable según los resultados de la última encuesta Casen 2011. Esta disminuyó dos décimas de punto porcentual, pasando de 15,7% a 15,5%, mientras la pobreza entre los niños de cero a tres años se mantuvo en niveles muy altos para un país que aspira al desarrollo: prácticamente uno de cada cuatro menores en esta edad es pobre. En el siguiente tramo etario (cuatro a 17) la pobreza tampoco muestra una evolución favorable, incluso aumenta desde 21,5% a 22,5%.
La mayor presencia de mujeres solas haciéndose cargo de sus hijos explica, en parte, la estabilidad de la pobreza entre mujeres y niños. De hecho, según la Casen, la jefatura femenina entre los hogares pobres alcanza hoy un dramático 50%. Las mujeres se hacen cargo de otras personas a pesar de estar solas muchas veces y enfrentar problemas para insertarse en el mercado de trabajo, dificultades para mantener un empleo formal y menores ingresos que los hombres.
Según la “II Encuesta Nacional sobre Mujer y Trabajo en Chile: Voz de Mujer 2012”, dada a conocer el pasado 26 de agosto, aquellas que no participan del mercado laboral, aun cuando querrían hacerlo, declaran el cuidado de hijos y otras personas (47,6%) como principal obstáculo. Le siguen los quehaceres del hogar (15,1%). La falta de apoyo en materia de cuidado limita la capacidad de las mujeres de acceder a un trabajo remunerado. Esta restricción opera especialmente entre las más vulnerables: aproximadamente el 66% de las mujeres inactivas con personas dependientes a su cargo pertenecen a los dos primeros quintiles de la distribución de ingresos.
Los problemas de cuidado de personas dependientes van desde la falta de acceso a sala cuna, hasta el nulo apoyo que nuestra sociedad brinda hoy a las mujeres que diariamente cuidan a una persona mayor postrada o con demencia senil, por ejemplo. Más allá de esfuerzos recientes en materia de cuidado y estimulación infantil, poco se ha hecho. Así, valoramos el Chile Crece Contigo y la expansión que éste determinó en la red de salas cuna, pero el esfuerzo debe continuar. ¿Cómo? Desde el Gobierno, expandiendo la red pública y elevando su calidad, y desde el proceso legislativo, sustituyendo el artículo 203 del Código del Trabajo (ley de salas cuna).
Asimismo, se requiere que las etapas posteriores también estén cubiertas. En el caso del jardín infantil, para muchas mujeres el que sus hijos cumplan los dos años implica pagar un establecimiento preescolar que antes pagaba su empleador. Al ser la educación inicial inaccesible para muchas familias, algunas madres se retiran del mercado del trabajo o recurren a cuidadoras informales. En la etapa escolar vemos con interés el programa cuatro a siete que ha implementado el Sernam y que brinda actividades extraprogramáticas a los hijos de madres trabajadoras.
El cuidado en Chile requiere ser abordado de manera integral si se quiere evitar que la falta de continuidad de algunas políticas, y la ausencia de otras, siga afectando las oportunidades de las chilenas, de sus niños y de los adultos mayores.
La cura del habla,
por David Gallagher.
En "Un método
peligroso", la gran película de David Cronenberg actualmente en cartelera,
hay una escena en que un joven Jung humilla a su maestro Freud en una reunión
de psicoanalistas en Munich. Freud ha sentenciado que "la extraña idea de
que hay un solo dios" surgió de un impulso parricida del faraón Ajenatón:
por algo borró el nombre de su padre de los monumentos públicos cuando proclamó
a Atón como dios único. No es así, le rebate Jung: todos los faraones
eliminaban a sus padres de los cartuchos. "¿Como tú, en tu último artículo
en el Anuario, en que omitiste mi nombre?", le pregunta Freud, temblando
de ira. Y mientras los otros colegas se retiran despavoridos, Freud se desmaya:
Jung lo tiene que recoger del suelo. El discípulo ha rebatido al maestro antes,
pero en privado. Hay claras diferencias de opinión entre los dos. Jung no
entiende por qué Freud atribuye sólo causas sexuales a las neurosis. Freud no
entiende el interés de Jung por la parapsicología o el misticismo. Pero otra
cosa es ser humillado en público por el joven. Para qué hablar de uno con
destrezas parapsicológicas. La causa del desmayo psicosomático de Freud parece
ser doble, entonces: el producto por un lado de los oscuros deseos parricidas
de Jung, y por otro, de la anuencia de la víctima en su propia aniquilación.
Esta escena es una de
muchas en que Cronenberg combina impacto visual con alta densidad intelectual,
y, también, sutileza y humor. Son escenas que dramatizan dos grandes temas que
se entrecruzan en la película. El de rivalidad entre un profesional joven y uno
mayor; y el de la transgresión sexual que se da cuando la pareja es muy
asimétrica, y hay abuso de poder. Como cuando un profesor tiene sexo con su
alumna, o un cura con su discípulo. O cuando, como Jung, un analista tiene sexo
con su paciente.
Claro que la genial
paciente, la futura psicoanalista Sabina Spielrein, provoca bastante a su
terapeuta. Ya casi sanada por él de la histeria con que llegó al hospital,
cerca de Zurich, donde Jung trabaja, la brillante joven lo convence de que el
verdadero amor es el que surge del pecado, como el de Sigmund y Sieglinde, los
gemelos de Wagner que engendran al héroe Siegfried. O el que detona la
"fricción de opuestos", como lo son él y ella: él doctor y ella
paciente, él suizo y ella rusa, él ario y ella judía. Jung cede, y después de
unos tórridos coitos, él y Spielrein juntan a los internados para oír "La
Valkiria" de Wagner. Sentados a cada lado de una victrola, toman notas de
las expresiones de los pacientes mientras oyen la música del extático dúo de
amor de Sigmund y Sieglinde. No queda claro quiénes son más locos, los
impávidos pacientes o los excitados analistas. En todo caso, ésta es otra gran
escena en que se lucen la inteligencia y el humor de Cronenberg.
O de Christopher
Hampton, el autor de "La cura del habla", la obra de teatro en que la
película está basada. Lo que sí es de Cronenberg es la elocuencia visual de la
película. Uno de sus protagonistas es el paisaje suizo, el del lago Zurich, que
impacta por su belleza, pero también por la contención que imponen sus ubicuos
cerros, contención que refleja la del mismo Jung, acosado por la culpa, y el
susto de dejar su vida burguesa y la mujer rica que la financia. Vista así, la
compacta belleza del paisaje es aterradora, y uno siente alivio cuando
accedemos a los espacios anchos y generosos de la Viena de Freud.
Los actores son
insuperables, sobre todo Keira Knightley. Ella, como Sabina, habla con un leve
acento ruso, que se acentúa un poco, solo un poco, cuando está excitada. Una
verdadera hazaña de actuación, como lo es también su transición gradual de
mujer histérica y masoquista, a la belleza triunfante ante la que Jung termina
arrodillado.
EDITORIALES IMPORTANTES
Contradictoria Presidencialización.
El contraste es
decidor. En una misma semana, la Concertación mostró disciplina perfecta para
echar abajo el informe de la comisión 27/F y desorden absoluto al momento de
votar la reforma tributaria, cuando todas las opciones posibles —aprobación,
rechazo y abstención— tuvieron apoyo de algún Parlamentario opositor. Lo
ocurrido también resume la situación actual del bloque: dividido respecto de
una infinidad de materias, desde la forma de entenderse con el Gobierno hasta
los asuntos programáticos y de contenidos, pero a la vez férreamente unido en
torno a la expectativa de volver al poder con Bachelet, la gran cuestionada por
el informe del tsunami.
El cuadro no habla
bien de la Gobernabilidad que pueda ofrecer la coalición opositora y parece
confirmar el diagnóstico de que hoy, antes que un activo, la Concertación se ha
vuelto el gran lastre para la eventual candidatura de la ex Mandatario. Pero
también, desde una perspectiva más general, da cuenta del particular cuadro
político actual, caracterizado por una creciente Presidencialización del
escenario, donde los cálculos respecto de 2013 determinan buena parte de las
decisiones y lo demás, a menudo, pasa a segundo plano.
Sonrisa palaciega. Es
curioso que precisamente en este panorama el Gobierno esté cosechando logros.
En tres meses, el Presidente ha subido diez puntos según Adimark y, aunque en
Santiago su aprobación sigue baja, en Regiones ya alcanza al 40%, mientras las
cifras económicas continúan siendo positivas. Incluso el movimiento
estudiantil, su gran karma de 2011, más allá de expresiones de radicalización
como las tomas de esta mañana, se muestra debilitado. Y en lo político, la
operación reforma tributaria le entregó ahora una pequeña victoria, con la
aprobación de la Cámara. Es cierto que allí ha debido ceder mucho (primero para
ordenar sus propias filas y luego para conseguir los votos independientes); que
la versión actual del proyecto entusiasma a pocos, y que el Senado, con su
mayoría concertacionista, puede echar todo abajo. Nada de eso, sin embargo,
opaca el logro ya alcanzado y la clara diferencia que, pese a ello, terminó
viéndose entre un (relativamente) afiatado frente oficialista y una oposición
dispersa.
Es contradictorio que
quienes siempre han demandado una reforma tributaria rechacen la sola idea de
legislar respecto de un proyecto que (aun cuando lo estimen muy insuficiente)
efectivamente aumenta la recaudación fiscal. Desde ese punto de vista, la
postura de los tres Parlamentarios PPD que se sumaron a la aprobación resulta
coherente y cabe destacar además la defensa de su autonomía por parte del Diputado
Auth frente al enojo de Camila Vallejo. Pero este último choque con la figura
estelar del comunismo y las diferentes posturas adoptadas por los demás pepedés
(algunos se abstuvieron o votaron en contra), los radicales y el propio PC (en
contra) muestran que en el emergente Frente de Izquierda imperó un desorden al
que ahora se han sumado las recriminaciones. Para aumentar la dispersión, los
socialistas también rechazaron y la DC se abstuvo. Las tratativas previas a
esta semana —cuando el Gobierno buscó infructuosamente interlocutores
concertacionistas para construir un acuerdo— algo hacían presagiar al respecto.
Sin embargo, hay indicios de que tras este desorden no sólo hay cuestiones
estratégicas, sino también algunas diferencias de fondo. Así lo muestra el que,
en la votación particular, uno de los puntos que más polémica doctrinaria
levantan (el beneficio tributario para los gastos en educación) no haya sido
rechazado por toda la Concertación: tres democratacristianos se abstuvieron,
mostrando simpatía por la medida.
Una por otra. Pero
si los impuestos dominaron la discusión legislativa, fue el tema Presidencial
el que agitó pasiones, con un intercambio de críticas donde la oposición acusó
intervencionismo de los Ministros y la Alianza anunció y luego se desdijo de un
hipotético reclamo ante la ONU contra Bachelet. Se trata de un debate
artificioso. En la Concertación se ha ido extendiendo el convencimiento de que
a la ex Presidente le conviene cierta distancia de la campaña, y la mantendrá
más allá de la masiva presencia de su fotografía en los afiches. Es que, aun
siendo el gran activo de la oposición, como máxima favorita tiene poco que
ganar y mucho que perder si se expone al desgaste de un involucramiento mayor.
Distinta situación se da en el oficialismo. Allí
también aparece imponiéndose hasta ahora la tesis de que sus Ministros Presidenciables
no sean protagonistas de la campaña (por eso resulta dudoso el reclamo
opositor), pero la diferencia es que ellos no parten la carrera en la punta;
más bien se trata de retadores, obligados a remontar posiciones ante la ex Mandataria.
Para tal efecto, no es claro que la mera apuesta por el statu quo les vaya a
rendir. Al menos, no es eso lo que le funcionó en una situación similar, en
2004, a la propia Bachelet ante un Joaquín Lavín que entonces acaparaba
favoritismo. Y a su vez, no fue la tibieza sino la participación entusiasta en
las Municipales lo que permitió a Sebastián Piñera validarse como carta única
de la Alianza ya en diciembre de 2008. Que Pablo Longueira se embarque hoy en
una ofensiva para convencer a su sector de que los eventuales candidatos sí
tienen una tarea importante que cumplir en la Municipal habla de una discusión
que no termina de zanjarse. Su planteamiento —rebatido hoy por el timonel
gremialista, Patricio Melero— incluye un cambio anticipado del Gabinete y la
posibilidad de que al final no haya primarias. En todo esto parece subyacer la
audaz tesis de que, si la derecha tiene alguna opción de impedir el retorno de
Bachelet, ella pasa no por eludir, sino por exacerbar el actual cuadro de Presidencialización
de la política.
Reformas sobre reelección Presidencial.
Dos
propuestas difundidas recientemente, que
se unen a una larga lista anterior en el tema, proponen, en un caso, extender
el período Presidencial a cinco años, y en otro, incorporar la posibilidad de
reelección inmediata del Presidente de la República. Si bien no parece
necesario innovar en estos dos aspectos que ya fueron discutidos en la amplia
reforma Constitucional de 2005, parece esta la oportunidad para debatir si
otras normas que rigen esta materia requieren algún tipo de ajuste, ya que ello
debe realizarse con la anticipación requerida a los próximos procesos
electorales, de manera que se adopten decisiones meditadas y resueltas en todo
caso antes del inicio del siguiente Gobierno Comunal o Nacional. Dos ejemplos
de esos temas son limitar la reelección Presidencial a una vez y llevar las
elecciones Municipales a la mitad de cada período de Gobierno.
En
el caso de la reelección inmediata, resultan atendibles tanto los argumentos
que la cuestionan por el hecho que transforman la gestión del primer período en
una precampaña para lograr la reelección, generándose incentivos negativos
hacia el populismo, como también las prevenciones sobre el peligro de que, como
ha ocurrido en otros países, se caiga en la tentación de buscar reformas para
lograr la reelección indefinida. Se ha argumentado que el primer problema
ocurriría de igual forma con el interés de promover la mantención en el poder
de un correligionario, pero la evidencia de los recientes procesos electorales
no muestra antecedentes relevantes en ese sentido. Incluso, el hecho de que la
posibilidad de reelección esté diferida en un período Presidencial permite que
en el período intermedio exista una evaluación más acuciosa de la gestión
realizada por cada Mandatario.
Un
punto que no ha estado en el debate y que cabría evaluar, es la conveniencia de
que la reelección esté permitida sólo por un período, con uno de por medio como
se establece hoy, lo que puede resultar sano para despejar la posibilidad de
que exista un tercer o cuarto período, y promover así la renovación desde la
más alta Magistratura de los servidores públicos, enviando una señal
consistente con lo que se ha planteado para los cargos de Diputados y Senadores.
Otro aspecto que convendría evaluar es la fecha dentro de cada período Presidencial
en que han quedado fijadas las elecciones Municipales, porque su cercanía con
el fin de cada Gobierno genera un período casi continuo de definiciones de
candidatos y de campañas, que entorpece la segunda parte de cada Administración.
Cabría
así considerar la posibilidad de adelantar las elecciones en un año para que
queden emplazadas en la mitad del cuatrienio, alejándolas de las elecciones
Parlamentarias y Presidenciales, contribuyendo a que estén más asociadas a la
evaluación de las gestiones de cada Municipio. Es probable que un cambio de
este tipo genere una tendencia a que en su nueva fecha, las elecciones Municipales
sean miradas en cierto sentido como una evaluación del desempeño del Gobierno
en la primera parte de su período, pero este efecto es preferible a la
continuidad electoral que existe hoy.
Las
normas que rigen las elecciones Presidenciales son siempre susceptibles de
análisis y perfeccionamientos, tema irresistible para el mundo político, pero
sobre el cual es necesario proceder con cautela.
Nota de la Redacción:
Hemos
modificado la duración de periodo Presidencial de manera abusiva, 4 veces en 5
periodos, dependiendo de quien se huele que ganará, debemos fijar una duración
de Gobierno definida, que creemos debe ser seis años, para que pueda desarrollar
su programa.
Las
elecciones Municipales creemos deben ser despolitizadas para que los Gobiernos
Comunales no sean contaminadas con el desprestigio que se ha fabricado la clase
política con sus inequidades y puedan trabajar por la gente en temas sociales y
locales que son acuciantes.
Por
principio, y para evitar la creación de una casta llena de privilegios, creemos
que los cargos de elección popular no deben tener la posibilidad de relección y
por cierto deben dejar de tener los beneficios previsionales abusivos que
tienen por sobre todos los trabajadores.
Dos siglos de servicio
El
Instituto Nacional entera hoy 199 años de labor desde su fundación, el 10 de
agosto de 1813, en la que se asigna especial incidencia a Juan Egaña, Camilo
Henríquez y Manuel de Salas. Puede acreditar con orgullo el haber formado a una
veintena de generaciones imbuidas de sentido de progreso personal y nacional.
Diecisiete Presidentes de Chile han pasado por sus aulas, desde Bulnes
(1841-1851) hasta Lagos (2000-2006). Sus ex alumnos connotados incluyen a
Vicuña Mackenna, Bilbao y Lastarria, entre muchos otros, y entre sus docentes y
rectores resaltan nombres como Manuel Montt, Andrés Bello, Antonio Varas, Diego
Barros Arana e Ignacio Domeyko.
Por
dos siglos, el Instituto Nacional ha sido el bastión de la educación pública de
nuestro país. Históricamente ha sobresalido por sus excelentes resultados
académicos, y es frecuente que sus egresados alcancen los mejores puntajes en
las pruebas de selección universitaria. Independientemente de su origen
socioeconómico, sus alumnos compiten de igual a igual con los egresados de
colegios privados. Su ejemplo ha motivado la creación de los liceos de
excelencia, que buscan replicar su éxito en todo el país.
Para
quienes pasaron por sus aulas, representa mucho más que una institución
educacional: es un modelo de sociedad. En él, distintas posiciones políticas y
religiosas conviven en antiguas salas con 45 incómodos pupitres pegados al
piso; disciplina y excelencia académica conviven con la diversidad, y no se
mide por lo que se tiene, sino que por lo que se es. La calidad del alumno y su
futuro son lo que cuenta. Su ambiente altamente competitivo y meritocrático
prepara al alumno para el mundo real y desarrolla su capacidad para enfrentar
ambientes adversos, con el criterio de que el Instituto Nacional no prepara
para la universidad, sino para la vida.
En
Chile, quizá pocas instituciones educacionales modifiquen y marquen más
permanentemente la vida de quienes estudian en él. Transforma el futuro
académico y profesional del estudiante. No sorprende que sean las familias de
clase media y baja las que más anhelan ser parte de esa comunidad, pues impulsa
movilidad social a partir del trabajo y la dedicación del estudiante, que
aprende en sus aulas que el esfuerzo y la perseverancia son las mejores
herramientas para alcanzar sus metas.
El
Instituto Nacional es parte del pasado, presente y futuro de nuestra República.
En momento en que se estudian cambios al sistema educacional, se levanta como
un ejemplo. Convendría a Chile que más establecimientos educacionales emularan
su mística y sus valores.
Incertidumbre en Siria.
La
guerra civil en que se ha sumido Siria
no da muestras de amainar, y todos los informes apuntan a que los sangrientos
combates entre los rebeldes y las fuerzas leales al régimen de Basher Assad
seguirán adelante, con un desenlace completamente incierto. La crisis del país
árabe no sólo preocupa por sus consecuencias humanitarias, ante la crueldad del
régimen para reprimir la resistencia. También constituye un foco de enorme
inestabilidad en la zona del Medio Oriente, cuya importancia geopolítica es muy
relevante para la paz mundial, y ha sido una muestra evidente de la falta de
voluntad de las grandes potencias por promover una salida pacífica, que incluya
en un plazo razonable elecciones libres y democráticas.
La
renuncia de Kofi Annan como enviado especial de la ONU y la Liga Arabe a Siria
constituye un retroceso lamentable en la búsqueda de una pronta solución. El
funcionario justificó su decisión ante la “clara ausencia de unidad” en el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para adoptar las decisiones requeridas,
y una falta de presión internacional “seria y decidida” para impulsarlas. La
dictadura de Assad ha dado muestras de resistir los embates rebeldes, en parte
gracias a la negativa que han manifestado Rusia y China a que se apliquen
sanciones sobre dicho país, pero también por la actitud reacia de parte de
Estados Unidos para liderar una solución. El país árabe también ha logrado
generar estrechos vínculos con Irán, lo que tensiona aún más el escenario.
A
pesar de las ominosas deserciones de las que ha sido objeto el régimen -una de
las más llamativas fue la del ex Primer Ministro Riad Hijab-, éste aún cuenta
con tropas leales y un poderoso arsenal militar, lo que le entrega una
importante capacidad de resistencia. Mientras más se dilate una intervención
internacional, la muerte de civiles seguirá en aumento y la estabilidad
internacional bajo amenaza.
UN PAR CARTAS PARA
MEDITAR
Señor Director:
Marchas.
Invocando el derecho
a manifestarse, que toda verdadera democracia debe reconocerles a todos sus
ciudadanos, con ya insoportable frecuencia se producen en las ciudades
chilenas, especialmente en Santiago, marchas tumultuosas por los puntos
neurálgicos de funcionamiento urbano. Estas marchas invariablemente perturban
la circulación de personas y vehículos y causan graves daños a la propiedad
pública y privada, dando además lugar a la acción de delincuentes criminales
que ponen en peligro hasta la vida de los inocentes que tienen la desgracia de
circular en el entorno.
Manifestarse
significa exponer públicamente ideas, reclamos, protestas o posturas con la
garantía de que no se sufrirán consecuencias negativas por ello. Para nada
manifestarse es sinónimo de las marchas vociferantes y perniciosas antes
aludidas. Muy por el contrario, el gritar en la calle tal vez sea la forma más
ineficiente de dar a conocer una proposición, una idea o una queja. ¿Por qué,
en ese caso, es la forma casi única en que se entiende en Chile la
manifestación?
Para responder a esa
pregunta, debe primero consignarse que los límites del ejercicio de un derecho
reconocido están fijados, en primera instancia, por el marco establecido por la
ley y, en segunda y más importante instancia, por los derechos de los demás. En
el caso de las marchas que comento, ambos límites están claramente superados.
No sólo la ley las hace punibles, pues también la violentación de los derechos
de quienes ven perturbada su existencia y dañados sus bienes públicos y
privados hace indispensable el castigo ejemplarizador.
Lo que en verdad
ocurre es que, bajo el declarado propósito de manifestarse, en verdad se trata
del escondido propósito de presionar a la autoridad precisamente con los
desmanes que se generan en esa forma. Para esa presión, que más bien merece el
nombre de chantaje, el enmascarado que quema buses y saquea negocios es el más
necesario de los actores, y, por tanto, los convocantes que dicen repudiar esos
actos, en realidad cuentan con ellos para elevar el precio de contrariar sus
demandas.
El Gobierno tiene
todo el derecho y todas las armas para terminar con este tipo de chantajes a la
sociedad, y su deber es hacerlo, puesto que la primera y más elemental de sus
obligaciones es respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes y
proteger a los ciudadanos del atropello a sus derechos. La radical supresión de
este tipo de mal llamadas manifestaciones es completamente compatible con el
respeto al legítimo derecho de manifestarse, que obviamente puede ser ejercido,
todavía con mayor eficiencia, de muchas otras maneras que no vulneran los
derechos de los demás ciudadanos. En países de mayor cultura cívica existen
lugares reservados para manifestarse sin causarle daño a nadie, y, ciertamente,
hoy se dispone de muchos medios de comunicación que permiten una amplísima
difusión de cualquier contenido que se quiera transmitir en el verdadero
sentido de ese verbo.
Orlando Sáenz R.
Señor Director:
Violencia en las calles.
Estamos presenciando
cómo la sociedad se anestesia ante el uso de la violencia en manifestaciones
públicas. Desde las barricadas de años anteriores, los piedrazos y rayados,
hemos llegado a la destrucción, sin miramientos, de la propiedad pública y
privada. Ante esto, resulta inaceptable la posición adoptada por los
representantes estudiantiles, en el sentido de no condenar enérgicamente formas
violentas de dar a conocer sus reivindicaciones. Esta posición, contraria a la
democracia e inconsecuente con su discurso de respeto a los derechos humanos,
no es tolerada o compartida por miles de estudiantes que ven acalladas sus
voces a la fuerza en aras de "la mayoría".
Ya es hora de terminar
con la escalada de violencia social, repudiando a líderes que promueven formas
antidemocráticas y devolviendo al movimiento estudiantil su sentido primario,
cual es el de mejorar la educación chilena. Invitamos a la FEUC a pronunciarse
públicamente en contra de cualquier forma de violencia que dañe la sana
convivencia ciudadana.
María del Pilar Gras
Achondo
María Jesús Wulf Le
May
Movimiento Gremial UC.