Piñera inauguró Hospital de Hanga Roa en Rapa Nui.
El Presidente Sebastián Piñera, acompañado por
su esposa, Cecilia Morel, inauguró ayer en la tarde el Hospital de Hanga Roa, en el marco de
su visita a Rapa Nui, durante la ceremonia recordó que “durante la campaña
pudimos conocer el viejo hospital y ahí nos comprometimos a que la isla
requería un nuevo hospital, igual como requiere muchos adelantos”.
Piñera aseguró que “este va a ser un hospital
que va a combinar la sabiduría de los antepasados en materia de salud, con las
tecnologías modernas, para poder encontrar la mejor atención que, sin duda,
ustedes necesitan y merecen. Además, tiene un diseño que realmente es
maravilloso”, agregando que el edificio “no desentona con su belleza ni con su
historia e incorpora grandes adelantos tecnológicos. No solamente equipamientos
modernos, como los que hemos podido ver, equipamiento de última tecnología,
escáner y otros elementos que sirven para hacer los diagnósticos, sino que
también es un hospital que ha sido pensado para ser amistoso con la
naturaleza”.
Finalizando sus palabras el Presidente Piñera afirmó que “junto con
este nuevo hospital vamos a tener un fuerte fortalecimiento del equipo médico,
ya que los hospitales no son solamente edificios, máquinas y tecnología. Lo más
importante son los seres humanos, los que trabajan en el hospital, los médicos,
las enfermeras, los paramédicos, el personal para atender la salud y también
los que vienen al hospital a recuperar su salud, los enfermos”.
Pequeña alza del desempleo.
Tras inaugurar el Primer Congreso de la Red
Iberoamericana de Periodismo Económico (RIPE), el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, subrayó
que “el mercado laboral está en niveles cercanos al pleno empleo”, lo que
contribuye a una “combinación excepcional que se da en nuestra economía” y que
muy pocos países en el mundo pueden exhibir.
“Juzguen ustedes: ¿cuántos momentos en la
historia de nuestro país han combinado un círculo virtuoso de crecimiento
fuerte, alta creación de empleos, salarios reales en aumento y baja inflación?
Existen, pero son escasos”, expresó el Secretario de Estado, comentando las
cifras que indican que la cesantía creció en una decima, situándose el 6,5%.
Un contrapunto que vale la pena tener en
cuenta, ayer, mientras Chile recibía la noticia que el desempleo se
situó en el trimestre julio-septiembre en 6,5%, en la Unión Europea, la oficina
estadística comunitaria Eurostat, informó que en la zona euro se llegó en septiembre
al 11,6%, cifra de una magnitud desconocida en el viejo continente desde la
implantación de la moneda única.
Medidas de transito carretero para fin de semana
largo.
El Ministro de Obras Públicas, Laurence
Golborne, junto al Coronel de la Prefectura de Tránsito y Carreteras de Carabineros,
Víctor Cancino, la Secretario Ejecutivo de CONASET, María Francisca Yáñez, y el
Presidente de COPSA, Rodrigo Álvarez, dio a conocer ayer el plan de
contingencia para facilitar el desplazamiento vehicular durante la salida y
retorno a la capital durante el fin de semana largo.
El
MOP junto a las concesionarias y Carabineros de Chile han dispuesto un plan
especial de gestión de tránsito que considera el sistema 3×1 en la Ruta 5 Sur y
otras rutas que conducen a las zonas costeras, rebaja en la tarifa de peajes y
restricción a la circulación de camiones, para este fin de semana en que se
espera un flujo de unos 450 mil vehículos por las principales salidas de
Santiago.
Elecciones: la derrota de todos,
por Gonzalo Rojas Sánchez.
Quienes votamos en la mesa 1 del Insuco, nos
inscribimos hace ya 25 años, en el primer día habilitado. Desde nuestra inicial
participación en 1988, los 350 originales habíamos quedado reducidos -como esos
regimientos de mil batallas- a apenas 101 para esta elección.
Ya nos conocen los periodistas, los
funcionarios y, por cierto, hay una vinculación amable entre los propios
electores. Somos un microclima en el local más importante de Chile, pero, al
mismo tiempo, somos muy parecidos a las otras treintaitantas mil mesas del
país. Más que parecidos, somos muy iguales.
Por eso, lo que nos pasó a nosotros,
seguramente sucedió de modos similares en todo Chile. En nuestra mesa, el
padrón electoral fue completado con 248 mujeres. Pero, ¡oh, sorpresa!: los RUT
de las posibles electoras estaban todos bajo el millón; incluso los había de
apenas cinco dígitos. Por eso Ludgarda, Viola, Ismenia, Matilda, Renata, Virla,
Lucrecia, y decenas de otras señoras con nombres tradicionales y ya olvidados,
no vinieron a votar. Es muy posible que muchas de ellas, todas quizás, hayan
fallecido varias décadas atrás. Similar cosa sucedía en las veintitantas mesas
del local.
Una simple averiguación computacional permitió
comprobar que la más antigua de nuestras potenciales electoras había nacido en
1902. Las mesas 2 y 3, que compartían la misma sala, corrieron igual suerte.
Sólo una señora de alegres 78 vino a votar: fue entrevistada, estaba feliz.
Era evidente que había fallado el Estado. Pero
también fallamos los electores vivos. Cuando dieron las 2 de la tarde,
comenzamos la fase final de la votación y de la frustración: entre las 2 y las
3, vinieron siete personas; entre las 3 y las 4, ninguna; entre las 4 y las 5,
dos, y entre las 5 y las 6, ninguna. Nueve electores en cuatro horas: a razón
de 3 minutos por votante, 27 minutos de trabajo y 3 horas 33 minutos perdidos.
¿Qué hacíamos los vocales en el intertanto?
Pasearnos, almorzar, conversar. Por eso, no era extraño ver mesas completamente
vacías, sin vocales ni electores, libradas a su suerte, vigiladas a la
distancia, solamente. Quizás en otros locales, quizás en otros ambientes,
alguien haya tenido la tentación de portarse mal. Quizás. En todo caso, para los
presentes, era el reino de la lata, muy cercano al imperio del desánimo.
Los apoderados eran también muy escasos. Sólo
la DC cubrió las tres mesas de nuestra sala; los de RN llegaron al final, y el
apoderado general de la UDI entraba y salía; del PPD, el PRO y los comunistas
no tuvimos noticia. Parece que el PS estaba en un patio.
¿Algún candidato presente? Durante todo el día
sólo apareció un joven postulante a Concejal, que finalmente no resultó electo.
Fue una pasadita fugaz. Quizás los demás estaban en locales más apasionantes,
pero, ¿los hubo? Y la prensa, pobres, qué horas tan perdidas. Canales con
equipos de hasta 10 personas que sólo pudieron interesarse por un antiguo
votante llamado Ricardo Lagos, o por las explicaciones de Juan Ignacio García
sobre las fallas detectadas, o por el carnet perdido de Francisco Javier
Cuadra. Frustrante.
Las elecciones no son toda la política, ni
mucho menos. Pero si no se las cuida con esmero, pasa lo mismo que con los
aniversarios de matrimonio: el vínculo corre el peligro de extinguirse.
Quizás haya que eliminar de los registros a
todos los que se abstengan durante dos elecciones consecutivas; quizás haya que
exigir un comprobante de sufragio para algunos trámites importantes. Algo de
esto hay que hacer, algo y pronto, porque si no, de los 71 electores efectivos
de la mesa 1 de Chile, a la próxima podrían presentarse sólo Jorge, Patricio,
Juan, Roberto y un servidor.
Lo que esconden las cenizas,
por Daniel Mansuy.
Cuándo aún conservaba la lucidez política, Pablo
Longueira solía lanzar una advertencia: para la derecha, ganar el Gobierno
constituye una oportunidad histórica en un país donde la mayoría sociológica se
inclina más bien a la izquierda. Si lo hacemos mal, decía Longueira, nuestro Gobierno
no será más que un episodio aislado en el gran ciclo histórico de la
Concertación.
Todos esos fantasmas se hicieron carne
súbitamente el domingo por la tarde cuando, en el lapso de pocos minutos,
fueron derrumbándose una por una todas las certezas oficialistas. Las cifras
son elocuentes, y baste sólo mencionar que en concejales la Coalición ni
siquiera alcanza el 33%. Este porcentaje es justo la cifra mágica que permite
una subsistencia cómoda bajo el binominal, pero que resulta bien inútil si
acaso hay algo parecido a la vocación de mayoría.
No existe, desde luego, una sola causa que
permita dar cuenta del desaguisado. Tampoco hay un solo responsable, porque los
problemas estructurales de la derecha son compartidos. Por dar un ejemplo,
nadie -ni los partidos ni el Gobierno ni los candidatos- se dio el trabajo de
intentar prever cuáles podían ser los efectos del voto voluntario en el
electorado oficialista. Tanta fue la improvisación y tan exitista fue el
diseño, que durante días la derecha sólo se preocupó del balcón, como si la
elección fuera un mero trámite: un candor de aficionados del que sólo parece
salvarse Andrés Allamand.
La oposición, por su parte, tiene justificados
motivos de alegría. Porque si pudo aplicarle tal correctivo a la Coalición en
un contexto de agudas divisiones internas, uno puede preguntarse qué habría
ocurrido con una centroizquierda ordenada. Naturalmente, esto no la exime de la
indispensable autocrítica. El triunfo es inobjetable, pero precario, porque
descansa en una bajísima participación y en la anomia de la derecha, y esos no
son buenos síntomas para nuestra democracia.
Pero qué diablos, esto es política, y es
innegable que en esa cancha la oposición, a pesar de todas sus dificultades,
gana con demasiada comodidad. Con la notable excepción de Michelle Bachelet, la
oposición cree en la política y en sus virtudes, y propone discursos coherentes
en ese sentido. El oficialismo cree poco y nada en la política, porque vive en
la ilusión de que todos los problemas son de gestión o de comunicación, y eso
es dar mucha ventaja. Por raro que suene, el hecho es que el Gobierno nunca ha
creído en la dimensión propiamente política de su labor, y eso se paga caro
cuando hay elecciones. La nueva forma de Gobernar sólo fue una forma
sofisticada de ignorar la política, escondiéndose detrás de los pendrive, las
planillas excel, las encuestas, los ingenieros comerciales, el 24/7, las parcas
rojas, las sonrisas, los semáforos, los asesores de imagen, los números, los
gerentes, el marketing, la excelencia, los mineros y las bilaterales.
El pecado original es haber intentado elaborar
un discurso (a)político a partir de esas coordenadas que no son capaces de
convocar a nada ni a nadie. Falló el diseño, porque falló el diagnóstico. Y
falló el diagnóstico porque la derecha no ha tenido la honestidad
-intelectual ni práctica- de asumir en serio el desafío de lo público.
Redefinición de roles entre policías y
Ministerio Público
Cabe analizar una serie de cambios que podrían
ser útiles para mejorar la labor investigativa y responder mejor ante posibles
casos de corrupción.
Los problemas que han enfrentado los órganos asociados a la
persecución penal para lograr condenas en casos que han preocupado a la opinión
publica, han movido al Gobierno a anunciar ajustes al sistema procesal penal,
que parecen bien orientados y que no significan una vuelta atrás a fórmulas que
no respetan principios básicos del debido proceso. Asimismo, se contemplarían
normas destinadas a mejorar los sistemas de evaluación de los Jueces, algunas
de cuyas actuaciones han merecido críticas por una falta de rendición de
cuentas. Sin embargo, no existen propuestas de cambios institucionales
relacionados con las policías, sino que únicamente algunos destinados a
fortalecer su capacidad de acción, simplificar su actuación e incrementar su
capacitación. Hacer cambios en dicho sentido pudiera ser útil para mejorar la
labor investigativa y responder también ante casos de corrupción, como los que
se han conocido últimamente.
Las policías en nuestro país dependen del Ejecutivo
y se distinguirían por ser, Carabineros, de carácter preventivo e
Investigaciones, un cuerpo especialista en las pesquisas frente a delitos
cometidos, distinción que no tiene una expresión en relación con el proceso
penal, pues ahí cumplen igual función investigativa. Por otra parte, la reforma
procesal penal superpuso el Ministerio Público como cabeza que dirige la
investigación, pero que en la práctica la lleva a cabo y ocupa a aquéllas como
simple brazo colaborador, de modo que no
existen contrapartes en la investigación.
Un modelo para analizar es Estados Unidos,
donde a nivel Estatal, el aparato policial se relaciona con Autoridades de base
que son electas (ya sea el Sheriff o el Alcalde), que rinden cuentas
directamente a la comunidad, por lo que existe el incentivo para responder a
las demandas ciudadanas en el combate a la delincuencia. Por su parte, las Fiscalías,
que por regla también son electas y, por tanto, tienen el incentivo para ser
exitosas en el litigio penal (concentran su labor en esto), sirven de
contrapeso al exigir buenos estándares de trabajo policial para generar las
pruebas, porque de lo contrario, los casos fracasan en estrados. Además,
existen diversas organizaciones policiales a nivel federal (FBI, DEA, ATF,
etc.), que cumplen -entre muchos otros- un rol para descubrir problemas de
corrupción en las otras policías.
Resulta necesario redefinir roles entre las
policías y el Ministerio Público, que tiendan a asegurar que haya mejores
incentivos institucionales y contrapartes en la tarea de reducir y controlar la
delincuencia. En este sentido, resulta adecuado que Carabineros siga
dependiendo del Gobierno, al que la ciudadanía le atribuye el cometido de
reducir la delincuencia y le reclama los fracasos, y cumpla una labor investigativa
que se asocie a su función preventiva, mientras que los Fiscales tendrían que
centrar lo relativo a su función investigadora en los delitos denunciados y
para lo cual contarían con la acción especializada de Investigaciones, que
debiera entonces depender del Ministerio Público. Adicionalmente, podría
considerarse la existencia de otras instancias con funciones policiales, como
Aduanas, relacionadas con sus labores y debidamente reguladas, lo que crearía
nuevas capacidades de especialidad para combatir ilícitos. Todo ello generaría
cruzamientos en las líneas de acción policial, lo que serviría para inhibir
focos de corrupción al interior de las instituciones.
Una entrevista imperdible a Sergio Melnick:
Melnick, sin anestesia: "Los Ministros Presidenciables
deben salir a la cancha de inmediato",
por Álvaro
Valenzuela, Diario La Segunda.
Ni las Municipales ni el Gabinete. El tema
fueron los rinocerontes.
Sergio Melnick, analista estrella de la
centroderecha y amigo del Presidente, colecciona figuras con la forma de ese
animal y precisamente por ello concurrió ayer a La Moneda. Pasó que el
Mandatario quería regalarle algunas que tenía en su oficina y lo invitó.
Hablaron de la familia y de sus respectivos padres (la madre de Melnick ha
estado delicada de salud), mientras afuera, en los patios de Palacio, bullían
las especulaciones.
"Yo salí con mis rinocerontes bajo el
brazo. Fue divertido y extraño", confiesa ahora, junto con revelar que a
Piñera "lo vi lleno de entusiasmo, procesando los acontecimientos con su
enorme capacidad analítica. Diría que le picaban las manos por partir ya la
última milla del Gobierno".
Una etapa que, lejos de la placidez de esa
conversación de amigos, se inicia entre las turbulencias que azotan a la derecha
luego del resultado Municipal. Las mismas que Melnick desmenuza en un análisis
directo y sin anestesia.
-¿Cómo lee los resultados que obtuvo el Gobierno el
domingo?
-El Gobierno no obtuvo resultados ni fue
evaluado directamente, sino más bien los partidos y candidatos. El Gobierno ha
sido más bien afectado, y para mí muy seriamente, por la tremenda derrota para
su sector, en la que por cierto tiene una fuerte responsabilidad. Este es el Gobierno
de la Alianza. Más allá de los números, no tan dramáticos como se cree, hay una
sensación térmica de una gran derrota, y eso es lo que cuenta en la política.
No sirve jugar excelente y perder porque no se metieron goles. Aquí,
simbólicamente, perdimos por paliza.
Esta elección deja grandes lecciones. Es evidente
que hay algo que no se ha hecho bien. Y ocurre con un Gobierno que ha tenido
una secuencia de logros excepcionales, lo que parece una paradoja. Esto quiere
decir que los logros no hablan por sí mismos, y eso es parte del aprendizaje
necesario. Significa que hay algo cualitativo, de formas, de valores, de
política que no entendemos. Yo parto por mi propia autocrítica, ya que para mí
las obras debieran ser el 90% del ejercicio. Bueno, parece que son sólo el 50%.
-¿A qué factores atribuye lo que pasó?
-El primero y más importante es que la
oposición lo hizo mejor. Dicho eso, hubo enorme torpeza política en la Alianza
en casos como La Reina, Recoleta y Concepción. Los Presidentes de los partidos,
para mí, se deben retirar: ese error es inexcusable y punto. Hay un poco de
soberbia en casos como Providencia y Ñuñoa, que se dieron por ganadas. Y hay
una seria incompetencia técnica en el manejo de la información de las
encuestas. No sólo hay que culpar a los encuestadores sino a quienes las
solicitan, las financian, y las analizan. Finalmente, está la responsabilidad
del Gobierno.
-De las derrotas, ¿cuál es la que más le dolió?
-Todas. La de Labbé efectivamente me dolió
mucho: es mi amigo de años y fue un Alcalde extraordinario. Viví en la Comuna
hasta hace un año y me consta la calidad de su gestión. Cometió errores y lo
sabe, pero ahí se consteló el escenario del Sí y el No, muy astutamente usado
por la oposición y no previsto por Labbé, que es viejo zorro en esas lides, y
tampoco por la UDI.
Me dolió Zalaquett. Sufrí la idiotez de
Recoleta y la torpeza obcecada de Cornejo y quienes lo incentivaron en la
Alianza. Sufrí por Ñuñoa. Me indigné con Montt en La Reina y con la tozudez en
Concepción. En fin, me siento machucado: fue una gran derrota para nosotros y
gran triunfo para la Concerta.
-Algunos plantean que el domingo, en el discurso de
Piñera tras la elección, faltó un reconocimiento de la derrota...
-Eso he opinado yo mismo. Creo que hay siempre
grandeza en reconocer las derrotas, y darle méritos al adversario, porque no se
trata de enemigos, sino de chilenos que fueron reconocidos en las urnas. Yo
creo que ese reconocimiento toma un poco de tiempo, porque el Presidente debe
articular sus acciones con su sector. Estoy seguro de que ocurrirá y eso sólo
lo engrandecerá a él.
-¿Es justo que los partidos apunten a La Moneda? La
UDI ha responsabilizado al mal manejo político y RN al "error" de Presidencializar
estas elecciones: la famosa polémica del balcón.
-Echarle la culpa al otro del mismo sector es bien
propio de la centroderecha. Los partidos estuvieron muy mal, y el Gobierno
también tiene su cuota de responsabilidad. Ahora, estas elecciones siempre
tuvieron proyección Presidencial, negarlo es absurdo. La polémica del balcón
fue simplemente bochornosa, pero tan Presidencializada era esta elección, que
el tema partió al día siguiente y lo seguimos hablando aquí.
-¿Quién lo hizo mejor: el Ministro Golborne al
involucrarse o Allamand al prescindir de trabajar en la campaña?
-Los dos bien y mal por distintas razones.
Allamand, bien en el precedente de no tener participación/intervención
electoral. Los Ministros realmente no marcan tarjeta, y en eso tiene toda la
razón. Ese fue un invento ridículo y un pésimo precedente político de la
Concertación cuando fue Gobierno: hicieron entonces que la Contraloría se
pronunciara, validándolo. Y cuando eso se hace, la mala práctica se legitima y
ya no se puede evitar. Pasa a ser una regla más del juego y así se debe jugar.
Entonces, en otro sentido, lo de Allamand estuvo mal, porque, habiendo sido
validado como posible, se restó de ayudar en una campaña que resultó fatal.
Ahora, cuando quiera ser candidato ¿lo apoyarán los Alcaldes que él no quiso
apoyar?
Por su lado, Golborne se tiró al río, siguiendo
el principio de la lealtad y apoyado en que la Contraloría lo estableció como
legítimo. Eran las reglas del juego. En eso estuvo en lo correcto, es una
inversión importante que le va a redituar: los Alcaldes que nos quedan lo van a
apoyar. Pero también le fue mal: el río estaba seco, quedó la sensación de poca
pericia política y de que sus candidatos no ganaron, que no logró el balcón que
deseaba.
-¿Qué debe hacer el Gobierno ahora, cuando muchos
piensan que políticamente su tiempo terminó?
-Yo acuso como propia esta derrota y eso me da
un cierto pudor para decir qué debe o no hacer el Gobierno. Dicho eso, creo que
debe reconocer con mucha hidalguía y humildad que, a pesar de su obra
magnífica, hay algo que simplemente no ha hecho bien hasta aquí. Obviamente el
tiempo conspira. Los partidos son permanentes, la Presidencia temporal y los
intereses empiezan naturalmente a divergir. Pero esta derrota es también una
alerta temprana del tsunami que puede venir; por ende, activa todas las
defensas. Aquí aparecen los grandes líderes y muestran su talento.
La gran tarea del Presidente es proyectar su Gobierno
y entregar la banda a alguien de su sector. La oposición ha ganado en esta
elección, pero también se ha enredado, porque ahora debe tratar de conciliar a
la DC, PR, PPD, PS, MAS, PC, PRO con una DC más fuerte, un PC más fuerte, y un
nuevo e inesperado árbitro (ME-O), que impone condiciones muy difíciles. El
Gobierno, entonces, debe humildemente reconocer el terremoto, asentado en su
obra y con un Gabinete extraordinariamente bien evaluado, incorporar aquello en
lo que ha fallado, partiendo por mejores comunicaciones, y liderar la unidad
del sector. Y todo eso pasa por un cambio personal del modo de Gobernar del
Presidente.
-¿Cuándo deben dejar el Gabinete los Ministros Presidenciables?
-En este escenario actual de derrota, deben
salir a la cancha de inmediato, pero sólo en la medida en que acepten no
destruirse entre ellos, ni menos arremeter contra el Gobierno. Ambos son
extraordinariamente inteligentes y leales y no cometerían ese error. Los
partidos, creo yo, deben cambiar sus líderes, recogiendo y escuchando lo que
realmente pasó. En RN yo pondría a Alberto Espina, y en la UDI llevaría a
Longueira. Además, buscaría la alianza con otros partidos y replantearía una
nueva coalición por la unidad y el futuro.
-Pero si salen ahora Allamand y Golborne, ¿no se
corre el riesgo de que terminen desangrándose entre ellos antes siquiera que
Bachelet ponga pie en Chile?
-Si eso es así, entonces la Alianza no merece
tener un nuevo Gobierno.
-¿Y el cambio de Gabinete debiera incluir a
Interior?
-No. Porque Hinzpeter es la persona que le dice
más cosas al Presidente y el más sincero de sus colaboradores. Eso es muy
valioso para un Mandatario. Yo en general el Gabinete no lo tocaría, salvo por
la cosa electoral, y sí reforzaría las comunicaciones. Me encanta cómo Chadwick
hace la pega de vocero, pero hay un tema que no es del Gabinete, sino de la
máquina comunicacional.
-Después de lo del domingo, ¿Bachelet no es acaso
imbatible?
-No cabe duda que en una primera instancia ha
salido fortalecida. Pero puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Su Ministra
y amiga Soledad Barría no anduvo ni cerca, y era igual o más cercana a ella que
Carolina Tohá. Bachelet es una candidata conveniente pero no muy respetada al
interior de la Concertación: antes fue ella la que no quiso Gobernar sin los
partidos, y que finalmente condujo a su coalición a la derrota.
Además deberá ir a las primarias y recibir la
crítica de su sector. Arbitrar las pugnas internas de la oposición requiere un
tipo de liderazgo que ella no tiene. No sabemos qué piensa del futuro ni qué
propone, ni tampoco de la contingencia. Yo pienso que finalmente no será
candidata, pero ya ni siquiera estoy muy seguro. Al final, es mejor que sea
candidata y sea derrotada.
-¿No sería mejor para la derecha asumir que la Presidencial
está perdida y poner como prioridad salvar la Parlamentaria?
-La Presidencial está totalmente abierta. La
obra del Gobierno es maciza y sólo ha sido mal comunicada. La Alianza tiene
buenos candidatos. La oposición no ha recibido un voto más que antes y sus
conflictos internos y tensiones son fenomenales. Con un mínimo de unidad y
liderazgo del Gobierno ordenando el sector, no es difícil ganar.
"El
péndulo es sorprendentemente preciso..."
-Hace tres fines de semana Ud. formó parte del
"club de Toby" que fue con el Presidente a Cerro Castillo, en Viña
del Mar. Ahí usted usó su famoso y esotérico péndulo para analizar distintos
escenarios, como la elección Municipal. ¿Concordaron los aprontes del péndulo
con lo que sucedió?
-Fue una reunión de amigos, incluso pagada con
los recursos propios del Presidente, lo que no creo que haya ocurrido nunca en
los últimos 20 años, y créame que hubo muchas de esas.
Efectivamente hubo péndulo, hubo amistad,
cariño, conversación profunda y como fue un «Toby», aunque ampliado con
señoras, eso pertenece estrictamente al espacio de la intimidad, no de lo
público. No podría yo hablar de lo que ocurre en una reunión de amigos con el
Presidente; sería simplemente inaceptable, y créame que me lo han preguntado
sin parar.
Sólo le puedo decir que el trabajo del péndulo
es sorprendentemente preciso y también socialmente muy entretenido.
Examen de la abstención.
Los vaticinios más pesimistas preveían 46% de
abstención como máximo, similar a la de las últimas elecciones. Sin embargo, el
estreno del sistema de inscripción automática y voto voluntario sobrepasó con
largueza esa cifra, alcanzando casi 60%. Así, de los 13,388 millones de
personas con derecho a voto, sólo concurrieron a las urnas 5,496 millones, la
cifra más baja desde el regreso a la democracia. Comparado con las elecciones Municipales
de 2006, en las que votaron 6,959 millones, la caída fue de 21%, pese a que
esta vez el padrón electoral aumentó en más de 5 millones de personas.
Ante esta sorpresiva baja, aun más allá de por
qué se produjo, cabe preguntarse cuán grave es la situación y qué se debe hacer
al respecto. La experiencia internacional puede arrojar ciertas luces. Desde
luego, en los países donde hay sanciones por no votar, la participación tiende
a ser alta -superior al 80%-; donde es opcional, promedia el 50%.
En Latinoamérica hay países con voto voluntario
(Colombia, Nicaragua, Perú para los mayores de 70 años, y algunas otras
variantes), pero la mayoría lo establece como obligatorio. En México la ley
obliga a votar, pero no existen sanciones por no hacerlo -la Constitución
dispone que el voto es "libre"-, y en las últimas elecciones Presidenciales
la participación ciudadana llegó a 63%. En Venezuela, donde el voto es
voluntario, el 82% de participación en 1988 cayó a 52% en 1998, pero en la
reciente elección Presidencial, que enfrentó a Chávez con Capriles, llegó a
80%. En las Presidenciales colombianas de 2010, la abstención llegó a 50%.
Mirando más allá de Latinoamérica, casos que
tienen una experiencia prolongada dan cuenta de tendencias cambiantes en el
tiempo. En Holanda, la participación en las elecciones Provinciales y Municipales,
desde 1946 hasta que se eliminó el voto obligatorio, estuvo históricamente
sobre el 90%. En 1970 cayó a 68% en las elecciones Provinciales, llegando a 56%
en 2011. Sin embargo, la baja no ha sido relevante en las elecciones Parlamentarias:
en las más recientes, la participación fue de 75%.
A la luz de la experiencia internacional, el
caso chileno no resulta, pues, anómalo. La sorpresa por la baja participación
parece asociada a las expectativas que abrió el significativo aumento del
padrón electoral, las que no se condecían con lo ocurrido en otras naciones
cuando se instauró el voto voluntario, y en especial tratándose de elecciones
locales.
Es difícil proyectar qué ocurrirá hacia
adelante. Lo probable es que en las elecciones Presidenciales y Parlamentarias
de 2013 la participación aumente no sólo por el mayor interés (y consecuencias)
de las mismas, sino también porque ha quedado de manifiesto que la no
concurrencia a las urnas puede tener un efecto determinante en el resultado.
Hay aquí una advertencia categórica a los sectores con mejor acceso a la
educación cívica, que en esta materia ya han dado en el pasado ejemplos de
irresponsable indolencia, que luego lamentan inútilmente. Cabe notar que el
pasado domingo, las Comunas de mayores recursos marcaron una abstención
electoral 20 puntos porcentuales mayor que las de aquellas cuya población tiene
los sueldos más bajos del país.
Además, los políticos parecen haber entendido
-como también ha sucedido en otros países tras adoptar el sufragio voluntario-
que su mensaje debe estar mejor dirigido, y que su primer desafío es convencer
a sus partidarios de que concurran a votar.
Luego de las elecciones de 2013 habrá más
elementos de juicio para considerar si es conveniente revisar algunos aspectos
del sistema mismo, incentivando la participación ciudadana, pero antes de esa
elección es indispensable limpiar el padrón electoral de los obvios y muchos
errores detectados, para que el sistema siga exhibiendo la alta confiabilidad
histórica que siempre tuvo.
¿Quiénes pagan impuestos en Chile?
Estadísticas divulgadas por el Servicio de
Impuestos Internos revelan que en 2011 aumentaron en un 9,4% el número de
personas que pagaron en Chile el impuesto único de segunda categoría, llegando
a las 818.000. Este tributo es el que grava las rentas percibidas por los
trabajadores dependientes y es retenido por sus empleadores. La cifra es
reflejo del aumento de las remuneraciones reales, del empleo y de una
fiscalización más eficiente de estos tributos.
Este aumento es positivo, pero debe ser
examinado con cuidado, porque puede generar la imagen errada de que sólo un
número reducido de personas paga impuestos. En el caso del gravamen a las
rentas de los trabajadores, lo paga sólo un poco menos del 10% por el hecho de
que una gran mayoría se beneficia por el mínimo exento.
Sin embargo, cuando se analiza la globalidad de
los tributos existentes en el país, se debe concluir lo contrario, que casi
todos los ciudadanos pagan impuestos: por de pronto, la gran mayoría debe pagar
el IVA en los bienes y servicios que consume, pero además paga otros tributos
como las contribuciones a los bienes raíces (*) y el impuesto a la renta de las empresas. En este último
caso incluso se ha transmitido la falsa idea de que el impuesto a las empresas
lo pagan quienes tienen más recursos, pero eso omite el hecho de que, por
ejemplo, todos los trabajadores lo sufren al reducirse los beneficios que
reciben sus ahorros previsionales invertidos en las sociedades que cotizan en
Bolsa.
La conciencia ciudadana respecto a que todos
los chilenos pagamos impuestos y sacrificamos una parte de nuestro esfuerzo
para financiar los gastos del Estado es muy relevante en una sociedad
democrática, porque fortalece la exigencia por responsabilidad y disciplina de
los Gobiernos en el manejo de los fondos. En las próximas semanas el Congreso
deberá pronunciarse por un presupuesto que dispondrá de más de US$ 65.000
millones en ingresos, que es la oportunidad en que debe exigirse esa
responsabilidad frente a los contribuyentes.
(*) Sin olvidar, por cierto las patentes de los vehículos
automotrices, el monstruoso impuesto específico a los combustibles o los
bestiales impuestos adicionales que se cargan a la harina, por lo tanto al pan,
o el ILA que se aplica hasta a las aguas gasificadas, además de los cargos
relativamente recientes como el retiro de la basura domiciliaria, el pago de
alcantarillados y/o tratamiento de aguas servidas.
Ampliación del aeropuerto de Pudahuel.
El Ministro de OO.PP. ha presentado el proyecto
de ampliación del aeropuerto de Pudahuel, en tres fases. La primera, ya
comenzada, consiste en modificaciones menores para adecuarlo al flujo estimado
hasta 2015, cuando, en la segunda etapa, el futuro concesionario iniciará la
construcción de un nuevo terminal internacional. Y se prevé una tercera, de
desarrollo en 2030, cuando requerirá una expansión adicional con miras a la
capacidad esperada para 2045.
El proyecto de corto plazo responde a que las
condiciones del contrato de concesión -renegociadas básicamente entre 2002 y
2005- prevén que cuando el valor descontado de la Cuenta Mecanismo de
Distribución de Ingresos alcance el monto de 1.189.407 UF, se extinguirá la
concesión. Por tanto, es posible predecir con alguna anticipación el momento en
que se alcanzará el fin de la misma, y tener preparada la próxima licitación,
incluyendo el proyecto detallado de expansión. Es un proceso lento que tarda
algo más de dos años, pero pese al auge en el número de pasajeros
transportados, era posible tener preparado un nuevo proyecto a tiempo.
Desgraciadamente, cuando estaba cerca de terminar el contrato con el actual
concesionario -la capacidad de diseño del aeropuerto estaba ya excedida y se
necesitaban nuevas inversiones para hacer frente a la congestión-, el MOP no se
hallaba en condiciones de licitar el nuevo proyecto, pues no disponía de uno
con el nivel de detalle requerido.
La Autoridad optó por negociar con el
concesionario para extender la concesión por dos años, hasta la entrada del
nuevo adjudicatario, que construirá el proyecto que servirá hasta 2030.
Entretanto, el actual se comprometió a realizar nuevas inversiones para que el
aeropuerto soporte razonablemente la demanda hasta que finalice la construcción
del nuevo proyecto. Así, él percibe dos años de ingresos adicionales con una
demanda mayor que la que esperaba al adjudicarse el proyecto. Sería de natural
conveniencia que una revisión externa evalúe si las partes fueron bien servidas
por la negociación, y que el respectivo convenio se publicara en el sitio de
concesiones.
El proyecto para el nuevo concesionario
consiste en construir un nuevo terminal internacional de 186 mil m {+2}, con
capacidad para 14 millones de pasajeros por año. Junto al antiguo terminal -que
se destinará a vuelos nacionales-, el complejo podrá servir a los casi 30
millones de pasajeros anuales que se esperan para 2030, cuando terminaría la
concesión que parte en 2015. Asimismo, el proyecto contempla la expansión
adicional hasta 2050, lo que es concordante con la visión de largo plazo que
debe tener la Dirección de Concesiones, especialmente en temas capitales como
el principal aeropuerto del país. Sería normal que esos planes fuesen
modificándose en el futuro, pero es preciso tener un proyecto que sirva como
referencia para los cambios venideros.
Un comentario sobre el momento:
Si el Gobierno de Piñera actuara como lo han
hecho los cuatro Gobiernos anteriores hubiese adelantado en unos días la
inauguración del complejo habitacional La Vara, en la Comuna San Bernardo, que benefició a 680 familias, en
lugar de hacerlo, como se hizo, al día siguiente de las elecciones Municipales.
A continuación insertamos el video oficial de
Gobierno, con palabras de Piñera al inaugurar, junto a la Alcalde de la Comuna,
Nora Cuevas, sin hacer uso político de la obra, las viviendas a las que hacemos
mención en la frase anterior: