Nuestra
solidaridad con los pobladores de la Quinta Región, que nuevamente
son atacados por incendios devastadores que hasta el momento han
destruido 100 viviendas, dejando decenas de heridos y centenares de
damnificados. El fuego, según el último balance ha destruido más
de 50 hectáreas de bosques. Hay feroces incendios en los cerros
Valparaíso y en Laguna Verde.
El
dolor de nuestros compatriotas, que cada cierto tiempo ven repetirse
sus desgracias, sea por improvisación de los entes públicos, sea
por no cumplimiento de sus obligaciones por parte del Municipio, es
compartido por todos los chilenos, que, con la solidaridad que
caracteriza a nuestro pueblo ya está iniciando una campaña de ayuda
a nuestros compatriotas.
En
reemplazo de nuestra edición ordinaria, en la que reproducimos los
mejores artículos publicados en la prensa nacional, dejamos a
nuestros amigos y amigas algunas fotografías de esta desgracia en
la esperanza de que nos conmuevan a todos y nos lleven a recordar a
San Alberto Hurtado “dando hasta que duela”.
Queremos
rendir homenaje en esta edición al pueblo de Chile, que con valor y
fuerza enfrenta las tragedias de la naturaleza y las provocadas por
la ineptitud de muchos, a la vez que queremos honrar a nuestros
hombres de armas, sean estos militares o civiles, bomberos y
voluntarios, que ante la emergencia no dudan en salir a socorrer a
nuestro pueblo.
Hoy,
más que nunca, sobre todo considerando que las desgracias se han
vuelto más reiterativas, es necesario que el Estado entienda que es
necesario que deje de dilapidar recursos, especialmente esos que van
en beneficio de la clase política, y que dejen de abdicar de sus
obligaciones, financiando a los Caballeros del Fuego y a agencias de
manejo de emergencias.
Nota
de la Redacción:
Creemos
que ha llegado la hora de que los chilenos les “pasemos la cuenta”
a políticos ineficientes, poco preparados e incapaces que con su
inactividad y dejación en el cumplimiento de sus deberes no son
capaces de tomar las medidas preventivas para evitar que estas
situaciones se vuelvan a repetir desgraciando los esfuerzos y sueños
de muchos de nuestros compatriotas.
Un
inepto que ocupa un cargo de responsabilidad es un inmoral que acepta
una pega para la que no está preparado, obviamente con la
culpabilidad de las agrupaciones que le han apoyado para que ocupe la
posición que ha alcanzado, más grave aún es el abandono de deberes
de las autoridades superiores que deben responder por la incapacidad
de sus designados.
Pueblos
bien informados
difícilmente
son engañados.